El sábado del Señor: ¿Es legalismo guardar el sábado?
Por Pastor Hal Mayer
Afectuosos saludos cristianos para usted y su familia. Ruego que el Señor los bendiga y los fortalezca con Su gloria y carácter. Estamos viviendo en los últimos días y es un privilegio amar y trabajar por el Señor. Este mes tenemos la segunda parte de una serie tal como lo he prometido. Deseo que lo entiendan y que puedan tener respuestas a la razón de su fe.
Tal vez uno de los ataques más persistentes que se ha cometido contra el séptimo día sábado es que los que lo guardan son legalistas. Se basan en la idea de que los Diez Mandamientos no están mas en vigencia, o por lo menos el cuarto que se refiere al sábado.
Confío que después de estudiar el mensaje de este mes ustedes podrán entender la relación entre la ley y la justicia de Cristo, y cómo el sábado refleja los verdaderos principios de la justicia de Cristo y su gracia.
Antes de comenzar inclinemos el rostro para orar. Amante Padre que estás en los cielos, estamos muy agradecidos porque Jesús nos amó tanto que vino a la tierra para morir en la cruz para que en Su sangre podamos tener vida eterna. También estamos agradecidos porque por el poder de Jesús en nuestras vidas, nuestro carácter puede ser semejante a Él. Envíanos hoy tu Santo Espíritu para que nos muestre lo que es vital en este tema. Vemos que las Escrituras nos dicen que en el fin del tiempo habrá un conflicto sobre la adoración, y será adorar a Cristo o al anti-cristo. Ayúdanos a explicar esto de manera que lo podamos entender claramente. En el nombre de Jesús, Amén.
Para entender verdaderamente el sábado tenemos que entender el tema de la gracia. Una de las declaraciones más comunes acerca de los que guardan el sábado, es que son legalistas y que creen que de esta forma pueden ganar el cielo. Se dice que ignoran que el evangelio de la salvación es por gracia a través de la fe. Nada puede estar más lejos de la verdad.
La Biblia es bien clara, nadie gana la salvación por las obras. Por ejemplo, Gálatas 2:16 lo señala muy bien: “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo…” Pablo es claro cuando dice que no podemos aumentar nuestra fe por nosotros mismos lo suficiente como para ser salvos. Tenemos que tener fe en Jesús. El apóstol Juan concluye que los vivan en el tiempo del fin tendrán la paciencia de los santos. Noten las características que tendrá la última generación de la tierra. En Apocalipsis 14:12 escribe: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Los mandamientos de Dios y la fe de Jesús van de la mano. No se puede tener uno sin el otro, estaría incompleto. No se puede guardar los mandamientos sin la fe de Jesús, ni tampoco puede tener la fe de Jesús y no guardar los mandamientos.
De modo que ¿cómo guardamos los mandamientos de Dios? Es obvio, la única forma es por la fe de Jesús. Si ustedes van a ser parte de la última generación y dar un claro testimonio de su amor y lealtad a Jesucristo, deben tener la fe de Jesús para poder guardar los Diez Mandamientos.
Debemos tener la fe de Jesús y una experiencia real con los Diez Mandamientos si queremos tener éxito en la batalla de la vida. Debemos tener la fe de Jesús y un conocimiento experimentado de los mandamientos para vencer al pecado. Debemos tener la fe de Jesús y guardar Sus mandamientos para sobrevivir a la crisis de la adoración del domingo.
¿De qué modo obtenemos la fe de Jesús? La única forma es entregar nuestra vida a Él seguida de la decisión personal de vivir para Él y hacer lo que Él nos pide. Cuando Jesús entra en tu vida, lo único que puedes hacer es guardar los mandamientos. Usted aprende más y más a medida que avanza y finalmente Él lo pondrá en una posición tal que vivirá de acuerdo a Su carácter. Vivirá de acuerdo a todos los Diez Mandamientos y el pecado le será repugnante. Y todo lo que no esté en armonía con el espíritu de Dios le será desconocido y no lo querrá en su vida.
Vean esta interesante declaración del Deseado de Todas las Gentes p.621 “Cuando conozcamos a Dios como es nuestro privilegio conocerle, nuestra vida será una vida de continua obediencia. Si
apreciamos el carácter de Cristo y tenemos comunión con Dios, el pecado llegará a sernos odioso”.
¿No es esto maravilloso? Odiaremos al pecado. Esto es lo que Jesús quiere para su pueblo en la tierra. Quiere que desprecien tanto al pecado que puedan ser salvos para el cielo. El pecado no puede permanecer donde está Jesús. Cuando Jesús entra al corazón el pecado desaparece del alma. Usted es puro y limpio.
Hace poco, mi esposa y su coro fuimos a Japón. Les habían pedido que canten para una sociedad vegetariana que era mayormente budista. Cantaron cantos cristianos. Cuando terminaron, la música había impresionado tanto a los presentes que dijeron que se sentían “limpios”. La verdad es que si estamos con Jesús, Él nos limpia. Y tal como estos budistas sentían que la música celestial los había “limpiado”, nosotros somos limpiados cuando Jesús entra en nuestro corazón. No solo son removidos los pecados pasados, sino que los reemplaza con Su justicia. De ahí en adelante usted vive justamente, a menos que le pida a Jesús que se vaya de su vida. Esto es lo que la gracia hace. Nos limpia de dos formas, nos limpia del pasado y nos capacita para enfrentar el futuro y permanecer limpios.
Jesús coloca su gracia en nuestro corazón y lo transforma. Satanás pone tentaciones en el camino porque no quiere perder su víctima. Pero si permanecemos en el Señor y pedimos constantemente su justicia para que controle nuestras almas, Él contestará nuestras oraciones y pondrá Su fe en nuestros corazones. Entonces podremos vivir por Él. La gracia no solo remueve los pecados pasados para que volvamos a ellos, debemos invitar a Jesús a nuestro corazón cada día, cada hora, en cada tentación. Él derramará su gracia en nuestras almas y seremos cada vez más semejantes a Su imagen.
Pero tal vez nos estamos adelantando, volvamos al tema de la salvación. ¿Hay alguna otra forma de ser justificados ante Dios que por la fe en Jesús? ¿Era el pecador salvo por las obras antes de la cruz y salvo por gracia después de la cruz? Hay gente que enseña que antes de la cruz la salvación era por la dispensación por las obras, el hombre era salvo por sus obras. Hebreos 11 nos dice claramente que la gente del Antiguo Testamento fue victoriosa por la fe. Moisés mismo a quien se le entregó la Santa Ley de Dios, los Diez Mandamientos, celebró la pascua por fe, verso 28. Él fue el que hizo el santuario en el desierto como un modelo en miniatura del santuario celestial, y muestra claramente como el hombre es justificado colocando sus pecados sobre el cordero. La salvación no es el sacrificio literal del cordero sino la fe del pecador en el futuro sacrificio del Cordero de Dios, Jesucristo. La fe era puesta en ellos también para que sean justificados en ese momento y por fe en el sacrificio futuro de Cristo. Hoy en día el método no es distinto a aquel entonces.
Permítanme preguntar, ¿cuál es la actitud del hombre justificado por la fe hacia los Diez Mandamientos? ¿Piensa que ahora puede robar, mentir, cometer adulterio, matar, adorar ídolos, o quebrantar el sábado? ¿O ama tanto a Jesús que evita todas estas cosas y no participa de ellas? La justificación de Cristo por su gracia no es una licencia para matar, robar, tomar el nombre de Dios en vano, engañar a su cónyuge, quebrantar el sábado, o quebrantar cualquier otro mandamiento. Todo lo contrario, Jesús nos capacita y nos da poder para vivir de acuerdo a cada palabra que proviene de la boca de Dios, incluyendo los Diez Mandamientos.
Ser justificado es lo opuesto a ser condenado. Romanos 8:1 nos dice: “Ahora pues, ninguna condenación hay en los que están en Jesús…” El hombre injusto es el que está en condenación mientras el hombre justificado está libre de ella. El injusto está bajo la ley o sea en condenación. Vean Romanos 3:19 “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios”. Este pasaje claramente revela que estar bajo la ley significa ser culpable de condenación. Cuando el hombre trasgrede la ley es culpable de condenación ante Dios. Si vive de acuerdo a la ley no necesita preocuparse de la condenación. Si pecamos entonces estamos bajo la condenación y consecuentemente estamos perdidos. La única forma de ser libres de la condenación es ir a Cristo con sinceridad, arrepentimiento y recibir su perdón y justificación.
Dios no puede hacer excepciones a Su ley para salvar al pecador. De otro modo, Satanás hubiera sido perdonado y colocado nuevamente en el cielo. La ley de Dios es eterna e inmutable. Dios mismo dijo: “Yo no cambio”, Malaquías 3:6. Algunos progresistas modernos que se hacen llamar liberales quieren cambiar la ley para “acomodar” al pecador. Dicen que la ley fue abolida en la cruz. Pero esto es imposible. Si la ley hubiera sido abolida Satanás tendría razón en afirmar que la ley de Dios no puede ser cumplida. Él podría acusar a Dios de echarlo del cielo injustamente y demandar que se le restituya el puesto que tenía. Los mundos no caídos y los ángeles nuevamente simpatizarían con él en contra de Dios. Los que enseñan que la ley fue abolida, realmente se están haciendo eco de las mentiras de Satanás, de que no necesitamos más guardar la ley.
Jesús vivió y murió guardando la ley de Dios. Ni una sola vez la quebrantó. Nunca trasgredió algún santo requerimiento ni aún bajo la más severa presión. Él cumplió la ley. En otras palabras, Él vivió por la ley y no la quebrantó. De esta manera demostró que el hombre también puede vivir de acuerdo a la ley. Tal como Él dependió de Dios para vencer a Satanás nosotros podemos depender de Dios y su poder para ser vencedores.
Decir que la ley fue abolida sería afirmar que es injusta en primer lugar y que nunca debiera haberse implementado. A Satanás le gustaría esto. Sería como decir que él tenía razón y que Dios es un tirano que hace leyes incumplibles e injustas. Sería su pasaporte para esparcir destrucción sobre todo el universo. En otras palabras, el hombre que viola la ley no está condenado porque la ley de los Diez Mandamientos es injusta. Dios sería un estúpido si haría una ley que nadie pude cumplir y luego condenar al que la quebranta. El hombre a menudo hace esto con las leyes terrenales, pero no Dios. Él no puede abolir la ley porque ella es su carácter, es eterna como Él es eterno y no cambia, Dios no comete errores estúpidos.
De modo que el hombre no puede salvarse guardando la ley. Pero la ley está en vigencia. Piénselo de esta manera. 1ª Juan 3:4 dice: “Todo aquel que comete pecado infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley”. “La paga del pecado es muerte” dice Romanos 6:23. De modo que para que el hombre sea justificado por sus obras, debe confesar que ha pecado y está sentenciado a muerte. Deberá morir para pagar la trasgresión de la ley. Una vez muerto y pagado su pecado, debe resucitarse a sí mismo de la muerte para así estar justificado y no condenado ante la ley por sus obras. Ahora Dios debe darle vida eterna.
Ustedes pueden ver cuán ridículo e imposible es esto. Desde nuestro sistema legal terrenal podemos entenderlo, usted trasgrede una ley y va a la cárcel, el juez lo condena a un año o dos de cárcel, o lo que sea la penalidad. Mientras está en la prisión está bajo la condenación de la ley. Una vez cumplida la sentencia usted está libre porque pagó la pena por su trasgresión. Esto es justificación por obras. Si la pena es la muerte no hay obras que puedan pagar el precio, sólo la muerte. Si la pena es muerte entonces no hay esperanza de obtener justificación y vida eterna, porque usted no puede resucitarse a sí mismo. La vida proviene solo de Dios.
Pablo dice en Romanos 3:20 “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”. Y el verso 28 concluye: “concluimos pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley”.
¿Si somos justificados por la fe de Cristo viviendo en nosotros, tenemos libertad para violar la ley? No. Esto nos condenaría nuevamente. Las dos alternativas en este asunto del pecado es que la ley haya sido abolida, lo cual no es así, o tenemos a Jesús en nuestro corazón para que nos de el poder para vivir en armonía con los Diez Mandamientos. No hay otras opciones.
Decir que la justificación anula la ley es decir que la justificación nos autoriza a desobedecer la ley y seguir teniendo vida eterna. Esto ha sido enseñado por tanto tiempo que mucha gente odia la ley de Dios. Cientos de miles de cristianos creen que pueden ser justificados aun despreciando la ley. El resultado lo vemos hoy en día en la depravación moral en las iglesias del mundo.
Aquí hay una cita del libro El Conflicto de los Siglos p.644 que describe las consecuencias de esta idea de no guardar la ley. Se puede ver claramente que la razón de la decadencia moral de la sociedad es por causa de aquellos que promueven la idea de que la ley no está más en vigencia. La principal razón por la que presentan esta idea es porque no quieren guardar el santo sábado de la ley de Dios.
“Y cuando se le presenta al pueblo la obligación de observar el cuarto mandamiento, se ve que ordena reposar en el séptimo día; y como único medio de librarse de un deber que no desean cumplir, muchos de los maestros populares declaran que la ley de Dios ya no está en vigencia. De este modo rechazan al mismo tiempo la ley y el sábado. A medida que adelante la reforma respecto del sábado, esta manera de rechazar la ley divina para evitar la obediencia al cuarto mandamiento se volverá casi universal. Las doctrinas de los caudillos religiosos han abierto la puerta a la incredulidad, al espiritismo y al desprecio de la santa ley de Dios, y sobre ellos descansa una terrible responsabilidad por la iniquidad que existe en el mundo cristiano”.
Fueron los líderes religiosos los que enseñaron que ya no era necesario guardar la ley y que los Diez Mandamientos habían sido abolidos en la cruz, lo que trajo los problemas morales que hay en el mundo hoy. Pero muchos de sus sucesores en estas iglesias han cambiado de opinión, enseñan que no es necesario guardar el sábado pero sí hay que cumplir con los Diez Mandamientos, y que el domingo debe ser observado para mejorar la moral de la sociedad.
Les sigo leyendo de El Conflicto de los Siglos p.644 “Sin embargo, esa misma clase de gente (los que dicen que la ley fue abolida), asegura que la corrupción que se va generalizando más y más, debe achacarse en gran parte a la violación del así llamado “día del Señor” (domingo), y que si se hiciese obligatoria la observancia de este día, mejoraría en gran manera la moralidad social. Esto se sostiene especialmente en los Estados Unidos de Norteamérica, donde la doctrina del verdadero día de reposo, o sea el sábado, se ha predicado con más amplitud que en ninguna otra parte”.
¿Porqué tanta gente evita guardar el séptimo día sábado? ¿Por qué se enseña tanta falsa doctrina acerca de la ley? Vean esta cita de El Conflicto de los Siglos p.614 hablando del espiritismo del fin del tiempo, la autora dice: “Hasta en su forma actual, lejos de ser mas tolerable, el espiritismo es en realidad mas peligroso que anteriormente, debido a la mayor sutileza de su engaño. Mientras años atrás atacaba a Cristo y la Biblia, declara ahora que acepta a ambos. Pero su interpretación de la Biblia está calculada para agradar al corazón irregenerado, al paso que anula el efecto de sus verdades solemnes y vitales. Los espiritistas hacen hincapié en el amor como si fuese atributo principal de Dios, pero lo rebajan hasta hacer de él un sentimentalismo enfermizo y hacen poca distinción entre el bien y el mal”. ¡Ah!, la razón es que no quieren renovar genuinamente su corazón, quieren vivir por sus tradiciones una religión fácil sin sacrificios serios.
Continúo leyendo: “La justicia de Dios, su reprobación del pecado, las exigencias de su santa ley, todo eso lo pierden de vista. Enseñan al pueblo a que mire el Decálogo como si fuera letra muerta. Fábulas agradables y encantadoras cautivan los sentidos e inducen a los hombres a que rechacen la Biblia como fundamento de su fe. Se niega a Cristo tan descaradamente como antes; pero Satanás ha cegado tanto al pueblo que no discierne el engaño”.
Esto en realidad es una forma de espiritismo que enseña que la ley de Dios no está más en vigencia. Esto lleva a rechazar las Escrituras, al menos su práctica o por propia decisión. Cuando un amor así debilitado es enseñado en lugar del verdadero concepto, las iglesias son llevadas a la corrupción moral. En nombre del amor toda clase de pecados y doctrinas falsas son toleradas.
Roma ha creado su propia solución. Ella enseña que si usted pecó, solo debe ir a confesarse, pagar con un poco de dinero, hacer una penitencia y todo estará bien. No necesita apartarse de sus pecados. Mucha gente cree que estas obras los justificarán. Muchos Evangélicos y Protestantes creen que no hay que hacer nada para aceptar a Jesús como salvador. Ni siquiera necesitas abandonar tus pecados, eso sería una forma de legalismo. Mis amigos, a Satanás no le importa de qué lado del camino te caes, solo quiere que permanezcas en tus pecados. Mientras hagas eso eres suyo. Es más, te hará saber cualquier cosa que quieras, aun si es absurdo, siempre que no guardes el séptimo día sábado santo de Dios.
Ninguna persona conciente discutiría que el mandamiento “no robarás” no está mas en vigencia. Las leyes humanas de no robar son un reflejo de la ley divina y son inherentemente buenas, protegen a la sociedad y ayudan a la seguridad. También el mandamiento “no codiciarás”. De hecho, Pablo cita este mandamiento en Romanos 7:7 “¿Qué diremos pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero si yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia si la ley no dijera: no codiciarás”. ¿Estaba Pablo predicando legalismo? Qué acerca de lo que dice en Efesios 6: 2,3: “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien y seas de larga vida en la tierra”.
¿Estaba Pablo enseñando que al guardar estos mandamientos se puede obtener la salvación? Por supuesto que no. Los mismos argumentos en contra de guardar el sábado se podrían aplicar a los otros nueve mandamientos. Si es legalismo guardar el sábado entonces es legalismo no robar o no cometer adulterio. Pablo dice que la ley está vigente y que Jesús da el poder para cumplirla tal como Él lo hizo.
Pablo fue un gran campeón de la justificación por la fe. Tenemos que entender todo lo que Pablo y los apóstoles nos dicen de esto, no solo aquello que nos conviene.
Aquí hay una de las declaraciones más apropiadas que alguna vez he encontrado acerca de la justicia de Cristo. Se encuentra en El Deseado de Todas las Gentes p.17: “Cristo fue tratado como nosotros merecemos a fin de que nosotros pudiésemos ser tratados como él merece. Fue condenado por nuestros pecados, en los que no había participado, a fin de que nosotros pudiésemos ser justificados por su justicia, en la cual no habíamos participado. El sufrió la muerte nuestra, a fin de que pudiésemos recibir la vida suya. “Por su llaga fuimos nosotros curados.”
¡Qué poderosa declaración! Nuestra trasgresión es perdonada por Su substitución. No podemos alcanzar nada con nuestras obras. Somos justificados por su fe implantada en nosotros. En los días de Jesús los líderes creían que guardando la ley se era salvo. Hoy día se enseña lo opuesto. No necesitas guardar la ley, todo lo que necesitas es la gracia, o como en el caso de los Católicos, solo debes confesarte, hacer penitencia e ir a la misa.
Vean esta cita de Signs of the Times (Señales de los Tiempos) del 31 de julio de 1901: “El corazón se rebela contra los requerimientos de la ley de Dios. Contra esta ley luchó Satanás en el cielo, y aquellos que están bajo su control la odian. Pero recordemos que los que ponen objeciones a la ley ponen objeciones a Aquel que la hizo. Quien quebranta la ley diciendo que Cristo ha perdonado sus pecados, no sabe lo que está diciendo. Juan dice que el pecado es trasgresión de la ley. Si no habría ley no habría pecado. Los que dicen amar a Jesús y al mismo tiempo rehúsan obedecerle son como fuentes de agua contaminada. Profesando seguir a Cristo trabajan para el enemigo. Su fe está muerta; no fructifica buenas obras. No pueden ya más ser salvos por la fe como tampoco lo pueden ser los ángeles caídos que creen y tiemblan por su fe”.
El punto es que la fe y la gracia tienen un papel muy importante en el plan de redención. La ley nos señala el pecado y la gracia nos salva del pecado. La ley señala los principios del reino de Dios por los cuales deben vivir los que quieren tener vida eterna. La gracia es el poder operativo en su vida y en la mía para vivir nuestra vida de acuerdo al carácter y la ley de Dios. La ley y la gracia deben ser entendidas correctamente. Cada una tiene su lugar. Ambas son operativas y siempre lo serán. Por eso el apóstol Santiago dice en el capítulo 2: 18 “Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras”. Y en el verso 20 dice: “¿Mas quieres saber hombre vano, que la fe sin obras es muerta?
En otras palabras, no se puede tener una fe viva si no se guarda la ley de Dios. Si usted tiene una fe viva, entonces guarda los mandamientos porque ese es el resultado de tener a Cristo en el corazón. Usted lo ama tanto porque lo ha perdonado y limpiado de sus pecados que quiere servirle y hacer lo que Él hace.
Por lo tanto no es legalismo guardar la ley. En realidad es justificación. Es porque Jesús vive en su corazón, tienes Su fe y eres justificado. Guardar la ley es el resultado práctico de la fe en Jesús. No puede ser legalismo. Legalismo es la idea que se puede obtener salvación guardando la ley. Esto es totalmente diferente a guardar la ley por fe.
Es más, la gracia no es una función externa que se origina en algún lugar distante y nos otorga la vida eterna. La gracia viene a nuestro corazón y nos transforma de adentro hacia afuera, nos limpia y renueva nuestro amor por Cristo. Entonces hacemos lo que Él hace. Jesús guarda la ley y pone este deseo en nosotros. Esto no es legalismo.
Esto es lo que se ha dicho en el Antiguo Testamento. Abel guardó la ley por fe. Enoc guardó la ley por fe. Noé guardó la ley por fe. Abrahán el padre de la fe, guardó la ley por fe. Por fe Isaac, Jacob, José, Moisés, y aún la ramera Rahab junto a muchos otros demostraron su fe en actos de heroísmo. Esto es exactamente lo que Hebreos 11 nos dice de estos personajes del Antiguo Testamento. Dios no los podría haber usado si no hubieran tenido la justicia de Cristo en sus corazones transformados y capacitados para guardar su ley.
De manera que hoy en día, no podemos tener verdadera fe si no entendemos que la ley está en vigencia y que Jesús nos dará la capacidad y el poder para guardarla a pesar de que el enemigo nos tiente ferozmente.
Dwigth Moody lo expresa así en su libro Weighed and Wanting p. 15 (Pesado y Hallado Falto): “Los mandamientos dados por Dios a Moisés en el monte Horeb, están en vigencia tal como lo han estado siempre desde el momento en que fueron leídos al pueblo”. En la siguiente página continúa diciendo: “Se le debe hacer saber a la gente que los Diez Mandamientos están vigentes y que hay una penalidad a su violación”.
Tal vez Moody no estaba pensando en el sábado cuando escribió esto. Moody guardaba el domingo. Quizás pensó que estaba obedeciendo la ley al guardar el domingo. Por lo tanto no fue acusado de legalista. Tal vez no entendía lo que escribió y también predicó. En su ignorancia o ceguera el guardó el día equivocado y quebrantó la ley.
Los que enseñan que el sábado todavía está vigente no tienen la suerte de no ser acusados de legalistas, sino que se los califica de legalistas fanáticos. Argumentos de toda clase sin base bíblica son presentados para justificar la santidad del domingo y su adoración. A menudo los que no pueden defender su argumento con la Biblia recurren al abuso verbal.
Hay ministros que defienden la naturaleza eterna e inmutable de los Diez Mandamientos, pero cuando llegan al cuarto dicen que fue abolido en la cruz… muchos predicadores famosos han tropezado con este tema. Por un lado dicen que los Diez Mandamientos son principios inmutables y por otro lado dicen que el cuarto mandamiento fue abolido en la cruz, o por lo menos la parte del séptimo día. Sugieren que hay que guardar un día en siete, pero eso no es lo que dice el cuarto mandamiento. El mandamiento del sábado es bien claro y preciso. “…el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios”. Éxodo 20:10.
Aquí hay otra cita de Signs of the Times (Señales de los Tiempos), 19 de mayo de 1890: “Desde los púlpitos se dice: creed, solo creed, tened fe en Cristo, no hace falta guardar la antigua ley, solo confíen en Cristo”. Cuán diferente es esto de lo que dicen los apóstoles, que la fe sin obras es muerta. Él dice: “sed hacedores de la Palabra y no solo oidores, engañándoos a vosotros mismos”. Debemos tener la fe que obra por amor y purifica el alma. Muchos buscan cambiar una fe superficial por una vida correcta y piensan que así pueden obtener la salvación.
El Señor pide hoy lo mismo que le pidió a Adán y Eva en el Edén, perfecta obediencia a la ley de Dios. Debemos tener la justificación sin mancha ni defecto. Dios dio a su Hijo para morir por el mundo pero no para anular la ley que es santa justa y buena. El sacrificio de Cristo en el Calvario es una cuestión inexplicable que muestra la inmutabilidad de la ley. Su penalidad fue experimentada por el hijo de Dios llevando la culpa del hombre para que por Su virtud el pecador pueda obtener un carácter sin mancha por la fe en Su nombre. Se le dio una segunda oportunidad al hombre de guardar la ley Dios en el poder de su Divino Redentor.
La cruz del calvario condena para siempre la idea que Satanás puso ante el mundo Cristiano, de que la muerte de Cristo no solo abolió la ley ceremonial de sacrificios, sino que también abolió la inmutable ley de Dios, el fundamento de su Reino y la naturaleza de su carácter. Mediante muchos engaños y ardides Satanás trató de hacer creer que el sacrificio del Hijo de Dios no tenía ningún efecto, que su expiación era inútil, y su misión un fracaso. Él pretende que la muerte de Cristo hace innecesaria la obediencia de la ley y le permite al pecador entrar en el favor de Dios sin abandonar sus pecados. Dice que las leyes del Antiguo Testamento han sido dadas de baja en el evangelio y que el hombre puede venir a Cristo no para ser salvo de sus pecados sino en sus pecados. Pero cuando Juan vio venir a Jesús mencionó su misión: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Para cada pecador arrepentido el mensaje es: “Venid a mí dice el Señor, aunque vuestros pecados fueren como la grana, serán blancos como la nieve, aunque fueren como el carmesí, serán como blanca lana”.
Poco antes de morir, el famoso predicador Dr. D. James Kennedy, pastor del Coral Ridge Ministries en Coral Ridge, Florida, que tenía miles y miles de seguidores, escribió un libro titulado “Why the Ten Commandments Matter”, (Porqué son Importantes los Diez Mandamientos), allí el dice que los Diez Mandamientos están en vigencia aun hoy en día. Muy adecuadamente fundamenta que el sábado es el día que se debe guardar. Señala en un punto, que la moralidad de una nación depende de guardar el sábado. Se las voy a leer: “¿Han oído el viejo dicho, así como se guarda el sábado así marcha la nación?” Es verdad, cuando se profana el sábado la nación se hunde más y más en el pecado. Y esto tiene un profundo impacto negativo en cualquier país. Si estamos buscando alguna razón práctica para guardar el sábado, aquí tenemos una y muy urgente.
Los cristianos necesitan entender que guardar el sábado realmente crea un clima moral en nuestra cultura. Concientiza a la gente que Dios, sus caminos y sus leyes son importantes para todos. Sin moral pública nuestras leyes tienen poco significado, el resultado es la impunidad, y nuestra nación se hunde en el crimen, el temor, el desorden y la injusticia.
En el último sermón de esta serie vimos que ni Jesús ni sus discípulos sugieren un cambio en el sábado. La conclusión es que el hombre cambió el sábado por su propia cuenta. Si el hombre puede cambiar el sábado a su voluntad, se hace como Dios o igual a él, pensando en cambiar los tiempos y la ley. Esta blasfemia es el mismo espíritu que Lucifer tuvo en el cielo cuando dijo “sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” Isaías 14:14. Este es en realidad el espíritu del anticristo.
Esto nos lleva al significado profético del sábado, ustedes recordarán que la última gran lucha en la tierra será la adoración tal como la describe Apocalipsis 13. El séptimo día sábado es el tema de más lucha a través de toda la historia. No el sábado en sí sino el séptimo día. Aún la Iglesia Católica Romana reconoce que el sábado es muy importante para el hombre, pero en vez de defender las Escrituras y el mandamiento de Dios, lo sustituye por el primer día de la semana, domingo. Las otras iglesias que guardan el domingo se están haciendo eco de las pretensiones de Roma, es más, tácitamente están aceptando la autoridad de Roma.
El séptimo día sábado sigue siendo el centro de la lucha, y lo será hasta el fin del tiempo. Satanás siempre ha engañado al hombre de que el razonamiento humano o la tradición son una alternativa aceptable a la palabra de Dios y sus precisas instrucciones.
En los últimos días el conflicto final será la Adoración a Dios vs. Adoración a Satanás (dios falso). El tema central es la observancia del sábado. La mayoría del mundo religioso guardará el domingo. Solo unos pocos permanecerán fieles a Jesús y su sábado.
¿Cómo sabemos esto? La Biblia en Apocalipsis 13 nos revela que la bestia y la imagen de la bestia harán que todos adoren a la bestia y a su imagen. Todo lo que ustedes tienen que hacer es prestar atención a lo que está ocurriendo en el mundo hoy. Por ejemplo, el Papa continuamente está llamando a santificar el domingo, D. James Kennedy y otros predicadores evangélicos están llamando a la adoración en domingo y se oponen fuertemente a los que enseñan el sábado bíblico. Es tan obvio como puede ser. Pero mucha gente no se da cuenta porque no saben de profecía bíblica ni están al tanto de la agenda real que ocurre detrás de las escenas.
En contraste, Jesús está buscando hombres y mujeres que le sean leales no importa lo que suceda. Está buscando una generación que lleve el estandarte del Príncipe Emmanuel guardando su santo sábado. Está buscando un pueblo que lo ame tanto, tan profundamente que preferirían morir antes que quebrantar uno de sus mandamientos. Guardar verdaderamente el sábado en la justicia de Cristo es el verdadero testimonio de la gracia de Cristo en tu vida. Es tan diferente de la forma de pensar de la gente del mundo, es la singular marca identificatoria del verdadero pueblo remanente de Dios. Por su lealtad Jesús puede sellarlos en sus frentes y permitir que pasen por las más severas pruebas de carácter. Podrán ser acusados falsamente de ser legalistas y ser perseguidos por familiares, amigos, compañeros de trabajo, el gobierno, y aún por gente que ni siquiera conocen. Pero brillarán como el sol.
Estamos viviendo en los últimos días, nos estamos acercando al momento en que todas estas cosas sucederán. Amigos, ¿no deberíamos ir a Cristo ahora, arrepentirnos de nuestros pecados y buscar el perdón por nuestras trasgresiones a su ley? ¿No deberíamos aprovechar la gracia que nos ofrece? ¿No deberíamos empezar a guardar todos sus mandamientos y aún el séptimo día sábado?
Si usted guardaba el sábado y tal vez ha descuidado el guardar los Diez Mandamientos, tal vez siente que el sábado no es más tan importante, éste es el momento de ir a Jesús y pedirle que retorne a su vida y pedirle su gracia para poder guardar los mandamientos.
Si usted no guardaba el sábado, ¿no es éste el momento para cambiar y aceptar por fe una relación con Cristo, abrir su corazón y entregarse a Su voluntad? Jesús está buscando hombres y mujeres que quieran entregarse completamente a Su divina voluntad en estos últimos días. Espero que puedan ver esta oportunidad y tomar los pasos necesarios para guardar Su ley y ser semejantes a Él.
Oremos: Padre Celestial, por la fe en Jesús nos entregamos a ti, tu amor por nosotros es tan grande y tan profundo, necesitamos toda tu gracia, no solo una parte de ella, estamos arrepentidos por nuestra falta de amor a Jesús y hemos quebrantado su sábado. No merecemos tu perdón, pero es este perdón lo que nos habla elocuentemente en nuestro favor. Gracias por amarnos y redimirnos. Muéstranos lo que debemos saber de tu santo sábado. Que podamos encontrar paz y felicidad al vivir diariamente por Jesús, hasta que venga en las nubes de gloria. Que podamos guardar la fe y atesorar su completa gracia. Oramos en el nombre de Jesús, Amén.
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