Gracias a la mejor comprensión que existe últimamente sobre la relación entre el cuerpo y la mente, se ha hecho muy evidente su total interconexión. Un estilo de vida sedentario, donde se pasa sentado frente a la televisión o el internet, roba a nuestro sistema nervioso de su capacidad para regular nuestras emociones y estar alerta.
¿Alguna vez ha pensado que el ejercicio es una medicina? Bueno, en realidad actúa como si lo fuera en términos de su neuroquímica. El ejercicio organiza y equilibra su sistema nervioso. Una dosis diaria de actividad física le puede ayudar a tener calma, ánimo, mejorar su concentración, relajarse en el sueño o ayudarle a sobrellevar el estrés como aquel que genera el tráfico o los niños que gritan.
Después de haber practicado un ejercicio vigoroso, puede experimentar una sensación de paz. Esto se debe a que el ejercicio involucra sus sistemas vestibular (sentido del equilibrio), propioceptivo (información sobre sus articulaciones y músculos) y táctil de presión profunda.
Pero probablemente lo más importante es lo que ocurre en el cerebro gracias al ejercicio vigoroso. El ejercicio enérgico aumenta el Factor Neurotrópico Derivado del Cerebro (FNDC). Estas grandes palabras académicas se refieren a la proteína que apoya la supervivencia de las neuronas existentes, estimula el crecimiento de nuevas neuronas, fomenta la formación de la memoria a largo plazo y mejora el estado de ánimo. En otras palabras, esta proteína literalmente vuelve a crear conexiones en el cerebro, lo cual se conoce como neuroplasticidad.
El FNDC ofrece muchos beneficios para el cerebro. Principalmente fortalece y protege las neuronas, y favorece su interconexión y crecimiento. También activa los genes necesarios para producir serotonina y neurotrofinas, esenciales para poder experimentar una sensación de bienestar. Además mejora la memoria y el aprendizaje. Y por último, evita la sobre estimulación y brinda sensaciones de placer. No obstante, se debe tener cuidado con las cantidades consumidas de azúcar ya que ésta debilita el FNDC.
El ejercicio vigoroso crea receptores de dopamina en el cerebro anterior haciéndonos sentir más felices, motivados y acertados. Cuanto más haga ejercicio, más placentero éste se volverá. Además nos defiende contra varias enfermedades como la esquizofrenia, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, depresión y autismo.
El ejercicio calma su alarma de miedo dándole paz y tranquilidad. Le ayuda a tener un mayor control sobre los impulsos y los procesos de pensamiento. También aumenta la serotonina, el neurotransmisor que hace que se sienta bien, manteniéndolo tranquilo y enfocado. También reduce la cantidad de hormonas que generan estrés.
Una buena cantidad de ejercicio libera sustancias químicas que «fertilizan» el cerebro y aumentan los macrófagos, los guerreros del sistema inmunológico. Ellos funcionan mejor cuando hay movimiento. El ejercicio normaliza la resistencia a la insulina y controla los cambios de humor y la depresión. Además combate la ansiedad haciendo que su cerebro sea más resistente durante los momentos de estrés.
“Recuerden que el hombre debe preservar el talento de la inteligencia, dado por Dios, mediante la conservación de la maquinaria física en actividad armoniosa. Se necesita ejercicio físico diario para disfrutar de salud.” Mente, Carácter y Personalidad, Vol. 2, pág. 21.
¡La Naturaleza Sabe Mejor!
Comments