Los expertos en seguridad hacen hincapié en la necesidad de la cooperación internacional, más leyes anti-terroristas y una acción más estricta.
Observaciones del Simposio CIDI Internacional sobre Terrorismo, Israel y Derecho Internacional
Por Jozef Daniel Astley
La Haya, Países Bajos. El 30 de marzo de 2016, el Centro de Información y Documentación sobre Israel (CIDI), una organización políticamente independiente que sirve como fuente principal de información sobre Israel y el pueblo judío, organizó un simposio internacional sobre el terrorismo, Israel y la ley internacional. Más de 300 laicos, periodistas, legisladores y políticos, se reunieron en el auditorio de la sociedad literaria De Witte en La Haya para escuchar una interesante variedad de expertos nacionales e internacionales en materia de terrorismo, seguridad y derecho internacional. El Simposio se había planeado antes de los ataques imprevistos en Bruselas pero el aumento de la amenaza del terrorismo en Europa hizo que todas las discusiones fueran más oportunas.
Se esperaba que Jan Jambon (nacido en 1960), Primer Ministro de Bélgica, y el Ministro de Asuntos de Seguridad y Asuntos Interiores cancelaran sus discursos debido a los recientes ataques en Bruselas y su reunión con Barack Obama programada para el día siguiente, pero a pesar de todo estuvieron presentes. Jambon habló como representante de una «nación atormentada» y se habló sobre el actual estado de los asuntos en Bélgica y el futuro de Europa. Expresó que la explosión de bombas tan cerca de su oficina fue lo más alarmante que había experimentado en la vida. Los terroristas están jugando «al gato y al ratón con nuestros servicios de seguridad y la policía», como aquellos en el distrito de Molenbeek, en Bruselas, pero no van a ser capaces de destruir «a nuestra sociedad». Él hizo una clara distinción entre «nosotros», los que tenemos una democrática en valores, y «ellos», los terroristas que buscan destruir estos valores.
Según Jambon, «nadie desea un estado policial real» pero sentiremos las consecuencias de los ataques al ser restringidas nuestras libertades personales. Estos terroristas son profesionales altamente entrenados que saben cómo eludir la vigilancia. Por lo tanto, es responsabilidad del gobierno proteger a sus ciudadanos de estos individuos. La lucha contra el terrorismo tendrá que ser llevada a cabo en todos los niveles. El respeto absoluto a la intimidad de las personas tendrá que ser sacrificado en pro del bienestar de la sociedad. Bélgica ya ha tomado 30 medidas para enfrentar el problema. Por ejemplo, los solicitantes de empleo tendrán que someterse a pruebas más exhaustivas antes de que se le permita ocupar ciertas posiciones. Incluso, a los sospechosos se los podría arrestar antes de transgredir la ley, en aras de la seguridad pública. Jambon también hizo hincapié en la necesidad de la cooperación internacional. «La sociedad ha perdido su inocencia», dijo. Los procedimientos y las estructuras tendrán que ser adaptados para satisfacer los desafíos contemporáneos si los de la actualidad no cumplen su papel adecuadamente. La seguridad debe ser una parte constituyente del «nuevo contrato social» entre la comunidad y el gobierno. También hizo hincapié en la necesidad de la unidad y la cohesión social para hacerle frente a los tiempos difíciles que vendrán.
El segundo orador fue Alan Baker (nacido en 1947), un israelí de Gran Bretaña, experto en derecho internacional y ex embajador de Israel en Canadá. Actualmente se desempeña como Director del Instituto de Asuntos Contemporáneos en el Centro de Jerusalén y es el director del Foro Global Law. Su discurso se centró en la necesidad de criminalizar toda incitación al terrorismo para evitar la propagación de la ideología extremista. Actualmente, el derecho internacional aún no reconoce la incitación al terrorismo como un acto punible. Por ello, los predicadores islámicos radicales y los medios de comunicación como Al Jazeera no se hacen responsables de los actos de violencia, que inspira su ideología. Baker, animó al público a asumir esta causa, la cual ha estado abogando desde hace varios años. De hecho, él fue el autor principal del Proyecto de la Convención Internacional para la Prevención de la Incitación al Terror y la Violencia, que fue presentado en la «Conferencia sobre la Incitación al Terror y la Violencia – Nuevos Retos, Nuevas Respuestas», celebrado en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, el 28 de febrero de 2013. Baker dijo que el «discurso de odio» no constituye necesariamente una incitación al terrorismo, a menos que en realidad se traduzca en actos de violencia. Debe tener un elemento de persuasión para la violencia.
James Woolsey (nacido en 1941), experto en seguridad nacional y ex director de la CIA, comenzó su discurso en la manera típica americana y comparó el «problema central» del mundo actual con la trama de la película del oeste americano High Noon (1952). Esta narra la historia de un alguacil, recién casado, quien devuelve su placa y está a punto de salir de la ciudad con su hermosa esposa, cuando recibe la noticia de que la banda local está a punto de volver con la intención de matarlo. Dado que no hay un nuevo alguacil en la ciudad, decide quedarse y se enfrenta él mismo con la pandilla. Woolsey dijo que esta situación le recuerda el mundo de hoy: Estamos tratando de conseguir una sociedad de derecho, pero no hay alguacil. No hay nadie para hacer cumplir el derecho internacional y llevar a estos criminales ante la justicia. Criticó la idea de la corrección política como «una doctrina insidiosa» que se utiliza para evitar la responsabilidad e hizo hincapié en la necesidad de hacer frente y de una manera franca a los problemas. Dijo que si bien Estados Unidos y sus aliados habían hecho un gran trabajo en el siglo XX mediante un descenso del nazismo y el comunismo, el problema que enfrenta Occidente en el siglo XXI es mayor debido a sus raíces religiosas. Sin embargo, hizo énfasis en que el extremismo religioso siempre ha contado con el apoyo de una minoría de la comunidad. Por ejemplo, los juicios por brujería en Salem se llevaron a cabo por una minoría de los puritanos de Nueva Inglaterra y la Inquisición en la Edad Media por una minoría de los católicos, por lo que el terrorismo se lleva a cabo hoy en día por una minoría de la población musulmana.
Woolsey siguió hablando de la amenaza planteada por el potencial uso de Corea del Norte de un arma de pulso electromagnético que nos podría hacer volver a las condiciones existentes antes de la electricidad como la de la sociedad agraria en el siglo XIX. No sólo se necesitaría años para reemplazar la infraestructura sino que Woolsey también teme que dos tercios a un noventa por ciento de la población estadounidense podría morir en los próximos años debido al caos que resultaría por la falta de productos básicos como alimentos y agua. También dijo que el acuerdo nuclear de Obama con Irán no altera el hecho de que los estadounidenses, europeos e israelíes se enfrentan en un «desafío de terrorismo importante». Además dijo: «Tiendo a pensar que Irán ya puede tener un arma nuclear», pero incluso si no, es casi seguro que la tendrán en los próximos años. Woolsey criticó el acuerdo de Obama con Irán, ya que le facilita a Irán obtener un arma nuclear. Dijo que el próximo presidente tendrá que reconocer que el acuerdo fue «en el mejor de los casos, prematuro y en el peor, fraudulento”.
Alan Dershowitz (nacido en 1938), experto legal estadounidense y autor prominente, no pudo estar presente en la reunión en persona, pero se dirigió al público desde su apartamento en Nueva York, a través de una conexión de Skype creada para la ocasión. Recordó el hecho de que «los derechos provienen de los errores cometidos». Por ejemplo, el gran número de civiles muertos en la Primera y Segunda Guerra Mundial condujo a la formulación de los derechos humanos para prevenir el genocidio y otras atrocidades. Uno de los resultados de la legislación posterior a la guerra fue la distinción legal que se hace entre civiles y combatientes, conocida en el derecho internacional como el principio de distinción. Ésta está estrechamente relacionada con el principio de proporcionalidad, la cual pesa la necesidad militar de un ataque de acuerdo al número de bajas civiles involucradas. El bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, por ejemplo, fue completamente innecesario debido a que Japón ya estaba derrotado y los ciudadanos norteamericanos no estaban en riesgo. Pero supongamos que una organización terrorista en Irán amenaza con lanzar un misil nuclear desde las instalaciones de un hospital. En tal caso, un ataque preventivo podría ser una necesidad militar mirando desde la perspectiva de la nación que se halla en peligro por cuanto se debe salvar las vidas de sus propios ciudadanos. Un ataque preventivo podría implicar la muerte de civiles que son utilizados por los terroristas como escudos humanos para salvar la vida de las personas que de otro modo podrían morir a consecuencia de la bomba. El principio de proporcionalidad se refiere a la legitimidad de un ataque en términos de vidas salvadas contra civiles muertos.
Dershowitz señaló que las organizaciones terroristas como Hamas y Hezbollah a menudo se esconden detrás de escudos humanos y disparan misiles desde escuelas y hospitales. ¿Qué pasa si un país como Israel ataca para prevenir la muerte de sus ciudadanos por parte de los terroristas pero también causa la muerte de civiles en el ataque? Dershowitz hizo hincapié en que en el tratamiento de estos casos, la Corte Penal Internacional de La Haya debe adoptar y mantener un estándar universal de justicia que se aplique por igual a todas las naciones. Esto requiere una adecuada definición de los términos «combatiente» y “no combatiente”. Dado que los terroristas usualmente operan en secreto y no usan uniforme, ni llevan sus armas de forma visible (tal vez pueden tener un trabajo regular durante el día y arreglar las bombas en la noche)». La actual ley de distinción no define adecuadamente a un «no combatiente». ¿Quién es un terrorista? ¿Cuándo es el un terrorista? ¿Dónde es él un terrorista? ¿Podría ser el panadero del pueblo calificado como un civil durante el día, cuando se encuentra en su negocio y convertirse en un combatiente sólo después de caer la noche, cuando se involucra en actividades terroristas? ¿Cuándo sería legítimo, desde un punto de vista jurídico y militar, el atacar y matarlo? ¿Qué pasa con las personas que almacenan armas en su sótano o financian las actividades terroristas? ¿Son civiles o combatientes? Debido a que el término «víctima civil» es ambiguo, la ley actual ofrece más protección a los terroristas con el atuendo de civiles que a los soldados regulares. Un ataque intencional a un civil es considerado como un crimen mientras que matar a un soldado que duerme no lo es debido a que éste se dedica oficialmente a un conflicto militar, incluso si ese soldado no es más que el cocinero o músico del ejército. Para corregir este estado de desequilibrio de los términos, Dershowitz durante muchos años ha abogado por un principio que él llama el «continuo del civil», que básicamente sostiene que un civil debe serlo en todo tiempo y lugar con el fin de poder ser protegido como un «no combatiente» por el derecho internacional. Una definición adecuada de la expresión «no combatiente», que sea reconocida por la Corte Penal Internacional y aplicada igualmente para todas las naciones, fomentaría la causa de la justicia.
Alexander van Dam, fiscal adjunto jefe del Ministerio Público holandés, y su colega Bart den Hartigh, fiscal nacional responsable de la lucha contra el terrorismo, hablaron sobre la historia del terrorismo en los Países Bajos y las dificultades y responsabilidades que implica la localización, detención y procesamiento de los terroristas. Van Dam ha llevado personalmente el caso contra la organización terrorista Hofstadgroep, con sede en Amsterdam, y su líder Mohammed Bouyerie, asesino del cineasta holandés Theo van Gogh. Dijo que desde marzo de 2013, el riesgo de un ataque en los Países Bajos es considerado importante, sobre todo porque el gobierno holandés pertenece a la coalición contra el Estado Islámico. Hasta la fecha, 230 personas con pasaportes holandeses se han unido a la guerra en Siria e Irak. 40 han regresado y un poco más de 40 han muerto. El Ministerio Público tiene por objetivo evitar tales divergencias, no sólo porque representan un riesgo para los Países Bajos al regresar después de haber sido entrenados como jihadistas sino también porque el gobierno holandés busca proteger a sus jóvenes de luchar contra sí mismos y evitar que sus ciudadanos cometan delitos en el extranjero.
El discurso de Edwin Bakker, profesor de Terrorismo y Contra-terrorismo de la Universidad de Leiden, se centró en la guerra en Siria e Irak y señaló que el alcance y la complejidad de los problemas que se plantean es mucho mayor de lo que la mayoría de nosotros nos damos cuenta. Señaló que el terrorismo local ha evolucionado con los años en un movimiento de jihadistas que van a la guerra hacia el extranjero. 5.000 combatientes extranjeros con pasaportes europeos, además de 20.000 de otros países islámicos, como Jordania y Arabia Saudita, ya se han unido a las filas de ISIS o sus oponentes. ¿A dónde irán cuando la guerra haya terminado, viendo que ya no son bienvenidos en sus propios países? Bakker advirtió que su estado como extranjeros ilegales fácilmente podría quedar expuesto por la influencia de los delincuentes. También se refirió al impacto psicológico de los jóvenes, cuya imagen idealizada de la guerra ha sido probablemente distorsionada y regresen algunos de ellos traumatizados. Otros podrían radicalizarse aún más y volver a Europa, tras haber sido entrenados para el combate en el extranjero, con el fin de cometer atentados en suelo europeo o para difundir propaganda y reclutar yihadistas. Bakker hizo hincapié en la necesidad de un «enfoque amplio» para hacer frente a estos y otros temas en cuestión. «Hay una especie de guerra mundial en actividad», dijo, «No creo que a este genio se le pueda poner de nuevo en su botella».
Eli Bahar, ex jefe del departamento jurídico del servicio de seguridad interna Shin Bet-israelí, señaló la diferencia entre la guerra clásica y la amenaza del terrorismo moderno. «Los días en los que las guerras se libraban en el campo de batalla entre dos ejércitos han terminado», dijo. La primera línea se encuentra ahora en las ciudades. La crisis actual requiere cambiar la «infraestructura legal» y la «capacidad de vigilancia» para que los gobiernos y los servicios de inteligencia puedan compartir información de forma rápida. Para alcanzar este fin, Bahar hizo énfasis en la necesidad de la cooperación internacional y sugirió la creación de «una base de datos» para crear «archivos gigantescos de información» de fácil acceso para la inteligencia global.
Los expertos en seguridad que intervinieron en el simposio CIDI parecían estar de acuerdo en que la amenaza del terrorismo está aquí para quedarse, por lo que muy pronto veremos una mayor cooperación internacional, una mayor vigilancia, más leyes anti-terroristas y una aplicación más estricta de la ley. Jan Jambon señaló al comienzo de la reunión, que estamos obligados a sacrificar más libertades en nombre de la paz y la seguridad.
Por lo tanto, el Nuevo Orden Mundial se plantea como antítesis de un califato [de ISIS] en todo el mundo y se muestra aumentando constantemente su poder en las alas de la guerra. Los estudiantes de la profecía bíblica no necesitan ser engañados. Sin embargo, así como tan ciertamente Apocalipsis 13 y 17 describen el surgimiento del nuevo orden mundial, así mismo Apocalipsis 18 anuncia su caída. Una paz justa y duradera sólo puede establecerse sobre la base de la justicia. Sin este fundamento, la destrucción profetizada ocurrirá inevitablemente.
«Que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán». 1ª Tesalonicenses 5: 3.
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