AP News, por Nasser Karimi: Un tren de pasajeros que viajaba por el este de Irán chocó con una excavadora y casi la mitad de sus vagones descarrilaron antes del amanecer del miércoles, matando al menos a 22 personas e hiriendo a 87, según las autoridades.
El descarrilamiento cerca de la ciudad desértica de Tabas fue la última catástrofe que golpea a la República Islámica en las últimas semanas, mientras Teherán lucha bajo las sanciones de Estados Unidos y cualquier retorno a su acuerdo nuclear con las potencias mundiales sigue en duda.
El tren, operado por los Ferrocarriles de la República Islámica, de propiedad estatal, transportaba a unas 350 personas mientras viajaba desde la ciudad de Tabas, a unos 550 kilómetros (340 millas) al sureste de Teherán, hasta la ciudad de Yazd. La ruta había comenzado como un tren nocturno que salía de la ciudad sagrada de Irán, Mashhad.
Según las imágenes posteriores al accidente, parece que la locomotora del tren pasó por encima de la excavadora y los vagones posteriores golpearon de algún modo la excavadora y provocaron el descarrilamiento, aunque las autoridades no explicaron de inmediato cómo se produjo el desastre en los matorrales rurales cerca de un puente ferroviario.
«Los pasajeros iban rebotando en el vagón como pelotas en el aire», dijo un pasajero herido no identificado a la televisión estatal iraní.
La agencia estatal de noticias IRNA dio las cifras de víctimas, citando a funcionarios de emergencias.
Los equipos de rescate con ambulancias y helicópteros llegaron a la remota zona, donde las comunicaciones son deficientes. Más de una docena de personas sufrieron heridas críticas, algunas de las cuales fueron trasladadas a hospitales locales, según las autoridades.
Las imágenes aéreas del lugar desértico del desastre mostraban los vagones del tren de costado, con algunos rescatistas corriendo en el lugar mientras intentaban atender a los heridos.
La televisión estatal emitió más tarde imágenes de un hospital donde los heridos recibían tratamiento. Uno de los heridos dijo a la emisora que sintió que el tren frenaba repentinamente y luego reducía la velocidad antes del descarrilamiento.
El incidente ocurrió a unos 50 kilómetros de Tabas.
El informe dice que el accidente está siendo investigado. Los primeros informes sugieren que el tren chocó con una excavadora cerca de la vía, aunque no está claro por qué una excavadora habría estado cerca de la vía del tren en la oscuridad. Un funcionario sugirió que podría haber sido parte de un proyecto de reparación.
El presidente iraní, Ebrahim Raisi, ofreció sus condolencias por el accidente y anunció que se investigarían las causas. El miércoles por la noche, las autoridades ordenaron la detención de seis personas supuestamente implicadas en la causa del accidente, aunque no facilitaron más información sobre el motivo de las sospechas.
La peor catástrofe ferroviaria de Irán se produjo en 2004, cuando un tren desbocado cargado de gasolina, fertilizantes, azufre y algodón se estrelló cerca de la histórica ciudad de Neyshabur, matando a unas 320 personas, hiriendo a otras 460 y dañando cinco pueblos. En 2016, una colisión de trenes en el norte de Irán mató al menos a 43 personas e hirió a un centenar.
Irán tiene unos 14.000 kilómetros de líneas ferroviarias a lo largo de un país que tiene dos veces y media el tamaño de Texas. Su sistema ferroviario envía tanto personas como mercancías a través del país, especialmente en las zonas rurales.
Irán también registra unas 17.000 muertes anuales en sus carreteras, uno de los peores historiales de seguridad vial del mundo. El elevado número de víctimas se atribuye a la falta de respeto por las leyes de tráfico, a la inseguridad de los vehículos y a la insuficiencia de los servicios de emergencia.
Irán, ya sometido a las sanciones de Estados Unidos por el fracaso del acuerdo nuclear, ha estado de luto por la muerte de al menos 41 personas en el derrumbe de un edificio en mayo en la ciudad de Abadán, en el suroeste del país.
Conexión Profética:
“En el mundo todo es agitación. Las señales de los tiempos son alarmantes. Los acontecimientos venideros proyectan ya sus sombras delante de sí. El Espíritu de Dios se está retirando de la tierra, y una calamidad sigue a otra por tierra y mar. Hay tempestades, terremotos, incendios, inundaciones, homicidios de toda magnitud. ¿Quién puede leer lo futuro? ¿Dónde hay seguridad? No hay seguridad en nada que sea humano o terrenal.” El Deseado de Todas las Gentes, pág. 590.
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