El gobierno escocés está implementando una nueva ley para poder espiar a los padres a ver si están dando a sus hijos suficiente «amor», «esperanza» y «espiritualidad», al mismo tiempo que se creará un ejército de espías que harán tal trabajo. El plan requiere que a cada menor de 18 años le sea asignado un «titular», quién juzgará a cada niño sobre la base de un conjunto de indicadores diseñados para probar su bienestar.
La nueva y horrible ley requerirá a los tutores supervisar el bienestar del menor, incluyendo si es «saludable», «seguro» y «activo», y podría incluirse cuánta cantidad de «esperanza» y «espiritualidad» se le está dando al niño. En el 2016, ya habría un titular asignado a cada niño, quién podría tratarse de un trabajador de la salud o un maestro de experiencia, el cual supervisaría la crianza del menor hasta que cumpla los 18 años de edad. Asociaciones de familias creen que la Ley, la cual está comenzando ya a ser implementada, socavará el papel de los padres.
Bob Fraser, alto funcionario del país, quién denominó la Ley como “Haciendo lo correcto con cada niño”, dijo que «se trata de vincular un bienestar positivo y resultados positivos para todos los niños. No sólo para los sospechosos de siempre o aquellos que identificamos como necesitados… sino que cada niño merece tener un bienestar positivo. Tenemos ciertos indicadores sugeridos de amor, esperanza y espiritualidad. «La divulgación ha hecho crecer los temores de que las familias podrían ser reportadas ante los trabajadores sociales si éstas no cumplen con el “índice de felicidad” definido por el Estado.
«Este es un acontecimiento oscuro, muy preocupante e insidioso», dijo un portavoz de la campaña ‘No al Titular’, (No2NP, por su sigla en inglés). «Al parecer, la persona nombrada estará vigilando la vida familiar de acuerdo al siempre cambiante “índice de felicidad», afirmó. «Es imposible que los padres puedan cumplir».
«Los padres se sienten horrorizados ante la posibilidad de ser señalados porque un tutor del Estado considere que su hogar no es suficientemente espiritual», dijo Liz Smith, vocera de la juventud para el partido Conservador escocés.
Sin embargo, un portavoz del Gobierno escocés dijo: «Es imposible predecir cuáles niños pueden llegar a ser vulnerables y por ello, el titular será asignado absolutamente a todos los niños de modo que las preocupaciones puedan ser atendidas temprano y ningún niño quede sin apoyo». El gobierno argumenta que la ley pretende «prevenir posibles casos de abuso o dificultades en el desarrollo», las cuales podrán ser observadas y atendidas en una etapa temprana.
Mientras tanto, los padres de niños que faltan a sus citas en el hospital ya están siendo reportados a los tutores estatales. Los médicos dicen que ya se les había “requerido” informar al “titular” del niño, asignado por el gobierno, dos años antes de que la controvertida legislación entrara en vigor. El personal médico ya amenaza con reportar madres o padres si se olvidan de llevar a sus hijos a las citas hospitalarias. En una carta enviada a una familia por el hospital NHS Forth Valley, un consultor pediátrico escribió: «Ahora estamos obligados a informar a la persona nombrada para su hijo si él no asiste a una cita… Además, en el futuro, también podemos enviar copias de informes relevantes».
«El Estado parece estar decidido a usurpar el papel de los padres y reducirlos a indefensos espectadores de las vidas de sus hijos», dijo el director del Instituto Cristiano Colin Hart
También se teme que los padres puedan ser arrastrados a investigaciones de perjuicio contra la protección de la infancia por razones triviales. Stuart Waiton, sociólogo y profesor de criminalística de la Universidad de Abertay, «afirmó que cuestiones inocentes como lo que un niño come o las opiniones que expresan podrían ser utilizadas en contra los padres». Y añadió: «Bastará con muy poco para desencadenar una investigación de un niño y desde allí, llegar fácilmente a una imagen falsa».
Bajo esta nueva medida, el gobierno ha reconocido que no habrá exclusión voluntaria para los padres que no quieran una intrusión en su vida familiar, aunque sea por razones religiosas o filosóficas.
Aidan O’Neill QC refutó el argumento sobre la no intromisión del titular en la vida privada de la familia. Él expresó que el «funcionario estatal tendría poder para interferir en la vida de cada niño en Escocia y en su vida familiar… tendría poder para interponerse entre el niño y sus padres». Agregó que el poder que los titulares tendrían para obtener y compartir datos confidenciales de las familias sin ser autorizados puede ser considerado como interferencia. «El objetivo fundamental es que el bienestar de cada niño debe ser promovido y protegido. Eso es lo que los padres hacen. Esa es la razón de la existencia de los padres».
¿Y qué podemos decir de la educación religiosa? ¿Tratará el Estado de interferir con los mensajes e instrucciones religiosas que se les darán a los niños?
A medida que el fin del tiempo se acerque, la opresión y la coerción incrementarán. La gente se irá familiarizando con la presión del gobierno para que cumplan con sus leyes, las cuales atentan contra las libertades personales. Esto ayudará a preparar el camino para recibir promulgaciones cada vez más opresivas, incluyendo las leyes finales de adoración dominical.
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