Vatican News, por Mario Galgano: El Foro Económico Mundial de este año vuelve a celebrarse en Davos (Suiza), y la situación mundial ha cambiado por completo desde la última reunión «presencial», hace dos años.
«En todas partes se oye hablar de crisis. El mundo está de algún modo en crisis», afirma el padre Kurt Susak, párroco católico local, en una entrevista con Vatican News.
Ante retos como la crisis climática, las diversas crisis financieras, las crisis energéticas o los problemas de cambio en el suministro, entre otros, el padre Susak dice tener la impresión de que los participantes en el FEM apuestan «muy conscientemente» a que la conferencia de este año «presente soluciones».
«La gente espera con esperanza soluciones a los conflictos y a las crisis mundiales».
Y añadió: «Este Foro Económico Mundial perdería de alguna manera también su credibilidad y legitimidad si esta reunión no presentara ahora también soluciones que sean reconocibles para la gente y conduzcan a una mejora de los numerosos conflictos y desafíos». Señaló que durante la conferencia, la comunidad católica local del pueblo de Davos reza por esa misma intención.
Trabajar juntos en un mundo fragmentado
El lema del Foro Económico Mundial para 2023 es «Trabajar juntos en un mundo fragmentado». El padre Susak señala que todos experimentamos esta fragmentación, tanto «global como personalmente», y añade: «También experimentamos miedos, miedos por el futuro».
Con respecto a la guerra de Rusia contra Ucrania, dice que hay un «peligro real de una tercera guerra mundial», y que, desde esa perspectiva, «la Iglesia tiene aquí un mensaje muy importante, central y esperanzador.»
«Debemos vivir la unidad en la diversidad, pero luego también, la diversidad en una unidad», afirma. «Y este ideal, este nosotros de la Iglesia en Davos acompañamos también con nuestra oración, que se necesita más urgentemente que nunca».
«Y este ideal, este nosotros de la Iglesia de Davos acompañamos también con nuestra oración, que es más urgente que nunca».
Silencio y oración
El padre Susak recuerda cómo, hace veinticinco años, un asistente pastoral de Davos creó un «formato maravilloso»: el llamado «Silencio y Oración», que reunía a la gente para rezar precisamente con la intención de que se tomaran buenas decisiones para un mundo más justo y pacífico», explica.
Bajo los auspicios de la Asociación de Iglesias Cristianas de Davos, se ha vuelto a adoptar este formato de «Silencio y Oración».
«Católicos, cristianos reformados e iglesias evangélicas están invitados a rezar juntos por las tardes, para buscar soluciones partiendo del Evangelio». En tiempos pasados, la Iglesia, en su diversidad, en su teología moral y en su ética social, ha encontrado repetidamente «respuestas maravillosas» a los desafíos de las distintas épocas. «Sólo es necesario recordarlas una y otra vez», afirma el P. Susak.
En el pasado, el Vaticano enviaba cada año representantes de la Iglesia al Foro Económico Mundial. En los últimos años, el cardenal Peter Turkson o el cardenal Michael Czerny, y una vez incluso el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin, estuvieron presentes en el FEM de Davos.
Este año, por primera vez, el Vaticano no ha enviado representantes oficiales ni cardenales al evento. «Creo que se trata de una declaración de Roma al Foro Económico Mundial», afirma el padre Susak. Especuló que podría estar relacionado con el hecho de que el Papa Francisco, en uno de sus mensajes más recientes al FEM, dijo: «Ya está todo dicho, ahora actuad; de eso se trata».
Voces críticas
El padre Susak tiene claro que se han alzado voces críticas con la reunión de Davos. Señala que todo está sobrevalorado; hay una enorme cantidad de tráfico con los consiguientes atascos y largos tiempos de espera; y afirma que el modo de vida habitual en la zona se ve seriamente alterado durante el tiempo que dura el FEM.
Al mismo tiempo, también se cuestionan «los enormes costes económicos» asociados al Foro Económico Mundial y las necesarias medidas de seguridad, que corren a cargo del gobierno federal suizo, el cantón y el municipio. El P. Susak explica que la gente se pregunta «si merece la pena el coste, si es necesario y cuál debe ser el resultado final de la reunión».
También señala las quejas de que muchas cosas no se hacen con transparencia, que muchas cosas se discuten y debaten a puerta cerrada, y que al final se hace público muy poco.
«Hay tesis, opiniones, teorías que alimentan la resistencia contra la élite que se reúne en el FEM».
El lado positivo del FEM
Para una parte de la población local, sin embargo, todo el asunto tiene también un aspecto positivo. Las escuelas, por ejemplo, tienen programados varios días de esquí durante la semana.
«Esto siempre hace las delicias de los alumnos. Siempre me sorprende lo que se les ocurre a los habitantes de Davos durante las vacaciones», dice el P. Susak. Antes, la Navidad se asociaba al turismo navideño y de esquí, dice. «Antes se trabaja, se hacen los preparativos, se organizan todas las medidas de seguridad, se llevan a cabo. La hostelería, los restaurantes, las empresas de artesanía, todo funciona a toda máquina. Y esto da fe de la gran cohesión que presenta Davos».
Del FEM a «La economía de Francisco El padre Susak recuerda que uno de los propósitos del proyecto del papa Francisco es promover «una economía» que «esté al servicio de la paz y no de la guerra»; que «preserve la creación y no la explote».
En otras palabras, «una economía en la que el cuidado sustituya al descarte y a la indiferencia», explica el P. Susak. Y, añade, una economía en la que las finanzas sean amigas y aliadas de la economía real y del trabajo, y no sus enemigas.
Esto, dice, no es una utopía. «Si cada uno pone de su parte, la economía de hoy y de mañana puede convertirse en una economía del Evangelio», afirma el P. Susak. «Espero que esto sea posible en este FEM, en este año desafiante, en este cambio de los tiempos con todas las crisis».
Conexión Profética:
«Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación, y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con la abundancia de sus manjares.» Apocalipsis 18:3.
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