El Disparate Mortal de Sansón
By Pastor Hal Mayer
Queridos amigos:
Bienvenidos una vez más al Ministerio Guardad la Fe para estudiar otro punto importante acerca del tiempo del fin. El mensaje de hoy es el comienzo de una corta serie sobre la vida de Sansón. Ustedes podrán ver cómo se reflejan los peligros del movimiento ecuménico, que está diseñado para hacer fracasar el último mensaje de Dios al mundo que es el mensaje de los tres ángeles. También está dirigido a la infidelidad en la vida del creyente, y además cómo la misericordia de Dios se involucra con una generación muy comprometida. Vamos a establecer cómo Sansón es un tipo de la iglesia de Dios en los últimos días, débil y defectuosa, pero que tiene la fortaleza del mensaje más poderoso jamás dado a los seres humanos.
Hoy vamos a ver la familia de Sansón, tal vez desde una perspectiva de la cual ustedes no se han familiarizado mucho anteriormente. Vamos a sacar sus lecciones y sus paralelos de la vida de Cristo y vamos a comparar sus comienzos con los tiempos del fin. Espero y oro para que a través de esta serie, ustedes vean los peligros de dejar los principios de la verdad de Dios y acercarse a aquellos que están decididos a destruir vuestro testimonio.
Antes de comenzar, vamos a orar. Nuestro Padre celestial, gracias por la Biblia, que nos da luz para nuestros tiempos, si es que nuestros ojos espirituales están abiertos. Ruego que nos envíes tu Espíritu Santo, para que nos ayude a aprender estos grandes principios de la vida de Sansón. Al estudiar la vida de este hombre, a quien Dios llamó para que fuese su mensajero y para comenzar a libertar a Israel, pedimos que podamos atender el consejo que es obvio, y el que no es tan obvio, a través de esta importante historia, y para que estemos mejor preparados para enfrentar las sutiles tentaciones del enemigo. En el nombre de Jesús, amén.
Por favor, vayamos al libro de Jueces, capítulo 13. Israel estaba siendo oprimido. Estaban bajo el control de aquellos que odiaban a Dios. Pero Dios había permitido que los Filisteos los oprimieran y los controlaran, debido a sus pecados y debido a los males que hicieron a la vista del Señor.
Miren el versículo 1.
“Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, y Jehová los entregó en manos de los filisteos por cuarenta años.”.
¿Creen ustedes que Dios sentía placer en dejar a Israel bajo el control de estos paganos incircuncisos? Y el versículo además nos dice que esta no era la primera vez que ellos hacían lo malo a la vista del Señor. Por ahora, Israel estaba bajo una grande angustia, que Dios vio era tiempo para que un libertador librara a Israel de estos paganos. Estos eran Canaanitas que Israel no había destruido cuando Dios les dijo que se deshicieran de ellos. Estos Canaanitas tenían ancestros que venían desde los tiempos de la torre de Babel. Dios había sufrido mucho con los Filisteos también, con su rebelión de seguir falsos dioses.
Estos Filisteos eran vecinos de Israel. La tierra de Dan limitaba la región cerca de Gaza, la cual era ocupada por los Filisteos. Hoy, la mayoría de ese pueblo es Musulmán, pero siguen siendo los enemigos del Israel de hoy.
Si Israel, la iglesia de Dios, no hubiese pecado contra el Señor ni hubiese ido tras falsos dioses, no estarían hoy en esos conflictos. Lo mismo es verdad hoy, mis amigos. El pueblo de Dios de hoy necesita escuchar el consejo del Señor, para que Dios esté al control de la iglesia y de su adoración. Sucede que no estamos dispuestos, generalmente, a ser fieles al puro sistema de adoración que Dios nos ha dado. Y por ello todavía estamos en la tierra del enemigo, bajo la creciente opresión de nuestros enemigos. Yo no sé si ustedes están al tanto de esto; sucede que el movimiento LGBT está afectando todo lo concerniente a los cristianos con respecto a la acreditación de las escuelas, desde la libertad de expresión hasta la privacidad en los baños. Es hostil hacia los cristianos conservadores. Es como si los Filisteos estuviesen invadiendo nuevamente la iglesia de Dios. Y se va a poner peor, si no nos preparamos para la venida del Señor. Si seguimos las prácticas de la iglesia emergente en sus siempre cambiantes y repetidas conductas; si continuamos viviendo para nuestra propia gratificación; si continuamos en la actual decadencia de la moralidad dentro de la iglesia de Dios, Él permitirá que seamos oprimidos por aquellos que quieren destruirnos.
¡Pero grande es la misericordia de Dios! A Él le gusta perdonar cuando nos arrepentimos, y Él levanta a un salvador para liberar a su pueblo de sus enemigos. Él ha hecho eso en el pasado con Ester, José, Daniel, Nehemías, Sansón y otros. Por lo tanto, ¿por qué no puede volver a suceder en estos últimos días? De hecho, podemos ver muchos paralelos en la vida de Sansón en nuestros días.
Las Escrituras dicen en 1ª Corintios 10:11. “Todas estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, que vivimos en estos tiempos finales.”.
En otras palabras, la historia del Antiguo Testamento fue escrita para nosotros en los últimos días. ¿Nos estamos acercando al fin del mundo? Ciertamente. Por eso la historia de Sansón es especialmente relevante para nosotros, no solo debido a los principios morales obvios envueltos en la historia, sino que también debido a los paralelos simbólicos. Tomemos pues esta historia y entendámosla como lo que es, para nosotros.
Dios no vive a nuestro nivel. Él entiende las cosas mucho más ampliamente de lo que nosotros las entendemos, y destaca cosas en la historia de su pueblo, que son importantes para que nosotros las entendamos.
Israel estaba en apostasía. Ningún área del ministerio estaba siguiendo el plan de Dios. De hecho, ellos estaban involucrados en la idolatría de sus vecinos paganos, siendo que Dios les había prohibido expresamente que lo hicieran. Ellos deben haber pensado que estaba bien interesarse con los amigos ecuménicos de las religiones paganas que estaban a su alrededor y que eso no era malo. Después de todo, razonaron ellos equivocadamente, tal vez conseguirían ganar a algunos para la verdad al juntarse con ellos. Se hicieron de amigos y consecuentemente fueron conducidos a blasfemar y llevados al adulterio espiritual.
Por ello, Dios en su misericordia permitió que Israel fuese oprimido por los que los habían influenciado a entrar en una adoración pagana. Los Filisteos eran los más grandes entre sus enemigos. Y aunque solo tenían cinco ciudades y eran relativamente una nación pequeña, Dios los usó como instrumento suyo en la tierra. Ellos eran muy opresores y fastidiosos. Y controlaron a Israel durante 40 años, un tiempo más largo que cualquiera de los juicios de Dios. Si bien era el comienzo de su servidumbre, Dios ya los estaba preparando para su liberación. Tenía preparado a un bebé para que viniera a este mundo, que eventualmente libertaría a Israel.
De la misma manera, sucedió en el tiempo de Cristo; cuando los romanos oprimieron a la iglesia de Dios, fue porque los judíos tenían un problema espiritual del cual necesitaban ser libertados. Cristo vino a lidiar con ese problema espiritual. Él vino disfrazado como un humilde siervo de Nazaret, no como un majestuoso rey. Ni siquiera sus discípulos lo reconocieron, sino hasta el momento en que se fue al cielo. Cristo era el verdadero libertador. Y tal como sucedió, los romanos destruyeron a los judíos, y los verdaderos seguidores de Cristo escaparon de la destrucción de Jerusalén.
Y hoy también, debido a que la salvación es en Cristo, y siendo que le ha dado más luz a esta última generación que a cualquier otra generación previa, al rechazarla, nos hacemos a nosotros mismos vulnerables al enemigo, que trae sutilmente enseñanzas falsas, prácticas ecuménicas, y otras cosas para comprometernos y hacernos más deseosos de lo mismo, al igual que las personas en los días de Sansón, para que entremos en una moderna forma de idolatría. La última iglesia de Dios es la mejor equipada, debido a su mensaje, para enfrentarse en una batalla con el enemigo. En cambio, como seguimos falsas doctrinas y prácticas ecuménicas que nos conducen cada vez más lejos del ideal de Dios, somos débiles y estamos divididos.
Dios tendrá que levantar a un libertador. ¿Puedo sugerir que el libertador elegido por Dios en estos últimos días, son aquellos que han aprendido y han entendido la experiencia del mensaje de los tres ángeles? Estos tres ángeles representan un mensaje muscular que va a poner al mundo de cabeza para abajo, cuando sea dado con el fuego del Espíritu Santo de la lluvia tardía.
Manoa era de la tribu de Dan, lo cual significa “un juez o Juicio”. Génesis 30:6 nos dice lo siguiente del hijo de Bilha. Bilha era la criada de Raquel. “Dijo entonces Raquel: «Me juzgó Dios, pues ha oído mi voz y me ha dado un hijo.» Por tanto, llamó su nombre Dan.”. Dan quedaba cerca de Filistea. Y cuán correcto era que Dios levantara a alguien de la tribu de Dan para juzgar a los Filisteos y librar a Israel, porque Jesucristo y la liberación van juntos.
Ahora veamos Jueces 13:2. “En Zora, de la tribu de Dan, había un hombre que se llamaba Manoa. Su mujer nunca había tenido hijos, porque era estéril.”
Nunca supimos el nombre de la esposa de Manoa, pero ella era una mujer piadosa, tal como su esposo, y cuando Dios recorrió todo Israel, pudo ver que esta familia de una tribu oscura, y de un lugar oscuro, estaba dispuesta a hacer su voluntad.
Mis amigos, el respeto del cielo por una familia que observa la Ley del Señor y que hace su voluntad, es enorme. Y el cielo hace el mayor esfuerzo posible para bendecir a esa familia con la presencia de los santos ángeles y con el Espíritu Santo. Y hace todo lo que puede para ayudarlos a que permanezcan fieles a Dios.
Leamos el versículo 3. “A esta mujer se le apareció el ángel de Jehová y le dijo: «Tú eres estéril y nunca has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo.”
Esto era la respuesta a la carga de su corazón. Ella había deseado tener un hijo, y no podía tenerlo. Ahora con estas buenas nuevas, repentinamente había esperanza.
¿A quién más se le apareció el ángel del Señor en la historia bíblica? Sí, a María, la madre de Jesús, el libertador de nuestros pecados. Es interesante que se nos diga que “Manoa y su esposa no sabían que quien les estaba hablando era Jesucristo. Ellos pensaron que era el mensajero del Señor, pero si era un profeta o un ángel, ellos no lo sabían” (Signs of the Times, 15 de Septiembre de 1881). Él escondió su gloria con la humanidad, para no destruirlos debido a su brillo y pureza.
Se les apareció con la vestimenta de un profeta o de un hombre de Dios. En aquellos días un hombre de Dios vestía ropas rudas de pieles de animales. ¿Se pueden imaginar a Jesús, la Majestad del cielo, estando en pie delante de esta mujer para darle las buenas nuevas? Poco lograba ella entender a quién estaba viendo y escuchando. Sí consiguió discernir que había algo inusualmente bello acerca de Él. Tenía una apariencia majestuosa, unos ojos brillantes, más bellos que cualquiera que ella hubiese visto, un rostro brillante que irradiaba una tranquila paz; y todo eso la hizo pensar que era un hombre de Dios. Ella estaba tan asombrada, que no le preguntó su nombre ni de qué pueblo de Israel venía porque su mensaje fue tan satisfactorio para ella, que no quiso preguntarle nada más.
De todas maneras, ella percibió que no era un hombre común, sino que era piadoso, más piadoso que cualquiera que ella hubiese visto, y le pareció que era un ángel. De hecho, esto la asustó un poco.
Ella se lo describe a su esposo Manoa, diciendo: “…Un varón de Dios vino a mí. Parecía un ángel de Dios muy temible”. Verso 6.
Pero era Cristo en persona. Él vino a la esposa de Manoa para anunciarle las buenas nuevas, de que ella sería la madre del libertador de Israel. Que ella quedaría embarazada de aquel que juzgaría a los Filisteos y que le devolvería a Israel su independencia.
Tengan en mente: Cristo le estaba dando a ella, y a nosotros, un símbolo de sí mismo, el gran Libertador del pecado, que se convertiría en el Mesías, quien “salvaría a Su pueblo de sus pecados”. Si Sansón iba a ser un tipo de Cristo, un redentor, lo cual era la intención original, su nacimiento sería anunciado por un ángel, tal como fue el nacimiento de Jesús. Y observen que la Palabra de Dios también predijo que el último poderoso mensaje sería dado al mundo. Lo que Sansón hizo por Israel, el pueblo de Dios lo hará a una escala mundial; esto es, a “toda nación, tribu, lengua y pueblo”. Véase Apocalipsis 14:6.
Y Cristo dejó claro que conocía su pena de estar sin hijo. Tal vez ella estuvo luchando un poco lamentándose y sufriendo dolor con respecto a esto. Posiblemente se retiró a un lugar recluido para meditar y orar, y tal vez hasta a llorar. Quizás se estaba sintiendo así en ese preciso momento. Cristo le recordó su condición. No es que a ella se le había olvidado. Estaba bien fresco en su mente y en la carga de su alma. Ella piensa que tal vez haya hecho algo errado y que Dios la había maldecido. O tal vez ella era una de esas mujeres infelices que fueron condenadas a sufrir debido a su esterilidad.
Sin embargo, Cristo no la regañó ni encontró falta en ella. Él le mostró que conocía su situación difícil y le tuvo simpatía. Él tenía que ganar su confianza, sino ella no le iba a creer. Cristo a menudo nos trae confort cuando estamos muy cargados con nuestros problemas. Es una de sus maneras de acercarnos a Él; de abrazarnos con sus brazos y animarnos con su amor y con su sonrisa. Una mujer en profecía bíblica representa a una iglesia. Así es que este símbolo representa a una iglesia sin un mensaje. No había un hijo. Es una iglesia no fértil. Y así Dios quiere hacer una iglesia muy fructífera, a aquella que quiere hacer Su voluntad.
“Tú eres estéril”, le dijo Él en varias palabras, “pero no lo serás siempre” (como ella había temido), “y en poco tiempo, tendrás un hijo”. Le repitió dos veces la declaración de que iba a tener un hijo. Cristo puso énfasis en esto, porque quería asegurarle que ella podía confiar en la promesa. Cristo le estaba diciendo que el hombre más fuerte que haya vivido alguna vez sobre la tierra, era el hijo de la promesa. Isaac también nació por virtud de una promesa y por fe en la promesa. Así sucedió con Juan el Bautista y también con Cristo. Todos ellos fueron hijos de la promesa. El cuerpo fuerte de Sansón era un tipo de Cristo, que tuvo el más fuerte carácter moral que cualquier hombre que alguna vez haya vivido.
Cristo, el Príncipe de la Paz, el maravilloso consejero, aparece ahora como un humilde hombre de Dios, que le va a dar a la esposa de Manoa el más importante y divino consejo relacionado con la manera en que ella tenía que educar a Sansón y prepararlo para liberar a Israel y darles paz de sus opresores. Y Él se manifestaría a sí mismo a Manoa y haría cosas maravillosas delante de ellos para confirmar Su mensaje y su persona. Porque Manoa diría más tarde “hemos visto a Dios”. Verso 22.
Versículos 4 y 5. “Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda, pues concebirás y darás a luz un hijo. No pasará navaja sobre su cabeza, porque el niño será nazareo para Dios desde su nacimiento, y comenzará a salvar a Israel de manos de los filisteos”.
Pensemos acerca de las palabras de Cristo a esta querida mujer. Él dice que Sansón sería un nazareo desde su concepción. El nazareo era uno que estaba separado para Dios. El juramento del Nazareato era generalmente tomado por adultos pensantes o por jóvenes que sabían lo que estaban haciendo. Era normalmente un juramento voluntario por un determinado periodo de tiempo. Los Nazareatos tipificaban a Cristo en su pura y santa vida, mientras estuvieran bajo el juramento. A esta mujer se le señala específicamente que su hijo será un nazareo desde el vientre hasta su muerte, lo cual tipifica más cercanamente a Cristo. Cristo no pecó, desde que nació hasta que murió. Sansón tenía que ser un nazareo de Dios y su vida de nazareo le fue impuesta a esta mujer antes que concibiera a su hijo. A Sansón le sería confiada la consagración desde el vientre de su madre, desde el mismo momento de su concepción.
En otras palabras, ella tenía que poner esto en práctica desde antes que Sansón naciera, los principios de pureza y fidelidad a Dios. Eso significa que ella tenía que ser pura y fiel a Dios en su propio corazón. De otra manera, ella no sería capaz de darle el medio ambiente, que haría más fácil para él permanecer fiel a Dios por sí mismo. Aunque las mujeres no hacían el voto de Nazareato, normalmente, a esta mujer se le daba el don de ese voto por ella misma, como también por Sansón. Por lo tanto, ella tenía que negarse a sí misma y no podía comer nada impuro. Su temperancia tenía que darle una fuerte constitución. Él tenía que ser saludable de mente y de cuerpo, especialmente si él tenía que ser grandemente fuerte.
Sansón tenía que ser un ejemplo de santidad y devoción. Esto era necesario para el libertador de Israel. Mientras otros jueces habían corregido las apostasías de la iglesia, Sansón tenía que levantarse por sobre todos ellos en su devoción y consagración a Dios. Él tenía que vivir una vida similar a la de Cristo. Él tenía que ser un ejemplo para todo Israel, acerca de la fuerza que tenían que obtener para derrotar a sus enemigos, y en particular, aquel enemigo espiritual empedernido que siempre estaba en sus caminos, conduciéndolos a transgredir la ley de Dios.
(1) Ahora piensen en esto. Sansón representa a Cristo, y también representa al mensaje que Dios le ha dado a su pueblo en el fin del tiempo. Él tenía que ser un ejemplo para nosotros de cómo vivir a la vista de Dios en nuestros días. Pensemos en los paralelos. Primero, Dios predijo nuestro mensaje, el mensaje de los tres ángeles en el libro de Apocalipsis, mucho antes que llegara su tiempo, tal como Él predijo el nacimiento de Sansón. Incrustado en el mensaje del primer ángel, está el inequívoco llamado a una vida santa y hay un énfasis sobre el mensaje de salud, y eso es lo mismo que sucedió con Sansón.
(2) He aquí otro paralelo. A la esposa de Manoa se le dio el mensaje de una vida pura. Sansón lo vio impuesto en sí mismo antes que naciera. El pueblo de Dios en los últimos días, ha nacido con el mensaje de los tres ángeles y tenemos este mandato de vida pura, aún antes de nuestro nacimiento. La generación actual de almas fieles tiene que abandonar todos los alimentos impuros, de hecho, todo alimento animal, y otros alimentos dañinos. Tenemos que vivir vidas puras por el poder de Cristo viviendo en nosotros, igual que el nazareo. Tenemos que consagrarnos a Dios y buscar sinceramente su voluntad, y tratar que otros se unan a nosotros en esta vida santa.
(3) Hoy, Cristo trata de usar a su iglesia en esta última generación, tal como quiso usar a Sansón, para liberar a muchos de sus engaños y para señalarles al Salvador, quien no solo les perdonará sus pecados, sino que les dará poder para derrotar al enemigo en toda oportunidad.
Pónganse por un instante, en los zapatos de Manoa. Su esposa viene a él y con gran alegría le dice todo lo que ha visto y oído. Le cuenta que ha visto a alguien que parecía ser un ángel, que le dijo que iba a tener un hijo y que le dio ciertas instrucciones acerca de cómo vivir.
Manoa está asombrado. Él quiere estar seguro que su esposa no está teniendo alguna especie de alucinación o algún delirio fanático. Pero ella es sincera y no tiene ningún antecedente de este tipo. Él percibe que esto es importante, y está preocupado, si realmente es un mensaje de Dios él tiene que entenderlo por sí mismo. Después de todo, un padre es muy importante para el crecimiento del niño, y si Dios le estaba dando a su esposa ese importante mensaje, él sintió que tenía que escucharlo también, ya que era el jefe de familia.
Versículo 8. “Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: «Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel hombre de Dios que enviaste regrese ahora a nosotros y nos enseñe lo que debemos hacer con el niño que ha de nacer’”.
Por lo tanto, nuevamente el ángel se le apareció a la mujer y le repitió el mensaje y ella fue y se lo dijo a su esposo. Versículos 9-14. “Dios oyó la voz de Manoa. Hallándose la mujer en el campo, el ángel de Dios vino otra vez a ella; pero Manoa, su marido, no estaba presente. La mujer corrió prontamente a avisar a su marido, diciéndole: «Mira que se me ha aparecido aquel hombre que vino a mí el otro día.» Se levantó Manoa y fue con ella a donde estaba el hombre, y le dijo: ¿Eres tú el hombre que habló con mi mujer? Él respondió: Yo soy. Entonces Manoa le preguntó: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cuál debe ser la manera de vivir del niño y qué debemos hacer con él? El ángel de Jehová contestó a Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije: No tomará nada que proceda de la vid, no beberá vino ni sidra, ni comerá cosa inmunda. Guardará todo lo que le mandé’”.
Manoa oró sinceramente para que el mensajero volviera a ellos. Él creyó en la historia de su esposa y la aceptó como un hecho. Ni siquiera Zacarías el sacerdote, que estaba esperando en el altar del Señor, y a quien el ángel del Señor se le apareció, tuvo tanta fe como este humilde Danita. Él tenía un sentido de la responsabilidad para con el niño que iban a tener. Él quería entender el mensaje por sí mismo. Manoa temía que la gran y exuberante alegría de su esposa para con las buenas nuevas de su pronta concepción, le pudiera haber hecho olvidar algo que el ángel le había dicho, así que le suplicó sinceramente al Señor que le enviara nuevamente al mensajero, para que pudiera escucharlo con sus propios oídos.
Manoa quería conocer personalmente al hombre de Dios. ¡Y eso es lo que todos debiéramos hacer! después de todo, este ángel era el propio Cristo, el puente entre Dios y el hombre; el Todo amoroso, y en el que se centra nuestra esperanza de vida eterna. ¿No debiéramos familiarizarnos con Él y conocerlo mejor? Aquellos que han escuchado del cielo, siempre quieren escuchar más, una y otra vez. Manoa también quería ser hospitalario con su invitado celestial. Quería alimentarlo para ver si podía convertirse en su amigo.
Manoa no va por sí mismo, ni tampoco envió siervos a los vecinos para encontrar a este hombre de Dios. Él lo buscó con sus rodillas. Él oró para que Dios se lo enviara nuevamente. Y al buscarlo, lo encontró. ¿Y no debiéramos nosotros hacer lo mismo? Si ustedes quieren que los mensajeros de Dios vengan para traerle instrucciones, tienen que buscarlos sobre sus rodillas. Él les va a enviar los mensajes que ustedes específicamente necesitan para su vida.
El versículo 9 dice: “Dios oyó la voz de Manoa. Hallándose la mujer en el campo, el ángel de Dios vino otra vez a ella;”.
Noten que la mujer estaba sentada en el campo, como esperando que el ángel se le apareciera nuevamente. Tal vez estaba en el mismo lugar en que lo vio por primera vez. Es como si ella estuviera en una real expectativa de que la oración de su marido iba ser respondida.
Dios no va a fallar en guiar a aquellos que sinceramente desean conocer su deber, y que lo buscan con todo su corazón. “Bueno y recto es el Señor. Por tanto enseñará a los pecadores el camino, encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su camino”. Salmo 25:8-9.
El hombre de Dios quiere que la mujer llame a su esposo. Al igual que la mujer del pozo, a quien Jesús le dijo: “Ve, llama a tu esposo, y ven acá”, Juan 4:16, esta mujer también pudo estar oculta para llamar a su esposo, mientras el ángel del Señor, que podría haber estado ocupadísimo haciendo otras cosas, esperaba pacientemente para que sus amigos humanos volvieran.
Por parte de ella, la mujer no quería que Él fuera con ella a buscar a su marido, sino que ella iría a traerlo al lugar de la reunión. Su marido probablemente estaba en su lugar de trabajo, con otros a su alrededor. Encontrarse con el ángel allí podría distraerlos, y hasta podría crear algún disturbio, o una reacción. Ella sabía que su esposo quería ver a este Mensajero para aprender más de Él. Y eso no podía hacerse en su lugar de trabajo. La reunión tenía que realizarse en un lugar tranquilo y secreto.
Mis amigos, aquellos que quieren reunirse con Dios tienen que ir donde Él esté a gusto para manifestárseles, en un lugar tranquilo. Ustedes no van a encontrar a Dios si no lo buscan donde Él está. Dios se agrada en encontrarse con nosotros en Su Palabra. Ese ángel que se encontró con Manoa y su esposa era la Palabra disfrazada en carne humana. Si queremos encontrarnos con Dios, tenemos que buscarlo sinceramente en la quietud.
Manoa no se quejó de que el Mensajero no hubiese venido directamente a él en esta segunda oportunidad. Él deseaba tanto una reunión privada con Él, que ni siquiera pensó en que eso pudiera ser un desaire o una falta de respeto. Y no lo era. El ángel del Señor se le apareció a la mujer que había vuelto al lugar y que demostró su fe y devoción, mientras su marido continuaba con su trabajo.
Las palabras de Manoa al ángel: “Que tus palabras se cumplan”, son similares a las palabras de María, la madre de Jesús, cuando el ángel le dijo sobre su concepción. Ella dijo: “Que sea hecho de acuerdo a tu palabra”.
Estas son declaraciones de fe, mis amigos. “Señor, confío en lo que has dicho, y dependo de ello; que eso suceda”. Tenemos que ejercitar una fe como esa. Si Dios nos da una promesa, tenemos que esperar que se cumpla y tenemos que actuar como si ya se hubiera cumplido. “Que tus palabras se cumplan. Nosotros no podemos cumplirlas. Solamente Tú puedes hacer eso, oh, Señor. Vamos a cooperar con el cielo para su cumplimiento”.
Recuerden, las palabras de Dios son poderosas y traerán el resultado que tienen que producir. Si aceptamos la palabra de Dios como una instrucción para nosotros, clara y simple, aumentará nuestra fe a medida que veamos cumplidas las promesas de Dios en nuestras vidas.
Siempre que Dios nos otorga una gran bendición, nuestro gran interés debe ser cómo usarla mejor. Porque las bendiciones son solo bendiciones cuando son correctamente manejadas. Dios nos ha dado cuerpos, posesiones materiales, influencia, y todas las cosas buenas. Tenemos que responderle a Aquel que nos las dio, y cómo las hemos administrado en armonía con el deseo del Dador.
Así, aquellos a quienes Dios les ha dado hijos, debieran buscar sinceramente cómo cuidarlos, y qué hacer para sacarles la necedad que hay dentro de sus corazones, moldearlos y conformarlos, entrenarlos y formar sus mentes y su comportamiento de la manera correcta. Mientras que la mayoría de las personas, incluso las así llamadas cristianas, no piensan en lo que le ponen delante a sus hijos para que coman, o para mirar, nosotros, siendo la última generación, debiéramos suplicar por una asistencia divina en todo lo que les pertenece. “Señor, enséñanos cómo debemos criar a nuestros hijos, para que sean nazareos, sacrificios vivos para Ti”.
Nosotros, en la última generación justo antes de que Jesús venga en las nubes de la gloria, debemos tener cuidado de prestar atención, no solo en el comer y el beber, sino en cualquier cosa, por inocente que sea, que no nos lleve exclusivamente a la santidad. Cuando ella estaba con su hijo nazareo, la mujer no podía comer nada impuro. De la misma manera, aquellos donde Cristo es formado tienen que purificarse cuidadosamente a sí mismos de toda contaminación de la carne y del espíritu, y no hacer nada que pueda dificultar en ser una “nueva criatura”.
Ahora leamos los versículos 15 y 16. “Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego que nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito. El ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu pan; pero si quieres hacer un holocausto, ofrécelo a Jehová.
Y Manoa no sabía que aquel era el Ángel de Jehová.
Si el ángel del Señor se le hubiese revelado a Manoa al comienzo, ¿creen ustedes que Manoa le habría hablado de esta manera? Fue en misericordia a Manoa que el Señor se le apareció como un hombre.
De la misma manera, Cristo estuvo en el mundo y el mundo no lo conoció. Nosotros, seres humanos, no podemos soportar la vista de la gloria divina desvelada. Por lo tanto, Dios elige hablarnos a través de hombres como nosotros mismos, profetas, apóstoles, ministros, y hasta a través de sus ángeles y a través de su Hijo, que se aparecieron a semejanza de hombres de Dios.
Observen también que Manoa deseaba mostrar algún tipo de respeto y de gratitud a este venerable extranjero, que les trajo estas buenas nuevas y le suplicó que comiera algo con él. Pero el ángel no aceptó su ofrenda de alimento (similar a la manera en que rehusó la ofrenda de Gedeón) y lo invitó a que hiciera un sacrificio para el Señor.
Aquellos que desean y buscan el mensaje del Señor, serán amables con los mensajeros que se lo traen. 1ª Tesalonicenses 5:12-13 dice: “Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, los que os presiden en el Señor y os amonestan. Tenedlos en mucha estima y amor, por causa de su obra. Vivid en paz entre vosotros”. Tenemos que cuidar a los mensajeros y verificar que sus necesidades estén satisfechas.
Los ángeles no necesitan comida ni bebida. Hacer la voluntad de Dios y glorificarlo es su comida y bebida, y así sucedió con Cristo. En Juan 4:34 Él les dijo a sus discípulos cuando volvieron de Sicar y le preguntaron qué había comido: “Mi comida es hacer la voluntad del que me envió, y acabar su obra”.
Aunque no podemos vivir sin comida y bebida, cuando comemos y bebemos para la gloria de Dios, hasta nuestras comidas comunes se convierten en sacrificios para el Señor, así como sucedió con el don de Manoa.
Y al dar el primer mensaje angélico de Apocalipsis 14, tenemos que estar seguros que todo lo que hacemos, incluido lo que comemos, le dé gloria a Dios. Escuchen el versículo 7. “Decía a gran voz: «¡Temed a Dios y dadle honra, porque ha llegado la hora de su juicio! Y adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”.
Las Escrituras también dicen: “Así, si coméis, o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”. 1ª Corintios 10:31. El apóstol Pablo nos dice que así como los cristianos se comprometieron con Cristo, nosotros tenemos que vivir por todo principio del cielo, para poder dar gloria a Dios. Pablo menciona especialmente la comida y la bebida.
De modo que el mensaje de salud que les fue dado a la madre y al padre de Sansón, también le es dado a la última generación.
Jueces 13:17-18. “Entonces preguntó Manoa al ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos? El ángel de Jehová respondió: ‘¿Por qué preguntas por mi nombre, que es un nombre admirable?’”.
Manoa quería conocer el nombre de este extranjero y a qué tribu pertenecía. Quería visitarlo y familiarizarse con él. Eso era algo bueno. Manoa quería honrarlo, y eso significaba que cuando naciera el hijo y las palabras del ángel se hubiesen cumplido, él pudiera llamar a su hijo de acuerdo al nombre de Él, o enviarle un regalo y honrarlo como un verdadero profeta. El ángel le negó esa curiosidad. Esto era innecesario, aun cuando el corazón de Manoa era honesto. Recuerden, él no sabía en ese momento que se trataba del Ángel del Señor, o el mismo Cristo. Él todavía estaba pensando en términos humanos.
Dios no satisface la mera curiosidad. Él nos da instrucciones de cómo vivir, de cómo levantar nuestras familias y cómo andar con Jehová. Las Escrituras están llenas de instrucciones para nosotros, para que podamos saber cuál es nuestro deber. Eso es todo lo que necesitamos. Nunca estuvieron diseñadas para responder todas las preguntas especulativas o para mentes escépticas.
Así, ¿por qué Dios le dijo a Moisés su nombre y no a Manoa? Veámoslo en Éxodo 3:13-14. “Dijo Moisés a Dios: Si voy a los hijos de Israel y les digo: “Jehová, el Dios de vuestros padres, me ha enviado a vosotros”, me preguntarán: “¿Cuál es su nombre?” Entonces ¿qué les responderé? Respondió Dios a Moisés: “Yo soy el que soy.” Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: “‘Yo soy’ me envió a vosotros’”.
En esta instancia, había una necesidad específica para que Moisés conociera el nombre de Dios, o el nombre de Cristo, más precisamente. Él es el YO SOY, y el pueblo tenía que entender que el gran YO SOY era su líder, y no Moisés. El gran YO SOY es aquel que dirige la obra. Y hoy también tenemos que estar seguros que estamos siendo dirigidos por el gran YO SOY, si es que hacemos su voluntad y ordenamos nuestras vidas conforme a las Santas Escrituras.
Manoa no necesitaba conocer el nombre del ángel. Eso habría sido demasiado abrumador. Él habría temido por su vida, porque era demasiado maravilloso para él. Uno de los muchos nombres de Cristo es “maravilloso”. Cristo lo estaba enviando en una maravillosa misión. Él tenía que hacer una obra especial para criar a su hijo. Él tenía que entender esa obra, no el nombre del ángel que lo instruyó. Él tenía que tener confianza en que este era un mensaje de Dios.
El nombre del ángel era un secreto para Manoa. Las cosas secretas le pertenecen a Dios, no a la carne humana. Hay muchas cosas las cuales no nos fueron reveladas aunque no estamos en oscuridad en lo concerniente a nuestro deber. Así, si tenemos fe y vivimos por las promesas de Dios, Él las va a cumplir y eventualmente sabremos, hasta como somos conocidos. El ser voluntariamente ignorantes de las cosas que Dios nos ha revelado, es pecado. En cambio ser ignorantes de las cosas que Él no nos ha revelado, es sabiduría.
Mucha gente hoy intenta especular sobre cosas que son misterios y no reveladas. Colocan sus ideas especulativas por encima de las cosas que se revelan claramente y que son especialmente importantes para nosotros en estos últimos días. Estas cosas distraen al pueblo de Dios del mensaje que Dios nos ha revelado acerca de nuestro deber de vivir justamente ante su vista, de criar a nuestros hijos de acuerdo con sus instrucciones y de hacer que nuestras vidas estén bien con Dios. Hay muchos vientos de doctrina dando vueltas a nuestro alrededor hoy. Simplemente están diseñados para distraernos del mensaje que es nuestro deber proclamar.
Permítanme leerles de Maranata, pág.145. “El mandamiento de Dios, que ha sido casi universalmente invalidado, es la verdad probatoria para este tiempo… Llegará el tiempo cuando todos los que adoren a Dios se distinguirán por esta señal. Serán reconocidos como siervos de Dios mediante esta señal de lealtad al cielo. Pero todas las normas establecidas por el hombre distraerán la mente de las grandes e importantes doctrinas que constituyen la verdad presente”.
Piensen en esto, mis amigos. Hay muchos vientos de doctrina hoy entre el pueblo de Dios. Algunos enseñan que tenemos que abandonar los principios de los tres mensajes angélicos. Otros enseñan que tenemos que abandonar nuestra posición sobre la divinidad, o los principios del santuario, o nuestra posición sobre las fiestas judías, etc., estas son distracciones del tema central que tenemos que levantar.
Versículos 19 y 20. “Tomó, pues, Manoa un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová. Entonces el ángel hizo un milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer. Porque aconteció que cuando la llama subió del altar hacia el cielo, Manoa y su mujer vieron al ángel de Jehová subir en la llama del altar. Entonces se postraron en tierra”.
Si los ángeles tienen un entretenimiento, eso serían las alabanzas y las adoraciones del pueblo de Dios. ¡Eso les gusta mucho! Y así también es con Cristo. El ángel asistió a Manoa con su sacrificio sobre la roca. Él lo hizo maravillosamente, dice la Biblia. En otras palabras, Él encendió el fuego del sacrificio. El altar era una roca. No había fuego en la roca. Así que el ángel manufacturó un fuego celestial para quemar la ofrenda y después ascendió al cielo en la llama.
Hoy, tenemos que hacer lo mismo que Manoa. Esa roca representa a Cristo. Tenemos que traerle nuestros corazones a Dios y ofrecérselos sobre la roca y como un sacrificio vivo a Dios, someter nuestros corazones a la operación del Espíritu, y así darles a los ángeles un alegre entretenimiento en este proceso. “Señor, he aquí mi corazón, haz con él como te plazca. Es tuyo”. Ese es el tipo de oración que tenemos que orar.
Cuando Él ascendió al cielo en el fuego, allí fue cuando Manoa y su esposa entendieron que Él no era un mero hombre, sino un mensajero celestial, enviado directamente con un mensaje para ellos.
Piénsenlo, mis amigos. Cuando Dios aceptó su ofrenda, lo indicó encendiendo el fuego, y sugiere lo que debemos aceptar en nuestras ofrendas; la mediación del ángel del pacto, Jesucristo mismo. Él pone mucho incienso en el altar que asciende en la llama espiritual que se implanta en nuestros corazones. Y como las oraciones de los santos se mezclan con el incienso, es un olor grato y dulce para Dios y para todas las huestes de ángeles en las cortes celestiales.
Sin Cristo, nuestras oraciones e incienso son solo un humo ofensivo, pero en Cristo, son aceptables a su vista, “que hace de sus ángeles espíritus; a sus ministros llamas de fuego”. (Salmo 104:4) y cuyo trono está envuelto en llamas. Es interesante que Cristo ascendió en el fuego que Él encendió, un símbolo del sacrificio de Sí mismo por nosotros, porque de su propia sangre Él entró una vez en el santuario”. Hebreos 9:12.
A medida que el ángel ascendía al cielo, los corazones de estas dos personas queridas, ascendieron con Él, porque los versículos dicen dos veces que ellos “miraron”. Ellos fueron testigos oculares de las cosas de Cristo, que habían visto y escuchado. Ellos vieron su Majestad velada en carne humana, un símbolo de su andar en la tierra, aún en el futuro, y su sacrificio por la redención del hombre allí en la roca (que representa adecuadamente a Cristo también). Dios siempre envuelve indicaciones de su amor y aceptación de sus santos en símbolos de su sacrificio por la redención del hombre. Y si abrimos nuestros ojos espirituales, ayudados por el Espíritu Santo, entonces las veremos.
La Biblia dice entonces que “se postraron en tierra y Manoa supo que era el ángel de Jehová, pues no se les volvió a aparecer ni a él ni a su mujer.”. Versículos 20 y 21.
Obviamente, Manoa entendió que a quien habían visto no era un cuerpo humano… Porque era un ángel. ¿Pueden imaginarse el asombro de Manoa y de su esposa, cuando entendieron que Él era un ángel?
La Biblia dice que el ángel no se les apareció más. Ellos tendrían que recorrer su camino y hacer lo que el ángel les había dicho y no esperar escuchar nada más.
Manoa ahora temió por su vida. El versículo dice: “Y Manoa le dijo a su esposa, ciertamente moriremos, porque hemos visto a Dios”.
Noten que Manoa realmente entendió que este no era un ángel común, sino que un ángel del pacto. Tal vez todo el simbolismo repentinamente tiene sentido para Manoa. Era el mismo Dios. Cristo, el Redentor por venir.
Y ahora que el ángel se ha ido, Manoa tiene tiempo para una seria reflexión. Mientras ellos estaban con al ángel, estuvieron callados, como todos nosotros debiéramos estar, cuando vemos una visión del todopoderoso en las Escrituras. Ahora Manoa habla. Y habla de temor.
Versículo 23. “Su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto’”.
Qué mujer sensible, lógica, con gran discernimiento y serenidad. Ella animó y fortaleció su fe. ¿No es eso lo que debe hacer nuestra compañera; ayudarnos, no solo con nuestros quehaceres diarios y con el ministerio, sino que ayudarnos a fortalecer nuestra fe?
Para un judío, se entendía que si veía a Dios, moría. Este entendimiento preconcebido e inexacto, lo envolvió y lo abrumó. Aquí el vaso más débil tenía una fe más poderosa. Tal vez, esa sea la razón por la cual Cristo eligió reunirse con ella la segunda vez y dejar que ella llamara a su esposo. Dos es mejor que uno. Si uno cae en el desánimo, el otro puede levantarlo.
Sus argumentos fueron los más claros y mejores contra los temores de Manoa. “Hemos recibido pruebas de su favor, dijo ella, ¿por qué deberíamos temer ahora? Él no debió habernos mostrado estas cosas extrañas, ahora cuando casi no hay una visión clara”. Recuerden que este era el tiempo anterior al profeta Samuel, y antes de sus primeros años, y las Escrituras dicen que no había una clara visión. Véase 1ª Samuel 3:1. “Ni tampoco nos habría dicho que vamos a tener un hijo, que será Nazareo y un libertador de Israel. Él no nos habría dicho estas cosas si es que hubiera querido matarnos. No tenemos que temer. Tenemos que seguir adelante”.
Lo mismo es verdad para nosotros. No tenemos que temer cuando Dios nos da pruebas especiales de su favor. Dios no quiere la muerte de los pecadores arrepentidos, porque Él ha aceptado el sacrificio que Cristo ofreció por ellos. Que aquellos que tienen comunión con Dios en la palabra y en la oración, a quienes Él se les ha manifestado misericordiosamente, y que han tenido razón para pensar que Dios los ha aceptado, tengan ánimo en cualquier día nublado y oscuro. Que ellos digan: “Dios no habría hecho lo que Él ha hecho por mi alma, si Él hubiera deseado abandonarme, y finalmente dejarme perecer; porque su obra es perfecta. Ni tampoco Él se burlaría de su pueblo con sus favores”. Aprendan la lección de la esposa de Manoa. “Si Dios ha querido que perezca bajo su ira, no me habría dado esas pruebas tan distintivas de su favor”. “Si Dios es por nosotros, quién será contra nosotros”. Romanos 8:31. ¡Oh mujer! ¡Grande es tu fe!
Ahora, veamos si podemos resumir los paralelos entre la vida de Sansón y la iglesia de Dios de los últimos días.
Así como su nacimiento fue predicho, también fue predicho el nacimiento de la iglesia final, en muchos lugares de la Biblia, pero especialmente en Apocalipsis 12. “Y el dragón se airó con la mujer (la iglesia de Dios), y le hizo la guerra al remanente de su semilla (el último remanente de los fieles seguidores en la tierra), los que guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo”.
Sansón tenía que ser el libertador de Israel. En esto era un tipo de Cristo, y también es un tipo de aquellos que viven en nuestros días y que proclaman todo el mensaje de liberación del pecado de Dios en esta generación impía y mala.
También, Sansón tenía que liberar a Israel a través de su fuerza física. La última generación de fieles almas de Dios son los libertadores del verdadero pueblo de Dios a través de una fuerza espiritual al dar el mensaje de los tres ángeles. Cuando el mensaje de los tres ángeles es correctamente entendido y practicado, es muy poderoso para libertar.
A la familia de Sansón se le dio instrucciones para criar a Sansón desde el vientre como un nazareo, separado por Dios para una obra especial. Este estilo de vida de nazareo incluía instrucciones especiales sobre salud, especialmente instrucciones sobre la dieta. Sansón tenía que vivir una vida pura ante el Señor, y tenía que comenzar a liberar a Israel. De la misma manera, los creyentes de la última generación tienen que vivir vidas puras y santas, separándose a sí mismos del mundo. Ellos también tienen un mensaje de salud, el cual tienen que vivirlo. Ellos también han sido comisionados por Dios para hacer una obra especial justo antes que Jesús venga, y para dar un mensaje especial de liberación; liberación de todo pecado. Ellos tienen que proclamar el último mensaje de advertencia a un mundo caído, para que se preparen para la venida de Jesús. Los tiempos van a requerir una experiencia muscular con Cristo.
Sansón fue ordenado juez en Israel. La Biblia nos dice que juzgó a Israel durante 20 años. El pueblo de Dios en los últimos días está viviendo en un tiempo de juicio, en particular, el juicio investigador. Ellos tienen que proclamar el mensaje de la hora del juicio, que ninguna otra iglesia en la historia lo ha dado. Tienen que enseñar acerca de la obra de juicio de Cristo en el Lugar Santísimo del santuario celestial.
El pueblo de Dios en los últimos días también va a comenzar a liberar al verdadero Israel espiritual de la esclavitud del pecado, así como Sansón comenzó a liberar a Israel de sus enemigos Filisteos. Al alcanzar a las almas en colaboración con los seres celestiales, tenemos que ayudarlas a ver que cooperando con Dios, ellos pueden ser liberados del poder del pecado, y que pueden vivir vidas puras de acuerdo con las Escrituras.
Dios nos ayude a entender Su voluntad más profunda y ampliamente. Que Dios los bendiga.
Oremos.
Nuestro Padre celestial, gracias por revelarnos los vínculos entre las Escrituras y nuestros tiempos. Por favor, ayúdanos a entender el pleno significado de lo que hemos estudiado hoy. Muéstranos, a través de tu Espíritu Santo, que tenemos una obra especial que hacer. Que aprendamos a vivir vidas santas ante Dios, que es nuestro amigo y que quiere salvarnos. Que también podamos ayudar a otros a encontrar el camino hacia el Señor y con las grandes verdades de prueba para este tiempo. En el nombre de Jesús, amén.
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