¿Qué Está Haciendo Jesús Ahora?
By Pastor Hal Mayer
Queridos amigos,
Bienvenidos al Ministerio Guardad la Fe. Gracias por estar con nosotros para analizar otro tema importante que nos ayuda a ver que estamos en el fin del tiempo. Hay tantas cosas que suceden en el mundo que amenazan con socavar nuestra salvación que debemos pensar cómo tenemos que vivir. No podemos ir por la vida como si nada sin tener en cuenta los importantes asuntos que estamos enfrentando a medida que nos acercamos al cierre del tiempo de gracia y al juicio investigador a los seres humanos vivos.
Hoy pienso darles un estudio bíblico que es políticamente incorrecto. Al menos para ciertas personas que ocupan altos cargos en las iglesias y en organizaciones, será políticamente incorrecto. Pero debo decirles lo que dice Dios. No puedo decirles lo que la mayoría de la gente les dice, porque no es lo que Dios dice. Es un mensaje doctrinal que es tan poco bienvenido por sus poderosas implicancias. Los pastores no hablan mucho de esto. Los educadores no les enseñan mucho de esto a sus alumnos. Muchas personas están asustadas por sus consecuencias.
Pero antes de comenzar nuestro importante estudio bíblico, quiero invitarlos a que se unan a mí en oración por nuestra obra en Australia. Está progresando mucho, y por nuestro Centro de Calidad de Vida han pasado muchas almas que están en el valle de la decisión de aceptar o rechazar a Cristo. Nuestra instructora bíblica me ha informado que está sobrepasada de pedidos de estudios bíblicos y es sumamente importante orar por estos pacientes que han asistido al Centro de Calidad de Vida de Highwood, para que entreguen sus vidas a Cristo.
También quisiera invitarlos a participar en nuestra colecta de ofrenda voluntaria para el Ministerio Guardad la Fe, que hacemos una vez al año. Este año estamos trabajando para alcanzar un blanco de $70.000.- para arreglar las deterioradas rutas que conducen a nuestro Centro de Calidad de Vida en Highwood.
Nuestros caminos de acceso están muy deteriorados. No se los mencioné antes porque teníamos otras prioridades más urgentes. Ahora esta es una de nuestras nuevas prioridades más urgentes. Hay pozos y baches por todas partes, y en algunos tramos hay lodo resbaladizo que causa una impresión negativa en nuestros pacientes al recorrer más de un cuarto de milla por la entrada a nuestro Centro de Calidad de Vida. Los caminos del campus nunca fueron bien construidos. No tienen suficientes desagües y alcantarillas que desagoten correctamente el agua y ninguna tiene el desnivel que corresponde para un correcto escurrimiento de las aguas. Por eso están en muy mal estado y debemos arreglarlas.
Estamos listos para comenzar una nueva campaña en Internet con anuncios y ofrecimientos especiales, que prometen ser muy gratificantes y que serán muy atractivos para las personas que necesitan sanidad. Dios está restaurando Highwood para que pueda hacer todo lo que Él quiere que haga.
Necesitamos vuestro apoyo para alcanzar nuestro blanco. Por favor, hagan lo que puedan para ayudarnos con alguna donación. Aún hay tiempo para hacerlo. No pedimos ninguna otra ayuda más que la que pedimos al final de cada año. Vuestras oraciones y aportes significan tanto para nosotros, pero esta vez necesitamos que consideren hacer una contribución especial para alcanzar nuestra meta de $ 70.000,-. Sería maravilloso si pudiéramos triplicar estos fondos o tal vez reunir $150.000,-.
Ustedes saben que Guardad la Fe está haciendo lo mejor para alcanzar a las almas perdidas con la verdad de Dios, a través de los CDs mensuales que llegan a muchos lugares donde yo no puedo ir, y también a través de nuestro Centro de Calidad de Vida en Highwood, que ofrece sanidad y salvación a quienes participan de nuestros programas, la mayoría son personas seculares que no tienen ningún entorno cristiano en sus vidas.
Por favor, ayúdenos a alcanzar la meta. Es vital que demos a Dios la mejor oportunidad para alcanzar a nuestros pacientes con Su amor. Necesitamos vuestras contribuciones para fin de año, para poder arreglar los caminos antes del comienzo del programa de Año Nuevo.
También quisiera invitarlos a orar por las almas que reciben mensualmente nuestros CDs, o que los reciben de amigos, y que no se dan cuenta que estamos muy cerca del cierre del tiempo de gracia. Ellos creen que están bien espiritualmente si devuelven los diezmos en sus iglesias, y hacen lo que el pastor les dice, o más bien lo que el ministro les dice que no hagan. De modo que compartan vuestros CDs con otros. Ofrézcanle la tarjeta rosada para que la completen y la envíen para recibir su propio CD cada mes.
Y una última cosa. Hay una gran oportunidad de la revista La Última Generación. Esta es una revista que testifica y es producida y editada por mi esposa Betsy. En ella se debaten eventos actuales a la luz de la profecía bíblica para quienes no conocen el Mensaje de los Tres Ángeles. Es atractiva y relevante y se publica seis veces al año.
En este momento, La Última Generación tiene una oferta especial de suscripción de 2 por 1. Sí, es correcto, ¡2 suscripciones al precio de 1! Pueden solicitar vuestra suscripción y otra más por solo $15,-. Seguramente saben de alguna persona a quien pueden enviarle la revista. Y vuestro propio ejemplar una vez que lo hayan leído, lo pueden compartir con alguien más también. Si desean compartir más copias sólo tienen que ordenarlas. Pueden encontrar todas las instrucciones en el folleto adjunto en su CD de este mes.
Algunos ejemplares en 2017 incluirán un artículo especial sobre salud y bienestar, además de un tema titulado: La Reforma Protestante, ¿Terminó?
Esta oferta especial de dos suscripciones al precio de una estará disponible solo durante el mes de enero de 2017 y no se repetirá. Luego de enero los precios aumentarán. De manera que suscríbanse hoy mismo. También pueden llamar al 540-672-5671. El teléfono es 540-672-5671.
Ahora inclinemos el rostro en oración para pedir que el Espíritu Santo nos hable a través de Su palabra. Padre nuestro que estás en los cielos, mi mensaje hoy es un mensaje muy importante. Necesitamos Tu Espíritu Santo en nuestro corazón para que nos enseñe lo que la Biblia realmente dice acerca de nuestros tiempos y de lo que Cristo está haciendo en nosotros y por nosotros. Ruego que nuestros ojos sean abiertos para que podamos entender las escrituras y responder en justicia a las cosas que escuchemos de Él, en el nombre de Jesús, amén.
Mis amigos, estoy exhausto. Completamente exhausto. En Norteamérica ha habido una campaña electoral tan caótica, que yo y muchos compatriotas estadounidenses estamos sin fuerzas. No podemos escuchar más retórica política, no podemos manejar más escándalos. No podemos confiar en nadie para que nos diga la verdad. Todo está distorsionado por las mentiras, la retórica y las campañas de difamación.
Pero estamos recién entrando a la guerra, los desastres y el caos de acuerdo a la Biblia. Ahora que la elección terminó, hay otra crisis a la cual hay que prestarle atención. Es como que una crisis profética sigue a la otra sobre sus propios talones. A medida que el mundo avanza hacia su fin, vamos en camino a una crisis religiosa que ciertamente cambiará el orden existente y lo reemplazará con una monarquía religiosa que es “tan políticamente correcta” que cualquiera que siquiera diga algo en contra será clasificado como enemigo del estado.
De modo que vamos a tratar un tema que puede causar incomodidad y hasta una revolución entre nuestros oyentes. Es ciertamente incorrecto políticamente lo que voy a decir hoy en las iglesias. Y es desafortunado que hayamos llegado a un tiempo en que aún la verdad misma es considerada traición. Espero que estén preparados para lo que se viene en el mundo. Y espero que estén preparados para lo que Dios quiera hacer con ustedes. Y que estén preparados para hacer frente a las consecuencias de las dinámicas de Dios en vuestras vidas.
Los invito a comenzar buscando en nuestras biblias el libro de Salmos, capítulo 77:11-13. Pensemos en estos versículos por un momento.
Versículos 11-12: “Me acordaré de las obras de Jehová; Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas. Meditaré en todas tus obras, Y hablaré de tus hechos”.
Estos versículos nos hablan de lo que deberíamos estar haciendo. Debemos recordar las obras del Señor Jesús. Él es el Señor. Debemos pensar y meditar en toda la obra del Señor y hablar de lo que hace.
¿Qué significa esto? Sí, significa que debemos hablar de las cosas que Cristo hizo, cómo liberó al antiguo pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto; cómo obró poderosos milagros para Israel; cómo enfrentó su idolatría en el Monte Carmelo y los envió en cautiverio a Babilonia para corregirlos y cambiar sus mentes; cómo Él vino a la tierra en forma de bebé; cómo vivió y trabajó entre los hombres, sanando sus enfermedades, resucitando a los muertos y ofreciéndoles el camino de la salvación; cómo fue azotado, burlado y salvajemente crucificado; cómo su sangre nos salvó y nos liberó del pecado. Hay tantas cosas para decir de sus maravillosas obras para los hijos de los hombres. Y aquí es donde se termina. En la iglesia de Dios hoy casi no se habla de lo que Cristo está haciendo en el santuario celestial. Mucha gente cree que no hay un santuario celestial. Mucha gente no cree que Cristo está haciendo una obra especial por su pueblo. Muchos no quieren estar en armonía con la voluntad de Dios.
Pero el mandato de las escrituras no termina con lo que leemos en la biblia. Debemos considerar lo que Dios ha hecho por nosotros en nuestra propia vida y lo que puede hacer por nosotros en el futuro. También debemos hablar de lo que Cristo está haciendo en el santuario celestial. Podemos hablar de cómo nos libera del peligro; cómo perdona nuestros pecados e iniquidad; cómo nos enseña la verdad y cómo nos rescató de las tinieblas y nos trajo a Su luz admirable.
Pero hay una cosa que Cristo hace que tal vez es la más importante para la última generación. Y tal vez es la que menos se menciona. Y no es políticamente correcto hablar de ello la mayoría de las veces. Es considerado como estar fuera de la teología popular. La mayoría del pueblo de Dios no debe mencionar asuntos claves o principios.
Pero deberíamos hablar de esto. Deberíamos estar explicando y proclamando a voz en cuello desde las terrazas de las casas, por así decirlo. Es tan importante que Satanás quiere sepultarlo debajo del montón de basura. El enemigo quiere oscurecer esto con tanta confusión para que no lo entendamos. Él está desesperado, de hecho, para impedirnos que lo experimentemos, él está determinado a usar todo su poder para impedirnos siquiera pensar en ello.
El concepto que voy a compartir con ustedes en esta ocasión, es tan candente y tan devastador para el enemigo, que se nos advierte que “trata así de confundir las mentes de suerte que no puedan descubrir la verdad”. El Conflicto de los Siglos pág. 574.
Veamos el versículo 13 de Salmos 77: “Oh Dios, santo es tu camino;
¿Qué dios es grande como nuestro Dios?”
De modo que hay algo tan grande acerca de lo que Cristo está haciendo en el santuario celestial que Satanás está decidido a impedir que las personas siquiera piensen en ello. Esto es tan poderoso que está desesperado por distraerlos de esto en cada cosa que hagan en su vida, lo que la biblia denomina “los afanes de esta vida”. Se encuentra en Lucas 21:34: “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día”.
¿Qué es lo que hace el enemigo? Nos involucra tanto en llevar nuestros hijos a jugar al fútbol, al béisbol, y pasar tiempo en Facebook, Youtube y Twitter, que no tienen tiempo para pensar en un tema tan importante. Nos hace ocupar nuestro tiempo en asuntos superficiales y nos hace descuidar la cosa más importante que necesitamos para sobrevivir en estos últimos días.
¿Asique a qué me refiero? Me estoy refiriendo al final y completo ministerio de Cristo por ti y por mí en estos días decisivos. Si hemos de sobrevivir la crisis que se acerca, necesitamos saber cómo Cristo planea guiarnos para que podamos cooperar con Él y así podremos sobrevivir.
Es de vital importancia que entendamos lo que dice Salmos 77:13 acerca de lo que nuestro poderoso Dios está haciendo en el santuario por Su pueblo. Esto involucra el camino de Cristo. Involucra el entendimiento del camino de salvación que se encuentra en el santuario. No estoy hablando del antiguo camino de salvación. Estoy hablando del camino de salvación de los que vivirán en el fin del tiempo, que tienen la mayor luz de las escrituras por voluntad de Dios. Estoy hablando de aquellos que tienen un entendimiento maduro de la biblia en toda su historia. Me refiero a lo que Cristo quiere lograr por su pueblo antes que cierre el tiempo de gracia.
Ahora, ¿a qué santuario se refiere el salmista? Realmente se está refiriendo a ambos, al santuario terrenal que era un tipo de lo que Cristo hacía y está haciendo en el santuario celestial.
Todos sabemos que Cristo murió por nuestros pecados y el sacrificio del cordero en el santuario terrenal cuando un hombre había pecado representaba el sacrificio de Cristo en la cruz. Todos sabemos que Él está intercediendo por nosotros ante el Padre en el cielo y que Cristo es nuestra justicia cuando venimos a Él con verdadero arrepentimiento y pedimos perdón. Él nos justifica y nos limpia de toda mancha del pecado y coloca nuestra culpa sobre Él. Somos libres y podemos ir a casa perdonados.
Pero esto no es todo lo que Cristo está haciendo. Recuerden, debemos meditar en lo que Él está haciendo ahora como también su maravillosa obra en el pasado. Estamos viviendo en la última generación. Dios ha dado la más completa luz a su iglesia remanente. Es el entendimiento más completo de las escrituras en la historia de la tierra. Una de las razones por las que Dios dio los principios del santuario terrenal a los Israelitas hace miles de años, fue para que nosotros, la última generación, entendamos qué es el santuario celestial y qué es lo que Cristo está haciendo allí por nosotros ahora.
Nadie ha tenido más luz respecto a esto en los 6.000 años de historia de esta tierra. Estamos en los últimos días, y Dios está trabajando diligentemente para ayudarnos a entender Su último y real propósito para su pueblo. Sin embargo tantos vuelven sus espaldas a la luz. Huyen de los principios de Dios. Se esconden a sí mismos en las hojas de higuera de la religiosidad, mientras comen sus carnes, y toman su café, al tiempo que la verdadera religión de Cristo se les escapa. Su vida superficial los hace pensar menos en Él y más en las ventajas terrenales. Su verdad no es apreciada ni deseada. No quieren cambiar sus vidas y ponerlas en armonía con el carácter de Cristo. De modo que ¿cómo puede madurarlos para que sean semejantes a Él en todas las cosas?
Mucha gente piensa que mientras sean bautizados, asistan a la iglesia y devuelvan los diezmos, seguramente estarán en el reino de los cielos. Dios pasa por alto su temperamento, su orgullo y su indulgencia por el apetito. Ellos pueden decir alguna “mentira blanca”. Dios pasará por alto estas cosas. Pueden consumir porno liviano y Dios lo pasará por alto. Piensan que pueden mirar películas de Hollywood y Dios no lo tendrá en cuenta. Pero amigos, tengo noticias para ustedes. Se van a llevar una sorpresa y hasta podrían reaccionar contra lo que dice la biblia que sucederá si ustedes se encuentran en esta condición.
Veamos lo que dice Pablo en Hebreos acerca del santuario terrenal. Se encuentra en el capítulo 8, versículo 1 y 2: “Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, Ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre”.
Aquí está la más clara evidencia de que hay un santuario celestial al cual Cristo entró para sentarse como el Altísimo, la Majestad en los cielos. ¡Wow! Esto no es una majestad terrenal. Roma no puede igualar esta majestad, aun cuando pretende ser la vice-gerente de Cristo en la tierra. Ningún monarca terrenal puede pretender que Cristo se siente a su lado en el gobierno. Aquí está hablando del lugar en el cielo donde está el gran trono. Y tampoco es un lugar pequeño. Es gigantesco porque hay miles y miles de ángeles ministrando delante de Él. Escuchen la descripción del trono de Dios en el santuario celestial del cielo de los cielos. Está en Daniel 7:9, 10.
“Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”.
Amigos, este es un lugar gigantesco. Imagínense cuán diminutos e insignificantes nos sentiríamos ustedes y yo en un lugar así ante la vista de todos los seres celestiales. Sin embargo ese es justo el lugar para nosotros. Es el lugar que debemos imaginar en nuestras mentes. Y debemos estar allí por fe. Se nos dice en Salmos 77 que debemos hablar de lo que está sucediendo en ese lugar. Y debemos contarles a otros lo que sucede allí.
Ese es el “verdadero tabernáculo que el Señor levantó y no el hombre”. Y Jesús está allí con su amado Padre, y el presenta Su sangre como evidencia contra el mal y en favor del pecador arrepentido.
Pero la mayoría de nosotros no nos arrepentimos verdaderamente de nuestros pecados. Nos gusta pecar, entonces ¿cómo puede Dios remover nuestros pecados y presentar su sangre por nosotros? ¿Cómo puede Jesús presentar su sangre derramada por nosotros? La mayoría de nosotros no tenemos idea de la santidad y la majestad del poder de Dios. Si estaríamos en su presencia directamente seríamos consumidos. La mayoría de nosotros no sabemos lo que es el arrepentimiento genuino. Tenemos una forma superficial de decir perdón y pedir perdón. Pero no tenemos un dolor real por el pecado. No agonizamos porque no nos parecemos a Cristo como debiéramos. No sentimos el dolor en nuestros corazones perversos cuando herimos a Cristo cada vez que pecamos. No amamos a Cristo lo suficiente como para realmente sentirnos dolidos.
La mayoría de nosotros hemos rechazado la convicción del Espíritu Santo, cuyo trabajo es convencernos de pecado y de verdadera justicia, y el juicio que vendrá. Estas son las palabras del mismo Jesús en Juan 16:8 “Y cuando él venga,( el Consolador, el Espíritu Santo) convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”.
Cuando pecamos ya hemos sido juzgados. La penalidad es la muerte eterna y no hay esperanza si no nos arrepentimos. ¿Pero qué es el verdadero arrepentimiento? No es lo que la mayoría de las personas experimentan. Sienten pena por las consecuencias del pecado, algo parecido a lo que experimentó Judas. Pero no sienten puntadas de dolor por el pecado como tal.
El verdadero arrepentimiento sale del amor de Cristo. No nos podemos arrepentir verdaderamente si no amamos a Cristo. Porque es el amor de Cristo lo que mueve al corazón al arrepentimiento del pecado. Algunas personas hacen una reforma externa, pero no sienten realmente pena en su corazón por lo que han hecho contra Cristo y el dolor que le causan.
“Pero cuando el corazón cede a la influencia del Espíritu de Dios, la conciencia se vivifica y el pecador discierne algo de la profundidad y santidad de la sagrada ley de Dios, fundamento de su gobierno en los cielos y en la tierra. “La Luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo,” ilumina las cámaras secretas del alma, y quedan reveladas las cosas ocultas. La convicción se posesiona de la mente y del corazón. El pecador reconoce entonces la justicia de Jehová, y siente terror de aparecer en su iniquidad e impureza delante del que escudriña los corazones. Ve el amor de Dios, la belleza de la santidad y el gozo de la pureza. Ansía ser
purificado y restituido a la comunión del cielo”. El Camino a Cristo pág. 24,25.
¡Qué maravillosa oportunidad tenemos de vivir restaurados a la comunión con el cielo! ¿Porqué deberíamos darle la espalda? Sin embargo muchos lo hacen. Están temerosos de cuánto les costará arrepentirse genuinamente. No quieren sentirse avergonzados. No quieren sentir dolor por el pecado ni sentir agonía por ser tan distintos a Cristo. Ellos piensan que si entregan todo a Cristo sufrirán persecución, serán un ridículo, serán abusados, etc., innecesariamente. O están aterrorizados de sentir la presencia de un Dios ofendido. Los ministros enfatizan el amor y Su perdón, pero no mencionan el paso necesario para obtener el perdón de Cristo. No explican las claras instrucciones bíblicas sobre cómo arrepentirse verdaderamente del pecado. Pero debemos entender que necesitamos la santidad, la pureza y la justicia de la ley de Dios. Esto nos ayudará a entender nuestra desesperada necesidad de arrepentimiento.
Pero amigos, tenemos un mediador. Mientras dure el tiempo de gracia tenemos un intercesor. Jesús está entre nosotros y la muerte, la muerte segunda. Nos ama tan profundamente que ansía darnos Su pureza para que podamos vivir en justicia sobre esta tierra.
La mayoría de nosotros sin embargo, queremos minimizar al pecado y mostrarle a nuestras mentes y a otras personas que no es tan grave. Cuando vemos la contaminación de nuestra alma, queremos esconderla aún de Dios que lo ve todo.
Amigos, es Cristo quien nos da arrepentimiento. No podemos arrepentirnos por nosotros mismos. Solamente podemos arrepentirnos cuando Cristo abre nuestros corazones y nos muestra nuestra maldad interior y nuestro sucio yo y la justicia de la justa ley por la que ansiamos ser justos ante Su vista. Pidan que Jesús les dé verdadero arrepentimiento por vuestros pecados, mis amigos. Sólo puede provenir de Cristo. Pídanle que les muestre cuán malvados son y cuán justo es Dios. Escuchen esta declaración de El Camino a Cristo pág. 29 “Un rayo de la gloria de Dios, una vislumbre de la pureza de
Cristo, que penetre en el alma, hace dolorosamente visible toda mancha de pecado, y descubre la deformidad y los defectos del carácter humano. Hace patentes los deseos profanos, la incredulidad del corazón y la impureza de los labios. Los actos de deslealtad por los cuales el pecador anula la ley de Dios quedan expuestos a su vista, y su espíritu se aflige y se oprime bajo la influencia escrutadora del Espíritu de Dios. En presencia del carácter puro y sin mancha de Cristo, el transgresor se aborrece a sí mismo”.
Cuando vemos el amor de Dios y su justicia, ansiamos alejarnos de nuestro pecado. Allí es cuando el genuino arrepentimiento tiene lugar. Cuando vemos nuestra maldad comparada con el amor de Cristo, no podemos seguir pecando. Deseamos alejarnos del pecado. Deseamos ser envueltos en Cristo, en Su aprobación y Su amor.
Cuando un ministro enseña que no hace falta alejarse del pecado para recibir perdón, está enseñando gracia barata. Está enseñando una falsedad. Ustedes solamente se pueden alejar del pecado a través del poder de Cristo en vuestras vidas, pero deben alejarse en cooperación con Cristo para poder ganar la victoria sobre el pecado. Cristo está en el centro de todo. Ustedes obtienen arrepentimiento de Cristo. Ustedes se alejan del pecado por el poder de Cristo y obtienen el perdón de Cristo.
Amigos, tenemos un abogado para con el Padre, Jesucristo el justo, y Él es poderoso. Él imputará Su justicia sobre nosotros si genuinamente nos entregamos en verdadero arrepentimiento. Verdadero arrepentimiento significa que en vuestros corazones decidieron alejarse del pecado. Comienzan a practicar la reprobación hacia el maligno y se alejan de sus tentaciones. Ustedes recibirán perdón y completa restauración a la comunión con Dios. ¡Qué gozo! ¡Qué libertad!
¿Pero después qué? ¿Es esto todo, o hay más? Mis amigos, hay más, mucho más. Vivimos en el tiempo de la historia de la tierra en que Dios ha dado completa luz a Su pueblo y consecuentemente requiere de nosotros más responsabilidad. Pero la mayoría del pueblo de Dios no tiene idea de que hay mucho más que una mera intercesión y perdón del pecado. Ellos piensan que eso es todo lo que se les pide.
Y es la forma en que ha sido por muchos siglos. El hombre pecaba y se arrepentía, y era perdonado, pecaba y se arrepentía y era perdonado, una y otra vez.
Pero en los últimos días, Satanás ha hecho acusaciones que aún están en pie y no han sido contestadas en su totalidad. Cristo debe contestar los alegatos del enemigo antes de que retorne y reclame a su pueblo como Suyo. Como ven, la salvación no es solo nosotros, también es Cristo. Su carácter deber ser vindicado ante el universo.
Cuando les pido a mis alumnos que expliquen la diferencia entre lo que Jesús estaba haciendo antes de 1844 y lo que está haciendo ahora después de 1844, la respuesta es una mirada fija. No tienen idea. Y son los alumnos espirituales de mi clase. Son los que aman al Señor y están decididos a realizar la obra por su maestro. Son los que Dios usará para finalizar su obra en esta tierra, entre otros. Están destinados a estar al frente de la batalla contra el enemigo. Pero no saben qué es lo que Jesús está haciendo para la última generación en el lugar Santísimo del santuario celestial.
Finalmente alguien dice, “intercede por nosotros”. Sí, es verdad. Todavía intercede por aquellos que caen en pecado. Pero Cristo estaba haciendo eso también antes de 1844. Mi pregunta es, ¿cuál es la diferencia? Entonces alguien responde, “nos está juzgando”. Yo les pregunto, ¿qué significa eso? Más miradas fijas. Entonces alguien dice, “es el juicio investigador”. Yo les pregunto, ¿qué significa eso? Más miradas fijas.
La conversación pasa por sus cabezas. Desafortunadamente, la mayoría de nuestra gente joven no está siendo enseñada talvez en la verdad más importante de nuestro tiempo. Sus padres no fueron educados en ello, de modo que tampoco enseñan a sus hijos. Pero más que eso, la mayoría de los miembros de iglesia no reciben una explicación de esto de sus pastores, evangelistas y otros.
¿Han pensado mucho ustedes en esto? ¿Cuál es la diferencia entre lo que Cristo hizo antes de 1844 y lo que está haciendo ahora? Si no lo han hecho, les sugiero que escuchen muy cuidadosamente el resto de mi mensaje hoy porque les voy a mostrar lo que nuestro Salvador está haciendo ahora por su pueblo.
Abramos nuestras biblias en Hebreos 8:1-2. Escuchen cuidadosamente lo que dice allí. Se refiere a Cristo. “Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre”.
¿De qué aspecto del santuario está hablando aquí? Amigos, está hablando del trabajo del sumo sacerdote. ¿Cuándo tenía el sumo sacerdote un trabajo especial en el santuario terrenal? Era en el Día de Expiación. El sumo sacerdote, en el Día de Expiación entraba al lugar Santísimo a ofrecer sacrificio por los pecados acumulados del pueblo durante un año. Estos eran colocados sobre el macho cabrío y éste era enviado al desierto a morir. Igualmente, a Satanás se le cargarán los pecados perdonados del pueblo de Dios y él perecerá en el lago de fuego, de acuerdo a las escrituras en Apocalipsis 20:10. Juan el Revelador vio en visión el fin de Satanás y el fin del pecado. Dice así, “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre,…”
Las profecías de tiempo revelaron que Jesús cambiaría su obra en el santuario celestial en octubre de 1844. Él iría al “Anciano de días” a conducir uno de muchos juicios. Leámoslo nuevamente en Daniel 7:9,10. “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente.
Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”.
Piensen en esta escena mis amigos. Daniel el profeta vio en visión las realidades del santuario celestial. Es inmenso porque hay millares de millares sirviéndole. Esto es 100 millones de seres, la mayoría probablemente son ángeles de gran poder. Imagínense la gloriosa escena en aquel gran santuario en el cielo. Hay un trono glorioso. En él está sentado nuestro Padre celestial, que ama a los pecadores arrepentidos más de lo que ellos pueden comprender aquí en la tierra, pero que odia al pecado porque fue instigado por su archienemigo Satanás; y envía a sus santos ángeles y al Espíritu Santo para ayudarnos a separarnos del pecado para que pueda llevarnos al hogar celestial. Allí está Cristo, que intercede entre el pecador arrepentido y ofrece su sangre en pago por el castigo del pecador.
Estoy interesado en lo que estos millares de millares hacen en su ministerio. No se nos dice específicamente, pero tienen algo que ver con el trabajo del juico que se está llevando a cabo. Este juicio se está realizando ahora de acuerdo a la profecía de Daniel 8:14, donde el ángel contesta la pregunta de hasta cuándo sería el continuo sacrificio (que es la intercesión de Cristo en el lugar santo). El ángel dice, “Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado”.
De manera que la “purificación del santuario celestial” es un paralelo al tiempo en que el sumo sacerdote colocaba los pecados acumulados sobre el macho cabrío en el santuario terrenal. Era el típico Día de Expiación en el santuario terrenal. Pero, ¿cuándo comenzó el anti-típico Día de Expiación? Bueno, no es tan sencillo en estos versículos pero se puede saber con un poco de entendimiento profético y un poco de matemáticas.
El ángel en Daniel 9 contesta la pregunta en los versículos 24-26. “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas;…”
Esto son 69 semanas. Mesías Príncipe significa “el Ungido”. La escritura dice en el versículo 27 de Daniel 9 que en la mitad de la semana 70, “Él” hará cesar el sacrificio y la ofrenda”… esto se refiere al velo del templo que se rasgó cuando Cristo murió en la cruz y ponía fin al sistema de ritos y ceremonias de los judíos. El tipo se encontró con el anti-tipo y ya no eran necesarios los ritos y ceremonias.
En otras palabras, usando el principio profético de día por año registrado en Números 14:34 y Ezequiel 4:6, desde el decreto emitido en el año 457 AC, para restaurar y reedificar Jerusalén, que incluía financiamiento y autonomía para la ciudad de Jerusalén, habría 69 semanas, o 483 años hasta el comienzo del ministerio de Cristo, que comenzó exactamente en el año 27 DC con su bautismo. Coincide perfectamente con el comienzo de la semana 70. Luego a la mitad de la semana 70, tres años y medio después, Cristo sería crucificado a “la mitad de la semana”. Y tres años y medio después, al final de la semana 70, la nación judía dejaría de ser la verdadera iglesia de Dios cuando apedrearon a Esteban en el año 34 DC. La iglesia de Dios sería transferida a la iglesia del Nuevo Testamento de los discípulos.
Ahora, 70 semanas (o 490 años de la profecía) es solo la primera parte de la profecía de los 2300 años. La diferencia entre 490 años y 2300 años son 1810 años. De modo que si añadimos los 1810 años al final de los 490 años, en el año 34 DC, llegamos exactamente a 1844. Entonces, ¿qué es lo importante de 1844? ¿Qué es esta “purificación del santuario”?
Escuchen esta interesante declaración del libro El Conflicto de los Siglos, pág. 481. “En el servicio del santuario terrenal que, como ya lo vimos, es una figura del servicio que se efectúa en el santuario celestial, cuando el sumo sacerdote entraba el día de la expiación en el lugar santísimo terminaba el servicio del primer departamento. Dios mandó: «No ha de haber hombre alguno en el Tabernáculo de Reunión cuando él entrare para hacer expiación dentro del Santuario, hasta que salga.» (Levítico 16: 17, V.M.) Así que cuando Cristo entró en el lugar santísimo para consumar la
obra final de la expiación, cesó su ministerio en el primer departamento. Pero cuando terminó el servicio que se realizaba en el primer departamento, se inició el ministerio en el segundo departamento”.
Aquí hay varios aspectos o fases de la obra de Cristo en la expiación. La cruz fue solo una parte de ello. La cruz de Cristo fue el sacrificio expiatorio completo. No habría más necesidad de otro sacrificio expiatorio. Fue necesario solo una vez. Además, estaba el ministerio de Cristo en el lugar Santo del santuario celestial donde Él intercedía por el ser humano como el sacerdote lo hacía en el santuario terrenal diariamente durante el año. El sacerdote terrenal colocaba incienso sobre el altar y el humo subía como un dulce aroma hacia el cielo. Esta era la obra de intercesión por los pecados diarios del pueblo de Dios. Esta era la segunda fase del ministerio de Cristo.
Y se extendió durante todo el período ignorancia y superstición de la edad media, cuando el papado gobernaba al Santo Imperio Romano. Se extendió hasta el tiempo en que el papado sufrió la herida mortal en 1798 por el General de Napoleón. Y siguió aun un poco más allá de 1844 cuando comenzó el ministerio de Cristo en el lugar Santísimo.
Como ven, Dios tuvo que tener una forma de otorgar el perdón y la salvación a personas sinceras durante una era de oscuridad espiritual. No tuvieron mucha luz. Satanás usaba las supersticiones de la iglesia católica romana para engañar a la gente y hacerles creer que eran salvos por obras. Durante la mayor parte de estos años, los Valdenses proclamaron el verdadero evangelio pero de forma limitada porque eran perseguidos y capturados como animales, y también porque las masas de personas no tenían educación y eran mantenidos en la ignorancia en beneficio de la iglesia y sus dirigentes.
¿Porqué permitió Dios semejante tiempo de oscuridad? Porque tenía que permitirle a Satanás que muestre su hostilidad hacia la iglesia de Cristo y su enemistad hacia Cristo. Esto contestó muchas preguntas en el gran conflicto. De otro modo algunos dirían, “Bueno, ese era Cristo, Satanás no fue hostil con el pueblo de Cristo.” Pero ahora sabemos, y todo el universo sabe que nuestro enemigo es tan hostil hacia los fieles seguidores de Cristo como lo fue contra Cristo mismo.
Dios también tuvo que mostrar que tendría un pueblo que sería fiel a Su ley, aun al Sábado, a través de la larga noche de persecución y conflicto con Roma.
Pero ahora, todavía hay unas pocas preguntas que necesitan ser contestadas en esta gran controversia.
Durante la fase final de expiación y purificación del santuario o el Día de Expiación limpiaría el registro de pecados acumulado en el santuario celestial. El solemne anti-típico Día de Expiación tiene un propósito similar. Es el cierre de la obra de Cristo en el santuario celestial tal como lo era el Día de Expiación que hacía el sacerdote terrenal al cerrar el año mediante el ritual y las ceremonias. Y se trata de la purificación de la profanación.
Ahora regresamos a nuestra primera pregunta. ¿Qué está haciendo Jesús en el lugar Santísimo que no estuvo haciendo en el lugar Santo del santuario celestial?
Bien amigos, pensemos en ello. Cuando un pecador se arrepentía de su pecado durante el ministerio del santuario terrenal, él traía un cordero al santuario, confesaba sus pecados sobre el cordero, que simbólicamente representaba a Cristo, el Cordero de Dios. Luego el cordero era sacrificado y la sangre era salpicada sobre el altar dentro del lugar Santo. Esta sangre era como el registro de su pecado. Y quedaba allí en el santuario hasta el Día de Expiación. En el anti-típico servicio, en el cielo, el registro del pecado es llevado en libros mientras Cristo intercede con su sangre por el pecador arrepentido.
Si el hombre pecaba nuevamente, traía otro cordero. La sangre era salpicada sobre el altar y el hombre se retiraba perdonado y libre. Si pecaba nuevamente, otra vez traía un cordero, confesaba sus pecados sobre el cordero que era sacrificado y la sangre salpicada sobre el altar del lugar Santo, y se retiraba perdonado y libre. Si pecaba nuevamente, todo el proceso se repetía. Esto sucedía todos los días si era necesario, una y otra vez. Este ministerio en el lugar Santo era muy importante porque proveía un camino de salvación durante un tiempo en que el pueblo de Dios tenía menos luz acerca de la completa verdad de Dios.
El registro de estos pecados, representado por la sangre salpicada quedaba allí hasta el Día de Expiación, cuando simbólicamente eran colocados sobre el macho cabrío, que representaba a Satanás, y era enviado al desierto para siempre.
Lo mismo es cierto para el santuario celestial. Durante la era cristiana, luego que Jesús ascendiera a su Padre, el pecador podía confesar sus pecados a Jesús, que ofrecería su sangre como suficiente rescate para pagar la culpabilidad del pecador, y Cristo tomaría su pecado y le daría a cambio Su justicia, y el pecador podía retirarse libre y perdonado. Si pecaba nuevamente, podía hacer el proceso nuevamente. Cada vez que pecaba podía venir y ser limpiado de su pecado y perdonado. Cristo continuaría ofreciendo su sangre en favor del pecador.
Pero algo cambió en 1844 al término de los 2300 años, de acuerdo a las escrituras. Vayamos a Daniel 7:10 nuevamente. Luego de la descripción del majestuoso trono en el santuario celestial con sus millares de millares, que Daniel vio en santa visión, las escrituras dicen, “el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”.
Este juicio es diferente a la ejecución final del castigo de los impíos. Este juicio involucra libros. ¿Qué libros? Son libros de registros. Como ven, si pecamos, los ángeles registran nuestras acciones. Esto es muy importante para que Cristo pueda mostrar hasta dónde fue capaz de descender para redimir al hombre. Él puede demostrar que todos estos pecados fueron puestos sobre Él y Él sufrió y murió por cada uno de ellos. También, es el registro exacto que demuestra que no hay excepciones o engaños para llevar a los pecadores al cielo. Ustedes saben que si esto ocurriera, Satanás muy rápidamente acusaría a Cristo de gracia barata. Diría que Cristo no fue realmente serio con Su ley. Después de todo, si algún quebrantador de la ley entraría en el cielo, ¿porqué él no podría seguir en la compañía de los seres santos? Asique cada cosa debe ser conservada bien clara y bien precisa. Cristo debe proteger el universo de cualquier otro disturbio del pecado una vez que la expiación ha sido completada. Satanás no debe tener ningún lugar ni motivo para acusar a Cristo y debe finalmente reconocer con sus propios labios que Cristo es justo.
¿Qué es entonces la obra de juicio de los registros en los libros del cielo? Hay un versículo muy interesante en Apocalipsis 20:12. Escuchen lo que dice acerca de los libros de registro del cielo. “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”.
Una vez que las personas fallecen, no hay más tiempo de gracia. No hay más oportunidad de arreglar su vida y ponerla en armonía con la ley de Dios. Por eso es vital que lo hagamos ahora mientras tenemos tiempo de gracia.
La investigación celestial de las vidas de aquellos que han pasado al descanso es el mismo juicio proclamado en Apocalipsis 14:7. Es el juicio que se lleva a cabo durante la proclamación de la verdadera adoración, la adoración del Creador. De modo que debe ser antes del fin del tiempo de gracia. El primer ángel proclama a gran voz “Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”.
Es un llamado a adorar al Creador que hizo el séptimo día sábado al final de la creación. Al guardar el sábado damos gloria a Dios. Quebrantando el sábado deshonramos a Dios quien hizo el sábado y lo apartó como santo desde la misma creación. Esto nos muestra que no colocamos nuestra relación con Dios como primera prioridad. Nos muestra que adoramos a otros dioses. La adoración es el centro de nuestras vidas. Es el objetivo final de todas las cosas. ¿Vamos a adorar a Dios? ¿O vamos a adorar al dinero? ¿O a la gente? ¿O a la bestia – Roma? ¿O a Satanás mismo? ¿A cuál de ellos?
¿Qué es la hora de su juicio? Es el tiempo del juicio o el fin del tiempo. Es el tiempo antes del cierre de la gracia que comenzó en 1844 cuando el sábado sería proclamado más completamente que en cualquier época desde que Cristo caminó sobre esta tierra. También es un tiempo de juicio que investiga los libros y determina quién es culpable de pecado y quién ha sido perdonado. Por lo tanto queda determinado quién merece la vida eterna y quién no. Apocalipsis 22:12.
Ahora observemos esto. Apocalipsis 3:5 dice, “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”.
Vemos entonces que cuando nos convertimos en seguidores de Cristo, nuestro nombre es registrado en el libro de la vida. A medida que la vida continúa podemos caer en pecado, en hábitos antiguos por ejemplo. No hemos aprendido a vivir en Cristo y no hemos aprendido cómo Cristo vence al pecado en nuestras vidas. Pero sabemos que tenemos un abogado con el Padre, Jesucristo que nos perdona y nos limpia de todo pecado. Él toma el pecado sobre sí mismo y con tierna compasión nos perdona por nuestra iniquidad.
Pero Él ha estado haciendo esto por casi 2000 años ya, desde que volvió al cielo. Todavía aboga por Su pueblo y perdona sus pecados aún estando en el lugar Santísimo, la expiación final durante el anti-típico Día de Expiación.
Y hay más en el lugar Santísimo. Cristo ha purificado el santuario como lo describe Daniel 8:14. Esta purificación es una obra muy importante. Quita los pecados del registro que han sido colocados en el santuario. Si continuamos pecando, hay más pecados siendo registrados en los libros del santuario. ¿Cómo puede Cristo purificar el santuario si Su pueblo continúa pecando y acumulándolos allí?
Entonces en lugar de borrar al verdadero arrepentido del libro de la vida, aquel que se arrepiente de su pecado y vive en armonía con el carácter de Cristo o la ley de Dios, su nombre es preservado en el libro de la vida. Sus pecados serán borrados del registro en el santuario celestial una vez que no peque más. ¡Qué transacción maravillosa! Cristo nos da su poder para vivir una vida santa y en armonía con la ley de Dios. Él ama tanto a Cristo que no puede soportar ofenderlo. De modo que vive fielmente con Cristo. Cristo pone su Santo Espíritu en él y lo capacita para vencer cualquier tentación del enemigo.
Como ven, Satanás siempre ha pretendido que es imposible guardar la ley de Dios y que Dios es injusto al requerir esto. Pero Dios lo ha desmentido. Estuvo Enoc, Matusalén, Noé, Elías, Daniel, etc., todos eran pecadores, pero aprendieron a guardar la ley de Dios y amarlo con todo su corazón.
Satanás también argumentó que ni siquiera Cristo podía guardar la ley de Dios, pero Cristo venció todas las tentaciones que el diablo interpuso en su vida, hasta que murió en la cruz, por el poder de su Padre viviendo en Él. Fue el único hombre sin pecado que jamás haya vivido. Y lo hizo por el poder de Dios en nuestra carne. ¡Qué derrota fue esto para Satanás!
Pero él se mantiene en su postura, diciendo, “está bien, talvez uno o dos pueden guardar la ley de Dios, pero no todo un grupo de personas. ¡Eso es imposible!
Jesús le dice, “oh sí, yo puedo. Yo puedo darle poder a todo un grupo de personas para vivir de acuerdo a Mi ley y vencer todas tus tentaciones. Y ellos guardarán mi ley constantemente aunque le pongas las peores tentaciones en su camino y los pongas bajo extrema presión. No se rendirán a tus malvadas tentaciones. Será mi poder, pero estará operando en la carne de ellos”.
Este es el argumento. Pero hay otro punto. La ley de Dios es el fundamento de su santo gobierno y penetra el universo trayendo paz y felicidad a todas partes. Él les da libertad de elección a cada una de sus criaturas inteligentes. Tiene que asegurarse que el pecado nunca más se levantará, y al mismo tiempo permitir que cada sobreviviente tenga la posibilidad de hacer una elección. La persona salva eternamente aún puede volver sus espaldas a Dios si así lo desea. Pero no lo hará porque aprendió el valor del sublime amor de Cristo, el poder de vivir por Su ley, que realmente es una expresión del carácter de Cristo. Ama tanto a Dios y está tan agradecido por la absoluta paz y tranquilidad de su alma que nunca cambiaría esto por ninguna otra cosa.
Pero esto debe ser aprendido aquí en la tierra antes que Jesús retorne. No puede contestar el argumento de Satanás si el hombre no necesita aprender a ser leal a Cristo y a su ley aquí en la tierra. Dar al hombre la libertad de vivir como le place sin tener que vencer al pecado, le daría a Satanás oportunidad de hacer más acusaciones.
Ahora agreguemos otro concepto. La parábola del vestido de bodas tiene que ver con esto mismo, la hora del juicio. ¿Recuerdan la parábola en Mateo 22? El rey llamó a aquellos que habían sido invitados a la boda, pero rechazaron asistir, y hasta asesinaron a los mensajeros que llegaron con la invitación.
Esto muestra la hostilidad del mundo hacia Cristo. Muestra la hostilidad de la iglesia judía hacia Cristo. Pero aún más, muestra la hostilidad de la iglesia hoy hacia el último mensaje de advertencia al mundo.
Entonces el rey envió a otros mensajeros a ir a los caminos y calles cortadas e invitar a cualquiera que quisiera asistir a la boda, sea bueno o sea malo. Muchos llegaron al lugar. A cada uno se le dio un vestido especial de bodas. Este vestido representa la justicia de Cristo que reemplaza nuestra vestimenta contaminada de pecado y egoísmo.
Veamos lo que hizo el rey. Mateo 22:11 dice, “Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda”. El rey comenzó a investigar a los invitados a la boda. Aquí había un hombre que había recibido el vestido pero deshonró al rey al rehusar colocarse el vestido.
Esta investigación representa el juicio investigador de Daniel 7:10 y Apocalipsis 22. Está sucediendo en este preciso instante en las cortes celestiales. Veamos que sucedió en el versículo 12. “Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció”. El hombre fue sacado de la fiesta de bodas.
Todos aquellos que no estén vestidos con la justicia de Cristo serán echados fuera del libro de la vida. Al decir que quienes han vencido y se han puesto la vestimenta de la justicia de Cristo no serán borrados del libro de la vida, Cristo también está diciendo que habrá quienes tienen su nombre en el libro de la vida pero serán borrados. En otras palabras, aquellos que no sean vencedores y que no estén vestidos de la justicia de Cristo, no recibirán la vida eterna. No existe eso de que una vez salvo, salvo para siempre.
Una de las retorcidas tentaciones de Satanás es hacer creer a los miembros de iglesia que son salvos sin ser vencedores en el poder de Cristo. Cuando Jesús dice “al que venciere le daré…” también está diciendo que “el que no venciere no le daré…” Desafortunadamente, Él tendrá que decirle “Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad”. Lucas 13:27
Malaquías 3:2,3 nos dice, “¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia”.
¿Qué es este tiempo de su venida? Es Jesús viniendo al Anciano de días en Daniel 7:9. Es el comienzo del juicio en los cielos de los libros de registro para ver quién ha tenido a Cristo en su corazón y por lo tanto merece el cielo.
Ahora, leamos esta interesante declaración de El Conflicto de los Siglos pág. 478. Luego de citar el versículo que acabamos de leer, el autor dice, “Mientras se prosigue el juicio investigador en el cielo, mientras que los pecados de los creyentes arrepentidos son quitados del santuario, debe llevarse a cabo una obra especial de purificación, de liberación del pecado, entre el pueblo de Dios en la tierra”.
En otras palabras, la obra que Jesús está haciendo ahora en el lugar Santísimo del santuario celestial es purificar a un pueblo, separarlos del pecado, y darles la victoria sobre cada pensamiento y acción equivocada.
¿Porqué? Aquí hay una importante declaración de El Conflicto de los Siglos que nos pone en contexto. “Los que vivan en la tierra cuando cese la intercesión de Cristo en el santuario celestial deberán estar en pie en la presencia del Dios santo sin mediador. Sus vestiduras deberán estar sin mácula; sus caracteres, purificados de todo pecado por la sangre de la aspersión. Por la gracia de Dios y sus propios y diligentes esfuerzos deberán ser vencedores en la lucha con el mal”. Está en la página 478.
Pensemos en esto por un minuto. ¿Qué es lo que Cristo está haciendo en el lugar Santísimo del santuario celestial? Está intercediendo por nosotros, pero es más que eso. Él es nuestro abogado que perdona nuestros pecados y ofrece su sangre en lugar de la nuestra, pero aún es más que eso. Es nuestro sustituto que toma nuestra culpabilidad sobre sí mismo, y aún es más que eso. Está haciendo algo que no había hecho nunca antes. Está haciendo algo que lleva a su pueblo más allá de donde jamás han estado antes. Y les ofrece el poder de lo alto para alcanzar algo que no ha sido alcanzado nunca antes. Cristo está preparando un pueblo, un grupo de personas, para estar en pie ante la vista de un Dios santo sin un mediador.
¿Porqué o cuándo necesitamos un mediador? Es porque pecamos. El mediador, Jesucristo, intercede por el pecador arrepentido y pone su sangre como rescate en lugar de la sangre del pecador que merece la pena de muerte. ¿Qué es entonces lo que Cristo tiene que hacer para organizar un grupo de personas que realmente dejaron de pecar? Cristo tiene que realmente cultivar en nosotros el poder de Su Espíritu para vencer cada pecado, y vencer cada tentación, para que seamos representantes vivientes de Su carácter en un mundo que se ha vuelto malvado a causa del enemigo. Esto significa que este grupo no tiene nada que esté en conflicto con el carácter de Cristo. No tienen problemas con asuntos de enojos. No tienen engaño en ellos. No tienen avaricia. No tienen sentimientos de lujuria, ni odio, ni celos contra nadie. Y en el tiempo de persecución, pruebas y caos, Cristo tendrá un pueblo que lo representa.
Vivir ante la vista de un Dios santo no significa que debemos hacerlo solos. No significa que Cristo los haya abandonado. Cristo está a su lado. Él les envía a su Santo Espíritu en mayor medida para vencer al enemigo y sellarlos para la eternidad. Cristo les da poder, poder para vencer, y ellos cooperan con Él aún en las más severas tentaciones que Satanás pueda interponer. Están tan unidos a Cristo, tan cerca de Él que Cristo los puede usar para demostrar que hay un pueblo que puede ser completamente leal a la ley de Dios y al carácter de Cristo (lo cual es la misma cosa). Cristo estará a su lado. Cristo les dará todo lo que necesitan para vencer al enemigo.
Qué maravillosa experiencia mis amigos. Yo quiero deshacerme del pecado. Quiero vencer al enemigo. Quiero vivir en Cristo durante el tiempo más difícil de la historia. Necesito la justicia de Cristo en mi vida cada día para no caer en tentación.
Pero es solo el poder de Cristo que puede lograr esto. Tengo que cooperar con él y hacer lo que él me dio para hacer por su poder. Pero es Cristo el que logra la victoria. Mi poder es débil. Mi determinación es débil. Mis promesas son como sogas de arena. Pero el poder de Cristo es grande. La decisión de Cristo es fuerte. La promesa de Cristo permanece. De modo que puedo confiar en Él. No tengo que ser aventado para todos lados por el enemigo. Mientras esté con Cristo y aprendo cada cosa de las escrituras acerca de su voluntad, creceré en Cristo y seré semejante a Él en carácter.
Escuchen esta interesante descripción de lo que sucede cuando Cristo termina su ministerio en el lugar Santísimo en el cielo, cuando ya no esté intercediendo por los pecadores no arrepentidos. Vean lo que sucede con ellos. Pero más importante, vean lo que sucede con los justos, con los que han sido vencedores en el nombre y poder de Jesús. Han derrotado a Satanás en cada ocasión.
Esto está en Primeros Escritos pág. 281, “Entonces vi que Jesús se despojaba de sus vestiduras sacerdotales y se revestía de sus más regias galas. Llevaba en la cabeza muchas coronas, una corona dentro de otra. Rodeado de la hueste angélica, dejó el cielo. Las plagas estaban cayendo sobre los moradores de la tierra. Algunos acusaban a Dios y le maldecían. Otros acudían presurosos al pueblo de Dios en súplica de que les enseñase cómo escapar a los juicios divinos. Pero los santos no tenían nada para ellos. Había sido derramada la última lágrima en favor de los pecadores, ofrecida la última angustiosa oración, soportada la última carga y dado el postrer aviso. La dulce voz de la misericordia ya no había de invitarlos. Cuando los santos y el cielo entero se interesaban por la salvación de los pecadores, éstos no habían tenido interés por sí mismos. Se les ofreció escoger entre la vida y la muerte. Muchos deseaban la vida, pero no se esforzaron por obtenerla. No escogieron la vida, y ya no había sangre expiatoria para purificar a los culpables ni Salvador compasivo que abogase por ellos y exclamase: «Perdona, perdona al pecador durante algún tiempo todavía.» Todo el cielo se había unido a Jesús al oír las terribles palabras: «Hecho está. Consumado es.» El plan de salvación estaba cumplido, pero pocos habían querido aceptarlo. Y al callar la dulce voz de la misericordia, el miedo y el horror invadieron a los malvados. Con terrible claridad oyeron estas palabras: «¡Demasiado tarde! ¡demasiado tarde!»
“Quienes habían menospreciado la Palabra de Dios corrían azorados de un lado a otro, errantes de mar a mar y de norte a oriente en busca de la Palabra del Señor. Dijo el ángel: «No la hallarán. Hay hambre en la tierra; no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír las palabras del Señor. ¡Qué no dieran por oír una palabra de aprobación de parte de Dios! Pero no; han de seguir hambrientos y sedientos. Día tras día descuidaron la salvación, estimando en más las riquezas y placeres de la tierra que los tesoros y alicientes del cielo. Rechazaron a Jesús y menospreciaron a sus santos, Los sucios permanecerán sucios para siempre.»
“Muchos de los impíos se enfurecieron grandemente al sufrir los efectos de las plagas. Ofrecían un espectáculo de terrible agonía. Los padres recriminaban amargamente a sus hijos y los hijos a sus padres, los hermanos a sus hermanas y las hermanas a sus hermanos. Por todas partes se oían llantos y gritos como éstos: ¡»Tú me impediste recibir la verdad que me hubiera salvado de esta terrible hora!» La gente se volvía contra sus ministros con acerbo odio y los reconvenía diciendo: «Vosotros no nos advertisteis. Nos dijisteis que el mundo entero se iba a convertir, y clamasteis: ‘¡Paz, paz!’ para disipar nuestros temores. Nada nos enseñasteis acerca de esta hora, y a los que nos precavían contra ella los tildabais de fanáticos y malignos que querían arruinarnos.» Pero vi que los ministros no se libraron de la ira de Dios. Sus sufrimientos eran diez veces mayores que los de sus feligreses”.
Oh amigos, yo necesito a Jesús, ¿y ustedes? Yo necesito experimentar Su amor y poder en mi vida para moldear mi carácter a Su semejanza. Necesito al Espíritu Santo para que me enseñe el camino de la justicia durante el solemne Día de Expiación. Amigos, oro para que ustedes también puedan entregar sus vidas a Jesús. Porque estamos aproximándonos al fin. Vuestras vidas pueden estar libres de pecado. Vuestras almas pueden andar en pureza de corazón delante de Dios. Pueden vivir una vida justa como lo hizo Enoc. Quiera Dios bendecirlos hasta este punto.
Oremos. Padre nuestro que estás en los cielos, gracias Señor por la biblia que nos da tanta información acerca de tu obra en el lugar Santísimo. Por favor Padre, necesitamos que el Espíritu Santo controle nuestra vida y nos de la victoria sobre el pecado. No podemos depender de nosotros mismos. Necesitamos aprender a vivir completamente dependiendo de Cristo, para que podamos ser vencedores del pecado en nuestras vidas, y poder vivir a la vista del santo Dios sin pecado. Oh Padre, rogamos seriamente que Satanás sea derrotado para que Jesús pueda terminar su obra en el lugar Santísimo del santuario celestial y venir a rescatarnos de este mundo de maldad y poner fin al pecado. Gracias por escuchar y contestar nuestra humilde oración, en el nombre de Jesús, amén.
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