El señor Trump tiene una oportunidad sin precedentes para remodelar el sistema judicial federal de los EUA. Y de hecho, ya se encuentra trabajando diligentemente en ello. Trump tiene el poder para lograr el nombramiento de cientos de jueces conservadores en los cargos vitalicios del tribunal federal. El asunto es que el perfil de sus candidatos es de importancia profética. Por otro lado, los conservadores están entusiasmados con el ritmo con el cual están siendo confirmados los candidatos por un Senado controlado por los republicanos.
«En general, no he tenido miedo de criticar a esta administración», dice Jonathan Adler, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Case Western Reserve en Cleveland, «pero observé que ellos están avanzando a toda máquina con su lista de candidatos altamente calificados sobre una base regular».
Desde el 28 de septiembre, el señor Trump ha nominado a 58 personas para los juzgados federales y ya el Senado ha confirmado siete de ellas, superando a sus predecesores inmediatos. Aunque algunos de los nominados han despertado preocupación debido a controversias del pasado, (incluyendo uno que describió a los niños transgénero como parte del «plan de Satanás» y otro que llamó al juez Anthony Kennedy «prostituto judicial»), ellos han recibido aclamaciones de derecha por parte de Trump gracias a sus credenciales conservadoras. Específicamente, por su adherencia al originalismo, una filosofía en gran parte conservadora definida por la interpretación de la Constitución de los Estados Unidos de acuerdo a como se cree que eran las pretensiones de los autores.
En otras palabras, todos encajan dentro del molde de Neil Gorsuch, un originalista comprometido, cuya confirmación a la Corte Suprema en abril es posiblemente el mayor logro de Trump hasta la fecha. De hecho, el «efecto Trump» sobre la ley estadounidense comenzará a sentirse fuertemente durante el mandato actual de la Corte Suprema. Con el juez Gorsuch, una mayoría conservadora de 5 a 4 ha sido restaurada en la corte después de la muerte del juez Antonin Scalia, y es probable que este término les otorgue a los conservadores grandes triunfos en temas de libertad religiosa, manipulación partidista a sindicatos del sector público y la prohibición para viajeros de ciertos países. Al describir el nuevo periodo, la jueza Ruth Bader Ginsburg predijo que sería «monumental».
Los expertos en derecho dicen que gracias a los nominados al tribunal inferior, Trump tiene la capacidad de dar forma a la jurisprudencia estadounidense de una manera aún más amplia y duradera. Esto se debe en parte a la obstrucción que ejercieron los republicanos del Senado (y también por Merrick Garland, el elegido del ex presidente Barack Obama para reemplazar al juez Scalia). Los republicanos del Senado también bloquearon una serie de nominados para el tribunal inferior.
Gracias a ello, el señor Trump comenzó su presidencia con el doble de vacantes judiciales que Obama. Ahora, si esto se combina con los jueces que ya por ser mayores podrían aceptar el «estatus de senior», una especie de semi-retiro, Trump estaría entonces en capacidad de designar a más jueces federales que cualquier presidente en las últimas cuatro décadas. Si bien estos nombramientos no parecen atraer tanta atención como una selección al Tribunal Supremo, sin duda sí son más importantes. Colectivamente, ellos escuchan decenas de miles de casos cada año mientras que la Corte Suprema escucha menos de cien.
«Relativamente pocas de sus decisiones son revisadas por apelación. Para la mayoría de los litigantes en el sistema federal, el juez federal es el juez», dice Judith Resnik, profesora de la Facultad de Derecho de Yale en New Haven, Connecticut. Además expresó: «Sus poderes son enormes». Los jueces federales en los juicios «determinan ciertos hechos y conclusiones de la ley. Ellos controlan el tiempo y el ritmo de los litigios. Su sabiduría y su bondad son esenciales para el buen funcionamiento del tribunal».
Solo uno de los 11 tribunales federales de apelaciones tenía una mayoría demócrata cuando Obama asumió el cargo pero cuando salió, ya nueve de ellos la tenían. Uno de esos tribunales, el Circuito Cuarto, tomó la decisión de vetar la prohibición de viajeros de Trump.
Los tribunales federales inferiores, en particular los tribunales de apelación, es uno de los lugares más populares para producir candidatos a la Corte Suprema. Durante décadas, grupos conservadores como la Sociedad Federalista han estado formando una red de eruditos legales y juristas comprometidos con el originalismo. Con una membresía de más de 70.000 abogados y estudiantes de derecho, la organización ha ganado reputación como una «fuente conservadora» para el tribunal superior.
Los nominados hasta el momento «son personas altamente calificadas, que cuentan con importantes credenciales… [y son] conservadores comprometidos», dice Elizabeth Slattery, miembro de la Heritage Foundation en Washington. «Siempre es difícil saber cómo va a ser un nominado tras su confirmación», agregó. «No obstante, puedo decirles que los nominados hasta el momento por el presidente Trump, son todos cortados con el mismo molde de Neil Gorsuch, Clarence Thomas y Antonin Scalia».
A diferencia de la administración de George W. Bush, la administración de Trump parece estar buscando nominar no solo a los conservadores, sino específicamente a los originalistas, dice Ilya Shapiro, miembro del Instituto Cato, una organización libertaria. «No solo quieren evitar que [los nominados] se muevan hacia la izquierda durante su ejercicio en el cargo sino que también desean evitar el llamado escenario de John Roberts… quien quizás está demasiado limitado judicialmente», agregó. «Definitivamente ha habido un esfuerzo por identificar a las personas que están seriamente comprometidas con las doctrinas y las formas de análisis en lugar de simplemente verlos como conservadores o republicanos».
Sin embargo, según observan los críticos, muchos de los nominados de Trump son personas demasiado extremistas como para ser dignos de ser confirmados. «Hay miles de abogados republicanos eminentemente calificados que serían jueces sobresalientes pero esos no son los que este presidente está nominando», expresó Dan Goldberg, director legal de la Alianza por la Justicia, una organización liberal. «En cambio, él parece estar buscando a los juristas más extremistas, más polarizadores e ideológicamente más conservadores que sea posible. Así nuestras leyes de derechos civiles sean aplicadas correctamente, las leyes para la protección del trabajador, medio ambiente, consumidores e inversionistas serán en gran parte decididas por los jueces de los tribunales inferiores que el presidente está posicionando”, agregó.
Los jueces federales de los Estados Unidos, sin duda van a desempeñar un papel en las circunstancias del tiempo del fin. Ellos tendrán mucho que ver con respecto a las leyes de adoración, aquellas predichas en Apocalipsis 13 y que serán implementadas y aplicadas (véase Daniel 2:3).
“Mientras los hombres están durmiendo, Satanás arregla activamente los asuntos de tal manera que el pueblo de Dios no obtenga misericordia ni justicia”. Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pág. 452.
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