El Profeta de la Paz y la Olla Envenenada
By Pastor Hal Mayer
Queridos amigos:
Bienvenidos al Ministerio Guardad la Fe. Gracias por estar junto a nosotros una vez más mientras vemos cómo se puede ser un médico misionero en estos últimos días, directamente del ejemplo del mejor y más prolífico médico misionero de sostén propio del Antiguo Testamento.
Antes de comenzar el estudio de hoy, por favor inclinemos nuestras cabezas en oración. Padre celestial, es una cosa maravillosa ser un médico misionero. Necesitamos la experiencia de trabajar por las almas y ayudarlas en sus problemas de salud o con las dificultades en sus vidas. Al colaborar con Cristo, tal como lo hizo Eliseo, vamos a ver Su gran poder de una manera maravillosa para alcanzarlos a ellos. Oramos para que Tú nos ayudes a entender algo acerca de esta importante obra del fin del tiempo. Al igual que Eliseo, que es un ejemplo para nosotros en la obra médico-misionera, nosotros también tenemos el rol profético, de cierta manera. Así, por favor, abre nuestros corazones y mentes al abrir las Escrituras hoy, por favor enséñanos con Tu Espíritu Santo. En el nombre de Jesús, amén.
Abran sus Biblias conmigo, en 2ª Reyes 2:15 y siguientes. Vamos a volver en el tiempo un poquito hasta el comienzo del ministerio de Eliseo. Quiero explicar la obra que Eliseo tenía que hacer. Eliseo tenía un temperamento más suave que Elías. Dios lo había preparado justamente para ese tiempo y lugar en la historia, y que fuese el tipo adecuado de personalidad como para que continuase la obra que había iniciado Elías. Su papel sería diferente, y Dios necesitaba un hombre que pudiese construir en forma cariñosa la obra de reforma que se había iniciado con esa confrontación.
Amigos, Dios ha estado preparándolos para que ocupen justo el lugar en que Él los necesita hoy, ¿no lo creen así? Él tiene un lugar señalado para cada uno de nosotros y necesita justo las herramientas físicas, emocionales e intelectuales que Él nos ha dado.
La reforma no se produce fácilmente. Las personas poseen adicciones y apetitos que Satanás usa para mantenerlas atadas a prácticas dañinas. Ellos han acariciado prejuicios que les impiden quebrar los patrones de pensamiento que los atan al enemigo. La verdadera reforma tiene que provenir de una verdadera convicción, no por la fuerza. Yo tengo que ser alimentado. Así, aun cuando Elías había puesto en jaque el mal que Jezabel había cultivado tan diligentemente en Israel en el Monte Carmelo, aun así había trabajo para ser realizado. Eso fue solo el comienzo. Las personas tenían que ser despertadas a sus sentidos, y tenían que entender que no se pueden burlar de Dios. Pero la obra de levantar la verdadera adoración a Dios tenía que correr por canales más profundos. Dios necesitaba al hombre correcto para que Su obra fuese realizada.
Elías mató a los profetas de Baal. Pero eso no era la reforma. Eso fue solo quitar un obstáculo del camino a la reforma. Estos profetas no se habían arrepentido, no estaban convencidos y habían sido usados por el enemigo de las almas para conducir a Israel a una gran apostasía bajo el liderazgo de Acab y Jezabel. Jezabel había matado a los profetas del Señor. Así, Elías mató a sus profetas. A partir de ahí Elías realizó en el Monte Carmelo una vívida y contundente distinción entre la adoración a Dios y la adoración a Baal, ambas debido a la iluminación del cielo que quemó el sacrificio y el altar y el agua en la zanja, y también matando a los profetas de Baal. Pero eso no era todo. A menos que la obra de reforma fuese llevada adelante, los agentes de Jezabel volverían, y conducirían nuevamente a Israel por el camino errado.
He aquí una lección importante. Si vamos a reformar nuestras vidas, tenemos que remover todos los obstáculos que haya en ellas. Si vamos a reformar nuestras vidas, tenemos que hacer algo. No podemos permanecer pasivamente sentados y esperar, como si Dios tuviese que hacerlo todo. Tenemos que matar a los profetas de Baal en nuestras propias vidas. Tenemos que remover toda herramienta, toda avenida que el enemigo ha usado para conducirnos a pecar. Cualquiera que sea la adicción, tenemos que encontrar su fundamento y eliminarlo de nuestro hogar y de nuestras vidas, si esperamos ser vencedores. Dios va a obrar, cuando vea que estamos dispuestos a hacerlo todo para ser un vencedor. Él nos va a dar la victoria. Pero nosotros tenemos que actuar, y tenemos que actuar por fe.
Ninguna reforma sucede sin fe. La fe trae la conversión del alma, pero la fe también es la agencia de la santificación o de la reforma. Una vida santa es una vida reformada, porque las influencias a nuestro alrededor en la sociedad y en la iglesia, a menudo tienden a empujarnos hacia abajo. Si es que verdaderamente vamos a vivir con Cristo en la tierra nueva, tenemos que vivir con Él ahora. Decir que no tenemos nada que hacer por nuestra salvación es un absurdo. De acuerdo con las Escrituras, tenemos que cooperar con Dios. Tenemos que colocar nuestro estilo de vida a Sus pies, y suplicarle para que transforme nuestras vidas a Su imagen. No podemos continuar en pecado abierto si es que verdaderamente conocemos a Cristo. Satanás está constantemente trabajando, así que no podemos quedarnos solo con la conversión del alma. Cuando eso sucede, entonces comienza la obra de la santificación, por la gracia de Dios.
Después que Elías comenzó la obra de la reforma, Dios eligió a Eliseo para que la continuara. Eliseo trabajaría con las escuelas de los profetas, entrenaría a los estudiantes para que sean reformadores, y para ayudar al pueblo de Dios a transitar en el camino de la justicia. Él los prepararía para que tengan éxito como la agencia señalada por Dios para traer sanación y reforma entre el pueblo.
¿Necesitamos una reforma hoy, mis amigos? Cuando ustedes piensan en eso, la mayoría de nosotros está tan lejos del ideal de Dios, que parece algo sin esperanza, pero Dios va a usar a aquellos que estén dispuestos a ser Sus agentes. Él necesita a hombres y mujeres que sean firmes y fuertes como Elías, que enfrenten el mal y la apostasía en la iglesia y en la sociedad. Pero Él también necesita a hombres y mujeres que posean una personalidad reconciliadora y que sean hombres de paz. El pueblo de Dios tiende a despreciar lo antiguo y a exaltar lo nuevo. Pero ambas son necesarias en la obra que Dios quiere llevar a cabo en la última generación antes que Jesús venga nuevamente. A menudo, los miembros de iglesia y los líderes rechazan aquel escogido para enfrentarlos. Ellos asumen que esto no es lo que se necesita hoy en día. Ellos quieren permanecer solos en sus pecados y adicciones. Ellos prefieren pensar que está todo bien con Dios. Ellos no quieren escuchar la voz de reprobación, especialmente si no proviene del camino que ellos aprueban, o por el canal correcto. Si por ejemplo, no proviene a través de alguien del sistema organizado, sino que proviene a través de algún obrero de sostén propio, entonces ellos no necesitan escucharlo. Pero tanto Elías como Eliseo fueron profetas de sostén propio. Y Dios los usó en forma poderosa. ¿Creen ustedes que Él va a hacer lo mismo hoy?
Eliseo también era un hombre de fe. Él había aprendido de Elías a confiar completamente en Dios para todas las cosas. Él también era un hombre de oración. Y su misión era la de ayudar a los hijos de los profetas a que fueran hombres de Dios, a que fueran buenos consejeros para el pueblo y de diversas maneras y medios le enseñaran a todo Israel estos mismos principios.
Leamos estos versículos: “Al verlo, los hijos de los profetas que estaban en Jericó del otro lado, dijeron: ‘El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo’. Vinieron a recibirlo, se inclinaron ante él, y le dijeron: ‘Hay con tus siervos cincuenta varones fuertes. Vayan ahora y busquen a tu señor. Quizá lo ha levantado el Espíritu del Eterno, y lo ha echado en algún monte o en algún valle’. Él les dijo: ‘No enviéis’. Pero ellos lo importunaron, hasta que avergonzado, les dijo: ‘Enviad’. Entonces enviaron a esos cincuenta hombres, que lo buscaron tres días, pero no lo hallaron. Cuando volvieron a él, que había quedado en Jericó, les dijo: ‘¿No os dije que no fueseis?’”
Cuando Eliseo volvió cruzando el río Jordán, se encontró con los hijos de los profetas, que habían venido de la escuela que está cerca de Jericó y habían visto a Elías ser tomado en un carruaje de ángeles desde el otro lado del río Jordán. Recuerden, Elías había restablecido estas escuelas de los profetas después que Jezabel las había imposibilitado de continuar, antes de la confrontación en el Monte Carmelo. Y Eliseo fue tomado por Dios para reconstruirlas y restablecer la fe del pueblo sobre estos elegidos mensajeros del Señor. Pero él también tenía que construir la fe de los mensajeros. Es interesante que hubiera muchos jóvenes que querían la educación de estas escuelas. En una de ellas, la que estaba Gilgal, había por lo menos 100 hombres estudiando con el profeta Eliseo. Puede que existieran otros tantos en otros lugares, pero no se nos informa eso. Y en la escuela cerca de Jericó, había por lo menos 50, probablemente más, tal vez unos 100.
Estos hijos de los profetas le pidieron a Eliseo si podían enviar a 50 hombres fuertes, para que fuesen al desierto y vieran si podían encontrar a Elías. Ellos trataron de subir las montañas y descender en los valles buscándolo, así que tenían que ser fuertes y bien entrenados. Tal vez no todos los estudiantes en la escuela de Jericó estaban preparados para una tarea tan riesgosa. Ellos temían que el Señor hubiese dejado a Elías en alguna montaña por ahí o en algún valle. ¿Actúa Dios así, mis amigos? ¿Juega Dios con nosotros? Yo no lo creo. Dios jamás nos deja esperando. Él nunca nos da la espalda. ¿Por qué tendría que darle la espalda a Elías y “dejarlo” en algún lugar de alguna montaña o en un valle y desilusionarlo tan profundamente? ¡Ese no es el Dios al cual yo sirvo! Él había trasladado a Elías como un tipo de aquellos que serán trasladados al cielo sin ver la muerte, cuando Jesús venga por segunda vez. El cuerpo de Elías había sido transformado en un cuerpo inmortal en un instante, así como los redimidos vivos serán transformados para ser trasladados al cielo sin ver la muerte, así como dice la Biblia: “En un abrir y cerrar de ojos, en la última trompeta”, cuando “los muertos resuciten incorruptibles, y nosotros seremos transformados”. Su cuerpo corruptible quedará incorruptible, y su cuerpo mortal quedará inmortal. (1ª Corintios 15:52-53). Eso es lo que significa la traslación. Él ya no estaba atado a esta tierra por la gravedad. Fue llevado al cielo para vivir con seres inmortales, con los ángeles, con los ancianos, y con los seres más gloriosos que Dios ha creado.
Oh, amigos, espero que ustedes estén mirando hacia ese día. Habrá aquellos que estarán viviendo sobre la faz de la tierra cuando Jesús vuelva por segunda vez a buscar a Su pueblo. Ellos también, van a cambiar sus cuerpos mortales por otros inmortales. Ellos van a ascender a través de las alturas de las nubes, a través del espacio exterior, a través de la nebulosa de Orión, hacia el mismo cielo, para reinar con Cristo durante mil años.
Eliseo tenía confianza en que ese era el lugar donde estaba Elías. Eliseo sabía que Dios no trataría mal a Su fiel siervo. La obra de Elías estaba terminada, y Cristo quería que Su fiel siervo estuviera cerca de Él. Dios no le había dado la espalda a Elías, debido a su desánimo. Pero lo reprendió y lo restauró, y entonces se lo llevó. Moisés fue colocado en la tumba por el propio Cristo, pero después Él lo resucitó y él representa a los que mueren en Cristo, los cuales van a ser resucitados cuando la trompeta los llame de vuelta a la vida. (1ª Tesalonicenses 4:16).
Así, ahora están en el cielo tanto Moisés como Elías. Estos hombres representan a dos clases de redimidos, los muertos en Cristo, y los fieles vivos en la segunda venida se van a juntar con ellos para alabar a Dios, y para darle gloria al Cordero que fue muerto para la salvación del hombre. Oh, mis amigos, ¡no se lo pierdan! No se pierdan la oportunidad de estar juntamente con Elías y Moisés y la hueste de redimidos. Dios te está llamando ahora. No esperes para ceder al poder de Su Espíritu en tu vida. Arroja fuera toda imaginación impía, “y toda cosa alta que se exalta a sí misma contra el conocimiento de Dios, trayendo cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo”. (2ª Corintios 10:5).
“Por consiguiente, no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal, para obedecer a sus malos deseos. Ni tampoco ofrezcáis más vuestros miembros como armas al servicio del pecado, sino ofreceos a Dios, como quienes han vuelto de la muerte a la vida; y ofreced vuestros miembros a Dios por instrumentos de justicia”. (Romanos 6:12-13).
Qué amonestación más sagrada, mis amigos. Esta es la manera para estar entre los redimidos. Este es el precio que ustedes tienen que pagar para vivir eternamente. Crucifiquen al yo, de tal manera que juntamente con el apóstol, puedan decir: “Con Cristo estoy crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó, y se entregó a sí mismo por mí”. (Gálatas 2:20).
Ahora volvamos a Eliseo y a las escuelas de los profetas. Estos estudiantes de los profetas argumentaron con Eliseo y le pidieron que les permitiera enviar una patrulla de búsqueda. Ellos deben haber pensado de alguna manera que Dios era un poco caprichoso, así como los dioses impíos de Baal, con los cuales se habían familiarizado. Eliseo se rehusó a permitirles que enviaran una patrulla de búsqueda, aun cuando lo presionaron mucho. Ellos no iban a parar de preguntarle al respecto, y lo presionaron tanto, que finalmente se sintió “avergonzado”, dice la Biblia, como para oponerse más, temiendo que pensaran que él no respetaba a su antiguo maestro o que no quería devolverle su manto de autoridad. Ellos estaban tan decididos, que finalmente cedió y concordó en que enviaran una patrulla de búsqueda. Cuando volvieron con las manos vacías, después de tres días de búsqueda, él tan solo les respondió: “Yo se los dije”.
Estos hijos de los profetas, tenían que construir su confianza en Dios. Ellos habían perdido a Elías, a quien amaban, pero no habían perdido al Dios de Elías, a quien necesitaban conocer por sí mismos. En vez de preguntar: “¿Dónde está Elías?”, ellos debieron haber preguntado: “¿dónde está el Dios de Elías?” En vez de cansarse a sí mismos debido a todo el esfuerzo de búsqueda por el hombre perdido, debieran haber permanecido quietos, sabiendo que Dios estaba con ellos a través de Eliseo, así como él había estado con ellos en Elías. Su fe era defectuosa. Eliseo vio que aun necesitaban mucho entrenamiento en la experiencia de la fe. Tal vez Dios permitió que esto sucediera, para que Eliseo pudiera ver cuánto entrenamiento aun necesitaban. Él les enseñó, después que estuvieron tres días buscando a Elías, que miraran a Dios y confiaran en Él. “¿No les dije que no fueran?”
Amigos, nuestro primer deber es inquirir por Dios, no por un mentor humano. Tenemos que vivir por fe, no por la vista. Estos jóvenes no estaban actuando por fe. Y muchos de ellos vieron a Elías ser tomado en un carro de ángeles. Los mentores tienen su lugar. Pero nosotros tenemos que buscar a Dios con todo nuestro corazón y con toda nuestra mente, y con toda nuestra alma, y con todo nuestro poder. Los seres humanos vienen y se van. Cada uno de nosotros, aun el más piadoso, eventualmente va a morir, si es que el tiempo va a durar tanto. Ellos necesitaban saber que el Dios de sus padres estaba “cerca de todo el que lo invoca, de todo el que lo invoca de veras” (Salmos 145:18). Ellos debieran haber estado más interesados en imitar su santo celo y fe, en vez de haber salido a buscarlo.
El atravesar colinas y valles jamás los iba a conducir a Elías, pero la imitación de su fe y celo los habría hecho como a él en carácter, y los habría conducido al punto donde habrían quedado calificados para trabajar siguiendo sus pisadas. Yo quiero seguir el ejemplo de Elías de una santa fe y celo, ¿y ustedes? Yo quiero caminar en sus pisadas en estos últimos días, de tal manera que Dios me pueda usar también en forma poderosa, bajo el poder de su Espíritu Santo, ¿y ustedes?
Pero Eliseo fue cariñoso con estos jóvenes y les enseñó a prestar atención a los principios de la fe en Dios. Él no fue con la patrulla de búsqueda, como habría ido con los ejércitos de Israel para pelear con Moab, libertándolos así. Si hubiese ido con la patrulla de búsqueda, habría demostrado una falta de fe por parte suya. Pero cuando fue detrás de los ejércitos de Israel y Judá como un siervo del ganado, él estuvo allí para demostrar el poder de Dios, y para instruir a los reyes insensatos en el camino del Señor. Esa fue una misión completamente diferente.
Eliseo confiaba en Dios. Él tenía el manto de Elías, una señal del Espíritu del Dios vivo, la cual descansaba sobre sus hombros. Si no tenemos el Espíritu de Dios, y su carácter, mis amigos, no nos hará ningún bien tener palacios, los libros o los equipos o cualquier cosa de nuestros fieles antepasados en el ministerio.
Estos hijos de los profetas habían visto como Eliseo separaba las aguas del Jordán con el manto de Elías y estaban convencidos que había sido ordenado por Dios para tomar el lugar de Elías y “se inclinaron hasta el suelo delante de él”, dice la Biblia, en sumisión a él como su padre en Dios. Pero aun así, después de ver todo eso, querían probar, para su propia satisfacción, que Elías realmente se había ido al cielo. Esta experiencia haría que estos hijos de los profetas, sean más deseosos de confiar en Dios y en el juicio de Sus profetas en el futuro.
Eliseo hace un milagro para la ciudad de Jericó. Un día, la escuela de sostén propio de Jericó recibió una delegación de vistas. Estos hombres eran los líderes de la ciudad, los padres de la ciudad, como los llamaríamos hoy. Ellos vinieron porque estaban desesperados para resolver un problema. Leamos 2ª Reyes 2:19. “Los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: ‘Como mi señor ve, la ubicación de esta ciudad es buena, pero el agua es mala, y la tierra estéril’”.
Dios había maldecido a la antigua impía ciudad de Jericó. Había sido el lugar de la adoración a Astarté, la más vil y más degradante de toda la idolatría Cananea. La historia de cómo Dios usó a Israel para derribar esa ciudad es muy asombrosa. Pero estuvo desolada durante cinco siglos, hasta el tiempo de Jezabel, quien reconstruyó la ciudad y reinició la adoración a Astarté.
Pero el agua no era buena en Jericó. Y los hombres de la ciudad vinieron adonde estaba Eliseo y le contaron su problema. La fuente de agua que había suplido a la ciudad y a los alrededores, era amarga y no se podía usar para beber. Eran aguas envenenadas.
Versículos 20-22. “Entonces él dijo: ‘Traedme una botija nueva, y poned en ella sal’. Y se la trajeron. Él salió a la fuente del agua, echó dentro la sal, y dijo: ‘Así dice el Eterno: Yo sané esta agua, y no habrá más muerte ni enfermedad en ella’. Y el agua quedó sana hasta hoy, conforme a la palabra de Eliseo”.
Hay muchas lecciones espirituales en esta historia, mis amigos. Primero, al arrojar sal en las aguas amargas, Eliseo ilustró que la sal del evangelio purifica las fuentes del corazón. Y en vez de ser ruina y muerte, nuestra fuente debiera traer vida y bendición para aquellos que están a nuestro alrededor. Jesús dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra” Mateo 5:13. Al ser súbditos de Su reino, Dios quiere hacernos agentes para salvar a otros. No somos elegidos nada más que para ser amigos especiales de Dios, sino que somos elegidos para ser el canal a través del cual Dios va a otorgar Su gracia y salvación a otros.
Segundo, el veneno del pecado está trabajando en el corazón de la sociedad a nuestro alrededor. El mundo está lleno de enfermedad, sufrimiento e iniquidad. Las almas se encorvan bajo el peso de la culpa y perecen por falta de una influencia salvadora. Ellas mueren porque aquellos a quienes se les ha dado la verdad, no son un sabor de vida, sino un sabor de muerte. Sus almas beben amargura porque las fuentes que debieran ayudarlas, están envenenadas, cuando debieran ser como fuentes de agua pura saltando hacia la vida eterna.
He aquí otra más. La sal tiene que influenciar la sustancia que está a su alrededor, para ser una bendición. Tiene que ser infundida. La influencia personal, mis amigos, es poder. Ustedes pueden hacer su parte para detener el progreso de la corrupción, a través de su influencia, si es que ella es buena. Endulzar las vidas de aquellos que están a vuestro alrededor con un ejemplo puro unido con una fe sincera y amor. Amigos, por favor, no descuiden el ser testigos puros de la verdad. Ustedes no pueden ser testigos puros, a menos que tengan la gracia de Cristo en sus vidas. ¿Está vuestra alma contaminada o está pura y fresca?
Permítanme leer de Profetas y Reyes pág.175. “El arroyo contaminado representa el alma que está separada de Dios. El pecado no solamente nos separa de Dios, sino que destruye en el alma humana tanto el deseo como la capacidad de conocerle. Por medio del pecado, queda desordenado todo el organismo humano, la mente se pervierte, la imaginación se corrompe; las facultades del alma se degradan. Hay en el corazón ausencia de religión pura y santidad. El poder convertidor de Dios no obró para transformar el carácter. El alma queda débil, y por falta de fuerza moral para vencer, se contamina y se degrada.
Para el corazón que llega a purificarse, todo cambia. La transformación del carácter es para el mundo el testimonio de que Cristo mora en el creyente. Al sujetar los pensamientos y deseos a la voluntad de Cristo, el Espíritu de Dios produce nueva vida en el hombre y el hombre interior queda renovado a la imagen de Dios. Hombres y mujeres débiles y errantes demuestran al mundo que el poder redentor de la gracia puede desarrollar el carácter deficiente en forma simétrica, para hacerle llevar abundantes frutos”.
Ahora escuchen esta otra frase. Es tan descriptiva. “El corazón que recibe la palabra de Dios no es un estanque que se evapora ni es una cisterna rota que pierda su tesoro. Es como el arroyo de las montañas, alimentado por manantiales inagotables, cuyas aguas frescas y chispeantes saltan de roca en roca, refrigerando a los cansados, sedientos y cargados. Es como un río que fluye constantemente, y a medida que avanza se va haciendo más hondo y más ancho, hasta que sus aguas vivificantes se extienden por toda la tierra. El arroyo que prosigue su curso cantando, deja detrás de sí sus dones de verdor y copiosos frutos”.
Oh amigos, ¿no quieren ser como la corriente que bendice todo lo que está a su alrededor? Yo sí. Oremos para que Dios transforme nuestros corazones de tal manera que puedan ser fuentes de agua que salten a la vida eterna. Que las lecciones de los milagros de Eliseo nos enseñen cómo el Espíritu de Dios purifica las fuentes de nuestra alma con el poder de Cristo y Su palabra.
He aquí otra lección. El llamado de Eliseo para un nuevo cántaro, uno que nunca ha sido usado, representa a Cristo, el cual nunca fue contaminado por el pecado. La única manera de purificar la fuente de tu vida es recibir la sal del evangelio de alguien que nunca haya pecado.
Elías había dado el mensaje de juicio y condenación por los pecados del pueblo de Dios. Yo mencioné que Eliseo tenía un mensaje diferente en algunos aspectos. Él era más suave en temperamento y tenía un ministerio más pacífico. Tenía que llegar más cerca de las personas que rodeaban a los hijos de los profetas. Pero Eliseo también podía ser firme cuando fuese necesario.
Eliseo fue de Jericó a Betel. Cuando iba en el camino, hubo un grupo de niños pequeños irrespetuosos que salieron de la ciudad y se burlaron de él. “¡Calvo sube!” gritaron ellos. “¡Calvo sube!”. Esto está en el versículo 23 del capítulo 2.
El versículo 24 dice: “Mirando hacia atrás, los vio, y los maldijo en el nombre del Eterno. Entonces salieron dos osos del monte, y despedazaron a 42 de ellos”.
Uno se pregunta de dónde estos niños, o por lo menos algunos de ellos, sacaron su falta de respeto hacia el profeta. A menudo los niños aprenden sus actitudes de sus padres o de la cultura que los rodea. Los padres tienen un deber, mis amigos, de enseñarles a sus hijos a respetar al Señor y a Sus profetas. Aun hoy esto es vital para la obra de reforma en la iglesia de Dios. Si respetamos al profeta, nuestros niños muy probablemente también van a respetar al profeta. Pero es más que un mero ejemplo. Tenemos que enseñar respeto y acatamiento hacia el profeta tanto por precepto como por nuestro propio ejemplo, y por la manera en que tratamos los escritos del profeta en nuestras vidas.
Muchos padres ignoran el mensaje del profeta, o se excusan a sí mismos por no escuchar el consejo, o entonces simplemente rechazan el mensaje del profeta de Dios. Esto es peligroso para los niños, porque los niños ven, y toman las cosas de unas maneras sorprendentes. Son rápidos para absorber cosas no santificadas acerca de los mensajeros de Dios. Y los niños, a menudo van a reflejar los puntos de vista de sus padres más abierta y francamente de lo que ellos lo hacen. A menudo los padres son discretos en público, pero no en privado. Sus hijos escuchan lo que ellos realmente piensan, y ven lo que ellos hacen. Así, algunas veces los niños exponen las actitudes de sus propios padres de una forma bien clara, y muy inconcientemente. Los padres tienen la responsabilidad de reflejar su propio respeto por los profetas del Señor. Ellos no pueden vivir una vida doble, por un lado manifestando verdades triviales de respeto por los profetas, mientras que al mismo tiempo dan excusas, o denigrando a aquellos que elevan al profeta, o simplemente ignorando su consejo en sus propias vidas. Los padres no santificados son la peor influencia sobre sus hijos.
Pero demasiado a menudo, la sociedad también se refleja en nuestros hijos. Ellos escuchan cosas de otros jóvenes o niños no santificados o de adultos, en conversaciones que escuchan por casualidad. Ellos pueden formar opiniones y actitudes que son contrarias a los deseos de sus padres, y que son difíciles de erradicar. Es el deber de los padres verificar estas influencias en sus hijos, a menos que quieran que se vuelvan rebeldes y digan o hagan cosas que coloquen la causa de Dios en ridículo y burla.
Si los padres leen los escritos del profeta y los tratan con reverencia y respeto, los niños van a tener la idea que esos escritos son importantes y que tienen que ser entendidos y respetados. Si los escritos son dejados simplemente en la repisa, y no tienen ningún impacto sobre la vida de la familia, los hijos tendrán la idea que no son tan importantes y que pueden hacer lo que quieran. Los funestos resultados de este tipo de enseñanza en el hogar, se ven ahora por todas partes, ya que generación tras generación han descuidado el consejo del Señor. La impiedad prevalece aun entre los profesos cristianos.
Amigos, esta es una gran tragedia hoy en la iglesia de Dios. Los profetas nos fueron enviados para acercarnos al Señor y para representarlo en carácter y en nuestro espíritu, para que sea una luz brillante para el mundo. Pero las familias entre el pueblo de Dios no están leyendo ni respetando los escritos del profeta. Desde luego, hay familias que maltratan al profeta usando sus escritos como un martillo para moralizar a sus hijos. Pero cuando son usados adecuadamente, estos escritos son preciosos y van a hacer mucho bien a sus hijos en el camino del Señor.
Si Eliseo hubiese permitido que la burla pasase sin ser observada, hubiera sido ridiculizado e insultado por la turba no santificada, y probablemente se habría propagado. Pero el incidente envió un fuerte mensaje a cualquiera que se sintiera inclinado a mofarse de él o de su ministerio. No encontramos a nadie más burlándose del profeta abiertamente.
Esta es una lección muy importante para nosotros hoy, ¿no es verdad? Trágicamente, existen aquellos que hacen todo lo posible para menospreciar la obra del profeta por internet, en el púlpito (lo cual es mucho más sofisticado y sutil), y en sus conversaciones y vidas personales. ¿Qué precio van a pagar los padres y sus hijos por la rebelión y la negligencia hacia los consejos del profeta, tanto en esta vida como en la venidera? ¿Qué precio van a pagar los líderes de la iglesia por su negligencia con respecto a los consejos del profeta y por sus decisiones de desenredar la fe que Dios le ha dado a Su última generación?
Autoridad es una palabra políticamente incorrecta en estos días. Nadie quiere que se le diga lo que no tiene que hacer. Pero aun cuando hay espacio para la libertad en general, la autoridad tiene que ser mantenida. Este no es el consejo prevaleciente de los gobiernos hoy, de las escuelas, de los profesionales médicos y aun de parte de algunas iglesias. El punto de vista prevaleciente es que todo niño tiene que ser capaz de entender su propio potencial sin una guía moral, especialmente de autoridades paternas o religiosas. De hecho, hay elementos sociales que quieren obligar a los niños a que se perviertan en su comportamiento y estilo de vida, de tal manera que tengan poca o ninguna oportunidad de ser hijos del Rey celestial. Es vitalmente importante que los padres alejen a sus hijos de estas influencias. Sáquenlos de las ciudades pervertidas, y de donde sea posible, edúquenlos en casa. Dios necesita a buenos jóvenes para que crezcan en el temor del Señor. Ellos no van a conseguir eso en la educación pública.
Pero demasiado a menudo, padres bien intencionados, piensan que enviando a sus hijos a una escuela cristiana, va a salir todo bien. Así que envían a sus hijos a escuelas cristianas donde son agrupados juntamente con otros niños no santificados, y Satanás los domina. De alguna manera, estos padres esperan que sus hijos se gradúen con sus propios valores y actitudes, cuando en realidad ellos van a adoptar las perversiones y los contaminantes hábitos de los otros jóvenes que asisten a la escuela. Estos jóvenes traen sus colecciones de las películas de Hollywood que ya han visto, los tontos y pervertidos dibujos animados que existen para que ellos los vean, y la dieta de internet de mundanalidad y hasta pornografía a la escuela. Y esto coloca una influencia maligna sobre los hijos de padres buenos, que han confiado a sus hijos al cuidado de la escuela. Muchos internados de estos días están llenos de corrupción y perversión. La educación que ellos reciben en la sala de clases, puede que esté diseñada para ayudarlos a desarrollar habilidades para la vida, pero la verdadera educación que reciben en los dormitorios y de sus amigos, no tiene nada que ver con lo bueno.
He aquí una declaración de Conducción del Niño pág.247. “En cada familia son esenciales la firmeza, la decisión, los requisitos positivos”.
Tenemos que trabajar diligentemente, mis amigos, para verificar la marea de mal moral que quiere derribar a nuestros niños. Enséñeseles a amar y a querer la palabra de Dios a través de vuestro precepto y ejemplo. Llévenlos a la naturaleza y enséñenles las cosas de Dios en Su segundo libro. Sáquenlos de los deportes y juegos competitivos. Por favor, enséñenles los peligros de Internet y Hollywood. Recuérdenles a vuestros hijos del ideal y de la visión de Dios en sus jóvenes vidas. Muéstrenles que Dios quiere usar vuestras mentes puras en Su servicio. ¡Qué día en el cual estamos viviendo! Estos son tiempos peligrosos, mis amigos. Y si ustedes no toman medidas activas con sus hijos, el diablo se va a apoderar de sus mentes y sus imaginaciones se van a volver contra el Dios del cielo.
Volvamos ahora a la historia de Eliseo. Escuchen esta declaración muy interesante de Profetas y Reyes pág.181. “Como el Salvador de la humanidad, al cual simbolizaba, Eliseo combinaba en su ministerio entre los hombres la obra de curación con la de la enseñanza”.
¿Escucharon esto? Eliseo era un tipo de Cristo. Él mostró lo que Cristo iba a hacer en cuanto a sanación y enseñanza. Eliseo trabajó fielmente para hacer avanzar la obra de las escuelas de los profetas. Y él le ministró a las personas milagros que revelarían el amor y el poder de Dios, y los ayudó a acercarse a Dios para que lo amaran con todo su corazón. Ese es el propósito de los milagros. Es para que unamos nuestro corazón con el Dios del cielo, de tal manera que Su pueblo sea capaz de confiar en Dios y de vivir fielmente apoyando los principios correctos en sus hogares y en las iglesias.
Después que Eliseo resucitó al hijo de la Sunamita, la Biblia dice en 2ª Reyes 4:38 que él volvió a Gilgal. “Eliseo volvió a Gilgal. Había entonces mucha hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas estaban con él, por lo que dijo a su criado: ‘Pon una olla grande, y haz potaje para los hijos de los profetas’. Y salió uno al campo a recoger hierbas, y halló una como parra montés, y tomó de ella su manto lleno de calabazas silvestres; y volvió, y las cortó en la olla del potaje, pues no sabía lo que era. Y lo sirvieron para que comieran los hombres; pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, dieron voces, diciendo: ¡Varón de Dios, hay muerte en la olla! Y no lo pudieron comer. Él entonces dijo: Traed harina. Y la esparció en la olla, y dijo: Da de comer a la gente. Y no hubo más mal en la olla.”
Eliseo, el médico-misionero de sostén propio y maestro, está en su especialidad entre los hijos de los profetas, enseñándoles mientras estaban sentados delante de él, y como un padre, proveyendo para sus necesidades. La escasez, o el hambre, debía permanecer durante siete años en el país. Este era un castigo por los pecados del pueblo. Pero esta era otra hambruna, y en vez de durar tres años como en el caso de Elías, esta iba a durar siete años.
Mientras Eliseo les suministraba el pan de vida a estos hijos de los profetas, también le ordenó a su siervo que les proveyera alimento para sus cuerpos. Los ingredientes de este potaje eran simples, era una encantadora olla vegetariana de guisos (típicamente lentejas) mezcladas con hierbas hervidas. Esta comida simple fue un ejemplo para todos los seguidores de Cristo. Ellos no necesitan las exquisiteces y las ollas de carne de Egipto, sino que deben comer alimentos simples, con temperancia delante del Señor.
¿Cuántas personas hoy, comen para sí mismas? Y sus actitudes y comportamiento muestran que no conocen a Cristo. Sus apetitos las controlan. Y caen en todo tipo de pecado. Ellos piensan que si van a la iglesia una vez a la semana, estarán bien. Ellos piensan que al final serán salvos, aun cuando no hayan vivido sus vidas para el Señor. ¿Qué los hace pensar de esa manera? Amigos, cuando satisfacemos el apetito, nos volvemos insensibles a las advertencias y a la guía del Espíritu Santo. Perdemos nuestro sentido de sagrada reverencia por Dios y Su ley, y muy pronto llegamos a un sueño espiritual cada vez más profundo. Una simple dieta natural basada en vegetales es la mejor manera de vivir. Esa fue la dieta escogida para nosotros por nuestro Creador en el Jardín del Edén. Esa es la mejor dieta ahora, aun cuando Dios le dio permiso al hombre para que comiera carne (con algunas restricciones muy serias). Él no le ordenó al hombre que comiera carne. Así que no es necesaria. De hecho, se nos dice en Génesis 9:5 que Dios acortaría nuestras vidas si comíamos carne.
He aquí aquello: “Porque ciertamente pediré cuenta de la sangre de vuestra vida. La demandaré de todo animal…”. En otras palabras, si matas y comes un animal, yo también voy a acortar tu vida. Pero, muchos del pueblo de Dios hoy, no conocen sus Biblias, y tienen muy poco o ningún interés en aprender lo que dice la Biblia. Ellos comen sus alimentos de carne como si realmente estuvieran viviendo. Comen pollo y pescado y también carnes rojas, y otras cosas dañinas, las cuales los enfermarán y acortarán sus vidas. Ellos se llenan de dulces, los cuales los vuelven propensos a la enfermedad. Amigos, todos los que viven piamente en Jesucristo, tienen que aprender a vivir en forma simple y evitar las cosas que les hacen mal.
En este caso, uno de los siervos (no estamos seguros si fue Giezi) o tal vez uno de los hijos de los profetas salió para encontrar algunas hierbas y colocarlas en la olla. Él estuvo obviamente más cercano en el estudio de la Biblia que en el estudio de los libros de hierbas. Él encontró algunas calabazas silvestres y por error las tomó y las puso en la olla. Y ahora había algo venenoso en el alimento. Tal vez les causó náuseas a los hijos de los profetas. Pero, sea cual fuese el caso, ellos descubrieron rápidamente al probarla, que había algo mortal en la olla.
Ellos se quejaron ante Eliseo y él les pidió que trajeran comida o harina. Entonces echó la harina en la olla y la olla ya no tenía nada venenoso. Había sido sanada.
Ahora, piensen en esto por un momento, mis amigos. ¿Fue la comida el agente sanador? No creo. Tal vez ya había una comida en la olla. ¿Y entonces, qué fue lo que sanó la olla? Fue claramente el poder de Dios. Y cuando hacemos la obra médico-misionera, a veces somos llamados a efectuar algún tratamiento hidroterapéutico o algún remedio de hierbas. La sanación que le viene al paciente, no se debe tanto a la terapia del remedio, sino al poder de Dios. El paciente puede no ver esto claramente, pero eso es lo que produce la sanación. Y el médico misionero tiene que recordar que él o ella están trabajando para Dios, y que es Dios el que provee el poder sanador. Los remedios son agentes importantes, y muchos de ellos están diseñados por el cielo para que tengan su propio efecto sobre el cuerpo del enfermo. Pero finalmente, la sanación proviene del Dios del cielo, de Cristo. Y eso es sobrenatural.
Como en tantos otros casos, el tratamiento natural esconde el poder de Dios de las multitudes no interesadas y sacrílegas. Esa es la manera en que Dios actúa. Él jamás retira todas las oportunidades para no confiar en Él, aun cuando nos da todas las evidencias. Los impíos y mundanos no pueden ver eso. Ellos piensan que no hay nada que pueda ser obtenido con un tratamiento simple. Ellos piensan que las píldoras de los médicos son mejores que los ocho remedios naturales. Ellos confían en sus médicos de la misma manera en que deberían confiar en Dios. Ellos prefieren continuar viviendo de la manera en que lo hacen, y cuando se enferman, lo primero que hacen es tomar medicinas de alguna farmacia o químico. Ellos piensan que no necesitan cambiar su estilo de vida, si es que pueden ir a un médico y conseguir una receta. Ellos continúan viviendo en su manera egoísta y auto-indulgente.
Ellos van a hacerse tratamientos simples solamente cuando están desesperados y cuando ya no tienen adónde más ir. Los médicos ya los han desahuciado, y ellos están tan enfermos que es casi imposible sanarlos, a no ser a través de una intervención sobrenatural por parte de Dios. Entonces llegan a un lugar de sanación natural, y esperan que de alguna manera los tratamientos que reciban o la dieta o cualquier otra cosa, va a hacer que desaparezcan todas los años en que ellos se comportaron en forma auto-indulgente.
Sin embargo, Dios les da esperanza. A medida que el médico misionero trabaja con ellos como el siervo de Dios, a menudo Dios los bendice y ellos sanan milagrosamente, o por lo menos, son colocados en el camino de la recuperación. Dios a menudo coloca a las personas en contacto con sus siervos, de tal manera que los pueda usar para sanarlos, de manera que la confianza de los pacientes sea alejada de los médicos y dirigida hacia Dios. Esta es una de las maneras por la cual Dios se revela a Sí mismo al enfermo.
El tratamiento le proporciona una oportunidad al médico misionero para acercarse al paciente y a través de su cariño el paciente le abre su corazón y entonces él le puede hablar del poder de Dios.
He aquí otra lección de la olla de potaje. “La gracia de Dios derramada sobre una porción pequeña es lo que la hace bastar para todos”. Profetas y Reyes pág.182. La comida simbólicamente representa el pan de vida, o la palabra de Dios, que sobrepasa la escasez en la mente y el alma y revive las sensibilidades espirituales. La comida es un símbolo de la gracia de Cristo. Eliseo no solo tuvo que ver con la comida, sino que con ella, por la fe, demostró el poder de Cristo. Eso es lo que produjo la sanación de la olla. Lo poco que él tenía disponible, a través de la fe, se convirtió en mucho, porque la bendición de Dios estaba en lo poco.
Es la falta de fe lo que a menudo impide que Dios provea para nuestras necesidades. A menudo es la falta de experiencia con Dios, estirando nuestros nervios espirituales, lo que hace que el poder de Dios sea impotente para nosotros.
Esta es la mejor lección de todas. Piensen en la secuencia. Primero, había un buen potaje. Entonces fue colocado el veneno en la olla por una mano inconciente, la cual era ignorante del veneno en la calabaza. Luego el profeta sanó la olla a través del poder de Dios. ¿Qué significa todo esto? Bien, hay algunas personas que comienzan por el lado correcto. Ellas aman a Dios, disfrutan de Su palabra. Viven una vida piadosa. Pero entonces alguien, o algo sucede, y los envenenan con ideas malas. Ellos caen en la tentación debido a personas buenas que son ignorantes de la palabra de Dios o de la verdad, lo cual los va a desviar del camino correcto. Esto envenena sus vidas. Y entonces aparece alguien que entiende el problema y les muestra la palabra de Dios, y ellos vuelven al Señor y se arrepienten y son convertidos una vez más en una bendición. Amigos, ¿poseen ustedes hijos o miembros de familia que han sido desviados por personas que son buenas? Tal vez. Ustedes pueden convertirse en el “profeta” para ellos, para llevarles la palabra del Señor, para ayudarlos a que encuentren nuevamente el camino hacia Dios. No le den la espalda a nadie que esté luchando espiritualmente. Satanás está tratando de envenenarlos. Él está tratando de llevarlos a la destrucción. Así que, traten de ayudarlos.
Posteriormente, cuando Eliseo estaba enseñando en la escuela de los profetas en Gilgal, los hijos de los profetas, los estudiantes de la escuela, estaban sentados delante de él, aprendiendo sobre la sabiduría de Dios, para ayudar a otros a encontrar el camino del Señor. Eran unos 100, y estaban hambrientos y no tenían comida, porque aun había una hambruna en el país. Pero Dios les proveyó comida. La Biblia dice: “Entonces vino un hombre de Baal Salisa, y trajo de primicias al varón de Dios, veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: ‘Da a la gente para que coma’”. (2ª Reyes 4:42).
El hombre de Baal Salisa trajo las primicias, o la porción del Señor para apoyar al profeta. Este era un regalo importante. La obra de sostén propio es parte de la iglesia de Dios y tiene que ser apoyada. No solo era este un regalo de comida para que Eliseo sobreviviera, sino que el hombre de Baal Salisa había sido impresionado por el Señor para que devolviera las primicias de esta manera un tanto irregular al Señor, a través del profeta.
No había ni sacerdotes ni Levitas en este tiempo en Israel. Todos había sido despedidos por Jeroboam muchos años antes y habían abandonado Israel y se habían ido a Judá para trabajar en Jerusalén. No había ningún sistema en Israel para apoyar al profeta o a la obra del Señor. Jezabel había tomado la organización de la iglesia durante un periodo de tiempo, y aun estaba bajo su influencia. El Señor impresionó a este hombre para que le devolviera las primicias a Eliseo, ya que claramente era un hombre de Dios haciendo la obra de Dios, aun cuando era un maestro de sostén propio. Al igual que Cristo, Eliseo iba sanando y enseñando, lo cual lo calificó para recibir este particular regalo. Las circunstancias inusuales a menudo requieren métodos inusuales, y así sucedió con el hombre de Baal Salisa y Eliseo. Dios a menudo impresiona a alguien para que sostenga a Sus obreros de esta manera. Queda claro en esta historia que Él aprobó eso.
Habiendo recibido libremente el regalo, Eliseo se lo dio a los estudiantes de la escuela. No dejó nada para sí mismo. Él ordenó que su siervo alimentara a los hambrientos hijos de los profetas. Eliseo tampoco separó algo para los próximos días. Dejó que el “mañana trajera su cuidado” Mateo 6:34. Él tenía que dar un ejemplo de fe en Dios, para que los hijos de los profetas aprendieran la lección de cómo confiar en Dios para sus vidas. Ellos también serían recipientes de las primicias en alguna oportunidad, y tenían que saber que Dios los aprobaba para que las recibieran.
Dios también quería cumplir una promesa que había hecho muchos años antes, que: “No serán avergonzados en el mal tiempo, y en los días de hambre serán saciados”. Salmo 37:19. Dios mira con cariño a los suyos. Él se asegura que su “pan les será dado, y sus aguas estarán seguras”. Isaías 33:16.
Ahora, las 20 tortillas eran probablemente pequeñas, solamente suficientes para una sola persona. El siervo de Eliseo, Giezi, estaba preocupado. Su fe era débil. Él preguntó, incrédulamente: “¿Cómo he de poner esto delante de cien hombres?” Versículo 43. Andrés, el discípulo de Cristo, le preguntó al Señor: “¿Qué es esto entre tantos?” relacionado con los cinco panes y dos pececillos que había para alimentar a 5.000 hombres, más las mujeres y los niños. Pero, Andrés había hecho la pregunta para sugerir que Cristo podía hacer un milagro.
En cambio la pregunta de Giezi fue: “¿Cómo estas 20 tortillas de cebada y algunos granos de trigo van a alimentar a todas estas personas?” Giezi tenía que entender la piedad del Señor y cómo vivir por fe.
Eliseo simplemente respondió: “Dénselas a las personas, para que coman: porque así dice el Señor. Ellos comerán. Y sobrarán. Así que las colocó delante de ellos, y ellos comieron, y sobraron, de acuerdo a la palabra del Señor”. La alimentación se multiplicó tanto en sus manos, que sobró. Nuevamente, Eliseo prefigura a Cristo en el tipo a través de este milagro, porque Él haría la misma cosa para miles de personas.
Giezi pensó que colocar tan poca comida delante de tantas personas, solo los iba a tentar y que después los iba a desilusionar y que eso iba a traer vergüenza sobre su maestro, por ofrecerles tan poca comida. Pero Eliseo tenía fe en que Dios les proveería lo suficiente.
He aquí una lección para el pueblo de Dios en todas las edades. “Cuando el Señor da una obra para ser hecha, que ningún hombre se detenga para preguntar a respecto si la orden es razonable o no, o sobre el probable resultado de sus esfuerzos al obedecer. Lo colocado en sus manos puede parecer poco en relación a lo que se necesita; pero en las manos del Señor será más que suficiente”. Patriarcas y Profetas pág.243.
Amigos, así actúa Dios. Cuando aprendemos a caminar y a obrar con Dios, Él nos muestra cómo el puede suplir todas nuestras necesidades, de tal manera que aprendamos a confiar completamente en Él. Ustedes van a necesitar esto en el tiempo de angustia. No sucede todo al mismo tiempo. Esto toma tiempo. Ustedes nunca serán capaces de manejar el tiempo de angustia, a menos que desarrollen esa capacidad entre ahora y entonces. Dios sabe cómo hacer eso si se lo permiten. Tienen que cooperar con el cielo y Dios va hacer madurar vuestra fe.
Y Él a menudo organiza vuestro entrenamiento de maneras muy diferentes, algunas veces a través de dones, y otras veces de forma milagrosa multiplicando el alimento que nos provee. Algunas veces hace ambas cosas en el mismo milagro. Él impresiona a las personas para vayan en pos de la ayuda del Señor y bendice Su obra. Ellos pueden llegar a la puerta y ofrecerte comida de su huerta. Ellos pueden colocar en tus manos algunos recursos o pueden proveer algún transporte o algún otro regalo que va a solucionar la necesidad que ustedes tengan. Yo he visto esto tantas veces en mi vida, que ya no puedo contarlas. Él nos sorprende algunas veces cuando nos envía ayuda de un hogar o de una persona totalmente inesperada. Y Él promete que va a hacer eso cuando decidamos en nuestros corazones obedecer Sus consejos.
No necesitamos gemir ni crujir debido a la escasez de nuestros recursos visibles. Poseemos enormes recursos invisibles que Dios controla. Él puede suplir nuestras necesidades con ellos continuamente. Él conoce nuestras necesidades. Nosotros tenemos que llevarle nuestras genuinas necesidades a Dios en oración y suplicarle Su bendición. Él ciertamente responderá las sinceras oraciones de Su pueblo.
He aquí otra pequeña cita de Patriarcas y Profetas pág.243. “La apariencia externa puede no ser prometedora, pero la energía y la confianza en Dios desarrollarán recursos”.
¿Escucharon eso? La energía combinada con la fe en Cristo desarrolla recursos. Cuando Dios ve vuestra energía, Él suple vuestras necesidades. Él se mueve en los corazones. Él mueve las mentes y las almas para que se involucren con nosotros. Si ustedes le llevan sus dones a Dios con agradecimiento y oración por Su bendición, Él va a multiplicarlos, así como multiplicó la comida de los hijos de los profetas y a la multitud que estaba cerca de la costa. Él posee miles de maneras de las cuales nosotros no sabemos nada. Dios le prometió a Su iglesia, en el Salmo 132:15 que “Bendeciré su mantenimiento, a sus pobres saciaré de pan”.
Amigos, si ustedes son pobres en los bienes de este mundo, cobren ánimo. Ustedes pueden ser ricos en los bienes del cielo. Inviertan en su alma, no en los bancos. Inviertan en las virtudes de la gracia de Dios y en Su poder en sus vidas. Eso es mucho mejor que las riquezas. Cuando hagan eso, y cuando Dios vea su sinceridad, Él abrirá las ventanas del cielo y tal como sea vuestra necesidad, así será la provisión. Si usted es fiel con Cristo, puede descansar seguro de que todas sus necesidades van a ser suplidas.
En dos instancias Eliseo tomó cuidado para asegurar su alimento, así como en dos instancias Cristo alimentó a la multitud durante su ministerio. Tanto este milagro como los milagros de Cristo para alimentar a las multitudes, nos enseñan que aquellos que “esperan en el Señor renovarán su fuerza”. Isaías 40:31. Dios proveerá y protegerá a aquellos que confían en Él con el particular cuidado y Providencia divina.
Dios obra a menudo para suplir la necesidad humana. Yo normalmente no puedo verlo, pero Él siempre está ahí, ministrando al justo y al impío. Él le da Su pan a su debido tiempo, pero los que son más beneficiados por Él son los que lo están discerniendo espiritualmente. La mano de Dios puede multiplicar la comida cien veces. De Sus recursos, Él puede proveer una mesa en el desierto. Cuando hay hambre en el país, el pueblo de Dios que ejerce fe en Cristo, tendrá de todo para comer. En el tiempo de angustia, vuestro pan y vuestra agua estarán seguros. Aun cuando no llenen vuestros estómagos, ustedes tendrán suficiente como para tener energías para gastarlas en la causa de Dios.
He aquí una maravillosa declaración de Profetas y Reyes pág.182. “¡Cuánta condescendencia manifestó Cristo, mediante su mensajero, al realizar este milagro para satisfacer el hambre! Repetidas veces desde entonces, aunque no siempre en forma tan notable y perceptible, ha obrado el Señor Jesús para suplir las necesidades humanas. Si tuviésemos un discernimiento espiritual más claro, reconoceríamos con más facilidad el trato compasivo de Dios con los hijos de los hombres”.
Oh amigos, yo necesito aprender a confiar en el Señor más plenamente. Necesito la gracia de Jesucristo para que me mantenga libre de pánico cuando estalle la crisis. Necesito la presencia de Dios en mi vida en todo tiempo. Yo se que ustedes también lo necesitan. Pidámosle continuamente al Señor Su presencia para que esté con nosotros en cada momento.
Que Dios los bendiga. Oremos.
Nuestro Padre celestial, gracias por revelarnos los principios de la justicia por la fe en Tu palabra, y a través de la historia de la experiencia del profeta Eliseo. Su obra nos da coraje y esperanza. Nos muestra cómo confiar en Dios para todo. Oramos para que Tu presencia pueda estar con nosotros, y advertirnos cuando somos tentados a desconfiar de nuestro Padre celestial. Al acercarnos al fin del tiempo, que aprendamos a confiar completamente en Cristo para todo. Que nuestras vidas puedan ser Sus testigos y que reflejen Su gloria. En el nombre de Jesús, amén.
Pr. Hal Mayer
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