Al menos 155 personas han muerto en inundaciones y deslizamientos de tierra provocados por lluvias torrenciales en el oeste de Japón, dice el gobierno. Es el número de muertes más alto causado por lluvia que Japón ha visto en más de tres décadas. Los rescatistas están cavando en el barro y los escombros en una carrera para encontrar sobrevivientes, ya que docenas de personas desaparecidas.
Cerca de dos millones de personas han sido evacuadas de la región después que los ríos se desbordaron. Las autoridades han abierto salones de escuelas y gimnasios para aquellos que han sido desplazados por la inundación.
«Todavía hay riesgo de derrumbes en colinas azotadas por la lluvia que pueden colapsar. «Le he pedido a mi familia que se prepare para lo peor», dijo Kosuke Kiyohara, de 38 años, quien no ha sabido nada de su hermana y sus dos hijos.
«El primer ministro Shinzo Abe ha cancelado un viaje a Europa para hacer frente a la crisis de las inundaciones. Más de 70,000 rescatistas, incluyendo el servicio de bomberos y el ejército, están involucrados en el esfuerzo de ayudar.
Las advertencias de inundación siguen vigentes para algunas de las áreas más afectadas, incluida la prefectura de Okayama, en la parte sur de Japón. Pero se espera un clima más estable en los próximos días, lo que probablemente ayude con los trabajos de rescate.
«Estamos revisando cada casa para ver si aún hay personas atrapadas dentro de ellas. Sabemos que es una carrera contra el tiempo, estamos haciendo todo lo posible», dijo a la AFP un funcionario del gobierno de la prefectura.
“Pronto ocurrirá un cambio repentino en la forma de actuar de Dios. El mundo lleno de perversidad será visitado con desastres: por inundaciones, tormentas, incendios, terremotos, hambrunas, guerras y derramamiento de sangre.” (FE: 536)
¿Quién está preparado para el cambio repentino que se producirá en el trato de Dios con los hombres pecaminosos? ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso, y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado… «Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies» (Nah. 1: 3). ¡Ojalá que los hombres comprendiesen la paciencia y longanimidad de Dios! Él restringe sus propios atributos. Su poder omnipotente está bajo el control de la Omnipotencia. ¡Ojalá que los hombres comprendiesen que Dios se niega a sentirse cansado por la perversidad del mundo, y sigue ofreciendo la esperanza de perdón aún a los que menos lo merecen. Pero su longanimidad no durará siempre. ¿Quién está preparado para el cambio repentino que se producirá en el trato de Dios con los hombres pecaminosos? ¿Quién estará preparado para escapar al castigo que caerá ciertamente sobre los transgresores?…” La Educación Cristiana, pág. 399, 400.
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