Los muertos en las ciudades italianas medievales de Amatrice, Arquata del Tronto, Ascoli Piceno, Accumoli di Rieti, y Pescara del Tronto han ascendido a 268 y son 387 los heridos atendidos en hospitales.
La devastación ha hecho que sea difícil que los equipos de rescate lleven a cabo su trabajo. En ciertas áreas, los rescatistas se han visto obstruidos por las calles estrechas o bloqueadas por edificios colapsados. Los funcionarios han tenido que trabajar para encontrar rutas alternativas en las zonas más afectadas.
También las casi 1000 réplicas han obstaculizado el rescate y la búsqueda de posibles supervivientes entre los escombros. La réplica más fuerte fue el viernes a las 6:30 am del viernes, cuando un terremoto de magnitud 4.7 sacudió la zona afectada dos días después del principal terremoto de magnitud 6.2.
Los socorristas, entre los cuales hay perros, siguen trabajando a toda marcha y su misión no ha cambiado a la de recuperación.
El bombero y rescatista voluntario Claudio Catanese, de 32 años, dijo que el trabajo es duro y no hay descanso. «No hemos dormido y los músculos duelen», dijo Catanese. «Sin embargo, cuando se salva la vida de alguien, te llenas de nueva energía. Se siente una gran satisfacción».
Pirozzi, alcalde de Amatrice dijo que su población de 3.000 personas va a tener que empezar de cero. «Amatrice tendrá que ser demolida por completo.»
«Y habrá… terremotos en diferentes lugares». Mateo 24:7.
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