¿Acaso No Hay Un Profeta del Señor?
By Pastor Hal Mayer
Queridos amigos:
Bienvenidos al Ministerio Guardad la Fe. Gracias por estar con nosotros al explorar un mensaje muy importante para estos últimos días. Deseo que puedan encontrar fuerza y valor en la Palabra de Dios para vivir sus vidas de la manera que lo haría Jesús si estuviera en vuestros zapatos. ¿Oraron esta mañana cuando despertaron? ¿Le pidieron a Jesús que tome sus vidas hoy y las haga totalmente Suyas? Qué privilegio es orar y entregarse a Dios. Necesitamos muchísimo a Jesús en estos últimos días. Estoy asombrado que tan pocos obtengan beneficio de Su poder. Estoy asombrado que tan pocos beban de la fuente eterna del agua viva. Jesús dijo en Juan 8:12. “Yo Soy la luz del mundo. El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Yo quiero esa luz de vida en mi experiencia más que cualquier otra cosa. Al estudiar hoy, permitamos que el amor y el poder de Cristo entre en nuestros corazones de tal manera que podamos vivir para Cristo. Y gracias por vuestras oraciones y vuestro apoyo para con el Ministerio Guardad la Fe. Eso realmente nos ayuda en nuestra obra.
Durante los últimos años hemos estudiado la vida de Elías. Estudiamos cómo Dios transfirió su poderoso ministerio a Eliseo. Hoy, voy a comenzar una serie de sermones sobre la vida de Eliseo. Es un estudio realmente muy importante, porque Eliseo fue tal vez el mayor misionero médico del Antiguo Testamento, y también fue un poderoso profeta del Señor.
Antes de comenzar, vamos a orar. Nuestro Padre celestial, por favor enséñanos mientras estudiamos Tu santa palabra. Danos vislumbres y muéstranos cómo ministrar a los demás en estos últimos días. Al estudiar la vida de uno de los más poderosos ejemplos de la obra médico misionera, te pedimos para que Tú nos impresiones con aquello que podemos hacer por el Maestro. Envíanos Tu Espíritu Santo hoy mientras estudiamos. Danos la victoria sobre nuestros pecados, y ayúdanos a encontrar el camino de la salvación, te lo suplicamos, en el nombre de Jesús, amén.
Vayan conmigo en sus Biblias a 2ª Reyes capítulo 3. Eliseo está en Samaria cuando Joram, el hijo de Acab, comenzó su reinado de 12 años. Joram es el noveno rey desde Jeroboam. Su padre fue Acab y su madre fue Jezabel. Su malvado hermano mayor Ocozías, que murió después de dos años de reinado, le dejó el trono. ¿Qué haría él? ¿Efectuaría una reforma? ¿O continuaría en el camino de su padre y de su madre? Trágicamente, Joram no tuvo mucho carácter moral.
La Biblia dice en los versículos 2-3: “E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, aunque no como su padre y su madre, pues quitó las estatuas de Baal que su padre había hecho. No obstante, se entregó a los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel, y no se apartó de ellos”.
En otras palabras, Joram vio los juicios de Dios sobre su padre y sobre su hermano por haber adorado a Baal, así que sabiamente puso a un lado la imagen de Baal. Pero aun así, no purificó la adoración en Israel. Aun adoraron a Baal en una forma bastante extensa. Continuaron en los caminos de las prácticas místicas de las naciones vecinas. El propio Joram adoró los becerros, que fue el pecado principal de Jeroboam, y con ello hizo “que Israel pecara”. Ustedes se acordarán de nuestro primer sermón sobre Elías, que el pecado especial de Jeroboam fue el de conducir a Israel hacia la idolatría y a la adoración de dioses de la naturaleza. La Biblia dice que Joram “no se apartó de eso”. La adoración de dioses de la naturaleza fue la razón política de la división entre Israel y Judá. Joram decidió solo corregir un pequeño aspecto de la deslealtad de Israel para con Dios. Y solo dejó a un lado la imagen por un poco tiempo. No la quebró en pedazos, como debiera haberlo hecho. Tal vez pensó que la necesitaría más adelante.
Así, la supuesta reforma de Joram fue casi nula. Él solo hizo lo necesario para que los juicios de Dios no cayeran sobre él, y por otras razones políticas. Tal vez, él puso a un lado la imagen de Baal para que Josafat, rey de Judá, se le uniera en su lucha contra los Moabitas. Josafat, que era mucho más leal a Dios que Joram, no se iba a unir en la confederación contra Moab, mientras la imagen de Baal aun estuviese en el palacio.
Aun cuando era lo mejor que había de su familia, Joram no pudo impedir la destrucción de la familia de Acab, y eventualmente, 12 años más tarde, el juicio de Dios vino también sobre él. Es fácil abandonar los pecados expuestos o los pecados con los cuales ustedes no quieren continuar viviendo. Pero es mucho más difícil lidiar con los pecados con los que uno no se ha enfrentado, o que son desconocidos para los demás.
¿Creen ustedes que hoy hay males que permanecen sin ser enfrentados? ¿Y qué piensan sobre el fanatismo de los deportes, que se han convertido en una especie de idolatría, al igual que los ídolos de las naciones? ¿Y qué sucede con la idolatría del vestuario o con el materialismo? ¿O la idolatría de la música y de los entretenimientos? ¿Estas cosas no necesitan también ser enfrentadas? ¿Podemos ser tan culpables como Joram en hacer el mal a la vista del Señor, al no derrocar todo lo que está mal en nuestra fe? ¿Caerá el juicio de Dios si no removemos estos males de entre nosotros?
Obviamente, Eliseo aun tenía una gran obra de reforma que llevar a cabo en Israel, para que la nación volviera a la plena lealtad al verdadero Dios. Hasta el reinado de Ocozías, el rey de Moab había estado pagando tributo al rey de Israel, lo cual incluía 100.000 corderos y 100.000 carneros a los que no se les había quitado la lana. Pero cuando Acab murió, Mesha, el cual era el rey de Moab en aquel tiempo, se rebeló contra el rey de Israel. Ocozías no hizo nada en contra de esta rebelión, sobre la cual estaban establecidas las finanzas de la corona. No trató de recuperar lo perdido, y no hizo nada para castigarlo ni para vencerlo. Indolentemente apartó su interés de ellos. Pensó que era mejor dejarlo y no entrar en problemas de llamar soldados, armarlos, y enfrentar los peligros de la guerra, etc. Todo eso era demasiado problemático.
Joram sin embargo, no se quedaría sin hacer nada. Él tenía una mente diferente a la de su hermano. La rebelión del rey de Moab fue una gran pérdida para Israel. Él necesitaba ese tributo. Asique ni bien tuvo el cetro en sus manos, también empuñó la espada, para destruir a Moab y colocarlo bajo tributo nuevamente. Joram respetó a Josafat, rey de Judá. Y estando ya en alianza con él a través del matrimonio con su hermana, le solicitó al rey de Judá a que se le uniera en guerra contra el rey de Moab. 2ª Reyes 3:7 nos dice: “Y fue y envió a decir a Josafat, rey de Judá: El rey de Moab se ha rebelado contra mí. ¿Irás tú conmigo a la guerra contra Moab? Y él respondió: Iré, porque yo soy como tú; mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como tus caballos’”.
Pero Josafat no le preguntó al Señor si era Su voluntad que él fuera o no a la guerra. Él solo acordó en ir con Joram. Él debió haber exigido que Israel desistiese de su idolatría antes de aliarse con Joram, pero no lo hizo. Debió haber exigido que su lealtad volviese a la casa de David. Él solo trató a Israel como un reino hermano y estuvo de acuerdo en aliarse. Joram le preguntó a Josafat: “¿Por cuál camino iremos?” Versículo 8. Y Josafat respondió: “El camino por el desierto de Edom”. El rey de Edom era tributario de Israel, y Josafat quería que el rey de Edom se le uniera en su expedición militar. El camino más corto para llegar a Moab era a través del río Jordán, pero estos hombres decidieron que era mejor ir a través del camino más largo, por el desierto de Edom.
“Partieron, pues, el rey de Israel, y el rey de Judá y el rey de Edom. Y tuvieron que dar un rodeo, y a los siete días de camino les faltó agua para el ejército y para las bestias que los seguían”. Versículo 9.
¿Han pensado ustedes alguna vez por qué los reyes llevaban consigo gran cantidad de ganado a una batalla? Realmente parece extraño, ¿no es verdad? Pero existía una buena razón para eso. Ellos los necesitaban para proveerles alimento a sus guerreros y a sus ayudantes.
A medida que avanzaban hacia Moab se les acabó el agua para los soldados y para el ganado que los seguía en el desierto. Antes de que siquiera vieran al enemigo Moabita, tuvieron que enfrentar a un enemigo más formidable. Se les terminó el agua. Puede que ustedes no lo entiendan, pero el control por el agua siempre ha estado en el centro de cualquier lucha, ya sea que se lo reconozca o no. Babilonia fue derrotada por la desviación del agua. La ciudad no podía sobrevivir mucho tiempo sin que el río fluyese a través de ella. Hoy en día el Estado Islámico se ha concentrado en controlar las fuentes de agua, y también el petróleo. Los militares tienen que pensar en el agua cuando van a la batalla. Grandes reservas de agua son necesarias para los regimientos militares, especialmente en el caluroso y seco Medio Oriente. El agua es esencial para sostener la vida. Sin ella, nadie puede sobrevivir por mucho tiempo.
Y ahora las huestes de Israel y Judá estaban sin agua. Ningún ejército puede pelear cuando están sedientos. Son fácilmente derrotados. El agua es una comodidad común y económica, pero sin ella, la sobrevivencia se ve amenazada. La falta de agua puede arruinar a reyes y a ejércitos. Así, las batallas a menudo se desarrollaron alrededor del agua. Estos reyes deberían haber meditado en esto antes de decidir atravesar el desierto. El Señor permitió que esto sucediera, de tal manera que Su sabiduría, poder y bondad pudiese ser percibida entre ellos. Incidentalmente, es probable que hayan pasado cerca del lugar donde sus ancestros tuvieron sed y Dios, a través de Moisés, hizo salir agua de una roca.
“Entonces el rey de Israel dijo: ¡Ah! Jehová ha llamado a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas”. Versículo 10.
Piensen en lo que dijo Joram. Él había llamado a estos reyes y sus ejércitos para que se le unieran, pero ahora maldice a Dios debido al problema y sugiere que Dios es poco amable. Acusa a Dios de una supuesta destrucción sobre la nación de Israel. Este no es el Espíritu de Dios. Este es el Espíritu de Satanás, que maldice a Dios por la obra maliciosa de su propia mente. Proverbios 19:3 dice: “La insensatez del hombre pervierte su camino, y contra Jehová se irrita su corazón”. ¿Cuántas veces hemos hecho esto, mis amigos? Andamos por nuestro propio camino y entonces nos quejamos contra Dios cuando las cosas no salen como queríamos. O si hay obstáculos y dificultades en el camino, maldecimos a Dios por ellas.
En respuesta, Josafat expresa: “Pero Josafat dijo: ¿Acaso no hay aquí profeta de Jehová para que consultemos a Jehová por medio de él?” Versículo 11. Tal vez le habría gustado tener a un profeta como Moisés, que sacó agua de una roca. Él estaba preocupado. Después de todo, él había sido quien eligió el camino a través del desierto. Amigos, el pueblo de Dios, a menudo toma malas decisiones. Eso no los vuelve malos. Pero debieran primero consultar al Señor, para saber si debían hacer esto o aquello. Si hubiesen esperado en el Señor, se habrían salvado a sí mismos y a sus compañeros de muchos problemas. Yo no conozco vuestra experiencia, pero la mía, a veces ha sido así.
“¿Acaso no hay aquí profeta de Jehová para que consultemos a Jehová por medio de él?” ¡Qué pregunta, mis amigos! Joram no posee la orientación que posee Josafat. Él no tiene fe en Dios. Él no ve a Dios como la solución de sus problemas. Él se concentra en el problema. Él piensa que su situación es sin esperanza. Josafat por otro lado, busca una solución. Él busca la Palabra del Señor. Tal vez era un poquito tarde. Pero por lo menos quería saber la voluntad del Señor.
“Y uno de los siervos del rey de Israel respondió y dijo: Aquí está Eliseo hijo de Safat, que vertía agua en las manos de Elías”.
Piensen en esto. Aquí está Israel, a siete días de viaje en el desierto. Y Eliseo está con ellos. Me pregunto por qué Eliseo estaba con ellos. ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Cómo es que Eliseo está en el desierto con estos tres reyes y sus ejércitos? ¿No estaba Eliseo en Samaria o en el Carmelo o en una de las escuelas de los profetas?
Sucede que Eliseo siguió a los ejércitos de Israel y Judá al desierto en su tediosa marcha. Él va junto con ellos sin haber sido invitado, sin ser observado, y en ningún puesto especial de honor, como el oficio de “sacerdote o capellán de los ejércitos”. Él va de incógnito, por así decirlo.
Eliseo posee un preocupación especial para con Israel, que aun cuando van en una caminata errada, el profeta va con ellos. Tal vez él posee una premonición de que van a necesitar una “palabra del Señor”, allí en el desierto. Tal vez fue guiado por la Providencia y entendió que no habían consultado la “palabra del Señor” al comienzo, y que lo iban a necesitar al final. De cualquier manera, decidió que iría junto con ellos para no abandonarlos en un desastre. Poco entendían estos tres reyes que poseían un tesoro tan grande en su campamento. Ni tampoco entendieron que entre su séquito había un amigo especial, el “hombre de Dios”, como la Biblia se refiere a menudo con respecto a Eliseo. Cómo llegó hasta allí sin ser notado, la Biblia no lo dice. Pero ahí estaba, asistiendo a la guerra como “el carruaje del Señor y los hombres de a caballo”.
Dios anticipa las necesidades de su pueblo, y está preparado con una “palabra del Señor”, justo en el momento en que es necesaria. Dios es tan misericordioso, tan cariñoso, y tan bueno, que aun cuando no lo consultamos, y nos metemos en dificultades debido a nuestra propia tontería, Él aun es amoroso en su cuidado por nosotros. Él envía su profeta para que nos de “una palabra del Señor”, para proveernos una guía en una tierra fastidiosa. ¿En cuántos problemas nos meteríamos si Dios no hiciera esto? ¿De cuántas dificultades somos liberados debido a las tiernas misericordias de un Dios de amor? A veces Dios anula nuestra tontería a través de Su sabiduría y poder.
Estos principios son prácticos, pero también son espirituales. Tenemos que aprender a confiar en el Dios del cielo, y primero tenemos que buscar “una palabra del Señor”, antes de embarcarnos en cualquier aventura.
Un humilde siervo del rey, de alguna manera sabía que Eliseo estaba allí, cuando el propio rey no lo sabía. Probablemente era un siervo parecido a Abdías, el cual temía al Señor. Tal vez Eliseo estaba bien atrás caminando con el ganado. Después de todo, él había sido granjero y estaba bien familiarizado con los animales. Él podía caminar atrás y no ser notado, tratando de atender a los animales con los siervos. Tal vez el siervo lo reconoció, o tal vez Eliseo sintió que se podía confiar en ese hombre temeroso de Dios. A ese siervo Eliseo se le da a conocer de una u otra manera, pero no a los reyes. Y ahora este siervo habla en favor de otro.
Eliseo comenzó con deberes humildes como siervo de Elías. Él derramaba agua en las manos de Elías. Él realizó labores domésticas antes de ser el profeta. Pero ahora él es el profeta reconocido de Jehová oculto entre los siervos en el campo militar de Israel. Es representado como un hombre humilde, un hombre que no teme realizar labores humildes. No es presentado delante de ellos como algo de interés de Estado, sino como un simple siervo. El que quiere subir mucho, tiene que comenzar de abajo. El que quiere ser grande, aprenda primero a ministrar.
Versículo 12: “Y Josafat dijo: Este tendrá la palabra de Jehová. Y el rey de Israel, y Josafat y el rey de Edom descendieron hasta donde él estaba”.
Josafat tenía tal estima por el profeta del Señor, que quería verlo en persona. Los otros dos reyes estaban tan estresados con sus problemas, que decidieron ir con Josafat y llevaron su corte al profeta. Así, los tres reyes se levantaron y se fueron a ver a Eliseo el profeta. Ellos no llamaron a Eliseo para que viniera a ellos. Descendieron hasta donde él estaba en humildad, porque sabían que tenía las riendas del poder de Dios. Habría sido mejor si hubiesen prestado atención a la “palabra del Señor”.
Ahora, cuando Eliseo vio a Joram, no le dijo ninguna palabra. Versículo 13. “Entonces Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tengo yo contigo? Vete a los profetas de tu padre y a los profetas de tu madre”.
Ve a los profetas que tú crees te han sostenido en la prosperidad, y ve si te sostendrán en tu angustia. Que ellos te ayuden ahora, los cuales no son de ninguna ayuda. Aun cuando Joram había sacado la imagen de Baal, los profetas de Baal aun estaban en el país. Estos eran los que habían reemplazado a los profetas muertos por Elías en el arroyo de Cisón. Tal vez algunos de ellos estaban en el campo en Edom con ellos. “Ve”, dijo Eliseo, “vayan a los dioses que habéis servido”. Jueces 10:14. El mundo y la carne te han gobernado, que ellos te ayuden ahora. ¿Por qué habría de ayudaros Jehová Dios? Ezequiel 14:3. Habéis colocado ídolos en vuestros corazones, los cuales están lejos del Dios del cielo. ¿Qué derecho tienes de buscar al Dios de Israel en un tiempo de gran necesidad, cuando has estado buscando a Astarté y has seguido en los pecados de Jeroboam?
Aun cuando Joram debía ser respetado como príncipe, como un hombre impío debía ser condenado. Salmos 15:4. Eliseo, como hombre, debería honrarlo y aun derramar agua en sus manos, pero como profeta tenía que hacerle entender su iniquidad. Tenía que reprender a Joram con claridad, y de la mejor manera posible delante de los dos reyes. Porque sus pecados son públicos y abiertos. Por lo tanto, una reprensión pública era lo correcto.
Así, mis amigos, a menudo hoy, pensamos que siempre tenemos que seguir Mateo capítulo 18 al lidiar con todos los pecados, ya sean públicos o privados. Pero esa no es la enseñanza bíblica. El pecado abierto tiene que ser reprendido abiertamente. Cuando los líderes pecan en público, o desvían al pueblo de Dios de Su verdad y de los principios de Su Palabra, tienen que ser reprendidos abierta y públicamente. Puede que eso sea políticamente incorrecto, pero no es incorrecto a los ojos de Dios. Puede que sea difícil hacerlo, y puede que existan consecuencias que ellos van a aplicar, pero aun así es necesario.
Joram no se interesa en escuchar a los profetas de Baal ahora que está en angustia. Él no puede confiar en ellos. Él dice humildemente en el versículo 13. “Y el rey de Israel le respondió: No, porque Jehová ha reunido a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas”. Joram presenta el caso como deplorable y espera que el profeta sea compasivo. Él sabe que no vale nada, pero no quiere que los otros reyes sufran por su culpa. Pero aun maldice a Dios por su angustia. ¿Observaron eso? Es asombroso que los impíos siempre buscan a otro a quien culpar. Ellos no quieren responsabilizarse por su impiedad o por sus pecados.
Versículo 14. “Y Eliseo dijo: Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que si no tuviese respeto por Josafat, rey de Judá, no te miraría a ti ni te vería”.
Eliseo no tenía ningún respeto por Joram o por el rey de Edom. Si no hubiese sido por Josafat, Eliseo se habría rehusado a ver a Joram. Pero debido a su respeto por Josafat, se juntó con los tres y le pidió al Señor por los tres. Es bueno estar con aquellos que poseen el favor de Dios. Las personas impías a menudo se sienten mejor cuando están junto a los piadosos que cuando no lo están.
Eliseo pidió un músico. “Traedme un tañedor”, dice en el versículo 15. Su mente está tan perturbada al ver a Joram, el rey impío, que no logra escuchar lo que Dios le va a decir. Su mente está tan agitada y perturbada que no puede hablar con Dios. Esto no es pecado. No es que haya sido imprudente y apasionado en sus palabras. Son las circunstancias. Su celo por el Señor, lo dejó indispuesto para la oración y para las operaciones del Espíritu de Dios. Él tenía que escuchar las alabanzas de Dios dulcemente para ministrar su mente, y calmarlo y volverlo receptivo al Espíritu Santo.
Leamos los versículos 15-18. “Y mientras el tañedor tocaba, la mano de Jehová vino sobre Eliseo. Y dijo: Así dice Jehová: Haced en este valle muchas acequias. Porque así dice Jehová: No veréis viento, ni veréis lluvia, pero ese valle se llenará de agua y beberéis vosotros, y vuestras bestias y vuestros ganados. Y esto es cosa ligera ante los ojos de Jehová; él entregará también a los moabitas en vuestras manos”.
El profeta les dijo a los tres reyes que hicieran zanjas en el valle para el agua. No debían hacer pocas, sino que tenían que hacer muchas. Aun cuando estaban en dificultad, Dios les dijo que cooperaran con Él y que mostraran su fe en sus promesas, y su obediencia, cavando muchas zanjas.
Amigos, si queremos recibir una bendición de Dios, tenemos que cooperar con Dios y hacer espacio para ellas. Tenemos que cavar las piscinas para que la lluvia las llene. Si queremos recibir el Espíritu Santo con el poder de la lluvia tardía, tenemos que preparar nuestro corazón teniéndolo listo para recibir y retener la lluvia. Caven zanjas en vuestra alma. Permitan que el Señor las llene con el refresco del Espíritu Santo para que se aplaque la sed de vuestra alma.
Observen que Eliseo les dice a estos hombres que no habrá ni viento ni lluvia, pero el agua llenará las zanjas. Nadie sabía de dónde Eliseo iba a conseguir el agua. Era un secreto. Y amigos, cuando recibimos el Espíritu Santo, nadie sabe de dónde proviene. Eso también es un secreto. Pero cuando ustedes se rinden a los principios del cielo en su vida, ocurre un cambio. Sucede en forma imperceptible, pero se nota en la superficie. Está claro para aquellos que los rodean, que el Espíritu Santo los ha visitado y los ha bendecido.
Tal vez las fuentes de la profundidad fueron quebradas durante esa noche. Tal vez surgió una fuente más arriba en Edom, y el agua corrió en gran abundancia sobre el valle y llenó las zanjas. No lo sabemos y la Biblia no lo explica, pero Dios hizo un milagro al traer agua al desierto llenando las zanjas.
¿No es este un símbolo adecuado del milagro en la vida de alguien mundano e impío, cuando se vuelve a Dios? Es como si todo su ser estuviera ahora lleno de agua y su testimonio es una maravillosa y animadora bendición.
El versículo 18 dice: “Y esto es cosa ligera ante los ojos de Jehová; él entregará también a los moabitas en vuestras manos”.
El llevar agua a un lugar muy seco es fácil para Dios. Es el cambio de corazón lo que no es tan fácil. El control de la naturaleza y de las fuerzas naturales es imposible para nosotros, pero es simple para Dios. Pero cambiar el corazón de piedra y el corazón seco, conlleva mucho más esfuerzo por parte de la providencia divina. Pero aquellos que sinceramente buscan el rocío de la gracia de Dios, con todo su corazón, ciertamente lo encontrarán. Él va a satisfacer sus pedidos y ellos serán como jardines regados que traen refrigerio y valor espiritual para todos. Ellos serán hechos más que vencedores. Ellos van a derrotar a sus enemigos. Van a vencer sus pecados.
La visita del Espíritu Santo sobre la mente de Eliseo le dio más honor que la visita de los tres reyes. Él profetizó que estos tres reyes iban a: “destruiréis toda ciudad fortalecida, y toda villa hermosa, cegaréis todas las fuentes de agua, y destruiréis con piedras toda tierra fértil. La siguiente mañana, en el tiempo en que se ofrece el sacrificio, vino el agua por el camino de Edom y la tierra se llenó de agua”. Esto está en los versículos 19-20.
Observen que fue durante el tiempo en que se ofrece el sacrificio matutino que el agua descendió. El tiempo de la ofrenda matutina era bien conocido. Dios honró Su comunión programada con Su pueblo en el sacrificio diario trayendo agua en el tiempo del sacrificio matutino. Israel había despreciado el sacrificio matutino, y Dios estaba tratando de llamar la atención hacia eso. Dios quería que ellos supieran que eso era Su propia institución.
Y el agua les hizo un doble servicio. Refrescó sus cuerpos y también les dio la victoria. ¿No es ese el camino que Dios usa con nosotros? Cuando tenemos el agua del Espíritu Santo en nosotros, nos refresca espiritualmente, pero también nos da la victoria sobre Satanás.
Versículos 21-23. “Y cuando todos los de Moab oyeron que los reyes subían a pelear contra ellos, juntaron a todos, desde los que podían ceñirse armadura en adelante, y se pusieron en la frontera. Y se levantaron por la mañana y brilló el sol sobre las aguas, y los de Moab vieron desde lejos las aguas rojas como sangre y dijeron: ¡Esto es sangre! Los reyes se han vuelto uno contra otro, y cada uno ha dado muerte a su compañero. ¡Ahora pues, Moab, al botín!”.
¿Qué es lo que sucedió? El agua vino de Edom y llenó todas las zanjas del valle. Esta agua no provino de la lluvia. Provino de la tierra como un gran acuífero artesiano o tal vez fue creada de la nada… La Biblia no nos explica lo sucedido. Pero en la mañana, cuando el sol justo estaba saliendo, los Moabitas fueron hacia la frontera de su territorio listos para la batalla. Llegaron con todos sus hombres armados, listos para darles una calurosa recepción a los Israelitas.
Al mirar hacia el valle y hacia las zanjas, pensaron que estaban viendo sangre. Al menos eso fue lo que ellos pensaron que veían. El sol aun estaba muy bajo en el cielo. Irradiaba un tinte rojo en el agua, así que parecía sangre. Los Moabitas pensaron que el valle estaba seco y nunca se imaginaron que eso era agua. Ellos creyeron en sus propias fantasías. Estaban listos para creer lo que querían creer. Asumieron que el agua era sangre y que los reyes de Israel, Judá y Edom habían tenido una pelea y que tantos se habían matado entre sí, que había muchísima sangre en el valle.
Versículo 23. “y dijeron: ¡Esto es sangre! Los reyes se han vuelto uno contra otro, y cada uno ha dado muerte a su compañero. ¡Ahora pues, Moab, al botín!”
“Si los ejércitos se han matado unos a otros, no tenemos nada más que hacer que dividirnos el botín. Por lo tanto, ¡Moab al botín!”. Y al descender por el valle, ahora no preparados para la batalla, los Israelitas estaban listos esperándolos. Ellos se levantaron y destruyeron a los Moabitas. Amigos, a menudo es el caso que aquellos que van a ser destruidos, primero son engañados. Y nadie es tan efectivamente engañado, que aquellos que se auto-engañan. Oh amigos, por favor humillen su corazón delante del Señor, para que no sean engañados. Estos Moabitas entraron descuidadamente en el campamento de Israel para ser destruidos pensando que se iban a apoderar del botín.
Escuchen el versículo 24. “Y cuando llegaron al campamento de Israel, se levantaron los israelitas y atacaron a los de Moab, los cuales huyeron delante de ellos; pero persiguieron a los de Moab, matándolos”. Ellos atacaron a los Moabitas con gran furia y los derrotaron. Y después los persiguieron hasta su propio país, el cual dejaron devastado.
La Biblia dice que “Asolaron las ciudades, y en todas las heredades fértiles cada uno echó su piedra, y las llenaron. Cegaron también todas las fuentes de agua, y derribaron todo buen árbol. Sólo Kir Areset quedó en pie, pero los hombres la cercaron, y la destruyeron. Y cuando el rey de Moab vio que la batalla lo vencía, tomó consigo setecientos hombres que sacaban espada, para romper contra el rey de Edom, pero no pudo”. Esto está en los versículos 25-26.
Al final, los Moabitas buscaron sus fuerzas especiales, 700 hombres escogidos para la guerra, y trataron de escapar atacando al rey de Edom para poder pasar entremedio de ellos. Pero no pudieron. Entonces, para mostrar lo desesperado de la situación para no perder la guerra, la Biblia dice: “Entonces tomó a su primogénito, que había de reinar en su lugar, y lo sacrificó en holocausto sobre el muro. Y hubo gran enojo contra Israel; y se retiraron de allí y regresaron a su tierra.”. Eso es el versículo 27.
El rey de Moab estaba buscando el favor de su dios Quemosh, un demonio que se deleitaba en el derramamiento de sangre y en los asesinatos. Y lo hizo sobre su propia muralla, donde todos los Israelitas y Edomitas lo pudieran ver, y también su propio pueblo. Él quería agitar a su propio pueblo contra Israel, mostrándoles cuán duros habían sido los Israelitas con él. Y la Biblia dice que hubo una gran indignación contra Israel. Y yo puedo añadir, eso aun continúa en nuestros días.
Este poderoso milagro del agua, creó nuevos ánimos en las mentes de los Israelitas para ver a Eliseo como un profeta del Señor. Aquí también hay una lección. Dios quería animar a Josafat para que continúe en el camino de lo justo, el camino en el cual él había comenzado. Así, lo honró, aun cuando no era perfecto, y aun cuando había hecho una alianza con el rey de Israel, casándose con la hija de Acab, y aun cuando se había asociado con reyes que estaban en apostasía. Dios también vio un potencial en Josafat, así es que le dio varias ventajas.
La lección para nosotros también es clara. Cuando llegamos a un lugar difícil, aun debido a nuestras propias decisiones, “¿hay alguna palabra del Señor?” es la pregunta más importante a ser hecha. A Dios le gusta escuchar nuestras oraciones e inclina Su oído a nuestras súplicas. Él es misericordioso, aun cuando cometemos errores. Y Él es cariñoso aun con aquellos que no son leales. Su deseo es hacernos madurar para vivir en forma justa delante de Su vista. Él nos va a guiar. Él nos ha dado toda la inspiración, de tal manera que podamos estudiar la palabra del Señor y vivir de ella. Aun si hemos apostatado, Él desea escuchar nuestras oraciones e influenciar nuestras mentes a través del estudio de Su Palabra.
Eliseo les había hecho un gran servicio a los tres reyes. Ellos le debían sus vidas y su victoria, debido a sus oraciones y a sus profecías. Y se esperaría que hubiese sido colocado en algún puesto de honor y en alguna posición digna en la corte. Tal vez, lo podrían haber nombrado primer ministro del estado. Josafat debió haberlo llevado a casa y debió haberlo colocado en algún puesto de honra en su reino. Pero hay un versículo en la Biblia que debemos leer. Eclesiastés 9:15 dice: “Vivía en ella un hombre pobre pero sabio, que con su sabiduría libró la ciudad. Y nadie se acordaba de aquel hombre pobre”. ¿Y no fue que sucedió esto mismo? Los que son beneficiados por él, no lo honran. Él puede haber rechazado un ascenso, pero al igual que Acab, que falló en ofrecerle a Elías para llevarlo en su carro en el Monte Carmelo, estos reyes también fallaron en honrar a Eliseo.
Pero Eliseo no estaba buscando recompensas terrenales. Él estaba contento de que Dios lo honrara a través del milagro que hizo por su intermedio. Él conocía la voz de Dios. Y eso era suficiente honor para él.
Pero Dios no estaba contento con honrar a Eliseo efectuando milagros a través de él. Él apenas estaba comenzando. El ministerio de Eliseo está lleno de significativos milagros. Él fue un maravilloso médico misionero. Fue el más agradable de todos los profetas. En esto fue un tipo de Cristo, el cual anduvo haciendo el bien. Sus milagros fueron de carácter práctico y útiles, no fueron hechos para dar un show. Y esto es importante, porque no solo eran grandes maravillas, sino que también eran grandes favores para aquellos que fueron bendecidos por él.
El capítulo 4 de Segunda Reyes nos cuenta una historia de cómo Eliseo ayudó a una pobre viuda, que había sido la esposa de uno de los hijos de los profetas. Eliseo tuvo tiernos cuidados por las familias de los hijos de los profetas. Fue como un padre para ellos. Estos hijos de los profetas eran los graduados de las escuelas de los profetas que Samuel había establecido muchos, muchos años antes. Estas escuelas habían sido destruidas por Jezabel, pero fueron restablecidas por Elías después del enfrentamiento del Monte Carmelo. Ahora Eliseo era el supervisor de estas escuelas. Había tres de ellas, una cerca de Gilgal, una cerca de Betel y una cerca de Jericó, y él tenía que ir de una a otra e instruir a los jóvenes profetas en el camino del Señor. Pero Eliseo también les ofreció guía y consejo a los graduados de estas escuelas, los cuales ministraban para el Señor.
Las escuelas de los profetas tenían un propósito muy importante. Pensemos en ellas por unos momentos. ¿Saben por qué Dios hizo que Samuel estableciera las escuelas de los profetas? Fue para oponerse a la apostasía prevaleciente y a la decadencia espiritual en la iglesia. Esto es algo que necesitamos hoy, ¿no es verdad?
Israel tenía un problema. Era un problema de incredulidad. Ellos no siguieron las instrucciones de Dios, y eso los dejó vulnerables a las tentaciones que pocos consiguieron resistir. Ellos se alejaron y apostataron. Su pecado fue idolatría, en la cual se inclinaron delante de los dioses de la naturaleza. Nuestro pecado es otra forma de idolatría. Nos hemos inclinado ante el materialismo y la prosperidad y pocos ahora poseen la presencia del Espíritu Santo, ni el poder para resistir las tentaciones del maligno.
Los padres y las madres de Israel se volvieron indiferentes a sus obligaciones para con Dios, e indiferentes a sus obligaciones con sus propios hijos. Y hoy, tenemos el mismo problema. Permitimos que nuestros hijos se expongan a excitantes juegos de guerra en computadoras, en dibujos animados, en la televisión, en la música bailable, y en la educación semi-secularizada con sus deportes, drama, teatro y quién sabe que otras cosas más. Las clases de Biblia han sido eliminadas y muchos graduados provenientes de escuelas cristianas hoy no tienen más amor por Cristo que los que provienen de escuelas seculares y de escuelas públicas.
Muchos padres hoy ven las cosas más horribles en la televisión o en las mismas películas. ¿Cómo pueden ellos impedir que sus hijos vean cosas indulgentes, cuando ellos mismos ven cosas similares? Aun peor, a menudo ellos le proveen a sus hijos juguetes de guerra para que ellos jueguen a eso, música mundana para escuchar, y las películas de brujas de Harry Potter para que las vean. Ellos los alimentan con comidas estimulantes, las cuales los vuelven sensuales y lascivos. Les llenan la mente con cualquier cosa, menos con la “palabra del Señor”. ¿Nos hemos olvidado que por lo que contemplamos somos transformados? ¿Cómo pueden los padres esperar que sus hijos sean correctos, cuando ellos mismos están errados?
Los jóvenes en Israel tenían una educación muy diferente que la que Dios había planificado para ellos. Él había planificado que estudiaran Su palabra y que entendieran y conocieran a Dios. Pero ellos se rehusaron a hacer eso, y eso los dejó sin defensa contra el mayor enemigo mortal. Satanás los educó. Y en el tiempo de Cristo había una decidida resistencia a Sus enseñanzas.
¿Quieren ustedes que sus hijos sean enseñados por Satanás? Si es así, entonces colóquenlos en lo que hoy en día se denomina escuelas cristianas. Él ciertamente va a conseguir dominarlos de esa manera. Necesitamos mucho las escuelas de los profetas hoy en día, ¿no es verdad?
Las escuelas de los profetas fueron diseñadas para enseñar a la juventud acerca de Cristo y del Dios de amor. Tenían que prepararlos para recibir el Espíritu Santo. De hecho, el primer objetivo era para que los estudiantes recibieran el Espíritu Santo. Eso quería decir que no todos los hijos en Israel eran bien recibidos en las escuelas de los profetas. El libro La Educación dice que Samuel reunió a jóvenes que eran “píos, inteligentes y estudiosos”. Hoy, hay muchos estudiantes que son estudiosos e inteligentes, pero que no son píos. La primera calificación para las escuelas de los profetas era la piedad. Si no estaban interesados en conocer a Dios y en hacer Su voluntad, no podían ser aceptados.
Solamente aquellos que poseían un profundo deseo de conocer a Dios y de hacer Su voluntad, eran aceptados en las escuelas de los profetas. Hoy eso significaría estudiantes que no hayan sido alimentados con televisión ni con música mundana, porque eso los vuelve impíos. Significa estudiantes que no les gusten los deportes competitivos o que se fascinen con los juegos por Internet. Eso los vuelve impíos y egocéntricos. Los estudiantes que se necesitan hoy en día en las escuelas de los profetas tienen que ser píos y tiene que gustarles el estudio de la Biblia. ¿Cuántos estudiantes así conocen ustedes? Mis amigos, eso es muy poco.
Hoy en día, la mayoría de los cristianos no entienden el valor de las escuelas de los profetas. Ellos piensan que si envían a sus hijos a alguna escuela cristiana, van a obtener una buena educación y todo va a salir bien. Pero esas escuelas aceptan estudiantes de todos los tipos. Muchos de ellos provienen de hogares que están destruidos por la mundanalidad y por la frivolidad. La sensualidad prevalece y los jóvenes no poseen auto-control sobre sus pasiones y no poseen auto-disciplina. Hoy día, necesitamos las escuelas de los profetas más que nunca, pero también necesitamos estudiantes píos, inteligentes y estudiosos para llenarlas.
Eliseo reconoció el precioso valor de las escuelas de los profetas para el pueblo de Israel. E hizo todo lo que pudo para nutrirlas y fortalecerlas para su obra de construir la espiritualidad del pueblo de Dios. Tengan en mente que los profetas eran reconocidos por poseer una inspiración directa de Dios para su obra. Eran seleccionados divinamente, y las personas reconocían eso. Eliseo fue uno de esos, tal como lo había sido Elías. Pero el nombre de las escuelas de los profetas les era dado, no porque los estudiantes fuesen divinamente inspirados, como Elías o Eliseo, sino porque estaban bajo la guía de de esos profetas, y porque estaban entrenando profesores para enseñarle al pueblo los caminos y la voluntad de Dios. A menudo el Espíritu Santo se movía entre los estudiantes, y ellos proclamaban la palabra del Señor. A menudo, cuando se graduaban estos “hijos de los profetas” como eran llamados, salían y trabajaban entre el pueblo enseñándoles, llamándolos y animándolos a vivir correctamente y abandonar sus ídolos y a edificar su discernimiento espiritual y a contemplar los hechos de Dios con Su pueblo.
He aquí lo que dice el libro La Educación acerca de eso. “Estas escuelas estaban diseñadas para servir como barrera contra la ampliamente diseminada corrupción, para proveer el bienestar mental y espiritual de la juventud, y para promover la prosperidad de la nación al otorgarles hombres calificados para actuar en el temor de Dios como líderes y consejeros”.
Todo verdadero conocimiento proviene de la Biblia. Por lo tanto los estudiantes en las escuelas de los profetas estudiaban la Biblia. “Las Santas Escrituras eran el estudio esencial en las escuelas de los profetas, y debían mantener el primer lugar en todo sistema educacional, porque el fundamento de toda correcta educación es el conocimiento de Dios. Usada como libro de texto en nuestras escuelas, la Biblia hará por la mente y lo moral lo que no puede ser hecho por los libros de ciencia y filosofía. Como libro para disciplinar y fortalecer el intelecto, para ennoblecer, purificar, y refinar el carácter, es sin rival”. ¿No es asombroso? La Biblia es sin rival para refinar el carácter. Esto está en Consejos Para Maestros, Padres y Alumnos pág. 422. [Versión en Inglés]
Las escuelas de los profetas eran escuelas de sostén propio. No eran las escuelas sostenidas por las iglesias. Esas escuelas se habían corrompido y estaban llenas de estudiantes que no estaban interesados en conocer a Dios ni en hacer Su voluntad. Hoy en día tenemos casi la misma situación. Dios no es llevado en consideración, y si lo es, los pensamientos de Dios son a menudo echados fuera por otros entretenimientos y ambiciones mundanas. Espero que ustedes entiendan lo que estoy diciendo. En nuestros días, una situación similar se está desarrollando justo delante de nuestros ojos, muy semejante a lo que fue en los días de Samuel y de Elías y Eliseo. Aun cuando no quiero criticar, esta es, sin embargo, la verdad, y tiene que ser dicha en forma cariñosa y con un sentir por las almas de nuestra juventud. ¿Cómo podrán preparase para el cielo, para recibir el Espíritu Santo con el poder de la lluvia tardía en esta tierra, cuando son bombardeados con todas esas cosas no espirituales y calculadas para ponerlos bajo el control de Satanás? Las pocas cosas buenas que suceden, son sin importancia comparadas con el continuo flujo del liberalismo y con las cosas bajas del mundo en el cual vivimos. No le sería fiel al Señor si no mencionara estas cosas. La iglesia carece de la piedad esencial hoy, porque no hemos seguido el consejo del Señor en la auto-disciplina nosotros mismos, y en educar a nuestros hijos.
Mientras Eliseo trabajó duro para fortalecer nuevamente las escuelas de los profetas, un día, uno de los graduados de las escuelas de los profetas, “uno de los hijos de los profetas”, murió. La Biblia no nos dice la causa de su fallecimiento. Pero Eliseo lo conocía y probablemente lo conocía bien. Él sabía que había sido fiel al Señor toda su vida y que había hecho lo mejor para proclamar la verdad de Dios. Había sido uno de los 7000 que no habían doblado la rodilla a Baal. Había conservado su integridad durante un tiempo de apostasía generalizada y aun de persecución bajo Jezabel. Había sido un buen ministro preocupado por las almas.
Pero ahora con su marido muerto, quedaba una viuda en condición de indigente. Y porque él era uno de los hijos de los profetas, esto no quiere decir que fuese inmune a la muerte. Dios es el que decide cuánto vivirá un hombre o una mujer, a menos que su estilo de vida la socave y muera prematuramente, debido a su propia elección. Pero que todas las cosas anden bien, eso generalmente no lo decidimos nosotros. Ni siquiera aquellos que están vestidos con el manto del espíritu de profecía son inmunes a la muerte. Tal vez Dios permitió esta tragedia para salvar al hombre, y también para revelarle Su amor a su esposa y a los hijos, para que el registro de las Escrituras pudiese mostrar el cariñoso amor más claramente a lo largo de las edades hasta el fin del tiempo, para que nosotros también lo pudiéramos entender. Dios es poderoso, mis amigos, y Él está tan interesado hoy por Sus hijos, como lo estuvo en los tiempos bíblicos. Tenemos que entender esto, especialmente cuando las cosas están difíciles y cuando estamos pasando por dificultades en nuestras vidas. Miren a Dios. Él los va a sostener en toda dificultad.
En aquellos días no existía la jubilación. No existían las pensiones, por así decirlo. No había de dónde sacar algún recurso. Así que esta viuda y sus dos hijos no tenían nada, y no tenían ningún recurso para pagar sus deudas, las cuales estaban más allá de sus posibilidades. Incidentalmente, el milagro realizado para esta mujer revela que su esposo era muy valioso para Dios. Observen que sus deudas no provenían de una vida de lujuria, de disolución o de desenfreno. Él temía al Señor, y los que temen al Señor no ultrapasan esas líneas. Cuando Cristo está en el corazón, el hombre está obligado a no vivir más allá de lo que él posee, ni tampoco a gastar más de lo que Dios le da.
Pero tengan en mente que podía haber muchas razones de por qué este hijo de los profetas tenía deudas, incluyendo la aflicción ordenada por la providencia, malas deudas que no podían ser cobradas, o debido a su propia imprudencia, porque no todos los que temen al Señor son siempre sabios con respecto al dinero ni con respecto a las cosas que conducen a un fin equitativo. Los hijos de la luz no son siempre tan sabios como los hijos de este mundo, cuando se trata de finanzas. Tal vez este hombre había sido empobrecido debido a la persecución de Jezabel y sus subordinados. Tal vez su hogar fue confiscado. Tal vez sus propiedades fueron reasignadas a otros. Pudo haber pasado por un mal periodo, cuando había sido duro para estos hijos de los profetas el tener una vida más cómoda para sí mismos y para sus familias.
La Biblia no nos dice cuántos años tenían estos hijos ni cuántos años tenía la mujer, pero podemos asumir que no eran muy jóvenes y podían ayudarla. Aparentemente no estaban casados y aun vivían con ella. La tristeza de este hogar aumentó con la deuda del esposo. La deuda aparentemente no tenía seguro, y ahora su acreedor iba a tomar a los hijos para convertirlos en esclavos durante siete años, de acuerdo a la ley según Éxodo 21:2, para poder pagar la deuda. Aun si estos hijos pudiesen trabajar, los acreedores no tendrían la seguridad de que la deuda pudiese ser pagada, porque estos hijos eran los que tenían que apoyar a su madre. ¿Cómo podría ella sobrevivir, si ellos eran hechos esclavos, para pagar la deuda del acreedor? Este era un serio dilema. Ella no sabía qué hacer y necesitaba un sabio consejo y un milagro.
¿Adónde más podría ir la viuda en busca de consejo, a no ser a Eliseo? Él había sido como un padre para su marido, y estaba preocupado acerca del bienestar de su familia. Ellos eran amigos, y ella sabía que Eliseo tendría un buen consejo para ella, de la misma manera que los había tenido para su esposo.
Así, 2ª Reyes 4:1 dice: “La esposa de uno de los profetas clamó a Eliseo, y le dijo: ‘Tu siervo mi esposo ha muerto. Tú sabes que tu siervo era temeroso del Eterno. Y ha venido el acreedor para llevarse a dos hijos míos por esclavos’”.
El corazón de Eliseo debe haberse conmovido debido a la súplica de esta pobre mujer. “Eliseo le preguntó: ‘¿Qué te haré? Declárame qué tienes en casa’. Ella respondió: ‘Tu sierva ninguna cosa tiene, sino una vasija de aceite’”. Esto está en el versículo 2.
No había nada para vender, nada con qué hacer dinero, excepto un pote con aceite. Pero Dios podría haber creado dinero de la nada. Pero como ella tenía un pote con aceite, la Providencia decidió usarlo para desarrollar su cooperación con Él. Dios quiere que seamos trabajadores, que pensemos y que elaboremos alguna estrategia para hacer algo. Este es el gran principio celestial de la cooperación. Necesitamos eso, porque cuando cooperamos con el cielo, fortalecemos nuestra fe y nuestra experiencia se vuelve algo mucho más personal. Es increíble lo que pude suceder entre el cielo y nosotros, porque entramos en un proyecto con Dios. Amamos a Dios más cuando Él responde nuestras oraciones a través de nuestra cooperación, que cuando Él efectúa un milagro sin nuestra ayuda. También valoramos más el milagro cuando nos hemos involucrado emocionalmente nosotros mismos y con nuestro trabajo personal.
Así, Eliseo le dio un proyecto para que lo llevara a cabo juntamente con sus hijos. El versículo 3 dice: “Y él le dijo: ‘Ve, y pide vasijas prestadas de todos tus vecinos, todas las que puedas conseguir’”.
Es interesante que Eliseo le dijera que no fuesen pocas las vasijas prestadas. Primero, ella tal vez no poseía ninguna vasija propia. Ella debió haberlas vendido para pagarle parcialmente a su acreedor. Segundo, no sabemos cuán grandes eran, pero eran muchas. Él también le dijo a ella que fuese a todos sus vecinos y que les pidiera vasijas prestadas. Los vecinos también debían involucrarse de cierta manera. Ellos conocían el problema de ella. Conocían su tristeza, después que su esposo murió. Ella tenía credibilidad entre ellos. Aparentemente ellos la querían bastante, así que ella podía ir a ellos y pedirles vasijas vacías. De esta manera, ellos podían ver el resultado de cómo Dios puede salvar a aquellos que le han sido fieles.
Después de todo, tal algunos de estos vecinos pensaban que la muerte de su esposo, era de alguna manera, un juicio del disgusto de Dios sobre la familia. Los hijos de los profetas normalmente eran pobres, tal como ella. Y los vecinos deben haber pensado que durante todos esos años de servicio en la causa de Dios, como hijo de los profetas, solo le produjeron deudas a su esposa y a su posteridad. Así, ¿para qué servir a Dios, si ese era el resultado final? La credibilidad de Dios estaba en juicio. Al pedir prestadas las vasijas de sus vecinos, ellos naturalmente se preguntarían qué es lo que ella iba a hacer. Esto los mantuvo interesados en lo que Dios iba a hacer para suplir las necesidades de ella.
Una vasija de aceite no era mucho. Al venderla eso la podría sostener con un par de días más de vida. Pero Eliseo se propuso hacer algo mucho mejor, algo que la mantuviera ocupada, de tal manera que no tuviera que pensar mucho en su situación. Y Dios iba a multiplicar sus bienes más allá de lo imaginable, de tal manera que ella pudiera trabajar y que pudiera vivir de de sus propios recursos.
Entonces Eliseo dijo en el versículo 4. “Entra luego, y cierra la puerta tras de ti y de tus hijos. Echa aceite en todas las vasijas, y a medida que se llenen ponlas aparte”.
En otras palabras, el profeta le dijo a esta viuda que sus esfuerzos y su fe en la palabra del profeta, le serían recompensadas. Y había trabajo aun para ambos hijos. Uno traería las vasijas vacías; el otro colocaría las llenas a un lado. Ellos la ayudarían en este negocio. Imaginen si después de escuchar la instrucción del profeta, ella no hubiese ido a todos sus vecinos, o si hubiese pedido solo unas pocas vasijas. ¿Creen ustedes que Dios hubiese hecho por ella todo lo que hizo? Cuando necesitamos un milagro, tenemos que hacer todo lo que Dios dice, no solamente una parte, o la mayor parte. Tenemos que hacerlo todo. Amigos, este es el problema de hoy. Muchas personas solo hacen una parte de lo que Dios dice. Ellas solo hacen lo que tienen que hacer para poder ser vistos como buenos cristianos. Ellos no hacen todo lo que Dios dice, y son espiritualmente débiles y no reciben la plenitud de la bendición de Dios. Ellas no ven los milagros de Dios en sus vidas.
Observen que el profeta insinuó el resultado de su obediencia. Él básicamente dijo que habría mucho aceite en la vasija de ella, el cual sería trasvasado a las vasijas vacías. Esto fue inspirador y excitante. ¿Qué es lo que Dios iba a hacer?
Eliseo le dijo a ella que cerrara la puerta. La razón era para que sus acreedores no la interrumpieran, y también para que no se jactara con el milagro entre sus vecinos. Ella tenía que comenzar humildemente su trabajo y no debía contarle a nadie cómo había sucedido. Y finalmente, tenía que orar y agradecerle a Dios por Su misericordia y providencia para con ella. Al cerrar la puerta mantendría su proyecto entre ella, sus hijos y Dios.
La viuda no debía depender de Eliseo para trasvasar el aceite, ni en los hijos de los profetas. Tenía que ser por sus propios y diligentes esfuerzos que debía obtener más aceite. Sí, fue un milagro, pero cuando las vasijas estuvieron llenas, el aceite paró de fluir. Entonces ella tenía que usarlo para comenzar su negocio en las cosas que Dios había provisto para ella.
La mujer obedeció a Eliseo. Ella envió a sus hijos a todos los vecinos y ellos trajeron muchas vasijas. Tal vez tuvieron que hacer muchos viajes hasta los vecinos para conseguir tantas vasijas como pudiesen. Los versículos 5-6 dicen: “La mujer se fue, y cerró la puerta tras de sí y de sus hijos. Ellos le alcanzaban las vasijas, y ella echaba el aceite. Cuando llenó todas las vasijas, dijo a su hijo: ‘Tráeme otra vasija’. Él dijo: ‘No hay más’. Entonces cesó el aceite”.
Dios estaba efectuando un milagro justo delante de sus ojos. Ella dio todo lo que tenía y Dios lo multiplicó dramáticamente. Ella dio lo mejor que tenía y Dios aumentó sus bienes de tal manera que pudiera vivir de ellos. Su aceite continuó fluyendo mientras había vasijas para llenar. Pero una vez que estuvieron llenas, no había necesidad de más aceite adicional y los muchachos no tenían más vasijas de los vecinos.
Piensen ahora en la lección que hay aquí mis amigos. Cuando damos todo lo que tenemos, Dios va a multiplicar nuestros talentos y nuestros recursos de acuerdo a Su gracia. Él va a mejorar nuestros talentos de tal manera que tengamos algo para ganarnos la vida. ¿No es Dios maravilloso?
He aquí otra lección. Cuando nos dedicamos a nosotros mismos a Cristo, y cooperamos con Su profeta, él abre los tesoros del cielo y derrama su Espíritu Santo, del cual el aceite es un tipo, y llena nuestras vasijas vacías de tal manera que tengamos algo valioso en nosotros. Entonces podemos compartir eso con otros. Oh amigos, no podemos sobrevivir sin el Espíritu Santo.
Si los hijos de la viuda hubiesen traído vasijas que hubiesen estado llenas con algo, no las podría haber llenado con aceite. La lección es clara. Si hemos llenado nuestros corazones con mundanalidades, y no los hemos vaciado, no seremos capaces de recibir el verdadero don que Dios quiere darnos. No tendremos espacio para el Espíritu Santo. Tenemos que ser vasijas vacías para que podamos ser llenados. Dios le estaba dando a la viuda un ejemplo de lo que Él estaba queriendo hacer en su vida. Esta mujer estaba sin saber qué hacer. Estaba completamente vacía de todo recurso. No tenía adónde ir, así es que se volvió hacia el profeta de Dios. Eso en sí mismo es una lección. Cuando ustedes están en dificultad, vuélvanse al profeta del Señor. Los profetas están ahí para ayudarles, para darles ánimo y para aconsejarlos en cuanto al camino a seguir.
La manera de aumentar vuestros recursos es gastarlos adecuadamente. La otra viuda en los días de Elías, le hizo primero a él una torta, y su aceite y su comida se multiplicaron y continuaron multiplicándose hasta que terminó la hambruna. Y ahora esta mujer en su angustia vio que su aceite también se multiplicaba. Ella debió quedar admirada con lo que Dios había efectuado.
Escuchen esto de Señales de los Tiempos, 14 de Enero de 1886. “Los dones de Dios aumentan al ser compartidos. Vemos esto ilustrado en el caso de la pobre viuda a quien el profeta Eliseo, a través de un milagro, le solucionó el problema de la deuda. Ella solo tenía una jarra de aceite; pero el profeta le dijo que consiguiera vasijas prestadas de sus vecinos, y el aceite fluyó de esa única jarra y continuó fluyendo hasta que todas las vasijas estuvieron llenas. El flujo solo cesó cuando no había más vasijas para recibirlo. Así será ahora. Mientras dejemos que los dones de Dios fluyan en canales de bien, el Señor permitirá que sigan fluyendo”.
¿Han experimentado esto, mis amigos? Dios promete que mientras permitamos que nuestros dones fluyan en canales de bien, Él mantendrá fluyendo los dones. De paso, creo que es importante también mencionar que no todo debe ser dado. Los mejores dones de Dios son más valiosos y mejor apreciados por el recipiente, si se ha invertido algo en ellos. La viuda estaba sin dinero. No tenía nada, y Dios le dio, de tal manera que pudiese vender. Algunas veces las personas piensan que solo están haciendo la obra de Dios, cuando la hacen gratis. Pero aun el ministro tiene que vivir de alguna manera. Dios lo suple a través del diezmo. Pero todos deben tener alguna habilidad o algún bien que pueda ser usado para generar ingresos. Aun las habilidades para levar a cabo eso, son un don de Dios. Dios nos da a cada uno de nosotros una habilidad diferente y una manera diferente para trabajar. Pero todos los dones son de Dios, incluyendo nuestros ingresos. Esa es la razón por la cual devolvemos el diezmo a Dios, porque reconocemos Su señorío sobre nuestras vidas. Todo lo que poseemos es de Él, y todo provino de Él. Así, ¿cómo podríamos retener de Él nuestros diezmos y también nuestras ofrendas de gratitud?
Pero aun hay otro principio en esta instrucción. La instrucción de Eliseo la colocó a ella en el camino para que pudiera pagar su deuda y para que pudiera continuar viviendo. Él la convirtió en una vendedora de aceite. El dinero que ella consiguió de la venta de aceite, saldaría la deuda, y la dejaría con suficiente dinero como para comprar más aceite para que lo vendiera y obtuviera una ganancia. En otras palabras, Dios, a través de Eliseo, la colocó a ella en un negocio. La mejor manera para ayudar a los pobres es mostrarles cómo usar sus escasos recursos, y con su propio trabajo e ingenio, ellos pueden recuperarse. No hay ningún lugar en las Escrituras para el bienestar estatal que solo les da limosnas en dinero a los pobres, y así los pobres se vuelven dependientes del estado. Si entendimos los propósitos de Dios, ayudaremos a los pobres para que desarrollen recursos que puedan usar para vivir. Hay un antiguo dicho que dice así: Dale a un hombre un pescado y lo alimentarás por un día. Enséñale a pescar y lo alimentarás por toda su vida. Este es el principio que aprendemos de esta historia.
Y aquí hay otra lección. Mientras haya almas que quieran ser llenas con el santo aceite del cielo, siempre habrá cómo llenarlas. Entonces ellas pueden recibir las bendiciones espirituales que Dios les da, y ellas las van a multiplicar y van a crecer.
Además, nunca somos pobres en Dios. Es nuestra fe la que falla, no la promesa de Dios. Él nos da más de lo que pedimos o pensamos. Toda nuestra rectitud está en nosotros mismos. Jamás duden que Dios los está sosteniendo. Todo lo que obtengan en las comercializaciones del mundo, son de Dios. Todo lo que ustedes poseen es de Dios. Jamás debemos acaparar Sus recursos, ya sean temporales o espirituales. Tenemos que usarlos en Su causa.
He aquí otra lección espiritual. Jesús es la buena oliva. Él suple el aceite para convertirnos en luz para los gentiles. ¿Debiéramos temer que el dorado aceite, que fluye desde la raíz y de la gordura de la Buena Oliva, venga a fallar, mientras existan lámparas que tengan que ser alimentadas de ella? Cristo no va a parar de suplir Su rico aceite, mientras existan almas que necesiten aceite para sus lámparas, para que puedan brillar grandemente para el Maestro.
La viuda estaba emocionada. ¿Y qué iba a hacer ahora con todo ese aceite? En su entusiasmo, ella vino y le contó a Eliseo lo que había sucedido. Versículo 7. “Entonces ella fue, y se lo contó al varón de Dios, quien le dijo: ‘Ve, vende el aceite, y paga a tus acreedores. Y tú y tus hijos vivid de lo que quede’”.
Ella no iba a guardar el aceite para su propio uso. Ya que el aceite había sido provisto a través de un milagro, podemos presumir que era de la mejor calidad, extra virgen, tal vez, con el mejor sabor y cualidades que se pudieran conseguir, al igual que el vino en el primer milagro de Jesús. Esto le proveería un buen mercado, y un buen precio. Tal vez los mercaderes lo comprarían para exportarlo. Después de todo, el aceite era uno de los productos con los cuales Israel comerciaba. Ver Ezequiel 27:17.
Así es que la mujer vendió el aceite y entonces tuvo suficiente dinero como para pagar la deuda de su esposo. Ese fue su primer trabajo ahora que ella tenía los recursos para liquidar la deuda, aun antes que hiciese cualquier provisión para sí misma y para sus hijos. Aquellos que poseen una mente honesta no pueden comer con placer y paz su pan diario, a menos que sea su propio pan. Y nada realmente es nuestro, a menos que estemos libres de deuda. Y este es el problema con muchos hoy en día. Ellos se endeudan para tener un alto estilo de vida. Viven más allá de sus medios e incurren en más y más deudas. Esto los mete en problemas cuando sobreviene una crisis económica. Ellos han gastado su dinero en una vida frívola y han sido descuidados en cuanto a ahorrar dinero. Cuando comienzan los problemas, el banco les quita sus hogares, sus vehículos, sus barcos, y cualquier otra cosa que tengan para recobrar sus préstamos. Y los acreedores pueden ser crueles y despiadados. Pueden ser inmensas corporaciones que no se preocupan por las consecuencias hacia las familias. Así amigos, hagan lo mejor que puedan para no tener ninguna deuda irrazonable o innecesaria.
La viuda tenía que vivir con el dinero que sobrara de la venta del aceite. Eso quería decir que tenía que establecer su negocio con esos fondos, de tal manera que pudiese continuar viviendo. Y a través de Eliseo, Dios se convirtió en el esposo de la viuda y en el padre de sus hijos.
Eliseo es un médico misionero, tal vez el mayor médico misionero del Antiguo Testamento, y este milagro es de la mayor importancia. Él había aprendido de Elías, el cual fue su mentor, cómo trabajar con Dios. Su fe era fuerte. Y Dios honró a Su escogido instrumento. Su obra médico misionera en este caso fue la de salvar la vida de esta viuda y la libertad de sus hijos. Para la mujer, el milagro fue precioso, tan precioso que jamás olvidó la misericordia de Dios a través de Su profeta Eliseo.
La obra médico misionera es más que dar un tratamiento natural o instruir a alguien de cómo tiene que comer. La obra médico misionera tiene un amplio alcance. Está especialmente diseñada para mostrarles a los hombres y a las mujeres cómo confiar completamente en Dios en todas las áreas de sus vidas. Esta es la gran obra. Oh mis amigos, espero que ustedes sean médicos misioneros. Cada miembro de iglesia debiera ser un médico misionero. Y sería maravilloso si cada miembro de iglesia entendiera este importante rol. Tristemente hoy, los miembros de iglesia no son enseñados a ser médicos misioneros. Pero cuando usted trabaja para otros, usted ve la recompensa por sí mismo, en almas salvas para el reino del cielo.
Amigos, ¿no es animador el ministerio de Eliseo? Fue diseñado para que fuese así. Fue diseñado para que animara al pueblo de Dios. Elías enfrentó a la apostasía con la cabeza en alto. Pero Dios necesitaba a un hombre que fuese especialmente cariñoso y amable, uno que iniciara la obra de las escuelas de sostén propio, y que fortaleciera las manos de los débiles. Él tenía que nutrir y animar. Tenía que restaurar y construir. Tenía que sanar y dar poder. En esto fue un tipo de Cristo.
¿No creen que necesitamos ese tipo de hombres hoy en día? Necesitamos Elías, pero también necesitamos Eliseos. Que Dios nos ayude a ser hombres y mujeres de principios, de tal manera que nuestros vecinos puedan ver nuestro amor por Dios y nuestro amor por la humanidad.
Oremos. Nuestro Padre celestial, gracias por Eliseo. Hiciste cosas maravillosas a través de él. Hiciste muy significativo su ministerio para nosotros. Ayúdanos a vivir por esos mismos principios. Ayúdanos a aprender las lecciones de estas historias sobre la cariñosa misericordia de Dios y a aplicarlas a nuestras propias vidas, especialmente en estos últimos días. Que Cristo gobierne nuestros corazones, en el nombre de Jesús oro, amén.
Pr. Hal Mayer
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