Ya no hay Oficina de la Casa Blanca para Asociaciones Religiosas y Vecinales, la cual había sido mantenida por administraciones anteriores. Johnnie Moore, uno de los asesores del señor Trump, aclaró que ya no existe formalmente un Consejo Asesor Evangélico, el cual había sido parte de la campaña electoral de 2016. Moore dijo que su relación es más bien informal, a veces diariamente interactúa con la administración y cada cuatro a seis semanas directamente con el presidente.
«Basado en mi experiencia, esta Casa Blanca no necesita tener una oficina religiosa a fin de poder tener una relación positiva, abierta y productiva con la comunidad religiosa», dijo Moore. Los temas discutidos abarcan desde los «obvios» como la libertad religiosa y la santidad de la vida, hasta los “menos obvios” como la licencia familiar remunerada y la reforma de la justicia penal, expresó.
El otoño pasado, el presidente Trump emitió una orden ejecutiva para renovar los consejos conformados por asesores religiosos para agencias como el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Salud y Servicios Humanos. Sin embargo, no renovó la Oficina de la Casa Blanca para Asociaciones Religiosas y Vecinales, lanzada en la administración de George W. Bush y prorrogada en 2009 por el presidente Barack Obama.
Moore dijo que si bien la oficina formal cumplía el propósito de participar en la Casa Blanca, también servía para «mantener a la comunidad religiosa lejos del Ala Oeste». En cambio, «esta administración quiere que nuestra comunidad no se encuentre en reuniones con los empleados sino realmente en el corazón de la conversación», agregó Moore.
Dijo que personalmente ha estado en reuniones importantes en la Casa Blanca con un total acumulado de aproximadamente 500 líderes religiosos. «No estoy seguro de que muchas de esas oficinas, en el transcurso de las administraciones anteriores, hayan tenido tantas interacciones significativas e importantes con líderes religiosos», dijo Moore. «Solo porque la infraestructura sea diferente, no significa que la calidad de la relación sea deficiente; por el contrario, en realidad es mejor», afirmó.
El sitio web progresivo Think Progress expresó el pasado otoño su preocupación debido a que la fe que se «cuece» en la administración Trump parece tener principalmente un sabor: “conservador cristiano». El sitio web señaló que los miembros del gabinete asisten regularmente a un estudio bíblico con el vicepresidente Mike Pence, y nombró a los miembros «conocidos por predicar posiciones cristianas de derecha», entre los cuales se encuentra el Secretario de EPA Scott Pruitt, la Secretaria de Educación Betsy DeVos, el Secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano Ben Carson y el Fiscal General Jeff Sessions.
Sin embargo, Moore asegura que la Casa Blanca interactúa con personas de una variedad de corrientes del cristianismo y otras religiones, incluidos líderes católicos y judíos de diversas tradiciones.
«Una de las muchas cosas que me gusta de esta Casa Blanca es que depende más de su relación con los estadounidenses regulares y cotidianos, y depende menos de la infraestructura formal del gobierno», agregó Moore. «Esta Casa Blanca tiene una política de puertas abiertas. Estos [líderes de fe] han podido entrar, opinar o rechazar cosas, y luego se van. Y pueden decir lo que quieran, cuando quieran a quien quieran».
Moore reconoció que el gabinete no solo «simpatiza con las personas religiosas, sino que es un gabinete lleno de gente religiosa». Esta es una Casa Blanca de líderes que oran juntos», dijo. «No es nada raro que las reuniones comiencen con oración».
Probablemente hay más creyentes evangélicos en el gabinete que en cualquier administración anterior, dijo, incluyendo la del presidente Reagan. «En administraciones anteriores, cuando los evangélicos hablaban con la Casa Blanca podían tener problemas de interpretación», dijo. «Ese no es el caso aquí. No solo se trata del presidente y el vicepresidente, o incluso del gabinete sino que va muy, muy profundo en el gobierno. «Hay creyentes profundamente comprometidos en varias posiciones desde abajo hacia la cima», expresó.
Moore enfatizó que no es necesario tener una oficina para los asuntos religiosos a fin de poder lidiar con las políticas que se cruzan con la comunidad religiosa. «Es probable que ahora haya más asociaciones [gobierno-religiosas] que nunca; simplemente no están canalizadas a través de una oficina».
Moore también comentó que a menudo cuando él y otros líderes van a la Casa Blanca con personal de alto nivel y el señor Trump se entera que están allí, el Presidente los manda buscar. «Esas han sido oportunidades para orar por él y por su administración», dijo Moore.
«Sin mencionar que tenemos muchas razones para estar increíblemente agradecidos por las promesas que Trump ha hecho y ha cumplido. En el primer año, ha conseguido logros sorprendentes en lo que respecta a la libertad religiosa y los tribunales; la santidad de la vida humana; y todos estos problemas que nos preocupan».
Si bien estos líderes religiosos y seculares se han combinado para lograr cosas muy buenas, hay peligros que deben considerarse. La base está siendo establecida para este desarrollo extremo. «En el último conflicto el sábado será el punto especialmente controvertido en toda la cristiandad. Los gobernantes seculares y dirigentes religiosos se unirán para imponer la observancia del domingo…» Maranata, pág. 193.
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