«Una de las mayores fortalezas de los Estados Unidos que considera como sagrada es la libertad de expresión, particularmente la política», escribió en el 2013 Matthew Prince, presidente ejecutivo de Cloudflare. Prince además dijo: «Seguramente hay cosas en nuestra red que nos hacen sentir incómodos pero «vamos a continuar cumpliendo con la ley atendiendo a todos nuestros clientes y manteniendo constantemente la creencia de que nuestro papel no es el de censurar el contenido del Internet».
Recientemente esta postura puso a Prince en una posición verdaderamente difícil. Cloudflare proveía servicio al sitio web neonazi Daily Stormer, el cual publicó un artículo que criticaba horriblemente a Heather Heyer, la víctima de la violencia letal durante las protestas de Charlottesville. A causa de su lenguaje de odio, los activistas contra el racismo ejercieron presión y Cloudflare tuvo que bajar el sitio de ese cliente. Esto hizo que la página de Daily Stormer no pudiera ser accedida por más de 24 horas.
En el 2014, Reddit expresó: «Defendemos el ideal de la libertad de expresión en Reddit tanto como sea posible». Pero en cuestión de meses, el sitio comenzó a restringir las comunidades dedicadas al racismo y la misoginia. También ese mismo año, Twitter dijo que la compañía representaba «el ala de la libertad de expresión». Sin embargo, recientemente ha aumentado sus esfuerzos para combatir el acoso en su plataforma, particularmente ha restringido las provocaciones del derechista del Internet, Milo Yiannopoulos.
A medida que el Internet forma una parte cada vez más profunda de nuestra vida cotidiana, hay grupos en línea que han encontrado distintas formas para causar serios daños en la vida de otras personas por fuera de línea. Acosan a empleadores y familiares a través del robo y la publicación de información privada inundando las redes sociales con amenazas e insultos. A menudo las víctimas de esas tácticas son mujeres, personas de color o miembros de la comunidad LGBTQA.
Al mismo tiempo, un fluctuante clima político ha cambiado la forma en que la gente piensa sobre la libertad de expresión en internet. Antes de la elección de Donald Trump (y antes de las 9 personas de color asesinadas en Charleston por el pistolero racista Dylann Roof), era más fácil sacar sitios como el Daily Stormer. Aunque ciertamente son fuentes de una ideología perversa, fundamentalmente se les veía como chiflados impotentes. Hoy en día, hay más personas que están tomando en serio las palabras y las amenazas de los grupos extremistas. Los activistas liberales han comenzado a movilizarse contra estos grupos y han encontrado una audiencia receptiva entre los líderes tecnológicos.
La acción de Cloudflare es simplemente el último ejemplo de una tendencia más amplia que ha estado en marcha durante los últimos años. Las empresas de tecnología que una vez se vieron a sí mismas como defensores celosos de la libertad de expresión han comenzado a esculpir una gran barrera contra el discurso de odio y el acoso en línea.
Casi todo el mundo puede estar de acuerdo en que el Daily Stormer es una insoportable página cargada de odio pero los críticos están advirtiendo de que nos hallamos frente a una pendiente resbaladiza. Ellos expresan que las compañías están estableciendo un precedente peligroso que podría conducir a la censura incluso de mensajes menos ofensivos. Concretamente, los conservadores están preocupados porque las empresas de tecnología van a ampliar la definición del lenguaje de odio para incluir puntos de vista conservadores sobre temas como la inmigración ilegal y el matrimonio homosexual. ¿Hasta dónde llegará esta tendencia?
¿Podrían las compañías de tecnología llegar finalmente a restringir a las organizaciones que explican las enseñanzas bíblicas sobre los homosexuales y el aborto, o que explican quién es la bestia de Apocalipsis 13? El enemigo está creando circunstancias que eventualmente expandirán los esfuerzos para limitar la discusión de la verdad en Internet.
«Aparecerán toda clase de obstáculos en el camino de los mensajeros del Señor, para que no puedan llevar a cabo lo que les es posible hacer ahora.». Testimonios para la Iglesia, Vol. 6, pág. 30.
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