Los estudios han encontrado que una dieta saludable y el ejercicio pueden disminuir los índices de mortalidad entre los pacientes que sufren cáncer del colon. También han descubierto que una sencilla caminata puede mejorar la supervivencia de aquellas personas que han padecido cáncer de mama.
Después de siete años de realizar un estudio a casi 1.000 pacientes con cáncer de colon, se encontró que aquellos que hicieron ejercicio regularmente, consumieron más frutas y verduras, evitaron los cereales refinados y las carnes, disminuyeron en un 42% su probabilidad de morir.
Del mismo modo, en un estudio realizado con más de 300 mujeres australianas que padecieron cáncer de mama pero decidieron hacer ejercicio durante 180 minutos por semana, la mayoría de ellas simplemente caminando, mostraron mayores índices de supervivencia en comparación a aquellas que no formaron parte de ningún programa de ejercicios.
«La mayoría de lo que sabemos acerca de la importancia del ejercicio tras haber tenido cáncer proviene del estudio realizado con mujeres que padecieron cáncer de mama», dijo Sandra Hayes, una epidemióloga que estudia la relación entre el cáncer y el ejercicio en la Universidad Tecnológica de Queensland en Australia.
Ella expresó que los estudios realizados sobre el ejercicio y varios tipos de cáncer, presentaron un conjunto de hallazgos muy generalizado. Puntualmente dijo que «la participación en alguna actividad [o] ejercicio es mejor que la inactividad. Y en términos generales, hacer más ejercicio es mejor que hacer menos ejercicio».
Los investigadores reconocieron que los estudios sobre los efectos del ejercicio y la recurrencia del cáncer siguen siendo epidemiológicos y aún no se han establecido vínculos causales. Además, los mecanismos a través de los cuales el ejercicio puede influir en la supervivencia del cáncer siguen siendo «poco claros». No obstante, el mensaje de los estudios es claro. A mayor cantidad de alimentos a base de plantas y menos o ningún alimento animal, mejor será la manera de sobrevivir al cáncer.
Los investigadores descubrieron que incluso los sobrevivientes de cáncer de colon mientras siguieron las directrices de la American Cancer Society sobre los patrones de alimentación y ejercicio saludable mostraron un 42% menos de probabilidad de morir que aquellos que no lo hicieron.
«Yo recomendaría que los pacientes logren completar por lo menos 150 minutos de ejercicio por semana», dijo la autora principal de un estudio, Erin Van Blarigan, una epidemióloga de la Universidad de California con sede en San Francisco. «Caminar con paso ligero es un gran ejercicio para todos. También recomendaría que los pacientes coman por lo menos cinco porciones de verduras todos los días, sin contar las papas, y preferir el consumo de cereales enteros al de los refinados».
Van Blarigan dijo que estaba sorprendida por la fuerte correlación entre la dieta saludable, el ejercicio y la disminución de la mortalidad.
En un estudio más pequeño, Hayes y sus colegas en Australia asignaron aleatoriamente a más de 300 sobrevivientes de cáncer de mama a grupos de consejería sobre el ejercicio o participaron en un grupo de control. Todas las pacientes tenían seis semanas después de la cirugía y vivían en ambientes tanto rurales como urbanos. El programa de ejercicios duró ocho meses. El objetivo era hacer ejercicio por 180 minutos por semana. La mayoría de los participantes, según los investigadores, eligieron simplemente caminar.
Después de un seguimiento de aproximadamente ocho años, los investigadores encontraron que sólo el 5.3% de las mujeres que habían recibido consejería de ejercicios habían muerto en comparación al 11,5% de las que no habían recibido consejería. Del mismo modo, el 12.1% de las mujeres del grupo que recibieron consejería de ejercicio tuvieron recurrencia del cáncer, frente al 17.7% de las que no lo hicieron. Los investigadores dijeron que un programa de ejercicios después del tratamiento «tiene un claro potencial para influir en la supervivencia».
«Caminar, en todos los casos donde es posible, es el mejor remedio para los cuerpos enfermos, porque en este ejercicio todos los órganos del cuerpo son puestos en uso. Muchos que dependen de la cura del movimiento [kinesioterapia] podrían lograr más a través del ejercicio muscular que lo que los movimientos pueden hacer por ellos. En algunos casos la falta de ejercicio hace que los intestinos y los músculos se debiliten y encojan, y estos órganos que se han debilitado por falta de uso se fortalecerán mediante el ejercicio. No hay ejercicio que pueda sustituir a la caminata. Mediante ella la circulación de la sangre mejora grandemente». Testimonios para la Iglesia, Tomo 3, pág. 88.
¡La naturaleza sabe mejor!
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