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A medida que la globalización se va expandiendo por el mundo, hay tres bloques políticos que se han ido fortaleciendo: los anti-demócratas o autoritarios, que incluyen a Rusia, China, y su órbita de estados más pequeños; los grupos extremistas, tales como el Estado Islámico, Al Qaeda y Boko Haram, y la naciones democráticas como Estados Unidos, Europa, Australia, etc.

En el contexto del creciente orden mundial, los conflictos tienen que ver con la consolidación del poder en estos tres bloques. En el 2014, Rusia anexó a Crimea y apoyó una guerra civil en Ucrania. China aumentó las intimidaciones contra sus vecinos y el Estado Islámico tomó más territorio en Irak y Siria. Mientras tanto, los Estados Unidos están a la defensiva mientras su poder es desafiado por los otros dos bloques.

Es de esperar que los futuros conflictos de los bloques autoritarios y militantes se dirijan hacia la consolidación del poder socavando la hegemonía del bloque democrático.

Rusia se está dedicando a reconstruir su poder militar. China está construyendo su poder militar en Asia y está colaborando con Rusia tanto en el Pacífico como en el Mediterráneo. Rusia también mantiene estrechos lazos con regímenes autoritarios como Siria e Irán.

El más reciente alcance global del bloque compuesto por islamistas y militantes ha sido lograr arrastrar a los Estados Unidos y otras naciones democráticas a un enfrentamiento en pequeña escala y todo parece indicar que estos enfrentamientos se incrementarán en el 2015 y más adelante. Las organizaciones terroristas de África se han ofrecido a unirse con el Estado Islámico para promover los objetivos de los militantes en su lucha contra los Estados Unidos, Europa y sus aliados.

El tercer bloque de naciones democráticas, entre ellos Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda, etc., se encuentra bajo intensa presión debido a los otros dos bloques. Las naciones democráticas tienden a tener inconsistencias en sus políticas geopolíticas dado los cambios que ocurren en el poder político con cada ciclo electoral, cosa que no sucede en los regímenes autoritarios. A medida que la hegemonía estadounidense disminuya, el espacio irá brindando oportunidades para que las regiones islamistas y autoritarias se amplíen. Esto da lugar para que los otros dos bloques sean más agresivos en contra de los EE.UU. y sus aliados. Observen atentamente como Alemania y Europa se involucran más en la geopolítica e intervención militar.

Mientras Rusia apunta hacia los estados democráticos ubicados en la periferia de Europa, tales como Moldavia, Estonia, Letonia y Lituania, y China ataca a los aliados e intereses de los Estados Unidos en el Pacífico, el bloque de militantes por su parte, anima a sus partidarios dentro de las naciones democráticas para que lleven a cabo ataques terroristas dentro de ellas. Su objetivo es disolver el viejo orden mundial a través del ataque de objetivos fáciles. Además, se espera que haya más conflictos en el Medio Oriente, los cuales podrían desencadenar reacciones en cadena en Asia, Europa y otras regiones, tal como en la geopolítica desarrollada previamente a la Primera y Segunda Guerra Mundial.

La globalización, lejos de mantener la paz, sirve como base para la guerra debido a que las naciones compiten por el poder global y su influencia en el nuevo orden mundial. Las superpotencias mundiales autoritarias están aumentando y tienen como objetivo el control de regiones cada vez más grandes en el mundo. Su tiempo ha llegado. La globalización tiene que ver con el socialismo y con el autoritarismo. Los islamistas y militantes ayudarán a los regímenes autoritarios a desestabilizar a las naciones democráticas, logrando que disminuyan gradualmente. Mientras tanto, los EE.UU. y sus aliados tendrán que sostener su defensa contra los dos frentes en medio de una disminución de sus recursos e influencia.

«Y oiréis de guerras y rumores de guerras…» Mateo 24: 6.

Fuentes:

• Global order takes on a dark shade