El Imperio de Nimrod y el Nuevo Orden Mundial
Por Pastor Hal Mayer
Nimrod’s Empire and the New World Order
Queridos amigos,
Bienvenidos al Ministerio Guarda la Fe. Es un privilegio poder estar estos momentos junto a ustedes. Hoy, es mi deseo que puedan ver un poco más acerca de cómo la profecía se está cumpliendo en nuestros días. También es el fin del año. Mi esperanza es que ahora estén más cerca de Jesús que cuando comenzó el año 2010.
Quiero agradecerles por sus oraciones especialmente por el Ministerio Guarda la Fe durante todo el 2010. Vuestras oraciones significan muchísimo para nosotros. Y para aquellos que han hecho donaciones para Guarda la Fe para el avance de nuestra obra, muchas gracias por esta ayuda. Nuestro equipo está trabajando diligentemente para hacerles llegar lo mejor y que realmente sea de bendición para ustedes. Vuestro apoyo a Guarda la Fe lo hace posible.
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Este mes vamos a estudiar cosas asombrosas acerca de lo que se planea en esta tierra para los próximos 15 a 20 años, si el tiempo perdura hasta entonces. Es verdaderamente profético.
Aquí hay una declaración del libro El Colportor Evangélico p. 30…“porque el fin de todas las cosas es inminente. Los hombres del mundo se precipitan a su ruina. Sus designios y sus alianzas son numerosos. Siempre se introducirán nuevos ardides para anular los planes de Dios. Los hombres están amontonando tesoros de oro y plata que van a ser consumidos por los fuegos de los últimos días”. ¡Qué declaración! Los hombres se están uniendo para rebelarse contra Dios. Están haciendo nuevos ardides para controlar a sus semejantes y amontonar tesoros para ellos y llevar al mundo a la idolatría.
En los próximos 15 años, si el tiempo llega, cambios dramáticos van a revolucionar el mundo en que vivimos. Hay un cambio extraordinario que se viene en las naciones. Mega-ciudades crecerán en el medio de la nada. La gran mayoría de la población del mundo vivirá en grandes y abultadas ciudades. Si pensamos que Nueva York, Los Ángeles, Méjico City, y Tokio son grandes ciudades, esperemos unos pocos años y veremos ciudades mucho más grandes.
Esto es relativamente nuevo o por lo menos no ha trascendido, pero el desarrollo que se repetirá en la historia tal como lo describen las Escrituras, cambiará el modo en el cual el mundo funciona. Ya hay un alejamiento de la soberanía nacional y la identidad de las naciones. En lugar de naciones como las conocemos hoy, la fuerza de las políticas mundiales se están dirigiendo a los poderes emergentes de ciudades y ciudades-estado. Como en la antigua Babel, en la época medieval de Europa, el nuevo orden mundial se está formando mientras millones de personas se concentran en ciudades que se edifican para alojarlos a todos.
Esto no debería sorprender a un estudiante de profecía Bíblica. Los principios históricos de Babel, la época medieval, están siendo resucitados en nuestro contexto moderno y cambiarán todo lo que hacemos, incluyendo finalmente, nuestra forma de adoración.
Y no esperen que estas ciudades respeten vuestros derechos privados, libertad de expresión y libertad religiosa. No están interesados en ustedes como personas. Los líderes mundiales y políticos están interesados en la utilidad de la ciudad como una herramienta política global para alcanzar sus propios objetivos.
Una vez más la Biblia me maravilla a medida que los eventos actuales revelan cuán acertadas son las profecías. Las mismas historias de la Santa Escritura son proféticas. Tal vez la más relevante para nuestro estudio, es la historia de Nimrod y la torre de Babel, la que nos muestra exactamente los propósitos y actitudes de los que planean la estructura emergente del nuevo orden mundial en el cual estamos viviendo.
Satanás trató de provocar un golpe de estado para controlar al mundo tan pronto como fuese posible después del diluvio. Los descendientes de Cam se rebelaron contra el Señor y construyeron una ciudad. Génesis 11:2 nos dice que los descendientes de Cam “cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar; y se establecieron allí”. Habían vivido en las montañas con sus hermanos, los descendientes de Sem y Jafet, que eran temerosos de Dios. Pero los descendientes de Cam no eran felices al vivir con ellos por sus enseñanzas y sus ejemplos los molestaba. De modo que decidieron irse a otro lado, donde la restricción de la ley de Dios no llegara.
La llanura de Sinar a la ribera del río Éufrates era hermosa y fértil, y aquí podían prosperar. Decidieron edificar una ciudad con una torre de tal magnitud que sea una maravilla del mundo. El versículo 3 y 4 nos dice que “se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo, cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y dijeron: Vamos, edifiquemos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra”.
De estos versículos aprendemos algunos puntos importantes. Primero, querían un nombre propio. En otras palabras, eran orgullosos, lo cual siempre lleva a la rebelión. No estaban satisfechos con el nombre de Dios. Querían uno propio.
Segundo, su meta era prevenir que la gente se estableciera en colonias. Esto era justo lo opuesto a lo que Dios les había dicho que hicieran después del diluvio. Dios dijo “fructificad y multiplicaos, llenad la tierra”. Génesis 9:1. No debían llenar la tierra de ciudades. Esto los llevaría rápidamente a la maldad del mundo antes del diluvio. No debían concentrarse en grandes metrópolis porque Dios conocía que su orgullo y egoísmo los llevaría lejos de Su ley, el resultado sería la opresión, violencia y solamente de continuo al mal.
En lugar de seguir las directivas de Dios, estos hijos de Cam querían mantener a todos en un solo lugar. Nimrod era su líder en esta rebelión y era muy ambicioso. No sólo quería un nombre propio, sino que quería ser el monarca de un imperio mundial. Moisés dice que Nimrod “llegó a ser poderoso en la tierra”, y “vigoroso cazador delante de Jehová”. Génesis 10:8,9. Esto significa que estaba en rebelión contra Dios y su ley.
Pero la Biblia nos dice que Nimrod era increíblemente ambicioso. Comenzando en Génesis 10:10 vemos que “fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar”. Estas son las ciudades que fundó. Y Babel era el centro de su gobierno.
Esto no era todo lo que Nimrod quería. Veamos lo que dice Patriarcas y Profetas p. 112 “pero estos constructores de la torre de Babel decidieron mantener su comunidad unida en un solo cuerpo, y fundar una monarquía que a su tiempo abarcara toda la tierra”.
¿Escucharon esto? Esta gente rebelde y malvada planeaba controlar al mundo entero desafiando a Dios. Moisés nos dice en los versículos 11 y 12 que “de esta tierra salió para Asiria, y edificó Nínive, Rehobot, Cala, y Resén entre Nínive y Cala, la cual es ciudad grande”.
De modo que ahora sabemos de dónde salió la gran ciudad de Nínive. Era parte del imperio global de grandes ciudades-estado que Nimrod estaba tratando de construir. También aprendemos que uno de los hijos de Cam fue el padre de los Filisteos y los Cananeos, que incluían a los Jebuseos, Amorreos y Gergeseos, y muchos otros. El versículo 19 nos dice que la frontera de los Cananeos era desde Sidón… hasta Sodoma y Gomorra y otras grandes ciudades en el valle del Jordán.
Nimrod fue el fundador de estas tribus rebeldes después del diluvio y su intención era establecer un poder global que controlara las ciudades-estado en revolución contra el cielo. Esto significa que fue el fundador del paganismo. Es increíble pero profético. No olvidemos que en los tiempos del fin se levantará un nuevo orden mundial, un imperio llamado Babilonia con una religión pagana. Es el centro de la “gran ciudad” mencionada en Apocalipsis 14:8, conocida hoy como el Papado o el Vaticano. La Santa Sede, con el nombre de El Vaticano es conocida entre las naciones del mundo, y está tratando de “obtener un nombre”. Es ambiciosa como Nimrod, el Vaticano está trabajando duro para convertirse en la guía moral del mundo, de modo que pueda “sentarse como una reina”, dice Apocalipsis 18:7.
Nimrod fue el fundador y rey de Babel. Tal vez Nimrod percibía que si lograba mantener a todos en las ciudades, los podría controlar. Controlar sus economías, controlar sus políticas, y también su religión. Estaba decidido a todo para ganar poder, prestigio y notoriedad. Al concentrar a la gente en las ciudades, sabía que podría sacar mucha ventaja en lo económico y en lo político.
La gloria de Babel llamaría la atención y el respeto del mundo y haría famosos a los fundadores. La magnífica torre que llegaría hasta el cielo, sería el monumento al poder y la sabiduría de los constructores humanos, perpetuando para siempre su fama. Notemos que el nuevo orden mundial giraba en torno a las grandes ciudades que concentrarían a la gente en su interior, y consolidarían la riqueza y el poder en manos de unos pocos.
Este fue el primer intento de globalización. Y como cada intento de establecer un nuevo orden mundial desde entonces, también lleva a globalizar la religión y a desafiar la adoración del Dios verdadero. No hay ningún otro propósito, para el nuevo orden mundial de hoy, sino oponerse a la ley de Dios. Los principios de la Babilonia moderna son los mismos.
¿Creen ustedes que hoy, hay hombres como Nimrod que tienen similares ambiciones? ¿Creen ustedes que en nuestros días, hay algunos que quieren gobernar sobre sus compatriotas y concentrar la población y el poder de tal forma que puedan controlar el mundo entero, así como Nimrod lo hizo? Hoy les voy a mostrar que estas preguntas tienen una sola respuesta, ¡un rotundo sí! De hecho, estamos al borde de la resurrección de Babel a escala mundial. Nuestra generación está marcada con los mismos principios que se desarrollaron en la antigua Babel. Y permítanme señalar que Nabucodonosor intentó lo mismo en la antigua Babilonia (descendiente directo de Babel) mientras que Carlomagno intentó lo mismo en la edad medieval. La historia se repite una y otra vez. Estos hombres se hicieron un nombre propio y se apartaron de la ley de Dios.
Algunos de los hombres de la antigua Babel eran ateos y otros eran agnósticos. Hoy en día es igual, “muchos niegan la existencia de Dios y atribuyen el Diluvio a causas de la naturaleza”. Tan a menudo cuando leemos acerca de los desastres, ellos los explican basados en causas naturales. Por ejemplo los terremotos, son descritos como el resultado de los movimientos en las placas tectónicas una contra otra en las profundidades del océano y la tierra. Si bien esto es cierto, estos “científicos” se olvidan de que Dios dirige las cosas. La ciencia moderna saca a Dios del centro y solo presenta los hechos de la naturaleza (de acuerdo a como lo entienden los científicos) olvidándose que Dios es el creador de la naturaleza y que Su poder sostiene la tierra. Una placa tectónica no se puede mover ni un solo milímetro sin el permiso de Dios. De este modo sus corazones son oscurecidos y no pueden comprender el amor de Dios y su mano en la naturaleza y en la historia.
Algunos en Babel creían en un Ser Superior, y que era responsable de la destrucción del mundo con el diluvio. Satanás malinterpretó a este Ser Superior y lo hizo aparecer como un tirano. Los corazones de ellos se rebelaron y no quisieron creer la palabra de Dios. Por ello, negaron todo lo que Dios dijo, incluyendo el hecho de que la tierra jamás sería destruida nuevamente por un diluvio. Querían seguridad, en especial de la venganza de Dios. Por eso construyeron una torre monstruosa.
Es interesante notar que cuanto más globalizadas están las naciones, más preocupadas están por su seguridad. Ahora mismo, los líderes mundiales están obsesionados con la seguridad del sistema económico. También están obsesionados con los terroristas. Y la seguridad también fue la preocupación de Nimrod en Babel. Él y sus colegas creían que otro diluvio amenazaría sus vidas.
De Patriarcas y Profetas p. 112 leemos: “Creyeron que, construyendo la torre hasta una altura mucho más elevada que la que habían alcanzado las aguas del diluvio, se hallarían fuera de toda posibilidad de peligro. Y al poder ascender a la región de las nubes, esperaban descubrir la causa del diluvio”.
La idea era exaltar el orgullo de la ingenuidad humana y la tecnología. Querían explicar el diluvio a través de una causa física. Estos “científicos” querían llevar la mente de las generaciones futuras a apartarse de Dios y llevarlos a adorar la tecnología y la ciencia, que es otra forma de idolatría. Esto es un pequeño paso hacia el paganismo. Querían una idolatría global. El resultado hubiera sido desastroso. Al apartarse de la ley de Dios, no hubiera habido límites y la impunidad hubiera reinado. Sin la ley de Dios, sin justicia, sin misericordia, sin pureza y amor, la sociedad caería en opresión, violencia y brutalidad.
¿Tiene el mundo moderno la apariencia de que estas cosas se repetirán? Ciudades modernas, como la antigua Babel, se han convertido en centro de maldad, impureza y violencia debido a las drogas, la prostitución, la homosexualidad, la corrupción, las coimas, y toda clase de inmoralidades.
“Los hombres de Babel habían decidido establecer un gobierno independiente de Dios. Sin embargo, había algunos entre ellos que temían al Señor, pero, que habían sido engañados por las pretensiones de los impíos, y enredados por sus ardides. Por amor a éstos el Señor retardó sus juicios, y dio tiempo a los seres humanos para que revelasen su carácter verdadero. A medida que esto se cumplía, los hijos de Dios trabajaban por hacerles cambiar su propósito; pero los hombres estaban completamente unidos en su atrevida empresa contra el cielo. Si no se los hubiese reprimido, habrían desmoralizado al mundo cuando todavía era joven. Su confederación se fundó en la rebelión; era un reino que se establecía para el ensalzamiento propio, en el cual Dios no iba a tener soberanía ni honor. Si se hubiese permitido esta confederación, un formidable poder habría procurado desterrar la justicia, la paz, la felicidad y la seguridad de este mundo. En lugar del estatuto divino que es “santo, y justo, y bueno” (Romanos 7:12), los hombres estaban tratando de establecer leyes que satisficieran su propio corazón cruel y egoísta”.
La Biblia dice que es “la justicia lo que exalta a la nación”. No hay forma de que las ciudades puedan ser justas. No es su ADN cultural. En cambio cultivan la maldad como hombres y mujeres impíos. ¿Han oído acerca de la profecía de Enoc? Sí, Enoc profetizó. Lo pueden encontrar en Judas 14-16. Aquí está, hablando de la maldad de la gente de Sodoma y Gomorra y otros pueblos malvados, Judas dice: “De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra Él. Éstos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho”.
Piensen en lo que Enoc decía. Nos dice que estos impíos pecadores van a ser juzgados y castigados por sus obras impías. ¿Cómo sabemos quiénes son? Son aquellos que construyen edificios magníficos para que los hombres los admiren. Estos son los que se exaltan diciendo lo mucho que han aprendido y que el mundo llegó a la existencia sin Dios.
Estos son los que sacan ventajas usando engaños, dulces palabras y adulación. Estos son los que enseñan que el pecado está bien. Se quejan de los que creen en Dios y desean señalarlos y desacreditarlos. Los que serán juzgados son Sodomitas y Gomorreos que piden la legalización del matrimonio entre los que no hay afecto natural. Cada obra malvada será traída a juicio.
Y de esta forma están las ciudades hoy en día. Son establecidas para exaltar a los hombres, la concentración de la maldad es el resultado. Edificios, calles, estadios, aeropuertos, y otros edificios llevan el nombre de su constructor, su diseñador, en honor quienes los administran. Es más, la adquisición de dinero y recursos es la clave del propósito de la ciudad. La avaricia y el egoísmo motivaron a Nimrod y a sus conspiradores tal como sucede con los líderes hoy.
Génesis 11:5-7 nos dice que “el Señor descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová: he aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero”.
Los hombres de Babel dijeron “hagamos ladrillo” y Dios dijo “descendamos y confundamos su lengua”. Cuando dice que nada les hará desistir de lo que han pensado hacer, está hablando del completo retiro del Espíritu Santo, que limita a los malvados. Dios dice que si a esta gente malvada se le permite llevar a cabo su conspiración contra el cielo, se endurecerían de tal manera que el Espíritu Santo se retiraría completamente de ellos, y nada les haría desistir de hacer continuamente el mal.
“Fueron enviados ángeles para anular los propósitos de los edificadores. La torre había alcanzado una gran altura, y por ese motivo les era imposible a los trabajadores que estaban arriba comunicarse directamente con los de abajo; por lo tanto, fueron colocados hombres en diferentes puntos para recibir y transmitir al siguiente las órdenes acerca del material que se necesitaba, u otras instrucciones tocante a la obra. Al pasar los mensajes de uno a otro, el lenguaje se les confundía de modo que pedían un material que no se necesitaba, y las instrucciones dadas eran a menudo contrarias a las recibidas. Esto produjo confusión y consternación. Toda la obra se detuvo. No había armonía ni cooperación. Los edificadores no podían explicarse aquellas extrañas equivocaciones entre ellos, y en su ira y desengaño se dirigían reproches unos a otros. Su unión terminó en lucha y en derramamiento de sangre. Como prueba del desagrado de Dios, cayeron rayos del cielo que destruyeron la parte superior de la torre y la derribaron. Se hizo sentir a los hombres que hay un Dios que reina en los cielos”. Patriarcas y Profetas p. 113. Y eso es lo que habían olvidado; que Dios gobierna dese los cielos.
Desde luego que el ataque de Dios a la torre se explica hoy como mera causa física o natural. El rayo impactó la torre porque era el edificio más alto de la zona y sus cimientos no estaban bien fundamentados. De lo contrario la conciencia culpable de Nimrod se hubiera apaciguado y hubieran intentado reconstruirla. Dios tuvo que usar un fenómeno más que natural para detenerlos. Confundió sus lenguas para que no puedan comunicarse. ¿Creen ustedes que los científicos pueden explicar esto en términos físicos? ¡Ciertamente que no! Ahora pretenden decir que esta historia es solo un mito.
El Señor los esparció desde allí sobre la faz de la tierra, y dejaron de edificar la ciudad”. Génesis 11:8. El monumento de su orgullo se transformó en el memorial de su irracionalidad.
Sin embargo hoy en día, aún con lenguas diferentes, los hombres tratan de evadir los impedimentos y construir otro régimen global opresor tal como lo hizo Nimrod. Continuamente siguen el mismo camino. Aún los que se hacen llamar maestros cristianos en las Universidades Cristianas enseñan ciencia evolutiva, que separa los hechos de ciencia de Dios. Enseñan la evolución como un hecho cierto, llevando a muchos jóvenes cristianos a descreer la Biblia y el relato de la creación, reemplazándola con evolución.
Babel es un clásico ejemplo del resultado de la globalización. Este proceso está avanzando rápidamente. Su meta oculta es preparar el terreno para imponer una religión global al mundo entero así como lo predice Apocalipsis 13:8, “y la adoraron todos los moradores de la tierra”, a la primera bestia, o sea el Papado. El Vaticano quiere la globalización porque centraliza el poder en las manos de menos y menos personas, al igual que Nimrod, haciéndole más y más fácil al Vaticano y otros poderes relacionados, a manipular el imperio mundial.
En los últimos años, el mundo llegó a un punto decisivo. Ahora más de la mitad de la población del mundo vive en las ciudades, y sigue en aumento rápidamente. Hasta ahora, unas 100 ciudades manejan más del 30% de la economía global. Estas ciudades son el corazón de la globalización, y el dinero las mantiene funcionando.
Pero nuevas mega-ciudades están emergiendo en el mundo, haciendo que las ciudades dominantes actuales parezcan enanas. Además, también se están construyendo ciudades menores. China por ejemplo, está construyendo 300 nuevas ciudades para manejar el rápido crecimiento de su población. Seúl, en Corea se está expandiendo a un ritmo sorprendente. Cada zona residencial o comercial que surge se vende casi instantáneamente.
La gran migración de gente a la ciudad los obligó a expandirse, pero también ha creado la necesidad de nuevas ciudades de un punto casi nulo a un promedio inimaginable. Por ejemplo, para 2025, 15 súper-ciudades con un promedio de 25 millones de personas se establecerán a lo largo de China. Algunas son ciudades industriales, como las llaman, construidas en el desierto para acomodar futuras expansiones de la industria. Nuevas ciudades “intelectuales”, como las llaman, se levantan en el desierto de Arabia, para recibir a personas que buscan trabajo.
Las ciudades del futuro no serán de dos, tres, ó cinco millones de habitantes, sino de a 10 millones y se extenderán tan lejos como el ojo humano alcanza a ver. Cuanto más grandes son, más independientes pueden ser del gobierno nacional que las engendró. El nuevo mundo no será definido tanto por naciones, tales como Brasil, Japón, Italia, China y Australia. Los nuevos centros de influencia mundial serán estas mega-ciudades, expandiendo su influencia más allá de sus propias naciones y aumentando el tamaño de sus fronteras a niveles mundiales.
Siempre las ciudades han engrandecido a los imperios, y son las ciudades las que harán fuerte al nuevo imperio mundial si Dios permite que llegue a ese punto. Estas mega-ciudades son las que reflejan el nuevo mundo de la edad medieval, cuando las ciudades-estado dominaban el panorama político. La estructura medieval está siendo resucitada, pero en lugar de primitivas granjas agrícolas, es en el contexto del adelanto tecnológico, la innovación y comunicación de alta velocidad. El control de las economías no va a esta centralizado en Beijing, Washington, Berlín, o San Pablo, sino que estará en estas ciudades tecnológicas del mercado mundial. La clave para el nuevo orden mundial es controlar las ciudades.
Tal como en la edad media, las emergentes mega-ciudades serán el motor de la economía, innovadoras en geopolítica y diplomacia internacional. Estas ciudades no tienen los viejos códigos de conducta que seguían las naciones. Ellas forjarán sus propios códigos y formas de negociar. Por ejemplo, el comercio local en Asia ha superado al comercio con las ciudades occidentales. Consecuentemente, Asia ha establecido su propia infraestructura comercial y financiera, incluyendo un fondo monetario asiático para mantener la moneda asiática estable, y en lugar de largos vuelos internacionales de carga, un sistema de vuelos cortos ha sido implementado para trasladar hombres de negocios a las ciudades comerciales de la región. Ciudades del Medio Oriente están creando “zonas francas” donde los bienes pueden pasar por los puertos sin la vigilancia del gobierno, y están incentivando con grandes ofrecimientos la relocalización de los negocios a estas ciudades.
Alianzas entre ciudades tales como Dubái y Hamburgo, en Alemania, están formando fuertes sociedades en navegación y ciencia, y Abu Dhabi en Singapur, ha desarrollado un nuevo eje comercial reflejando a sus ancestros medievales en relaciones directas. Nadie espera que Washington autorice la negociación. Para acomodar el crecimiento, los emiratos de Medio Oriente están creando nuevos distritos urbanos en el desierto arenoso, que son amistosos, libres de carbono y desperdicios. Estas “ciudades inteligentes” como las llaman, estarán diseñadas para satisfacer las necesidades y los intereses de los mercados, no para la libertad de expresión y de religión. Poderío económico será el requisito para participar en la diplomacia global, no libertades personales y otras cuestiones filosóficas. Por otro lado, la soberanía nacional no será dominante en las políticas globales como lo fue en el pasado. Las constituciones nacionales tendrán menos influencia en la vida personal.
Los gobiernos nacionales no restringirán las emergentes ciudades-estado. Como en la edad media, gobiernos nacionales y supranacionales ayudarán a alcanzar las ambiciones globales. De paso, las cadenas de capital y abastecimiento se están forjando entre mega-ciudades, y habrá menos necesidad de que el gobierno nacional negocie por tratados internacionales y diplomáticos. La nación no será el centro en el nuevo orden mundial. Y los globalistas saben esto. Por eso la consolidación del poder se da en acuerdos con naciones dentro de una región. Diez de estas regiones están siendo diseñadas en este momento, junto a líneas de comercio e intercambio tradicional.
Las súper ciudades manejarán estratégicamente más y más su propia “soberanía” diplomática. Por ejemplo, observen cómo las nuevas ciudades invierten millones de su propio dinero para comprar grandes extensiones de campo agrícola en África para satisfacer su necesidad de alimento. En el futuro seguramente los veremos comprando fuentes de aguas. Vean también cómo estas ciudades desarrollan sus propias armas y servicios de inteligencia para proteger las inversiones o tal vez adelantar sus ambiciones.
A medida que la soberanía nacional disminuye rápidamente o aún desaparece, y las ciudades se convierten en los centros políticos de la resucitada Babel en el nuevo orden mundial, observen la consolidación y confederación de las grandes ciudades con las pequeñas. Reflejando a sus ancestros medievales, las mega-ciudades están compitiendo por los recursos, la innovación y la tecnología. Imaginen, si una ciudad grande toma el control de una ciudad pequeña, o muchas ciudades pequeñas, y las usa para suplir sus necesidades de fabricación, alimentos y procesamiento, etc., las ciudades pequeñas pasarían a ser dependientes para sobrevivir económicamente, y suplir las necesidades de las grandes y avasallantes ciudades.
La unión del poder reconstruirá los principios de la Europa de la edad media en el mundo entero, no en condiciones primitivas, sino en el contexto de la modernización tecnológica. Supongamos que algunas ciudades forman una confederación en contra de otras. Como el agua potable, alimentos, petróleo y otros recursos son cada vez más escasos, bien podría haber guerras por los conflictos que inevitablemente surgirán. Jesús dijo que habría hambrunas y guerras en un solo versículo en Mateo 24:7. Permítanme señalar que la globalización aumentará la probabilidad de escases de recursos, hambrunas, inestabilidad social y guerras, porque la demanda está tan concentrada en las ciudades, y éstas son manejadas por seres humanos con sus propias agendas, que generalmente no buscan el interés común ni el bienestar de la población.
Esta clase de panorama me recuerda las ciudades-estado del tiempo de Lot. En aquella historia profética, los reyes de algunas de estas ciudades al mando de Quedorlaomer salieron a guerrear contra otras ciudades como Sodoma y Gomorra. La Biblia predice que en los últimos días la situación será muy parecida. Ciudades-estado desarrollarán sus propias fuerzas armadas y harán guerra contra otras ciudades, particularmente por recursos naturales, provisión de alimentos y fuentes de agua.
Pero no es solo esto. Cuando hay una mayor escasez de abastecimiento de combustible, como en las recientes huelgas en Francia, los afectados son las ciudades y la gente que vive en ellas. Cuando el alimento escasea, como casi sucedió en Europa con el volcán de Islandés, es la gente en las ciudades la mayor afectada. Cuando hay escases de las necesidades básicas, es la gente que vive en las mega-ciudades la que padece la mayor dificultad, sin mencionar el caos y desorden que producen las huelgas de los trabajadores, las violentas protestas y a veces la brutal represión legal.
Es en las ciudades donde los homosexuales son más agresivos y abiertos. Es en las ciudades donde la corrupción se concentra. Es en las ciudades donde menos se piensa en Dios.
Lo que sucede en las ciudades es más importante que lo que sucede en cualquier otro lugar. Es por la intensidad de los recursos financieros, humanos, tecnológicos e infraestructura que se concentran en las ciudades, y todo esto da a la mega-ciudad una influencia substancial global.
No nos olvidemos de Lagos, Manila, Shanghái y Mumbai. Estas ciudades también crecerán. Según pronósticos de los globalistas, ciudades como éstas no solo tendrán 20 millones de habitantes, sino 100 millones amontonados dentro y alrededor de ellas. Se estima que sólo en la India unas 275 millones de personas irán del campo a la ciudad en los próximos 20 años. Esto es casi la población de los EEUU. Estas ciudades tendrán un gran crecimiento “orgánico”, lo que significa una población creciente de la gente que vive allí teniendo hijos.
En la China la migración será aún mayor. Se pronostica para 2025, por aquellos que planean la nueva era global de urbanización, que el 70% de la población de China tendrá más de 221 ciudades con más de 1 millón de habitantes, y añadirán 400 millones más. Nuevamente, esto es más que la población de EEUU y Canadá combinada. India tendrá 68 ciudades con más de 1 millón de habitantes y añadirá 215 millones. Esto es más que la población de Brasil.
Población de los EEUU
Población de Canadá
Población de Brasil
Para construir estas ciudades en los próximos 20 años, India necesitará entre 14 y 18 mil millones de metros cuadrados de espacio para uso comercial y residencial. Esto equivale a casi 4 ciudades como Nueva York o el Reino de Kuwait. Pero vean esto, China necesitará 40 mil millones de metros cuadrados de espacio para este uso residencial y comercial, lo que equivale a 10 ciudades como Nueva York, o como el territorio de Suiza. Tan solo piensen en la cantidad de hierro y cemento sin contar el resto de materiales para construir estas ciudades y mantenerlas.
Y no es sólo en India y China donde esto sucede. Las ciudades se están esparciendo como el cáncer al mundo entero. Y hay una cara oscura en todo este proceso de llevar la población a la ciudad, que no sale publicada en la prensa. Estas mega-ciudades tienen, y se convertirán en los centros de control y poder de Satanás. Históricamente, siempre en las ciudades era donde estaba el poder global, económico, y financiero, y grandes luchas y tensiones. Fue así en la antigua Babilonia. Fue así especialmente en la antigua Grecia. Fue así en la edad media en Europa. Y será así una vez más al fin del tiempo, especialmente a medida que el globalismo tome más y más fuerza. Nuevamente Satanás manejará el poder y atraerá bajo su poder satánico el control de la población de estas mega-ciudades. Los hombres están edificando la moderna torre de Babel. Y desafiando al Dios del cielo apartándose de Su ley, buscando controlar cada aspecto de la sociedad, incluyendo la religión.
El crimen, la inmoralidad y los vicios son las características de la ciudad, y las súper-ciudades no serán la excepción. El crimen organizado controlará los mercados. El fraude, robos y violencia se levantarán. Injusticia, corrupción y opresión arrasará a la gente.
Como resultado, al igual que en la edad media cuando la Iglesia Católica controlaba las poblaciones, vigilantes y murallas protegían a la aristocracia de posibles intrusos, ahora muros con trozos de vidrios en la parte superior, puertas electrificadas y seguridad privada hacen lo mismo.
Pero es más que eso. La intención detrás de estas mega-ciudades es rebelarse contra Dios. Siempre ha sido así. Cuanto más impías se vuelven, más endurecen sus corazones. Los pensamientos y las intenciones son de continuo al mal, como en los días de Noé. Y estas ciudades serán extremadamente impías. Los que profesan seguir a Jesús, pero viven en estas ciudades en el fin del tiempo serán atraídos a la actitud y el espíritu de aquellos que los rodean, tal como pasó con Lot en Sodoma.
Aquí está lo que se predice que sucederá en estas mega-ciudades. Es de El Gran Conflicto p. 647 “Al par que se hace pasar ante los hijos de los hombres como un gran médico que puede curar todas sus enfermedades, Satanás producirá enfermedades y desastres al punto que ciudades populosas sean reducidas a ruinas y desolación. Ahora mismo está obrando. Ejerce su poder en todos los lugares y bajo mil formas: en las desgracias y calamidades de mar y tierra, en las grandes conflagraciones, en los tremendos huracanes y en las terribles tempestades de granizo, en las inundaciones, en los ciclones, en las mareas extraordinarias y en los terremotos. Destruye las mieses casi maduras y a ello siguen la hambruna y la angustia; propaga por el aire emanaciones mefíticas y miles de seres perecen en la pestilencia. Estas plagas irán menudeando más y más y se harán más y más desastrosas. La destrucción caerá sobre hombres y animales. “La tierra se pone de luto y se marchita,” “desfallece la gente encumbrada de la tierra. La tierra también es profanada bajo sus habitantes; porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno.” (Isaías 24: 4, 5, V.M.)
A medida que estas ciudades del fin del tiempo están decididas a resistir la ley de Dios, serán entregadas a las desgracias de Satanás y su poder destructivo.
Sobre el horizonte profético están apareciendo terribles y horrendas pestilencias. Imaginemos la plaga de súper microbios resistentes a todo antibiótico, arrasando una ciudad, matando a cientos de miles. En la era de los viajes, las pestilencias fácilmente se trasladan de un horizonte a otro en cuestión de días. Hemos oído de estos virus en estos días. Tal vez habrá transmutaciones de virus que han estado presentes algún tiempo, pero combinados pueden resultar armas biológicas y químicas de destrucción masiva, que Satanás y sus agentes humanos usarán para causar la muerte y destrucción de millones. Los esfuerzos para contener los efectos hará muy difícil la vida, sin mencionar el viajar y el comercio. La globalización amenaza la salud y la seguridad. Las mega-ciudades globalizadas harán que millones de personas sean vulnerables a enfermedades virulentas y otros desastres.
Súper Bacterias
Aquí hay otra cita. “Las profundidades de la tierra son el arsenal del Señor, de donde se sacaron las armas empleadas en la destrucción del mundo antiguo. Las aguas brotaron de la tierra y se unieron a las aguas del cielo para llevar a cabo la obra de desolación. Desde el diluvio, el fuego y el agua han sido instrumentos de Dios para destruir ciudades impías. Estos juicios son enviados para que los que tienen en poco la ley de Dios y pisotean su autoridad, tiemblen ante su poderío, y reconozcan su justa soberanía. Cuando los hombres han visto montañas encendidas arrojando fuego, llamas y torrentes de minerales derretidos, que secaban ríos, cubrían populosas ciudades y regaban por doquiera ruina y desolación, los corazones más valientes se han llenado de terror, y los infieles y blasfemos se han visto obligados a reconocer el infinito poder de Dios”. Patriarcas y Profetas p. 100.
Ustedes no quisieran ser atrapados en una situación así ¿verdad? Vuestra supervivencia depende de las decisiones que tomen. La destrucción del mundo antediluviano, la destrucción de Sodoma y Gomorra, y en tiempos modernos la destrucción de San Francisco en 1906, Puerto Príncipe en Haití en 2010, Christchurch en Nueva Zelanda, ciudades de Chile y en China, todo en 2010, nos advierten de la inminente destrucción del mundo entero. Son para recordarnos que no nos alejemos de Dios. Se nos advierte para que nos arrepintamos de nuestros pecados y que tomemos nuestra posición del lado de Cristo en la gran controversia. Los juicios de Dios también son para demostrar la excesiva maldad que caracteriza a las ciudades hoy.
Los estudiosos de la profecía saben el fin. Todas las advertencias que Dios envía para que los hombres se aparten del mal no serán oídas. Seguirán oponiéndose a la ley de Dios, serán amadores de sí mismos, sin afecto natural, y pecaminosos en extremo. Y Satanás finalmente tendrá el poder para destruir las ciudades.
¿Se han dado cuenta de la clásica forma de conspiración que Satanás usará con las multitudes? Causará desastres, pero se presentará como el gran sanador. Traerá destrucción y pretenderá ser el salvador. Crea un problema y se presenta como la solución. La Biblia dice que “Satanás se disfraza de ángel de luz”, 2ª Corintios 11:14. Y sus agentes terrenales harán lo mismo. El versículo 15 dice: “así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras”.
¿Sabían que Satanás tiene pastores y ministros? Al igual que su maestro, dirán que Dios está enojado con los habitantes del mundo y que el mundo necesita volver a Dios, lo cual es cierto. Pero dirán que para esto necesitamos una ley que imponga el falso sábado, o domingo como requerimiento de Dios en lugar del sábado bíblico. Presionarán a legisladores y gobernantes a sancionar leyes que obliguen a observar el día de reposo de Satanás en lugar del día de reposo de Dios.
Para respaldar estas pretensiones, muchas señales y maravillas ocurrirán. Veamos lo que Jesús dice en Mateo 24:24: “Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuese posible, aún a los escogidos”. Y en 2ª Tesalonicenses 2:9 nos dice que el “inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos”.
El engaño será grande. “Algunos serán tentados a recibir estas señales como de Dios. Los enfermos serán sanados frente a nosotros. Milagros ocurrirán ante nuestros ojos. ¿Estamos preparados para la prueba que nos espera cuando los prodigios mentirosos de Satanás sean hechos más visibles? ¿No serán muchos entrampados en ellos? Apartándose de los claros preceptos y mandamientos de Dios y prestando oído a fábulas, las mentes de muchos están siendo preparadas para aceptar estos prodigios mentirosos. Todos debemos ahora prepararnos para la competencia en que nos veremos involucrados pronto. La fe en la Palabra de Dios, estudiada y practicada con oración, será nuestro escudo contra el poder de Satanás y nos hará triunfadores por la sangre de Cristo”. Testimonios para la Iglesia Vol. 1 p. 302.
Amigos, el desarrollo de un gran número de mega-ciudades es un desarrollo profético que necesitamos observar. Pero también tenemos que actuar. Usted y su familia están en peligro si viven en una ciudad o si han traído los principios de la ciudad a vuestra casa en el campo. Asegúrense de estar bajo la protección de Dios.
La pregunta puede surgir en vuestra mente; ¿Y qué de los EEUU en la profecía? ¿No será EEUU la que tendrá el rol más importante hasta el mismo fin? Yo creo que sí. Los EEUU son en cierto modo, una excepción al proceso aunque no del todo. Los EEUU han sido tan poderosos y han controlado tanto del proceso de globalización que ahora está en posición de continuar como una nación-estado sin importar lo que suceda al resto. Recordemos que los EEUU son los que lideran al mundo con leyes dominicales. De modo que no veo que los EEUU pierdan su importancia. Tampoco veo que otras naciones pierdan su importancia, pero sí veo su trascendencia disminuyendo ante las nuevas realidades.
Patriarcas y Profetas p. 116 dice: “El tiempo de la investigación de Dios ha llegado. El Altísimo descenderá para ver lo que los hijos de los hombres han construido. Su poder soberano se revelará; las obras del orgullo humano serán abatidas. “Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de los hombres: desde la morada de su asiento miró sobre todos los moradores de la tierra.” “Jehová hace nulo el consejo de las gentes, y frustra las maquinaciones de los pueblos. El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.” (Salmos 33:13, 14, 10, 11.)
¿Creen ustedes que nos estamos acercando a ese tiempo otra vez? Ciertamente. Hemos llegado al tiempo de Nimrod. Grandes ciudades se han construido y se construirán para concentrar el poder y controlar a la gente.
Veamos lo que Dios nos dice en Nahúm 2:3-6. Hablando de la destrucción de Nínive, una de las ciudades clave del imperio de Nimrod y una de las sucesoras de Babel, el profeta Nahúm dice: “El escudo de sus valientes es rojo, sus guerreros visten de púrpura, sus carros como fuego de antorchas. El día que se prepare, temblarán las hayas. Los carros se precipitan a las plazas, ruedan con estruendo por las calles, su aspecto como antorchas encendidas, corren como relámpagos. El rey llama a sus valientes. Tropiezan en su andar, se apresuran a su muralla, y preparan la defensa. Las represas de los ríos se abren, y el palacio será destruido”. Su defensa no sirve. Serán destruidos.
¿Han observado a los carruajes empujarse en las calles? Todos los taxis en las grandes ciudades amontonados en las calles. Los ómnibus y los subterráneos. Estas ciudades, como las antiguas Babel y Nínive, serán destruidas. Cuando los juicios de Dios comiencen a caer, tratarán de escapar de las ciudades. En desesperación tratarán de huir de la destrucción. Pero será demasiado tarde.
Sin embargo hay una parte maravillosa en contraste con toda la maldad. Analicemos esta cita profética. Es de Profetas y Reyes p. 139. “En la obra final que Dios realiza en la tierra, el estandarte de su ley volverá a enarbolarse. Puede prevalecer la religión falsa, abundar la iniquidad, enfriarse el amor de muchos, perderse de vista la cruz del Calvario, y pueden las tinieblas esparcirse por la tierra como mortaja; puede volverse contra la verdad toda la fuerza de las corrientes populares; pueden tramarse una maquinación tras otra para destruir al pueblo de Dios; pero en la hora del mayor peligro, el Dios de Elías suscitará instrumentos humanos para proclamar un mensaje que no será acallado. En las ciudades populosas de la tierra, y en los lugares donde los hombres más se han esforzado por hablar contra el Altísimo, se oirá la voz de una reprensión severa. Con osadía los hombres designados por Dios denunciarán la unión de la iglesia con el mundo. Con fervor invitarán a hombres y mujeres a apartarse de la observancia de una institución humana para guardar el verdadero día de reposo”.
Hermanos y hermanas, estamos viviendo en tiempos peligrosos. La globalización está avanzando rápidamente. Esto armará el escenario para el conflicto final de la Gran Controversia entre Cristo y Satanás, por el control de nuestras almas. Es ahora el tiempo para arreglar nuestras vidas y estar cerca de Jesús y su protección. Por favor, asegúrense que vuestra elección y decisión sean seguras. Dios quiere que nos unamos a aquellos que darán la última advertencia a las ciudades, con el poder del Espíritu Santo y la lluvia tardía. Este es nuestro llamado, nuestro destino, si somos fieles a Jesús.
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