Tres hombres armados irrumpieron en las oficinas del periódico satírico francés Charlie Hebdo, asesinando doce personas e hiriendo a cinco más. Entre los muertos se encontraban el redactor y el editor en jefe del periódico así como otros miembros del personal editorial que se hallaban en una reunión editorial. Los pistoleros gritaron «Allahu akbar» y otras consignas islamistas alegando que habían atacado el diario para vengar al profeta Mahoma. El periódico había publicado caricaturas del profeta Mahoma, siendo muy ofensivas para los musulmanes. Los asesinatos incluyeron a dos policías.
Los hombres escaparon cubriendo su retirada a tiros disparando a patrullas de la policía y secuestrando un coche. Más tarde, uno de los hombres se entregó a la policía. Está en marcha una búsqueda masiva para hallar a los dos terroristas restantes, los cuales parecen tener vínculos con Al Qaeda en Yemen. Al parecer, estos hombres fueron bien entrenados dadas las habilidades demostradas durante el ataque.
Ya en el 2008, uno de los hombres había sido condenado por un tribunal francés por tratar de viajar a Irak para combatir «la oposición estadounidense», tal como él mismo lo afirmó en la corte. Él había asistido a las clases de un predicador y reclutador yihadista, condenado luego por dirigir una red de reclutamiento de terroristas.
El ataque ha dado nueva vida a la agenda del grupo anti-inmigrante de Francia. Algunos líderes políticos pidieron a Francia que renuncie a todo lo relacionado con el Islam fundamentalista. Los líderes musulmanes también denunciaron el ataque y ha habido protestas espontáneas en toda Francia expresando su solidaridad.
George Friedman de Stratfor escribió que el ataque «tiene el potencial de alterar las relaciones entre los Estados europeos y sus ciudadanos musulmanes. La intención estratégica detrás de este tipo de ataques es precisamente sembrar este tipo de crisis, así como para influir en la política francesa y reclutar a más yihadistas. A pesar de que el extremismo islámico es, en su esencia, un conflicto interno del mundo musulmán, este tipo de incidentes agrava las cosas entre los no musulmanes.
«En la raíz de este problema se encuentra la extrema incomodidad que muchos musulmanes sienten hacia la libertad de expresión, aunque esta actitud no es universal. Además, la persona del profeta Mahoma es un tanto más sensible debido a la visión tradicional de que no puede ser representada gráficamente, y menos hacerlo de una manera satírica».
Los extremistas esperan que mientras restringen, o al menos intimidan la libertad de expresión, la represión de las comunidades musulmanas en Europa genere más yihadistas. El fundamentalismo religioso es visto cada vez más como un problema que debe ser erradicado. Con el tiempo, alguien que sea etiquetado como un extremista religioso, lo sea realmente o no, será privado de sus libertades.
«El estado actual de las cosas muestra que tiempos de perturbación están por caer sobre nosotros. Los diarios están llenos de alusiones referentes a algún formidable conflicto que debe estallar dentro de poco. Son siempre más frecuentes los audaces atentados contra la propiedad. Las huelgas se han vuelto asunto común. Los robos y los homicidios se multiplican. Hombres dominados por espíritus de demonios quitan la vida a hombres, mujeres y niños. El vicio seduce a los seres humanos y prevalece el mal en todas sus formas”. Joya de los Testimonios, tomo 3, pág. 280.
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