Eliseo Hace Flotar el Hacha
By Pastor Hal Mayer
Queridos amigos,
Bienvenidos al Ministerio Guardad la Fe. Gracias por estar con nosotros hoy mientras analizamos cómo entender los tiempos de los últimos días que estamos viviendo justo antes que Jesús vuelva.
La obra médico misionera es crucial en la obra de Dios, como así también para nuestra supervivencia. De modo que debemos entender cómo trabajar y cómo proveer para nuestras familias y para otras personas. Tiempos peligrosos están sobre nosotros que van a empeorar aún más, y necesitamos a Jesús para ser libres y al mismo tiempo ser productivos en el peor de los tiempos. Tanta gente del pueblo de Dios no está preparada para lo que se viene. Mi oración es que el mensaje de hoy fortalezca y anime a los oyentes para pelear la buena batalla, guiados por principios que salvan vidas.
Esta vez en vuestra correspondencia hay una carta no muy común. Generalmente no enviamos cartas escritas a los suscriptores, pero esta es importante. Vuestro apoyo es urgentemente necesario en este momento porque nos ayudará a alcanzar más almas con el mensaje de Cristo. Por favor, tomen unos momentos para leer la carta y responder hoy mismo con vuestra colaboración para Guardad la Fe.
También espero que estén disfrutando de nuestros Informes Proféticos diarios. Estamos viviendo en tiempos asombrosos. Cada cosa que la Biblia predijo está sucediendo. Permanezcan en sintonía.
Si todavía no han solicitado el juego de DVDs titulado Secretos Proféticos del Nuevo Orden Mundial, este es un buen momento para hacerlo. Además es un buen regalo para vuestros amigos y familiares. Les ayudará a enfocarse en Jesús y sus profecías del fin del tiempo, y les abrirá la mente a cosas que no consideraron antes. Solicítenlo llamando al 540-672-3553 de los EEUU.
Para comenzar inclinemos nuestros rostros en oración. Nuestro Padre que estás en los cielos, en el precioso nombre de Tu hijo Jesús, pedimos tu presencia a través del Espíritu Santo, para que nos ilumine mientras estudiamos los grandes principios encontrados en Tu Palabra. Necesitamos saber cómo vivir en estos últimos días y al mismo tiempo ser una bendición para otros. Por favor háblanos hoy, lo rogamos en el nombre de Jesús, amén.
Encontré algo interesante que no sabía hasta hace poco. Uno de nuestros suscriptores me envió un material acerca de Eliseo que me impactó de tal manera que debo compartirlo con ustedes. ¿Recuerdan los hijos de la viuda que debían trabajar como siervos para su acreedor?
Veamos el versículo en 2ª Reyes 4:1:” Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos”.
Eliseo la instruyó para que enviase a sus hijos a juntar tantas vasijas como pudiera conseguir de amigos y conocidos, y luego debía llenarlas con aceite. Aunque la historia es fascinante, lo que les voy a compartir es muy convincente.
¿Quién es esta mujer? La Biblia no nos dice exactamente pero hay algunos indicios. Primero, las escrituras nos hablan de que era temerosa de Dios en el tiempo de Elías, el antecesor de Eliseo.
1ª Reyes 18:3 nos dice que “…Abdías era en gran manera temeroso de Jehová”. Era el gobernador del palacio de Acab y Jezabel. Abdías también reitera su temor del Señor en el verso 12 cuando dice que “…y tu siervo teme a Jehová desde su juventud”.
Estos versos sugieren que la viuda era en realidad la esposa de Abdías. El gran historiador judío Flavio Josefo confirma esto en su libro Antiquities of the Jews. Veamos lo que dice.
“Porque ellos dicen que la viuda de Abdías, el mayordomo de Acab, vino a Eliseo y dijo, que él sabía muy bien cómo su marido había escondido y mantenido a los profetas de Dios, que Jezabel, la esposa de Acab, quería matar. Ella le dijo que Abdías había escondido a cien de ellos, había pedido dinero prestado para mantenerlos, y luego de la muerte de su marido, ella y sus hijos habían sido tomados como siervos esclavos por sus acreedores. Ella deseaba que tuviera misericordia de ella por lo que su esposo había hecho y que le proporcione alguna ayuda.
“Cuando le preguntó qué tenía en la casa, ella respondió: “nada, solo un poco de aceite en una vasija”. De modo que el profeta le pidió que saliera a pedir prestado una gran cantidad de vasijas a sus vecinos, luego que cierre la puerta de su casa y ponga aceite en cada vasija hasta que esté llena, porque Dios las llenaría”.
“Y cuando la mujer había hecho lo que le fue ordenado, y sus hijos habían traído cada vasija disponible, y fueron llenadas, no quedó ninguna vacía, ella luego vino al profeta y le dijo que estaban todas llenas; a lo que el profeta le dijo que saliera a vender el aceite, pagara a los acreedores lo que se les debía, porque había un muy buen precio para el aceite y con el superávit ella podría mantener a sus hijos. De esta manera Eliseo hizo que se cancelara la deuda de la viuda y liberó a los hijos de la humillación de sus acreedores”. The Complete Works of Josephus, Book IX, Chapter IV, Section 2.
Hay una nota del editor de Josefo acerca de esto. “Que esta mujer no era otra más que la viuda de Abdías, está confirmado por el parafraseo Caldeo, los Rabinos y otros. Y no es improbable que esta deuda haya sido contraída por su esposo para mantener a “los cien profetas del Señor, que escondió en grupos de 50 en una cueva en los días de Acab y Jezabel (1ª Reyes 18:4), y esta circunstancia ameritaba que Eliseo le provea una solución al problema, y capacitarla para redimirse a sí misma y a sus hijos del temor de la servidumbre a que eran sometidos los deudores, de acuerdo a la ley de Moisés, que no podían pagar sus deudas”.
Esta información provee nueva luz acerca de esta maravillosa historia. Uno puede imaginarse cuánto le habrá costado a Abdías el alimentar a cien hombres por tres años o más durante el período de la sequía y la hambruna. Los alimentos eran escasos, y probablemente los precios eran más caros que lo normal. Aunque probablemente Abdías tenía un buen ingreso por su trabajo para Acab, el costo de los alimentos puede fácilmente haber excedido su poder adquisitivo. Y como era un hombre honesto, no tomaba alimentos de la mesa de Jezabel sin pagar por ellos de algún modo. O tal vez encargaba alimento extra de los proveedores que él mismo pagaba de su bolsillo.
Pero es muy animador ver cómo Dios recordaba la amabilidad que Abdías mostró al cuidar a sus profetas y se hizo cargo de la situación de la viuda de Abdías y de sus hijos. Dios no se olvida de la amabilidad de su pueblo hacia los que están en necesidad en la “familia de la fe”.
Volvamos ahora a nuestro estudio para hoy. Vayan conmigo en sus Biblias a 2ª Reyes 6. Vamos a estudiar acerca de las escuelas de los profetas en los tiempos de Eliseo. Ustedes recordarán que las escuelas de los profetas fueron establecidas por el profeta Samuel, mucho tiempo antes con varios propósitos.
Las escuelas de los profetas eran para entrenar hombres para el liderazgo en la conducción del pueblo de Dios. No todos eran dotados con una inspiración directa como Elías o Eliseo, pero eran llamados a enseñar al pueblo acerca del camino de la justicia y adiestrarlos en los caminos de Dios.
Las escuelas de los profetas debían servir como barreras contra la apostasía y la “prevalente corrupción” que se estaba apoderando de la iglesia. Y en la época de Elías estas escuelas eran el objeto de mayor odio y persecución de Jezabel y su indigno esposo Acab.
Estas escuelas también eran para promover la prosperidad de la nación y la iglesia al proveer entrenamiento espiritual a aquellos jóvenes que no podían asistir a las escuelas establecidas. Eran para preparar hombres con una fortaleza de mente y una columna vertebral de acero, para soportar la presión de los gobernantes apóstatas que tratarían de socavar su influencia y aún intentar matarlos. Estos hombres eran entrenados para actuar en el temor de Dios como líderes y consejeros del pueblo y de los gobernantes que quisieran escucharlos.
Estas escuelas aceptaban alumnos que eran piadosos, inteligentes y estudiosos. Se los llamaba los hijos de los profetas. A medida que estudiaban la palabra y las obras de Dios, ellos recibían sabiduría del cielo. Los instructores eran experimentados en la comunión con Dios y entendían la verdad divina. Habían recibido una instrucción especial del Espíritu Santo. Y el pueblo los respetaba por su piedad y sabiduría, que tal vez no impresionaba a los reyes, nobles y otras élites que eran egocéntricos y muchas veces crueles, y que los veían como una competencia para influir en el pueblo.
Los estudiantes en las escuelas de los profetas eran de sostén propio a través de su labor. Así también los maestros. El trabajo manual era el principio que se enseñaba tanto a pobres como a ricos. Aún aquellos que eran llamados a la oficina sagrada eran enseñados en las habilidades manuales.
Los alumnos estudiaban las escrituras en Hebreo del Antiguo Testamento. Sus estudios primarios abarcaban la ley de Dios, las instrucciones y consejos prácticos dados a Moisés, historia sagrada, música sagrada y poesía. Estudiaban los tipos en el servicio del santuario y así aprendían los grandes principios de salvación que vendrían por el futuro Mesías. Es a través de la historia sagrada que podemos aprender las grandes verdades de la salvación por el Mesías. Es a través de la historia sagrada que podemos ver las huellas de Jesús y entender más claramente Su propósito en nuestras vidas.
A los alumnos también se les enseñaba a orar y cómo ejercer fe en Dios y cómo entender y obedecer las enseñanzas del Espíritu Santo.
Durante el reinado de Jezabel y sus persecuciones a estos siervos del Señor, estas preciadas escuelas fueron cerradas. Pero la influencia de los fieles hombres que se habían graduado en ellas impedía la completa destrucción de los testigos de la verdad. Dios los necesitaba para que anden por todo Israel secretamente animando al pueblo a permanecer fieles a Dios y rechazar la religión de Jezabel. Muchos se rehusaron a seguir a los Baales, y Dios mismo le dijo a Elías que 7.000 no se habían inclinado en adoración a Baal. Esto probablemente era por el trabajo de las escuelas de los profetas. No es de extrañarse que Jezabel los odiara tanto que quería atrapar a todos los graduandos de estas escuelas y matarlos si podía.
Pero éstos desaparecieron. Nunca se imaginó que al cerrar las escuelas de los profetas, el trabajo de éstas sería hecho de otra manera y muy difícil de rastrear. Pero cuando se dio cuenta de lo que sucedió, recurrió a la vigilancia, la tortura y la ejecución.
Luego de la confrontación en el Monte Carmelo, Elías restableció las escuelas de los profetas, y las puso en funcionamiento nuevamente. Eliseo continuó la buena obra y a menudo enseñó en las escuelas mientras ayudaba a edificarlas.
Recuerden que por un tiempo luego del incidente del Monte Carmelo, Acab y Jezabel aún gobernaban el país, y continuaron por algún tiempo. Las influencias del bien y del mal luchaban por ganar posiciones. Satanás hacía todo lo que podía para terminar de arruinar aquello que había comenzado con el reinado de Acab y Jezabel. La lucha era intensa, ¡tal como lo es hoy en día!
Aunque las escuelas de los profetas eran de sostén propio, proveían la estabilidad espiritual que el pueblo de Israel necesitaba. Fortalecían las fuerzas de la fe en Dios, mientras que por todas partes Satanás trataba de destruirlos. El fiel Eliseo continuó llevando su testimonio así como lo han hecho tantos otros hombres a través de los años. Y los alumnos de las escuelas de los profetas aprendieron de él cómo ser fieles y cómo trabajar mediante el sostén propio. Él los instruyó en sus enseñanzas y en su ministerio.
Piensen en esto. La mayoría de las personas de Israel estaban aún en apostasía a pesar de que habían admitido en el Monte Carmelo que “el Señor es Dios”. Como ven mis amigos, cuando el pecado se apodera de ustedes, es difícil deshacerse de él. Aun cuando ustedes reconozcan que es pecado, éste tiene gran poder.
Mientras Eliseo, el gran medico misionero del Antiguo Testamento podía viajar a través del reino de Israel, continuó activamente levantando escuelas de los profetas. Él combinó la obra médico misionera con la educación de los jóvenes. Continuamente trató de ayudarles a ver la importancia de la fe en Dios y en los medios de curación de Dios. Sus milagros inspiraban a los estudiantes, o los hijos de los profetas, con lecciones que usarían por el resto de sus vidas.
Dondequiera que Eliseo iba, Dios estaba con él, dándole palabras y poder para realizar milagros. Ustedes ven mis amigos, si nosotros tendríamos la misma cercanía con Dios tendríamos la misma confianza en Dios. Si obedeciéramos las leyes de Dios y sus principios celestiales, tendríamos el mismo poder que Eliseo tuvo. Nos falta poder porque nos falta la fe y la obediencia. Cuando por fe nos tomamos de su fortaleza, Él cambiará la desesperanza, el desánimo, y lo transformará en gozo a través de poderosos milagros. Él quiere hacer esto para gloria de Su nombre. ¡Dios aún hoy hace milagros! ¿Los han experimentado ustedes? Yo los experimenté. Y por eso sé que Dios no me abandonará. Dios quiere hacer lo mismo por ustedes.
Veamos los versículos del capítulo 6 de 2ª Reyes. Voy a leer los siete primeros versos. Estos tienen un gran y profundo significado. Aparentemente esto tiene que ver con la escuela en Jericó, porque estaba cerca del río Jordán. También es el lugar donde Eliseo había curado la olla de comida que había sido envenenada por calabazas silvestres, entre otras cosas. Esta escuela de sostén propio en Jericó era una escuela un poco especial. Se estaba volviendo famosa y tenía muy buena referencia. Jóvenes de todo Israel venían a estudiar a esta escuela para aprender del profeta. Y ya no tenían espacio para todos los estudiantes.
“Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en que moramos contigo nos es estrecho”.
Noten que dijeron “el lugar en que moramos contigo nos es estrecho…” Aparentemente Eliseo vivía temporalmente allí hasta ese momento. Estas palabras literalmente significan “el lugar en que estamos sentados frente a ti”. Era el lugar donde se reunían bajo la supervisión del profeta para escuchar sus enseñanzas. Eliseo no permanecía regularmente en la escuela de Jericó, pero la visitaba a menudo para enseñar e instruir a los jóvenes en los caminos de Dios.
¿Qué significa “el lugar en que moramos contigo nos es estrecho”? Significa que el espacio era muy chico. Necesitaban expandirse. Pero, ¿porqué era tan estrecho? Cada vez que Eliseo enseñaba, muchos estudiantes venían de todas partes. Querían aprender directamente del profeta de Jehová. Ellos ansiaban sus consejos y sus oraciones. Todos querían estar con él y cerca de él. Si debían enseñar las verdades de Dios a Israel, querían tener la mayor cantidad de conocimiento posible.
Recordemos que les tomó un tiempo a los alumnos sentirse cómodos asistir a las escuelas luego que la persecución de Jezabel cesó. Fue un período muy difícil para las escuelas de los profetas porque tenían muy poco dinero y pocos recursos para realizar su trabajo. Por eso Eliseo hizo para los alumnos estos milagros como sanar la olla envenenada y multiplicar los alimentos que provenía de los diezmos del hombre de Baal Shalisha. Todo era de gran valor y no se desperdiciaba nada.
Podríamos agregar que la reputación de los milagros de Eliseo, sin duda atrajeron a muchos estudiantes a la escuela. Después de todo, aquí había un hombre que podía sanar la lepra, resucitar a los muertos, neutralizar el veneno, multiplicar los alimentos y proveer inteligencia acerca de los movimientos del enemigo que finalmente terminaban siendo como Eliseo les había dicho.
Recordemos también, que Giezi había perdido su lugar como siervo de Eliseo, y sin duda un hombre más honesto fue puesto en su reemplazo para encargarse del alimento y el equipaje. Después de todo, la codicia de Giezi por la riqueza de Naamán no fue la única vez que se había aprovechado de la generosidad del profeta. ¿Recuerdan cuando el hombre de Baal Shalisha trajo los diezmos de los primero frutos? ¿Qué dijo Giezi? “Y respondió su sirviente: ¿Cómo pondré esto delante de cien hombres? Pero él volvió a decir: Da a la gente para que coma, porque así ha dicho Jehová: Comerán, y sobrará”. 2ª Reyes 4:43. ¿Por qué Giezi dijo esto? Él quería guardar estos alimentos para él y Eliseo. Pero Eliseo no tomaba en cuenta sus propios intereses cuando los regalos venían a él. Primero consideraba las necesidades de otros. Decidió compartirlo con todos los hijos de los profetas. Giezi estaba aterrado que tan poco alimento sería repartido entre tantos. Él no era un hombre de fe. Pensó que el alimento era para el profeta y su siervo, o sea él mismo. Pero Eliseo insistió y luego que todos habían comido su parte, aún sobraba alimento.
Hoy en día hay gente hambrienta esperando por alimento espiritual y agua. Cristo que dijo a sus discípulos “denle ustedes de comer” también nos dice lo mismo a nosotros. En este milagro, Eliseo fue un tipo de Cristo. No importa cuán poco tengas, puedes alimentar a una multitud si estás bajo el poder del Espíritu Santo. Él sabe cómo multiplicar el pan espiritual y el agua en tu propia alma para que de vida a muchos otros. En colaboración con Cristo, nos convertimos en sus agentes para compartir Su amor y poder a nuestro alrededor.
Luego de la partida de Giezi, la confianza había sido restaurada y los alumnos volvieron a llenar la escuela de los profetas. Había alrededor de cien hombres estudiando en Gilgal y tal vez una cantidad similar en Betel y Jericó al mismo tiempo.
Aparentemente Eliseo era un muy buen maestro y los alumnos aprendían mucho de su instrucción. Muchos alumnos se había registrado en la escuela y ahora el lugar había quedado falto de espacio. Y no solo era falta de espacio para descansar sino también para estudiar, el comedor y otros lugares también tenían falta de espacio.
Leamos el verso 2: “Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno una viga, y hagamos allí lugar en que habitemos”.
Vean que estos hombres no pidieron madera de cedro del Líbano para construir sus dormitorios, o mármol y oro para sus habitaciones como lo hacen los autoproclamados siervos de Cristo, los Papas. No pidieron las mejores comodidades. Humildemente pidieron que puedan trabajar, que cada hombre pueda tomar una viga de los arboles cerca del río Jordán para poder edificar. Es importante para los que observan y esperan que grandes cosas sucedan en el mundo, estén conformes con las cosas simples que hay en este mundo.
Talvez solicitaron ayuda financiera al gobierno para la construcción. Pero no había posibilidad para eso. Después de todo, el gobierno aún era hostil hacia las escuelas de los profetas. De modo que no podían contar con el gobierno para obtener fondos porque siempre había condiciones que no estaban de acuerdo a la función de las escuelas. No podían ser libres. Y este es el caso hoy en día. Fundamentalmente el gobierno usa sus poderosos recursos para restringir la obra de Dios en las escuelas.
Estos eran mayormente hombres pobres. No tenían recursos financieros para contratar trabajadores. Tenían que pedir dinero prestado. Pero eran laboriosos y estaban acostumbrados a trabajar con sus propias manos. También eran humildes y voluntarios para poner todo su esfuerzo en el trabajo. Además era parte de la educación.
Mis amigos, este es un gran principio. ¿Cuánta camaradería, cuanta unidad y confianza se pone en tales hombres que se comprometen en un proyecto en conjunto para solucionar un problema con trabajo manual? El proyecto se transforma en propio y ellos lo toman como propio.
A menudo ven la mano de Dios ayudándoles a alcanzar las metas, y se fortalecen los unos a los otros en sus ambiciones para el Señor.
Estos hombres no querían vivir como monjes ociosos, no querían vivir del trabajo de los otros o de la beneficencia social del gobierno. Solo querían la aprobación de Eliseo sobre su misión, edificar un nuevo lugar para poder acomodar a la gran cantidad de alumnos.
Los hijos de los profetas en todas las edades no tenían negocios que tenían contemplaciones como para que se vuelvan incapaces de actuar. No debían excusarse y evitar la labor, porque solo el obrero es digno de su salario. El trabajo honesto no es una carga ni un detrimento para el hombre. Lo hace grande y respetable.
Verso 3: “Y dijo uno: Te rogamos que vengas con tus siervos. Y él respondió: Yo iré”. Se fue, pues, con ellos;…”
Estos hombres respetaban grandemente al profeta Eliseo y querían su presencia con ellos mientras trabajaban. Eliseo se estaba poniendo viejo, y querían que estuviera con ellos para aconsejarlos, y también cuidarlo, talvez le podrían ofrecer ayuda si la necesitaba.
Ellos atendían con deferencia a Eliseo. Primero, no saldrían a edificar sin su autorización. No se construye un edificio en el campus sin el permiso del preceptor o Presidente. Eliseo era un hombre de autoridad. Estaba a cargo de tres escuelas de los profetas. Pero ellos querían su consejo aún en la construcción de nuevos edificios. Sabían que necesitaban supervisión para mantener todo en orden y tener un comportamiento entre ellos como debía ser. Buenos discípulos siempre quieren estar bajo buena disciplina.
Eliseo fue con los hombres jóvenes. Él quería ayudarles y servirles donde pudiera. Eliseo era siempre igual ya sea en los palacios de los reyes y generales o con los trabajadores en sus esfuerzos diarios. Era uno con ellos y unía sus esfuerzos con las labores de ellos. Eliseo era un gran hombre y un gran líder. Cuanto más grande el líder, más grande la voluntad de servir a aquellos que dirige.
Ahora noten los 2 siguientes versos: “Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: ¡Ah, señor mío, era prestada!”
De algún modo el hacha se había soltado de su soporte y cayó al agua. Y como cualquier hacha del mundo están sujetas a la gravedad. Desapareció directamente en la profundidad del agua barrosa del fondo del río. ¿Alguna vez les pasó que se saliera el hacha del mango mientras cortaban leña? A mí me pasó y es toda una sorpresa. Uno está trabajando, transpirando y repentinamente el hacha vuela. No se puede tener control acerca de dónde cae y mejor que no haya nadie en su trayectoria.
Probablemente esto es lo que sucedió con este joven. El apuntó el hacha al tronco del árbol y en vez de acertarle al tronco, solo el mango impactó en el tronco y tras un clack el hacha voló al agua del río lejos de la costa de donde él estaba trabajando.
Este estudiante estaba desanimado porque el hacha era prestada y ahora estaba rota en dos pedazos y no había muchas posibilidades de recuperar el hierro del agua. Eliseo estaba cerca, pero aparentemente no vió cuando el hacha cayó al agua. El joven hombre le rogó a Eliseo en alta voz, “señor mío, era prestada”. Talvez pensó que Eliseo tocaría el agua con su manto y el río se secaría para poder recuperar el hacha. Pero Dios tenía pensado algo muy diferente.
Noten que el joven no dijo, “oh, fue un accidente, no importa”. No había solución. O peor aún, era una falla en el hacha y por lo tanto el dueño debía hacerse cargo del costo de reposición. Para nada. Si el hacha hubiera sido suya, no solo eso lo hubiera deprimido sino el no poder ayudar a sus compañeros en el servicio de construir su propia escuela.
Pero este joven era honesto y sentía una profunda responsabilidad que solo da la madurez. Él sabía que era responsable de devolver el hacha en las condiciones que la había recibido. Probablemente era de escasos recursos como el resto de los hijos de los profetas y no tenía el dinero necesario para reponer el hacha. Esto sin duda empeoró su situación desesperante. Él debía a su benefactor la gratitud como así también el hacha prestada. Su clamor de desesperación refleja su sentido del deber. “¡Señor mío, era prestada!”
¿Creen ustedes que debemos ser tan cuidadosos con las cosas prestadas como lo somos con las propias? Se nos enseña que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Esto significa que vamos a reparar o reemplazar aquello de nuestro prójimo que hayamos dañado. Y debiéramos hacer a los demás como nos gustaría que nos hagan a nosotros, ¿cierto?
De esta historia aprendemos que no hay lugar para ignorar el daño que hecho a otra persona. Una persona honesta es aquella que cuida las cosas que pertenecen a otros y que le fueron confiadas a su cuidado. Y se preocupan y las cuidan como si fueran de ellas. Talvez ustedes pueden pensar en situaciones de su vida en que tuvieron que enfrentar estas preguntas. Ciertamente yo he tenido esas situaciones.
Eliseo, un hombre que por el poder de Dios resucitó a los muertos, que había leído el corazón de Giezi, no sabía dónde había caído el hacha. Dios no se lo reveló. A menos que los profetas obtengan un mensaje divino, el resto lo reciben del mismo modo en que lo recibimos nosotros. Es Dios quien determina la necesidad y la apropiada ocasión para una revelación suplementaria. Dios no hizo ningún milagro para informarle a Eliseo donde había caído el hacha. No era necesario un milagro para eso, y no sucedió ningún milagro. De manera que Eliseo se acercó al joven y le preguntó: ¿dónde cayó el hacha? Y él le mostró el lugar. Eliseo hubiera orado para que Dios revele su poder a este joven para que pueda confiar aún más en Él, especialmente en circunstancias más difíciles.
“El varón de Dios preguntó: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el hierro. Y dijo: Tómalo. Y él extendió la mano, y lo tomó”.
El hacha flotó como ningún otro elemento puede hacerlo a menos que un poder sobrenatural lo haga. La Biblia dice que “el hierro flotó”.
Imaginen esto mis amigos, por fe Eliseo cortó una ramita de un arbusto o un árbol, la tiró al agua y el hierro flotó sobre la superficie. Ante la vista de todos, Eliseo realizó un milagro para que este joven no fuera avergonzado por la persona que le prestó el hacha. Lo salvó de tener que pagar con dinero y que no tenía.
Hay muchas lecciones en este pequeño milagro. A menudo milagros atribuidos a grandes hombres no son prácticos. Son ficticios y capturan solo el interés del oyente. Pero en el caso de Eliseo, los milagros tenían un propósito práctico y solucionaban problemas.
Eliseo era un hombre de gran compasión y condescendencia. Fue con los hijos de los profetas a los bosques cuando ellos deseaban su compañía. Amigos, nunca debiéramos pensar que somos demasiado importantes o demasiado grandes como para agacharnos a hacer el bien a alguien. Sean útiles a quien quiera que sea cada vez que puedan. El deber de una vida cristiana es hacer tanto bien como se pueda y tan a menudo como sea posible.
Aquí hay otra lección. El Dios de la naturaleza no está limitado a sus propias leyes. Él puede hacer flotar el hierro. Él puede hacer volver a la vida a los muertos. Él puede sanar enfermedades incurables. ¡Él es maravilloso! ¿Por qué alguien quisiera no seguir a Cristo? Él creó la naturaleza y entiende su funcionamiento. ¿Por qué rechazaríamos su guía y vivir nuestras vidas de
acuerdo a los principios del cielo?
Eliseo hizo algo simple. Cortó un palo nuevo y lo tiró al agua. Él no tiró el mango de la pieza de hierro. Noten que dice que cortó un palo nuevo, como si Dios haría algo nuevo. Y piensen en esto también. Nosotros nunca podemos hacer aquello que se opone a nuestra naturaleza pecaminosa a menos que tengamos un corazón nuevo, un palo nuevo por decirlo de alguna manera. Cristo no puede trabajar con la vieja naturaleza carnal y hacer que haga aquello que está en contra de su naturaleza. Debe haber un corazón nuevo, si es que desean obtener la victoria sobre vuestra naturaleza carnal.
Esta hacha debía flotar para que el joven hombre la pudiese recuperar. Así también nosotros debemos tener algo que nos cambie y Cristo pueda hacernos lo que en realidad necesitamos ser. Tal como el hacha, necesitamos que nos suceda algo nuevo.
Dios contestó la oración y el hacha flotó. No fue el palo que se hundió en el agua, hasta el fondo para hacer flotar el hacha. El palo flotaba en el agua como flota cualquier palo. Esto era un símbolo del pedido que Eliseo realizó al poder divino para que levante el hacha desde el fondo del río. A través de ese palo Eliseo convocó a Cristo a obrar con su poder para este pobre estudiante.
De este mismo modo una oración sincera de fe puede ser como el palo que convocó la gracia de Dios a hacer flotar el corazón de hierro que está hundido en el lodo de este mundo. Su gracia puede cambiar los afectos, que por naturaleza son terrenales y reemplazarlos por afectos celestiales. Y esto es verdaderamente asombroso.
Algunas personas piensan que los milagros son solo para grandes cosas y que el milagro que hizo flotar el hacha es un hecho trivial. Pero muchas veces el ser humano es estrecho de mente y no entiende a Dios. Dios está interesado en las pequeñas cosas y en la bendición de las personas pequeñas. Piensen en esto. No hay sufrimiento ni dolor en el corazón al cual el Padre no acuda en socorro de aquellos que lo necesitan. Su corazón responde a Sus hijos en necesidad. El cielo actúa para ellos. Ni un día pasa sin que el Señor intervenga en ayuda de aquellos que invocan su nombre, y satisface sus necesidades. El tiempo de los milagros aún no terminó. Podemos ver milagros hoy si abrimos nuestros ojos espirituales. Eliseo no esté aquí hoy pero Dios obra a su manera por sus hijos que tienen fe en Él.
Verso 7: “Y dijo: Tómalo. Y él extendió la mano, y lo tomó”.
Si el joven hombre quería recuperar el hacha tenía que hacer su parte. Dios no solamente podía hacer flotar el hacha sino que la podría restaurar a su posición original en el mango. Pero el Señor generalmente no hace milagros para cosas que los hombres pueden hacer por sí mismos. El joven estaba plenamente capacitado para extender su mano al agua y recuperar el hacha que flotaba. Cuando Dios nos pide que extendamos nuestra mano debemos hacerlo para recibir sus dones si es que realmente queremos recibirlos. A menudo nuestra desobediencia e incredulidad nos impide alcanzar y seguir las instrucciones de Dios, y no recibimos Sus ricas bendiciones.
Ahora una amenaza Siria se estaba desarrollando. Aunque Eliseo había sanado a Naamán de su lepra, el rey Benadad de Siria estaba determinado a hacerle la guerra a Israel. Y aunque no era tiempo de liberar a Israel de la opresión de los sirios, los sirios debían aprender algunas lecciones acerca del Dios viviente.
El verso 8 comienza con la maravillosa liberación de Dios. “Tenía el rey de Siria guerra contra Israel, y consultando con sus siervos, dijo: En tal y tal lugar estará mi campamento. Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel: Mira que no pases por tal lugar, porque los sirios van allí. Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar que el varón de Dios había dicho; y así lo hizo una y otra vez con el fin de cuidarse”.
¿Ven lo que estaba sucediendo aquí? Eliseo era una persona con inteligencia militar a través del espíritu de profecía. Imaginen lo que sería si no tuviéramos el espíritu de profecía. No tendríamos inteligencia con respecto a las tácticas del enemigo. No entenderíamos sus movimientos o sus principios ocultos. Pero el espíritu de profecía nos provee todo a través de los inspirados escritos que nos fueron dados para estos últimos días.
El espíritu de profecía nos es dado a cada uno para que podamos sacar provecho y ser salvos de miles de peligros. La palabra de Dios a través del espíritu de profecía, más los modernos escritos de la mensajera del Señor para estos últimos días, son especialmente diseñados para nuestra salvación. Con ellas podemos transitar las dificultades y circunstancias difíciles de nuestros tiempos. Oh amigos, yo necesito el espíritu de profecía, ¿no lo necesitan ustedes?
Cuando pensamos en lo que sucedió en esta historia, es asombroso. El rey de Israel fue informado por Eliseo acerca de los movimientos y tácticas del enemigo, el rey de Siria, mucho más efectivamente que los hombres de inteligencia que el rey había contratado como espías y vigilantes. La información de inteligencia le fue dada al rey en tiempo real.
Si el rey de Siria determinó en una reunión secreta la forma en que entraría con su ejército a través de las fronteras de Israel, lugares que serían tomados por sorpresa y que Israel tendría menos resistencia, ya antes que su ejército recibiera las órdenes, el rey de Israel sabía porque Eliseo se las había revelado a través del espíritu de profecía. El rey de Israel tuvo muchas oportunidades de prevenir ataques en su contra.
El enemigo del pueblo de Dios hoy es tan persistente como Benadad, el rey de Siria en los días de Eliseo. Él tiene sus diseños e intenta por todos los medios posibles de atacar la iglesia de Dios. Él dice: “Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra”. Nehemías 4:11. A menudo el enemigo trata de infiltrarse desapercibidamente y hacer daño antes que los hijos de Dios se den cuenta. Pero por el espíritu de profecía, sus planes secretos y engaños son descubiertos por el Señor de los ejércitos, aún aquellos que están en lo más secreto de sus tretas. Y el Señor las ha revelado a nosotros a través de Sus profetas, especialmente en estos últimos días. Oh amigos, ¿no creen que necesitamos al espíritu de profecía? Sin él no nos enteraríamos de los planes del enemigo. Es una gran ventaja para nosotros el estar advertidos del peligro en que nos encontramos y así poder estar en guardia.
La tarea de los santos profetas de Dios es advertirnos. Si no nos salvamos por esto, es nuestra falta y nuestra sangre será demandada de nosotros. Por eso el enemigo quiere distraer al pueblo de Dios y hacerle menospreciar el espíritu de profecía.
¿Por qué algunos del pueblo de Dios creen que no necesitan el espíritu de profecía? ¿Por qué ridiculizan y critican su consejo? ¿Por qué vuelven sus espaldas al consejo del Señor? Ellos creen que saben mejor que Dios cómo tienen que hacer para defenderse del enemigo y qué es lo que tienen que hacer. Finalmente, entienden todo mal y caen en su propia trampa. ¿No deberían en cambio estudiar intensamente el consejo de Dios y orar para entenderlo?
Es interesante que el rey de Israel escuchó las advertencias del peligro que el profeta Eliseo le hizo saber, pero se olvidó de las advertencias y del peligro de sus propios pecados. A menudo el pueblo de Dios se quiere salvar a sí mismo de la primera muerte, pero no de la segunda.
Benadad representa las revelaciones dadas al rey de Israel. Se sintió traicionado. Sospechó que alguno de sus senadores era un traidor, pero no tenía idea de quién podría ser.
Verso 11:”Y el corazón del rey de Siria se turbó por esto; y llamando a sus siervos, les dijo: ¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel?”
Uno de sus hombres que sabía de Naamán y otros que sabían de las maravillosas obras de Eliseo, concluyeron que debía ser Eliseo quien le decía al rey de Israel los secretos de Benadad. Después de todo, qué no podía saber Eliseo, que conocía los pensamientos de Giezi, acerca de los objetivos de Benadad?
Verso 12:”Entonces uno de los siervos dijo: No, rey señor mío, sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu cámara más secreta”.
Anteriormente, Naamán, el general sirio había proclamado el infinito poder de Dios a través de su propio testimonio. Ahora había una confesión de otro hombre sirio acerca del infinito conocimiento de Dios. Dios se había revelado a los sirios de una manera tal que no podían evitar las consecuencias. Ninguna cosa hecha, ninguna cosa dicha, ninguna cosa siquiera pensada por persona alguna del planeta está fuera del alcance del conocimiento de Dios. Él lo sabe todo, y no hay forma de esconderse o trabajar en su contra. Después de todo, Pablo dice en 2ª Corintios 13:8:”Porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad”.
Ver que sus secretos eran revelados al rey de Israel debería haber sido motivo suficiente para abandonar su tonto proyecto. Dios había trabajado para iluminar en sus principios al rey de Siria. Aunque estaba usando a los sirios para castigar a Israel por su apostasía y recuperarlos a la posición de justicia ante Él, al mismo tiempo estaba tratando de alcanzar a los sirios con las verdades del cielo. Hasta usó la obra médico misionera como una entrada al corazón del rey a través de la experiencia de Naamán. Ahora nuevamente estaba apelando al rey, revelándole sus planes a Eliseo.
Benadad no se quería rendir. Estaba decidido. Verso 13 y 14: Y él dijo: Id, y mirad dónde está, para que yo envíe a prenderlo. Y le fue dicho: He aquí que él está en Dotán. Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad”.
¿Por qué Benadad envió un gran ejército para capturar de noche a un hombre que no tenía guardaespaldas, no tenía guardia militar y no tenía una ciudad fortificada? Eliseo estaba en Dotán, un lugar no muy bien protegido. Ciertamente, Naamán talvez mencionó estas cosas. ¿Entonces por qué tan grande ejército?
Tal vez Benadad había oído acerca de la vez que el fuego había consumido a un capitán y sus 50 hombres cuando vinieron a llevarse a Eliseo, y luego otro capitán con sus 50 hombres fueron consumidos por el fuego del cielo. Pero él envió un gran ejército contra un solo hombre pensando que el fuego del cielo no podría consumir 50.000 hombres. Él esperaba que con esto se aseguraría de tomar a Eliseo por sorpresa.
Aparentemente Benadad no creía que todo lo que él planeaba en su recámara más secreta, Eliseo se le decía todo al rey de Israel. Él creía que podría engañar de algún modo a Eliseo. ¡Pobre hombre! ¿No podía imaginar que cualquier plan secreto que diseñara sería descubierto por Eliseo? ¿No se daba cuenta que Eliseo podía arruinar cualquier estrategia por más bien diseñada que fuera? Quienes luchan contra Dios y su profeta no saben lo que hacen.
Dios estaba preparado para enfrentar al ejército de Benadad. Eliseo dormía tranquilamente. No se preocupaba por la seguridad. La dejó en manos del Señor de los ejércitos.
Verso 15: “Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?”
Parece ser que Eliseo había enseñado a su siervo a levantarse temprano por la mañana. Después de todo, el mejor momento para estar en comunión con Dios y hacer la buena obra del día es a la mañana temprano. Es el momento de comenzar el trabajo para que esté terminado mientras es de día.
El siervo de Eliseo estaba asustado y con gran temor por lo que había visto. Los sirios estaban rodeando la ciudad y él presentía que venían por Eliseo. De otro modo no vendrían a Dotán con un ejército tan grande. El ejército de Benadad ciertamente tendría éxito en capturar al profeta muy pronto. Pero en cambio quien tendría en sus manos muy pronto al ejército era Eliseo.
Noten que el siervo de Eliseo está en gran consternación. Corre directamente hacia el profeta para ponerlo al tanto de la peligrosa circunstancia. “Dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?” No podemos luchar. No podemos huir. ¡Inevitablemente caeremos en sus manos!
Amigos, ¿han estado alguna vez aterrorizados por algo serio de lo cual pensaban que no podrían escapar con vida? ¿Se han sentido rodeados por enemigos que los querían destruir? A mí me ha pasado. Yo sé lo que se siente. Pero en lugar de tener miedo, debemos confiar en Dios. Es Dios quien nos libera.
Piensen en el fin del tiempo, mis amigos. El enemigo está formando una coalición que se unirá sólidamente contra el pueblo de Dios. Él está armando todas sus fuerzas. Está invirtiendo una gran cantidad de dinero y otros recursos para acorralarnos de tal manera que no podamos servir a Dios con todo nuestro corazón. El mundo entero está siendo alineado cuidadosamente, gradualmente, con la excusa de combatir al terrorismo, pero en realidad el enemigo se está preparando para entrampar y destruir al pueblo de Dios. El enemigo quiere acorralarnos para que no tengamos lugar adónde ir. ¿Recuerdan el versículo de Nehemías? “Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra”. Nehemías 4:11
¿Quiere Dios que su obra cese? Absolutamente no. De modo que no importa cuánto poder el enemigo desarrolle, no importa cuántas fuerzas armadas el ponga de su lado, no importa en cuán formidable se transforme el nuevo orden mundial, recuerden, Dios está en control.
Todo esto está sucediendo ahora a la vista de todos, pero la mayoría de las personas no ven y no entienden lo que se está armando. Pero la Biblia nos dice precisamente lo que está sucediendo. Todas las fuerzas de la sociedad, las economías, los gobiernos, y aún el sistema judicial con la policía serán formados en contra del pueblo elegido de Dios. No habrá oportunidad de escape a menos que sean protegidos por el poder divino. Enfrentarán penas de muerte por guardar los mandamientos. Solo Cristo puede salvarlos. Y deben confiar el Él completamente.
Eliseo debe haber leído los Salmos de David para aprender a no tener miedo. Salmos 3:6 nos dice: “No temeré a diez millares de gente, Que pusieren sitio contra mí.” Salmos 27:3 nos dice: “Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón;…”. Salmos 91:10,11 nos dice: “No te sobrevendrá mal,… Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.”
Vean la respuesta de Eliseo en el verso 16: “Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.”
Amigos, si hay algo por lo que están temerosos, siempre recuerden este conocido principio. Si están en Cristo, los que están con nosotros son más que los que están con ellos. Los que están con nosotros son más poderosos que los que están con ellos. Los que están con nosotros tienen mayor sabiduría que los que están con ellos. Los que están con nosotros tienen más fortaleza que los que están con ellos. ¿Porqué deberíamos temer?
Amigos, cuando nos enfocamos en la causa de nuestro temor, deberíamos aferrarnos de los claros y grandes pensamientos del Dios invisible. Romanos 8:31 nos dice: “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”
¿Pensó el siervo de Eliseo que el Dios que había hecho tan grandes obras a través del fiel siervo Eliseo, los abandonaría ahora para que caigan en manos de estos incircuncisos sirios? Él debería haberse preguntado ¿qué hago? ¿Para qué complicar a Eliseo con la frase “qué haremos”?
El siervo de Eliseo estaba atónito por su respuesta, y debe haber tenido una mirada perpleja de incredulidad mientras escuchaba las palabras del profeta. Pero Eliseo no lo dejó sin el conocimiento verdadero. En el verso 17 se nos dice: “Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.”
Eliseo quería que su siervo entienda que la omnipotencia empleada por él también defendería a su siervo. Quería que su inexperimentado siervo se dé cuenta que Dios tiene todo bajo Su control y todas las cosas ayudan a bien a aquellos que aman a Dios y que son llamados de acuerdo a sus planes.
¿Se dieron cuenta qué es lo que protegía a Eliseo? Carros de fuego y caballos de fuego. Amigos, este es el mismo convoy que llevó a su maestro Elías al cielo. Ahora eran los que protegían a Eliseo de las puertas del infierno; caballos y carros de fuego. Estos pueden aterrorizar y consumir a los enemigos de Eliseo. Los ángeles de Dios son mensajeros y soldados. Son Sus siervos, Sus batallones, Sus regimientos. Génesis 32:2 llama a los ángeles Su campamento, y en Mateo 26:52 Jesús dice que si quisiera, su Padre mandaría 12 legiones de ángeles. Estos son guerreros celestiales.
¿No creen que este es un símbolo de lo que ocurrirá en los últimos días cuando el pueblo de Dios espere la liberación del tiempo de angustia de Jacob? Veamos El Conflicto de los Siglos pág. 687-689: “Si los hombres tuviesen la visión del cielo, verían compañías de ángeles poderosos en fuerza estacionados en torno de los que han guardado la palabra de la paciencia de Cristo. Con ternura y simpatía, los ángeles han presenciado la angustia de ellos y han escuchado sus oraciones. Aguardan la orden de su jefe para arrancarlos al peligro. Pero tienen que esperar un poco más. El pueblo de Dios tiene que beber de la copa y ser bautizado con el bautismo. La misma dilación que es tan penosa para ellos, es la mejor respuesta a sus oraciones. Mientras procuran esperar con confianza que el Señor obre, son inducidos a ejercitar su fe, esperanza y paciencia como no lo hicieron durante su experiencia religiosa anterior. Sin embargo, el tiempo de angustia será acortado por amor de los elegidos. «¿Y acaso Dios no defenderá la causa de sus escogidos, que claman a él día y noche? . . . Os digo que defenderá su causa presto.» (S. Lucas 18: 7, 8, V.M.) El fin vendrá más pronto de lo que los hombres esperan. El trigo será recogido y atado en gavillas para el granero de Dios; la cizaña será amarrada en haces para los fuegos destructores.”
“Los centinelas celestiales, fieles a su cometido, siguen vigilando.”
“Por más que un decreto general haya fijado el tiempo en que los observadores de los mandamientos puedan ser muertos, sus enemigos, en algunos casos, se anticiparán al decreto y tratarán de quitarles la vida antes del tiempo fijado. Pero nadie puede atravesar el cordón de los poderosos guardianes colocados en torno de cada fiel. Algunos son atacados al huir de las ciudades y villas. Pero las espadas levantadas contra ellos se quiebran y caen como si fueran de paja. Otros son defendidos por ángeles en forma de guerreros.”
Piensen en esto mis amigos. ¿Pueden imaginarse ver hombres de guerra a vuestro alrededor como los carros y caballos que rodeaban e Eliseo?
Amigos, la experiencia del siervo de Eliseo será nuestra experiencia en el tiempo de angustia. Debemos ejercitar la fe en Dios, y confiar en Sus profetas. Los ojos del siervo de Eliseo estaban abiertos para ver el peligro que lo acechaba, pero cuando Eliseo oró, Dios abrió sus ojos espirituales y ahora podía ver la protección bajo la cual estaba. Amigos, nosotros también necesitamos tener abiertos los ojos de la fe para que podamos ver los carros y los caballos de fuego. Cuanto más clara veamos la gloria y el poder del cielo, menos temor tendremos a las calamidades de esta tierra.
Verso 18: “Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo.”
Estos hombres venían para llevar cautivo a Eliseo, pero Dios los transformó en sus propias víctimas. Es interesante que Eliseo pidió a Dios que los hiera con ceguera, que es un símbolo de ceguera espiritual. Era como si la ceguera de su siervo fue quitada de él y puesta sobre los sirios. Se tropezaban en la luz del día como si fuera de noche. Isaías 59:10
Esto también es un símbolo de Cristo cuando dijo: “Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados.”
Verso 19: “Después les dijo Eliseo: No es este el camino, ni es esta la ciudad; seguidme, y yo os guiaré al hombre que buscáis. Y los guió a Samaria.”
Eliseo no les mintió. Él les mostraría al hombre que buscaban pero en circunstancias en las cuales su poderío estaba limitado y no le podían hacer nada malo.
Verso 20: “Y cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre los ojos de éstos, para que vean. Y Jehová abrió sus ojos, y miraron, y se hallaban en medio de Samaria.”
Fueron capturados en un lugar donde había suficiente capacidad como para exterminarlos a todos o hacerlos prisioneros de guerra. Eliseo les mostró misericordia. No trajo a los soldados de Siria a Samaria para matarlos a todos. Los trajo hasta allí para mostrarles que él podría haberlos matado, con el fin de desarmarlos y humillarlos.
Veamos los versículos 21 y 22: “Cuando el rey de Israel los hubo visto, dijo a Eliseo: ¿Los mataré, padre mío? Él le respondió: No los mates. ¿Matarías tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua, para que coman y beban, y vuelvan a sus señores”.
Eliseo era generoso. Sabía que Dios amaba a los sirios. También sabía que Dios necesitaba a los sirios para corregir a Israel. Y también sabía que no había que dar motivo para que Benadad se enoje contra Israel. El rey sirio debía cooperar con Dios. Asique Eliseo fue amable con sus hombres y los dejó ir libres después de darles de comer.
De hecho, las escrituras dicen en el verso 23 que “Entonces se les preparó una gran comida; y cuando habían comido y bebido, los envió, y ellos se volvieron a su señor. Y nunca más vinieron bandas armadas de Siria a la tierra de Israel.”
¿Qué Bebadads hay en vuestras vidas causando problemas? ¿Cuán fácilmente el enemigo saca ventaja de ustedes? ¿Caen ustedes en pecado por las astutas tentaciones? La forma de vencerlo es obedeciendo la palabra de Dios, y seguir el consejo del espíritu de profecía. Oh amigos, Eliseo el gran profeta y obrero médico misionero del Antiguo Testamento es un ejemplo para nosotros hoy. Debemos tener fe en que Dios nos librará de las cosas que nos rodean. Él quiere liberarnos del enemigo si nos rendimos a Cristo. Y si lo hacemos, no importa qué planes secretos el enemigo tenga, ustedes encontrarán respuestas entre los profetas de la antigüedad y en el espíritu de profecía.
No los menosprecien. No vuelvan sus espaldas al consejo. Ellos son los agentes protectores de Dios. Cuando ustedes viven en armonía con el espíritu de profecía y hacen todo lo que les aconseja, habrá carros y caballos de fuego protegiéndolos de día y de noche. No teman. Si tienen a Cristo no tienen necesidad de temer a la gran maquinaria gubernamental o a la hostilidad que la iglesia apóstata está preparando contra ustedes.
Oremos. Nuestro Padre celestial, gracias por Eliseo, el maravilloso profeta del Antiguo Testamento. Vemos en su ejemplo muchas lecciones que debemos aprender. También vemos el tiempo del fin profetizado en su vida. Padre, por favor envíanos Tu Espíritu Santo. Y que en el nombre de Jesús podamos entregar nuestras vidas a Su poder. Queremos darte gracias y alabar tu nombre por toda la eternidad. En el nombre de Jesús, amén.
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