Croacia es el miembro más reciente de la Unión Europea, pero éste, junto con muchos otros países de Europa, se está desplazando políticamente hacia la extrema derecha. De hecho, Croacia muestra un «fuerte carácter fascista en su nuevo gabinete, y hace que los derechistas en el poder en Hungría y Polonia parezcan como débiles». El respeto de los derechos de las minorías era una condición clave para la entrada de Croacia a la UE en 2013, pero una vez que Croacia logró la entrada, ha estado dando marcha atrás y casi no hay nada que Bruselas puede hacer.
Zlatko Hasanbegović, un historiador de 42 años de edad y quien se convirtió en Ministro de Cultura cuando el nuevo gobierno se instaló a fines de enero, ha sido una figura prominente de un pequeño partido ultraderechista que habla positivamente del movimiento Ustacha de la época de la Segunda Guerra Mundial. No sólo por años se le ha restado importancia a los crímenes de guerra perpetrados por la Ustacha, sino que ahora se está permeando en ministros del gabinete y medios de comunicación. Hasanbegović está trabajando para rehabilitar los ideales de la Ustacha.
Al igual que otros movimientos de derecha en muchas partes de Europa y Escandinavia, Croacia está restaurando el nacionalismo. Mientras Hungría y Polonia están aniquilando las estructuras democráticas de sus estados y erigiendo formas más autocráticas de gobierno, los nacionalistas croatas están librando una guerra política y cultural por ahora. No obstante, están preparando el terreno para el ataque final a la democracia liberal de Croacia.
La filosofía de Hasanbegović está sumida en la sangrienta historia de los Balcanes, y tiene preocupantes implicaciones para la actualidad. El movimiento Ustacha llegó al poder en la primavera de 1941 y se convirtió en un títere del Tercer Reich. También está estrechamente vinculado con la poderosa Iglesia Católica Romana, quien apoyó este régimen de corta duración. La Ustacha asesinó a más de 377.000 judíos, serbios y romaníes (gitanos) de una manera tan cruel que provocó incluso las objeción por parte de la SS alemana.
Las filas de la extrema derecha en Croacia están tan bien equipadas que ya han logrado que 5.000 seguidores marcharan en las calles de Zagreb en enero, algunos de ellos cantando consignas de la Ustacha. Ellos carecen de una visión para el futuro mientras todavía alimentan heridas del pasado. Y ese pasado es «un pasado muy, muy oscuro.»
Desde que Hasanbegović tomó el cargo, no ha «hecho nada para que su radicalismo no sea tan extremo…» Él no ha perdido el tiempo en restaurar la cultura nacionalista y llevarla a la prominencia. Ha privado de fondos estatales a los pequeños medios de comunicación independientes y grupos de la sociedad civil, sacando las voces críticas de la televisión pública, y a muchos programas se les ha dado un crudo sesgo nacionalista. También ha elogiado el «documental» Jasenovac: La Verdad. Jasenovac era un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial en alianza de Croacia con la Alemania nazi en la década de 1940. La película afirma que Jasenovac no era un campo de exterminio sino simplemente un campo de concentración, y que sólo entre 20.000 y 40.000 víctimas perecieron allí, en vez de los 100.000 que los principales historiadores citan.
Hasanbegović nunca ha renunciado al sueño de una Gran Croacia, y afirma que nunca lo hará. Zagreb está ejercitando sus músculos en la región mediante el bloqueo de la ruta de su viejo enemigo Serbio en la UE al «negarse a avalar la recomendación de otro modo unánime de la UE de abrir negociaciones con Serbia…» Hay que esperar más problemas en los Balcanes.
Un acuerdo de cooperación entre la facultad de filosofía, tradicionalmente muy liberal, y la facultad de teología católica, provocó protestas de los estudiantes de la Universidad de Zagreb, porque fue visto como un intento de «aumentar la influencia de la iglesia, la cual es considerada como un símbolo de identidad nacional».
«Sería un paso hacia un mayor debilitamiento de la secularidad en Croacia,» dijo Iva, estudiante de 20 años de sociología.
La reacción a las fuerzas de los llamados «progresistas» de la UE ha llegado. Los movimientos nacionalistas están aumentando en toda Europa. Croacia quizás no tenga suficiente influencia como para seguir los pasos de la «epidemia nacionalista» de Hungría y Polonia pero está mirando hacia el futuro. Polonia y Croacia son países fuertemente católicos. Hungría tiene una gran sección transversal católica de su población. Lo que es probable que emerja en Croacia es un resurgimiento de un nacionalismo católico y fanático, lo que podría conducir a la persecución de los no católicos.
Si bien la globalización comienza de manera «progresiva» a través de ideales optimistas para la unidad e inclusión de todas las religiones, las culturas y pueblos bajo un solo gobierno mundial; el mantenimiento de esa trayectoria es difícil, ya que los viejos prejuicios y hostilidades religiosas y culturales socavan su sostenibilidad. Fácilmente, los gobernantes fanáticos pueden utilizar estructuras de poder globalizadas para traer al final una religión mundial.
«Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra». Apocalipsis 18:24.
Comments
Odette Boily
18 de mayo de 2016 at 22:02 10Wed, 18 May 2016 22:02:27 +000027.The Ustashis were more to be feared than the Gestapo during WWII.
I once read a book from Chick Publications (considered underground book at the time) which gave an overall idea of who was part of the Ustasha Movement and the author Avro Manharan revealed that many members of that movement were Roman Catholic Priests.
Antemurale Christianitatis
18 de agosto de 2016 at 20:47 08Thu, 18 Aug 2016 20:47:07 +000007.It was about time.