Hillary Clinton eligió al ex gobernador de Virginia y senador del Congreso de los EE.UU, Tim Kaine, como su compañero de fórmula a la vice-presidencia. Con esta decisión, espera cerrar la «brecha de Dios» en el Partido Demócrata. A la luz de la captura que ha hecho Donald Trump de la mayoría de los evangélicos, este es un paso importante para obtener votos.
Kaine, un católico romano y formado por los jesuitas, ayudará a Clinton a superar la idea predominante de que los demócratas no son religiosos con el fin de atraer seguidores creyentes que apoyen con su voto. Hoy en día, la mayoría de las personas considera como algo bueno el hecho de haber sido enseñado por los jesuitas. Por lo tanto, se espera que sus credenciales educativas jesuitas atraigan votos.
Kaine fue criado en Missouri como católico. Asistió a una escuela secundaria para varones jesuitas en Kansas City y luego fue misionero. Por un año, estuvo trabajando con los jesuitas en Honduras enseñando soldadura y carpintería. Él es un miembro regular en su iglesia en Richmond, Virginia, donde fundó un grupo de estudio.
Sus posiciones políticas difieren de sus personales. Él no cree en el aborto, el matrimonio homosexual, la adopción gay, la pena de muerte, etc., pero piensa que la regla correcta a seguir por el gobierno es permitirlos.
Es importante señalar que Kaine ha cambiado los puntos de vista que tenía sobre el gobierno en cuestiones morales. En el 2013, Kaine cambió su forma de pensar sobre el matrimonio homosexual. Y en el 2012 ya había invertido su punto de vista apoyando la adopción gay.
Kaine también apoya la protección del cambio climático y es un «seguidor del ‘Laudato Si’ del Papa Francisco”, lo cual significa que promoverá la protección del medio ambiente políticamente.
«Mi fe es fundamental para todo lo que hago…» Kaine dijo una vez. «Hago lo que hago por razones espirituales. Siempre estoy pensando sobre la realidad momentánea pero también cómo ésta se conecta con los asuntos más grandes de lo que es importante en la vida».
«Con muy diversos disfraces se introducían los jesuitas en los puestos del estado, elevándose hasta la categoría de consejeros de los reyes, y dirigiendo la política de las naciones». El Conflicto de los Siglos, pág. 216.
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