Durante miles de años, los chinos han usado el efectivo para pagar por sus cosas, incluso mucho antes que otras civilizaciones lo hicieran. No obstante, ahora y cada vez más, los chinos están haciendo sus pagos a través de sus teléfonos celulares. En esencia, los consumidores en la China no están usando sus tarjetas de crédito y débito plásticas sino que han pasado directamente del dinero en efectivo a los pagos móviles. El año pasado, los chinos gastaron $5.5 billones a través de las plataformas de pago móviles, alrededor de 50 veces la cantidad en los EE.UU.
En ninguna parte es más obvia la tendencia de abandonar el efectivo que en Hangzhou, ciudad de la china oriental y hogar de Alibaba, la plataforma de compras en línea más grande del mundo. Su aplicación de pago móvil, Alipay, y la aplicación WeChat Pay, la cual pertenece a la principal plataforma de mensajería social del país, poseen un 90% del mercado, dejando a Apple Pay en la lucha por lograr avances.
«No tengo que preocuparme porque me den dinero falso, o por tener que dar el cambio», explicó el dueño de un restaurante. «Cuando salgo, no tengo que preocuparme porque se me pierda mi dinero o sea robado».
Es totalmente un desarrollo rápido y algo sorprendente para un país donde, hace un par de décadas, ni siquiera tenían idea si las tarjetas de crédito iban a ser aceptadas. Cheng Lian, investigador de la Academia China de Ciencias Sociales, sostiene que se trata de un problema cultural. «Los chinos no querían las tarjetas de crédito porque tradicionalmente no les gusta deberle dinero a nadie». Pero entonces llegó la solución con las plataformas de pago móviles chinas donde se vincula los teléfonos de las personas a sus tarjetas de débito, evitando que se le deba dinero a alguien. Las plataformas también llegaron con una solución técnica: el uso de las redes celulares que utilizan los Smartphones no requiere el uso de las redes de datos, a menudo poco fiables, utilizadas por las terminales de pago de las tarjetas de crédito.
Cheng dice que tras varios años de crecimiento, el resultado fue la disminución del uso de las tarjetas de crédito en China hacia el 2008. No obstante, Lin Guangyu, quien está a cargo de los pagos de servicios urbanos en Ant Financial, el brazo de servicios financieros de Alibaba, dice que su empresa se enfrentó a un problema más profundo: la generalizada falta de confianza en la sociedad china. «Cuando creamos Alipay en el 2003, lo hicimos para resolver la cuestión de la confianza entre las personas. Y al resolver esto, también hemos resuelto el tema del pago», expresó.
Las filiales de Ant Financial incluyen Sesame Credit, que califica el crédito de la gente basado en sus compras en línea y registro de pago. También funciona MYbank, un banco en línea, que extiende préstamos comerciales a los prestatarios calificados. Lin dice que «la visión de Ant Financial considera que si un chino tiene crédito, tiene riqueza».
En todo caso, Cheng Lian expresó sus dudas al respecto. Él dijo que «aún no se ha probado que el análisis de grandes datos nos permita hacer una evaluación precisa del carácter de una persona”.
¿Qué puede salir mal? Mucho, dice Cheng. La gente podría jugar con el sistema. Otros que no usan los pagos en línea estarían marginados y con menos acceso a los servicios. Y el gobierno y las corporaciones tendrían demasiado poder para invadir la privacidad de la gente.
Por el momento, no hay mucho debate en la sociedad china acerca de estos desarrollos, y la mayoría de la gente no parece estar demasiado preocupada, expresó Cheng. «Para la gente más desfavorecida de la sociedad, lo importante es conseguir lo suficiente para comer y ganar dinero», dice. «No consideran que las cuestiones de privacidad sean tan importantes».
Mientras China abandona el uso del efectivo, ayuda al nuevo orden mundial a prepararse para la marca de la bestia. Véase Apocalipsis 13:17, que dice: «Y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre».
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