AP News, por Débora Álvares: Los desprendimientos de tierra y las inundaciones provocadas por las fuertes lluvias causaron el domingo la muerte de al menos 19 personas en el estado más poblado de Brasil, mientras que las aguas altas obligaron a unas 500.000 familias a abandonar sus hogares durante el fin de semana, según las autoridades.
Tres personas de una misma familia murieron cuando un deslizamiento de tierra destruyó su casa en la ciudad de Embu das Artes, según el gobierno municipal, mientras que otras cuatro personas fueron rescatadas por los bomberos.
Cuatro niños murieron en Francisco Morato, dijo el gobernador del estado de Sao Paulo, João Doria, y el gobierno estatal dijo que otras cuatro personas murieron en Franco da Rocha. También se registraron muertes en Ribeirão Preto y Jaú.
Tres de las muertes se debieron a personas que fueron arrastradas por las aguas de la inundación, dijo el departamento de bomberos del estado.
Doria utilizó un helicóptero para inspeccionar las zonas dañadas el domingo y anunció el equivalente a 2,8 millones de dólares en ayuda financiera para las ciudades afectadas.
El desbordamiento de los ríos obligó a 500.000 familias a abandonar sus hogares, según el gobierno estatal. Varias carreteras y autopistas quedaron bloqueadas.
Debido a los trastornos causados por la lluvia, la ciudad de Sao Paulo canceló las vacunaciones programadas contra el coronavirus.
El sureste de Brasil ha sido castigado con fuertes lluvias desde principios de año, con 19 muertes registradas en el estado de Minas Gerais a principios de este mes.
Conexión Profética:
“Está muy cerca el momento en que habrá en el mundo una tristeza que ningún bálsamo humano podrá disipar. Se está retirando el Espíritu de Dios. Se siguen unos a otros en rápida sucesión los desastres por mar y tierra. ¡Con cuánta frecuencia oímos hablar de terremotos y ciclones, así como de la destrucción producida por incendios e inundaciones, con gran pérdida de vidas y propiedades!
Aparentemente estas calamidades son estallidos caprichosos de las fuerzas desorganizadas y desordenadas de la naturaleza, completamente fuera del dominio humano; pero en todas ellas puede leerse el propósito de Dios. Se cuentan entre los instrumentos por medio de los cuales él procura despertar en hombres y mujeres un sentido del peligro que corren.” Profetas y Reyes, pág. 207.
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