Deutsche Welle: La ciudad de Constanza, en el sur de Alemania, se ha convertido en la primera en el país en aprobar una resolución que declara la emergencia climática. La resolución, que fue aprobada por unanimidad por el consejo de la ciudad el jueves [2 de mayo de 2019], fue presionada por el grupo ambiental local denominado “Viernes para el Futuro”.
La resolución tiene varios objetivos, incluido el de proporcionar a los edificios un suministro de energía que sea neutral al clima y un nuevo plan de gestión de la movilidad.
El plan surgió en febrero cuando los ambientalistas se acercaron al alcalde Uli Burchardt, quien luego encargó a los administradores el desarrollo de un plan provisional.
«Para garantizar que la aprobación de esta resolución sea más que un acto simbólico, debemos analizar quién puede y debe contribuir con ella», dijeron los representantes de la ciudad el jueves.
Los miembros de “”Viernes para el Futuro” dijeron que la ciudad se había comprometido a proporcionar informes anuales para monitorear el progreso en la reducción de sus emisiones de carbono. «La declaración de emergencia climática del consejo de la ciudad de Constanza es una señal importante para toda Alemania», dijeron en un comunicado.
Si bien se reconoció que el término emergencia no se usaba en el sentido legal tradicional, los miembros del consejo consideraron importante reconocer la grave amenaza que plantea el cambio climático, «y hacer de la lucha contra la crisis climática y sus graves consecuencias una prioridad absoluta.»
Varias ciudades de todo el mundo, incluido Los Ángeles, Londres, Vancouver y Basilea, han aprobado recientemente resoluciones similares. El jueves lo hizo también el Parlamento Británico.
Conexión Profética:
“Al par que se hace pasar ante los hijos de los hombres como un gran médico que puede curar todas sus enfermedades, Satanás producirá enfermedades y desastres al punto que ciudades populosas sean reducidas a ruinas y desolación. Ahora mismo está obrando. Ejerce su poder en todos los lugares y bajo mil formas: en las desgracias y calamidades de mar y tierra, en las grandes conflagraciones, en los tremendos huracanes y en las terribles tempestades de granizo, en las inundaciones, en los ciclones, en las mareas extraordinarias y en los terremotos. Destruye las mieses casi maduras y a ello siguen la hambruna y la angustia; propaga por el aire emanaciones mefíticas y miles de seres perecen en la pestilencia. Estas plagas irán menudeando más y más y se harán más y más desastrosas. La destrucción caerá sobre hombres y animales. «La tierra se pone de luto y se marchita,» «desfallece la gente encumbrada de la tierra. La tierra también es profanada bajo sus habitantes; porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno.» (Isaías 24: 4, 5, V.M.) Y luego el gran engañador persuadirá a los hombres de que son los que sirven a Dios los que causan esos males. La parte de la humanidad que haya provocado el desagrado de Dios lo cargará a la cuenta de aquellos cuya obediencia a los mandamientos divinos es una reconvención perpetua para los transgresores. Se declarará que los hombres ofenden a Dios al violar el descanso del domingo; que este pecado ha atraído calamidades que no concluirán hasta que la observancia del domingo no sea estrictamente obligatoria; y que los que proclaman la vigencia del cuarto mandamiento, haciendo con ello que se pierda el respeto debido al domingo y rechazando el favor divino, turban al pueblo y alejan la prosperidad temporal. Y así se repetirá la acusación hecha antiguamente al siervo de Dios y por motivos de la misma índole: «Y sucedió, luego que Acab vio a Elías, que le dijo Acab: ¿Estás tú aquí, perturbador de Israel? A lo que respondió: No he perturbado yo a Israel, sino tú y la casa de tu padre, por haber dejado los mandamientos de Jehová, y haber seguido a los Baales.» (1 Reyes 18: 17, 18, V.M.) Cuando con falsos cargos se haya despertado la ira del pueblo, éste seguirá con los embajadores de Dios una conducta muy parecida a la que siguió el apóstata Israel con Elías.” El Conflicto de los Siglos, pág. 647, 648.
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