Los peores incendios forestales de la historia reciente de Chile destruyeron la población entera de Santa Olga en la región de Maule. Un clima inusualmente caliente atizó los incendios que arrasaron más de 1.000 edificios, incluyendo escuelas, guarderías, tiendas y una oficina postal. Santa Olga es la comunidad más grande de varias que quedaron reducidas a cenizas en la región.
“Nunca habíamos visto algo así”, dijo Michelle Bachelet, presidenta de Chile. “Es algo jamás visto en la historia de Chile”.
Si bien la mayoría de los 4.000 residentes fueron evacuados sin daño alguno, pocos encontraron una casa a la cual regresar. “Incluso para una zona acostumbrada a los terremotos e inundaciones, la extensión de los daños es aterradora”.
“Nadie puede imaginarse lo que ha pasado en Santa Olga. Lo que se ha experimentado aquí ha sido literalmente como el infierno de Dante”, dijo Carlos Valenzuela, el alcalde. “Apenas nos estábamos recuperando del último terremoto pero esta tragedia ha echado todo a perder”.
“La situación es terrible. Es la peor catástrofe que hemos tenido en un buen número de años. Creo que sobrepasa cualquier otra tragedia anterior. Esto ha sido peor que los terremotos e inundaciones. Era algo que no se detenía sino que avanzaba más y más”, dijo Francisco Henríquez, director de Orca Chile, una organización civil que opera en el área.
Los 5.000 bomberos no fueron suficientes para apagar los más de 90 incendios, los cuales se extendieron rápidamente a lo largo de las 238.000 hectáreas de vegetación y bosques. Las temperaturas han estado muy altas. La semana pasada se alcanzó el récord de 37 grados.
Hasta el momento, la cifra de muertos es de siete, incluyendo cuatro bomberos, un miembro de la policía y civiles. Aunque el impacto económico no es aún claro, si pondrá a prueba la capacidad de Chile para hacerle frente.
Docenas de helicópteros, aeronaves pequeñas y un “súper tanque” Boeing 747 han estado arrojando agua y retardantes de llamas desde el cielo pero por lo menos unos 30 incendios aún persisten. Se cree que nuevos brotes podrían ocurrir.
“La venida del Señor se aproxima rápidamente. Aunque su pueblo profeso ha leído sobre las señales del fin del tiempo — hambrunas, terremotos e inundaciones que arrasan con miles de personas, incendios, calamidades por mar y tierra, plagas, guerras y derramamiento de sangre, — el amor al yo les ha entorpecido a tal punto su sensibilidad espiritual que el día del Señor les llegará como ladrón en la noche y el Señor declara: “No escaparán”. Special Testimony to the Oakland and Battle Creek Churches, 1897, page 157.
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