The Guardian, por Oliver Holmes, Helen Sullivan, y Rebecca Ratcliffe:
Aquí están los principales acontecimientos:
• El gobierno libanés ha declarado un estado de emergencia de dos semanas después de que dos enormes explosiones del martes mataran al menos a 135 personas e hirieran a unas 5.000.
• El Primer Ministro Hassan Diab dijo que la causa de la explosión fueron 2.700 toneladas de nitrato de amonio, un producto químico industrial común utilizado en fertilizantes y como componente de explosivos mineros.
• Según se informa, una investigación inicial ha encontrado años de inacción y la «negligencia» en torno a la eliminación del nitrato de amonio es la culpable de la explosión.
• La Unión Europea ha activado su sistema de protección civil para reunir a los trabajadores y el equipo de emergencia de los Estados miembros. Los gobiernos de todo el mundo han enviado apoyo, incluidos Kuwait, Noruega y Australia.
• El gobernador de Beirut, Marwan Abboud, ha dicho que los daños de la explosión del puerto se han extendido a más de la mitad de la ciudad, con un costo de daños probablemente superior a los 3.000 millones de dólares.
• Los rescatistas continúan buscando a las víctimas que permanecen atrapadas bajo los escombros. En un video compartido el miércoles, se puede escuchar a un equipo de búsqueda aplaudiendo y vitoreando mientras un sobreviviente es llevado a un lugar seguro.
• Los residentes, desesperados por encontrar a sus seres queridos, han estado compartiendo fotos de parientes desaparecidos, así como números de teléfono en línea.
• Los hospitales, varios de los cuales fueron dañados por la explosión, han sido inundados con pacientes. En el distrito de Gemmayze, los equipos médicos se vieron obligados a clasificar a los pacientes en un aparcamiento, mientras que la Cruz Roja dijo que está coordinando con el Ministerio de Salud libanés el establecimiento de morgues.
Conexión Profética:
“El Espíritu refrenador de Dios se está retirando ahora mismo del mundo. Los huracanes, las tormentas, las tempestades, los incendios y las inundaciones, los desastres por tierra y mar, se siguen en rápida sucesión. La ciencia procura explicar todo esto. Menudean en derredor nuestro las señales que nos dicen que se acerca el Hijo de Dios, pero son atribuidas a cualquier causa menos la verdadera. Los hombres no pueden discernir a los ángeles que como centinelas refrenan los cuatro vientos para que no soplen hasta que estén sellados los siervos de Dios; pero cuando Dios ordene a sus ángeles que suelten los vientos, habrá una escena de contienda que ninguna pluma podrá describir.” Testimonios para la Iglesia, vol.6, pág. 407.
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