No Temas
Por Pastor Hal Mayer
Queridos amigos:
Cariñosos saludos cristianos para usted y su familia. Estoy contento que esté escuchando este CD, ya que tengo un mensaje muy importante para usted. A medida que nos acercamos más al fin del tiempo, necesitamos mostrarles a nuestros amigos y vecinos cómo deben entender la Biblia y cómo conocer y hacer la voluntad de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Una cosa es conocer y aceptar a Jesucristo y su sacrificio por nosotros en la cruz del Calvario, y otra cosa bien diferente es entender que Él es un Salvador que está vivo, que está haciendo una importante obra por nosotros en el Lugar Santísimo del santuario celestial, y lo que eso significa en términos de nuestras vidas diarias. Quiero ayudarle a des-arrollar buenas respuestas para aquellos que pueden presentar argumentos contra la verdad. Normal-mente son frívolos, pero aun así necesita tener una respuesta para ellos. Hoy, voy a compartir con usted la manera de responder ciertas objeciones en relación a la profecía.
Antes que entremos en nuestro mensaje de hoy, quiero decirle que este es el último CD que usted reci-birá, a menos que, de alguna manera haya renovado su suscripción. La fecha límite era fines de Di-ciembre. Si su suscripción no fue renovada, no va a recibir más CDs. No nos gustaría perderlo. Pero te-nemos que tener la certeza que no le estamos enviando CDs a aquellos que no los quieren o que no los usan. Si usted aun no la ha renovado, y si aun quiere hacerlo, llámenos al teléfono (1-540) 672-3553 a cualquier hora. Si no lo hace durante las horas comerciales, deje su mensaje en nuestro contestador electrónico con su nombre y su dirección y pídanos que le renovemos su suscripción. También, nos puede enviar la tarjeta amarilla de renovación, pero tiene que hacerlo inmediatamente, para que poda-mos activar su nombre nuevamente en nuestro sistema tan pronto como sea posible. Por favor, no deje que su suscripción caduque. Usted no necesita enviarnos una donación, porque nuestras suscripciones son gratis. Sin embargo, cualquier donación que pueda hacer para apoyar esta obra será grandemente apreciada.
También, no se olvide de ir a nuestra página Web para obtener más información acerca de las profecías. Cada par de días estamos colocando nuevos artículos acerca de los eventos actuales. Los hallará fascinantes. Y gracias por sus oraciones y apoyo.
El mensaje de hoy es un mensaje de esperanza. Se trata de cómo debemos pensar en relación a las seña-les de los tiempos y de las cosas que van a acontecer en el mundo antes que Jesús venga. Usted necesita estar listo para responderle a aquellos que le digan que no es importante que entendamos profecías ni los eventos actuales. Es verdad que hay muchas personas que están agitadas con muchas cosas que son falsas profecías. Tenemos que ser muy cuidadosos para no quedar atrapados en ninguna conspiración que exista por ahí. Pero tenemos que entender lo que Jesús y los profetas de la Biblia nos dicen que su-cedería en el fin del tiempo.
Recientemente estaba predicando en una iglesia un sábado por la mañana, y le pedí a las personas que se suscribieran a nuestros sermones mensuales, y también les dije a aquellos que ya son suscriptores nuestros, que renovaran sus suscripciones. Una dama me dijo en forma privada que cancelará su sus-cripción, porque las cosas que estamos diciendo son demasiado estremecedoras para ella. Me sentí triste a causa de esto, porque sé que está errado. Y ocasionalmente algunas personas ya me han dicho esto mismo. También, alguien me escribió una carta recientemente acusándome de tratar de asustar al pueblo de Dios. Y cuando fue publicado nuestro sermón acerca de la ley dominical el año pasado, hubo varios líderes de iglesia que sugirieron que yo estaba tratando de asustar a las personas.
Hay muchas personas que están temerosas por lo que va a sucederle a este mundo. La Biblia nos dice que el corazón de los hombres va a desfallecer de miedo. Así es que ellos no quieren escuchar las ad-vertencias, porque éstas los asustan. Realmente he tenido personas que me han dicho eso de diversas maneras. La verdad es que realmente hay cosas tremendas que van a suceder en este mundo. Pero nece-sitamos entenderlas correctamente. Todos los terremotos, tsunamis, incendios, inundaciones, accidentes en tierra y en el mar, asesinatos, guerras y rumores de guerras, hambrunas y pestilencias. ¿Cuándo van a golpear? ¿Y quiénes van a ser atrapados en ellas? Estas son cosas estremecedoras.
Escuche lo que Dios nos dice acerca de estas cosas. Esto está en el libro El Evangelismo p.145. Es largo, pero nos ayuda a entender mejor los eventos actuales. “El momento actual es de interés para todos los que viven. Los gobernantes y estadistas, los hombres que ocupan puestos de confianza y autoridad, los hombres y mujeres pensadores de todas las clases, tienen fija su atención en los acontecimientos que se producen en derredor nuestro. Observan las relaciones que existen entre las naciones. Observan la in-tensidad que se apodera de todo elemento terrenal, y reconocen que algo grande y decisivo está por acontecer, que el mundo se encuentra en víspera de una crisis estupenda”.
Las personas del mundo reconocen lo que va a suceder, aunque sea de una forma vaga. Ven como se desarrollan los eventos, y se preocupan. Temen. Ellos miran a sus líderes, pero sus líderes no tienen respuestas satisfactorias. Éstos normalmente empeoran las cosas. Miran a los sacerdotes, pastores y otros líderes religiosos, y sus respuestas tampoco los satisfacen. La mayoría de las veces se les dice que no se preocupen, o se les da distracciones para impedir que investiguen las Escrituras y vean lo que Jesús está tratando de decirles.
Voy a leer de Maranatha p. 257. Se pone más interesante. “Los ángeles están reteniendo hoy los vientos de lucha, hasta que el mundo sea amonestado acerca de su inminente destrucción; pero se está prepa-rando una tormenta, que se ha de desencadenar sobre la tierra, y cuando Dios ordene a sus ángeles que suelten los vientos, habrá tal escena de contienda que ninguna pluma la puede describir”.
¿Entendió eso? Este mundo está condenado. Una tormenta se está preparando y va a caer sobre el mun-do como una sorpresa abrumadora. ¿Por qué cree usted que Dios nos dijo estas cosas? ¿Nos dijo todo eso para atemorizarnos? ¿O nos dijo todo eso porque nos ama y quiere que tengamos una información correcta? Continúo leyendo…
El Evangelismo p. 146. “La Biblia, y tan sólo la Biblia presenta una visión correcta de estas cosas”. De manera que tiene que haber una forma correcta y otra incorrecta de ver las cosas. Si tenemos el punto de vista incorrecto, podemos muy bien tomar decisiones desastrosas acerca de nuestro futuro, o cometer un tremendo error y no prepararnos para lo que viene. O tener mucho miedo.
“La Biblia, y tan sólo la Biblia presenta una visión correcta de estas cosas. En ella se revelan las grandes escenas finales de la historia de nuestro mundo, acontecimientos que ya se anuncian, y cuya aproximación hace temblar la tierra y desfallecer los corazones de los hombres”. El Evangelismo p. 146.
Amigos, ¿pueden ver lo que está sucediendo? La Biblia describe la crisis venidera como una condena-ción. Lo que yo estoy diciendo en estos informes mensuales no es mío, es de Dios. Todo lo que estamos haciendo es documentar los muchos y variados aspectos del cumplimiento de la profecía.
Y ahora veamos un texto de las Escrituras: “Mirad, el Eterno vacía la tierra y la deja desolada. Trastorna su superficie, y esparce sus habitantes… La tierra se contaminó bajo sus habitantes, porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto eterno. Por eso, la maldición consumió la tierra, y sus habitantes fueron desolados. Por eso fueron consumidos los habitantes de la tierra y disminuyeron los hombres… Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se divierten, cesó la alegría del arpa”. Isaías 24:1-8.
¡Qué pasaje! ¿Usted cree que Isaías estaba mirando solo las cosas de su propio tiempo? Yo no lo creo. Él también estaba mirando hacia el fin del tiempo, nuestro tiempo. Usted puede ver, amigo mío, que los profetas del Antiguo Testamento, al igual que los apóstoles del Nuevo Testamento, nos hablan a noso-tros hoy en día. Nos dicen lo que le va a suceder a esta tierra antes que nuestro Señor regrese en las nu-bes del cielo.
Otro versículo: “¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso. ¿No fue arrebatado el alimento de delante de nuestros ojos, la alegría y el placer de la casa de nuestro Dios? La semilla se pudrió debajo de los terrones, los graneros fueron asolados, los al-folíes destruidos, porque se secó el trigo. ¡Cómo gimieron las bestias! ¡Cuán turbados anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron pasto! También fueron asolados los rebaños de las ovejas”. Joel 1:15-18. “La viña está seca, y pereció la higuera, el granado también, la palmera y el manzano, se se-caron todos los árboles del campo, por lo cual se extinguió el gozo de los hombres”. Joel 1:12.
A medida que miro a mí alrededor, veo que nos estamos acercando al tiempo cuando estas cosas se cumplirán en todos sus detalles. La profecía es totalmente cierta. Podemos confiar en ella. Pero más importante, podemos confiar en el Dios de la profecía y que nos guiará a través de ella.
Amigos, yo puedo entender por qué muchos están con miedo. Algunos mueren de miedo debido a lo que va a venir. Aun algunos cristianos andan con miedo. ¿Pero por qué sucede eso? Es porque ellos no conocen a Jesús como debieran conocerlo. Si usted conoce a Jesús y su infinito amor, y si entiende el gran conflicto, no hay nada de que temer. No debemos tener ningún miedo acerca de ninguna cosa que pueda sucedernos, si es que lo amamos con todo nuestro corazón y con toda nuestra mente y con toda nuestra alma. Si así lo hacemos, entonces le obedeceremos en todas las cosas y Él pondrá su carácter en nuestros cuerpos mortales y viviremos por toda Su ley. Cuando tengamos ese tipo de relación con Cris-to, no tendremos miedo de nada ni de nadie. Él hará con nosotros lo mejor… Y Él nos usará para que seamos un maravilloso testimonio de su poder durante la lluvia tardía, cuando el Espíritu Santo sea de-rramado sin medida sobre la última generación del pueblo de Dios.
No hace mucho tiempo, yo estaba en un avión que tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia porque algo no funcionaba bien. Algunas personas a mi alrededor están muy aterrorizadas. Algunas estaban llorando. Otras estaban orando. Algunas estaban muy atemorizadas. Pero yo no. No puedo decir que yo soy mejor que todos los demás, pero yo conozco al gran Protector, y le pertenezco. No es necesario de-cirlo, pero aterrizamos sin problemas, y yo viví para contar la historia. Amigos, no tenemos nada que temer, aun cuando todos a nuestro alrededor estén aterrorizados.
Los eventos del tiempo del fin que vendrán sobre este mundo, no cambiarán nada para aquellos que aman a Jesús. Eso nos hará amarlo aun más. Eso nos dice que Jesús, Aquel a quien amamos con todo nuestro corazón, va a venir nuevamente en las nubes de Gloria y llevará a Su pueblo fiel a casa con Él, para nunca más separarnos de Él. No tenemos por qué vivir con miedo, porque la profecía nos da paz.
Una persona me hizo una acusación recientemente a través de una carta. “¿Por qué no predica a Cristo crucificado, al igual que Pablo y Pedro?” Escuchen mis amigos, cuando hablamos de un cumplimiento profético, estamos hablando de Cristo y éste crucificado. También estamos hablando de Cristo resuci-tado y ministrando por nosotros en el santuario celestial. Estamos hablando acerca de Cristo que está viniendo muy pronto a través de los corredores del cielo. Cristo está en el mismo centro de la profecía. Cristo es el dador y el revelador de la profecía. Cristo es el foco de la profecía. El asalto al pueblo de Dios en los últimos días, por los impíos y por los desobedientes que odian a Cristo, es de hecho un asal-to al propio Cristo. Porque el mismo Jesús dijo: “Porque cuando lo habéis hecho a uno de estos peque-ñitos, a Mí me lo habéis hecho”. Él también es un defensor de sus seguidores cuando dijo: “Pero aquel que ofenda a uno de estos pequeñitos que cree en mí, sería mejor que le ataran una rueda de molino al cuello, y que fuese lanzado en la profundidad del mar”.
Cuando hablamos de la ley dominical, estamos hablando de la ley que será promulgada para oponerse a la Ley del Dios del cielo, la Ley de los Diez Mandamientos, la cual es el carácter del propio Cristo. Jesús murió en la cruz para que la penalidad de quebrantar la ley pudiese ser aplicada como un sustituto por nosotros. Así tendríamos otra oportunidad. Pero eso no nos deja en libertad para pecar ni sin adver-tencia para que volvamos a Él con todo nuestro corazón. Él no nos puede salvar en nuestros pecados. Él nos salva de nuestros pecados, tanto ahora como eternamente. Él nos da el mismo mensaje que le dio al antiguo Israel. Tan solo lea los escritos de Pablo, y también los escritos de Pedro, sobre estos asuntos.
Por ejemplo, Pablo le escribe a Timoteo una profecía de advertencia, en la cual le dice en 2 Timoteo 3:1. “Esto ten en cuenta, que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos”. Entonces él describe las condiciones en el mundo de hoy. Luego dice en el versículo 12: “Todos los que quieran vivir piadosa-mente en Cristo Jesús, serán perseguidos”. La profecía de Pablo está centralizada en Cristo, y en vivir como Cristo de una manera piadosa. Esta es la manera en que son hechas todas las profecías.
El mismo Pedro dice: “Además tenemos la palabra profética aún más segura, a la que hacéis bien en es-tar atentos, como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestro corazón”. Eso está en 2 Pedro 1:19. Y entonces dice en el versículo 21: “Porque ninguna profecía vino jamás por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios habla-ron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. Así es que la profecía vino del Espíritu Santo. Si no que-remos entender la profecía bíblica porque nos produce mucho miedo, ¿entonces por qué el Espíritu Santo nos la dio? El Espíritu Santo sabe que la necesitamos, para poder entender que Jesús tiene todo bajo su control y no necesitamos temer de nada. Él lo previó todo, y sabe exactamente lo que tiene que hacer. El entender la profecía bíblica de los últimos días debiera ser un mensaje lleno de mucha paz y de confianza.
Además, el Espíritu Santo es un testigo de Cristo. ¿Cómo puede entonces alguien decir, que no estamos hablando acerca de Cristo, cuando hablamos acerca de las señales de los tiempos? Debiera ser entendi-do sin tener que decirlo. Pero necesita ser dicho porque hoy hay mucha confusión en las iglesias acerca del significado de la cruz, y del significado de la obra de Cristo en el cielo, y del significado de la vic-toria y de la madurez de carácter. Sí, tal vez aquellos que no conocen totalmente a Jesús, y que real-mente no entienden su propósito en estos últimos días, pueden estar confundidos. Por lo tanto es impor-tante entender claramente, que cuando estamos hablando acerca del caos venidero, en realidad estamos hablando de Jesucristo.
Una vez escuché a un ministro decir que en realidad no necesitamos conocer todo acerca de los eventos actuales. Sólo necesitamos conocer a Jesús y Su justicia. Sí, necesitamos conocer a Jesús y su justicia, pero afortunadamente, es el mismo Jesús el que nos ha dado consejos acerca del futuro próximo y de lo que podemos esperar. De esa manera podemos recibir mejor Su justicia en nuestras vidas, y podemos vivir en forma justa ante su presencia y ante nuestro prójimo.
Jesús se propuso que en los últimos días cuando la totalidad de su verdad sea proclamada, y cuando la rebelión a su Ley se extienda por el todo el mundo, Él tendría un pueblo que reflejaría totalmente su carácter. Ellos van a brillar como el sol, en contraste con las tinieblas. Todos los ojos estarán fijos en ellos. A medida que los poderes de este mundo los rodeen y traten de destruirlos, ángeles formarán una guardia alrededor de ellos y los protegerán. Sí, habrá mártires. Pero Jesús dijo que no permitiría que ninguno de sus fieles fuese tentado más allá de lo que pueda soportar. Él les proveerá la gracia suficien-te para sostenerlos en el terrible conflicto. Usted no necesita tener miedo. Él estará a su lado tal como estuvo al lado de Sadrac, Mesac y Abednego en el horno ardiente. Si usted pierde su vida, será para el bien de Su causa, y para su propio bien. Podemos confiar en Él, mis amigos. Jesús nos dio las profecías para que podamos prepararnos. No para asustarnos.
Si yo tuviera que mirar estas cosas solamente desde el punto de vista humano, estaría muerto de miedo, pero la segura palabra profética me asegura que Jesús, que ha visto todo con anticipación, nos dijo acerca de esto, para que no tengamos miedo. “No os turbéis, porque es necesario que todo esto suce-da…”. Mateo 24:6. Tenemos que tener paz en medio del caos. Tenemos que entender que Jesús nos dio la profecía porque nos ama y cuidará de nosotros.
Cuando usted tiene el temor del Señor, no le tiene miedo al hombre o a la naturaleza. Cuando usted tie-ne el amor de Jesús en su corazón, jamás caminará solo, no importa cuantos problemas puedan haber a su alrededor. Usted tendrá fuerza porque tiene fe que Jesús conoce tanto el futuro como la manera de hacerlo pasar por él. Yo no tengo miedo de los terroristas. Ellos matan y estropean, pero no me pueden tocar a menos que Dios lo permita. Y si Él así lo permite, Él me está asegurando para el cielo, si es que estoy viviendo de acuerdo a su voluntad. Yo no tengo miedo de los gobiernos. Ellos tienen su lugar y su parte que desempeñar. Pero Jesús sabe como cuidarme.
Si usted ignora las señales de los tiempos, eso no va a cambiar en nada lo que va a suceder. Si usted en-tierra su cabeza en la arena, y trata de evitar todo pensamiento relacionado con las señales de los tiem-pos, no va a cambiar ninguna circunstancia. Van a continuar desarrollándose tal cual fueron predichas. Pero permítame recordarle que fue Jesús el que nos dijo “por lo tanto vigilad porque no sabéis la hora en que vuestro Señor vendrá”. Fue Jesús el que nos dijo a través de la parábola de las diez vírgenes que estemos preparados con “aceite” extra en nuestras lámparas.
El Espíritu Santo nos habla a través de las señales de los tiempos. Él nos alerta acerca de la venida del esposo y nos advierte para que estemos preparados. Si usted desprecia las predicciones de Jesús a través de los profetas o de Sus propias palabras como si fuesen irrelevantes, o como imposibles, o demasiado estremecedoras, será tomado por sorpresa. Y adivine lo que va a tener en vez de paz; será un profundo temor en el corazón. Imagine el terror de aquellos que se rehúsan a seguir las instrucciones de Jesús. Imagine el miedo de aquellos que entienden demasiado tarde que están eternamente perdidos. Los co-razones de los hombres desfallecerán de miedo, dicen las Escrituras.
Amigos, este mundo está condenado. Por lo menos eso es lo que nos dice la Biblia. Usted tiene que comenzar a vivir ahora de tal manera que esté preparado. Así Dios puede protegerlo. No espere hasta que los desastres y los juicios de Dios caigan sobre la tierra. Entonces será demasiado tarde para “arre-glar su lámpara”. Será demasiado tarde para entrar en el reino con el esposo.
Escuche estas palabras del apóstol Juan: “En el amor no hay temor. Antes el amor perfecto echa fuera el temor, porque el temor mira el castigo. De donde el que teme, aún no está perfecto en el amor”. Eso está en 1 Juan 4:18. Amigos, la profecía no está diseñada para asustar a nadie. Satanás es el que representa mal la profecía, como si fuese algo para temer. Él está tratando de alejar tus ojos de Cristo en la profecía.
Pensemos en este versículo de 1 Juan 4:18. “En el amor no hay temor. Antes el amor perfecto echa fuera el temor, porque el temor mira el castigo. De donde el que teme, aún no está perfecto en el amor”.
Hay varias cosas que podemos aprender de este pequeño texto. Si usted tiene el amor de Jesús en su co-razón, el cual es el verdadero amor, usted no tendrá miedo. No le temerá al hombre, no le temerá a la muerte, no le temerá al hambre, no le temerá al dolor. No les temerá a los gobiernos, no le temerá a las guerras, no le temerá a la violencia ni al terrorismo. No le tendrá miedo a la hambruna o a la pestilencia, no le temerá a los tsunamis o a los terremotos o a los huracanes. No le temerá a nada. Porque el versículo dice que el perfecto amor echa fuera el temor. El amor perfecto es el amor de Cristo. Es libre de egoísmo y es humilde.
Observe también que el versículo dice que el “temor mira el castigo”. Tal vez no haya un castigo peor que el temor que lo sobrecoge al entender que usted está perdido cuando tuvo todas las oportunidades para aceptar a Cristo como su Salvador y así ser salvo. Piense en eso. Aquellos que ahora sugieren que es temeroso hablar del rápido cumplimiento de las señales de los tiempos, están en realidad animándolo a que las ignore y que deje a un lado la preparación que es necesaria para la crisis venidera. Este es un engaño satánico. Sin quererlo tal vez, ellos quieren que usted sufra el peor de todos los miedos, el miedo de estar perdido. Hoy, muchos no quieren lidiar con sus caracteres. El resultado será que tendrán un gran miedo más tarde.
La profecía, mis amigos, no es para que nos cause miedo. Es para darnos paz. Todos pueden ver lo que le va a suceder a este mundo. Pueden ver las señales de los tiempos. No hay ninguna duda en la mente de millones que se nos viene una “estupenda crisis” que va a caer sobre el mundo. Ellos no saben lo que es. No lo pueden identificar. No tienen ninguna profecía que les pueda dar la certeza en Cristo para el futuro.
Todo el gran conflicto entre Cristo y Satanás es acerca de su libre elección entre la libertad del pecado que se encuentra en Cristo y la esclavitud del pecado en lealtad a Satanás. Satanás tiene casi a todo el mundo convencido que él está en lo correcto. Ha convencido casi a todas las personas que Dios es un tirano injusto.
Mientras tanto, Jesús, el representante de Dios, está trabajando en los corazones para que voluntaria-mente entreguen sus vidas a Su poder. Cuando lo hagan, serán guardados por los ángeles celestiales y serán guiados por el Espíritu Santo para navegar con éxito en los tiempos proféticos a medida que ellos se desarrollan.
Dios le permite a Satanás desarrollar completamente su maliciosa agenda en el mundo. Satanás tratará de convencerlo de que él está en lo correcto y que Cristo está errado. Usted tiene que elegir obedecerle a él o a Jesús. Jesús nos dio su Ley de los Diez Mandamientos. Así es como le obedecemos. Vivimos por Su ley. Esto es imposible para un ser humano por sí solo. Pero cuando Cristo reina dentro de él, éste puede vivir de acuerdo a toda la ley. Después de todo, donde Jesús está, el pecado no puede per-manecer. Cuando Jesús está en su corazón, éste es purificado por su presencia. Si usted es tentado a pe-car, o a alejarse de Cristo, Él le dará fuerza para resistir la tentación. Él posee todo el poder del cielo y de la tierra. Por lo tanto, Él puede literalmente libertarlo completamente del pecado, tanto de su culpa como de su poder. Esta es la elección que usted tiene que hacer. Usted puede elegir ser uno con Cristo y cumplir su ley en su vida. Pero si no lo hace, usted será inevitablemente uno con Satanás y cumplirá su propósito en su vida, en vez del de Cristo.
A medida que el contraste se hace más fuerte al acercarnos al cierre de la gracia, se le da poder a Sa-tanás para revelarse a sí mismo completamente y eventualmente así lo hará al perseguir al fiel pueblo de Dios debido a su lealtad a Jesús. Eso es lo que dice en el libro de Apocalipsis 13, el cual entre parén-tesis, es la “Revelación de Jesucristo”. Así es que en otras palabras, las escenas finales de la historia de esta tierra están relacionadas con la justicia de Cristo de esta manera. A medida que la maldad crece en proporciones sin precedentes, la justicia de Cristo en su pueblo, en sus santos, es hecha cada vez más brillante. Es el propósito de Dios reveler a Cristo, no a través de su presencia física personal en la tierra, sino que en las vidas personales de sus seguidores. Ellos practicarán el misterio de la piedad. En todo su comportamiento, no importa cuál este sea; en lo que comen, en lo que visten, en lo que hacen con su tiempo, en lo que escuchan o ven; aun en los pensamientos e imaginaciones y en los lugares secretos de sus corazones, ellos reflejarán a Aquel que es totalmente amoroso.
Esto va a enloquecer a los impíos. Ellos no consiguen soportar la reprobación de su impiedad y de su concupiscencia. No consiguen encontrar paz, porque su conciencia los condena, debido a las vidas sin egoísmo de los justos representantes de Jesucristo. Este es el punto de los apóstoles. Es el claro mensaje del Nuevo Testamento. Aquellos que no entienden este punto, pierden una gran oportunidad, y tal vez su salvación eterna.
Amigos, no debemos temer al hombre. Tenemos que temer a Dios. Porque el temor al Señor es el co-mienzo de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es entendimiento”. Proverbios 9:10. Amigos, este pequeño versículo que suena tan dulce cuando los niños lo recitan de memoria, es realmente el gran secreto del éxito de la última generación. Usted no puede tener sabiduría si no teme al Señor. Si usted tiene el conocimiento de la santidad de Dios, la entenderá personalmente y vivirá su vida de una manera piadosa.
Nosotros que estamos viviendo en los últimos días tendremos que buscar el conocimiento de Dios y de su santidad. Esto solamente viene a través de Jesucristo, el cual es nuestro sustituto, nuestro sacrificio y nuestro ejemplo. Cuando hablamos acerca de profecía, estamos en realidad hablando de las mismas co-sas que Pedro estaba hablando. Escuche sus palabras. En realidad estos pensamientos son de Jesucristo para nosotros, los que estamos viviendo en los últimos días: “Para eso fuisteis llamados, porque también Cristo padeció por vosotros, dejándoos ejemplo, para que sigáis sus pisadas. El no cometió pecado, ni fue hallado engaño en su boca. Cuando lo maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba al que juzga con justicia”. 1 Pedro 2:21-23.
Cómo pudo Pedro decir esas cosas si no creía que aquellos que vivieran hasta el último momento, no podrían ser victoriosos sobre el pecado, o si creía que Jesús no es nuestro ejemplo en todas las cosas. Si Jesús guardó la Ley de los Diez Mandamientos, nosotros también lo podemos hacer, cuando tenemos a Jesús en nuestros corazones. El problema es que la mayoría de las personas realmente no quieren a Jesús en sus corazones. No están dispuestas a seguir Su ejemplo. Consecuentemente, no ven la necesidad de la profecía, o tal vez más exactamente, no quieren tener que enfrentar las implicaciones de la profecía y reformar sus vidas y vivir para Jesús de la manera más completa.
Volvamos a este asunto del miedo. Quiero que usted se coloque en el lugar de las personas que se bur-laban de Noé, después que entró en el arca. Luego de seis días, aun no había lluvia, tal como lo había predicho Noé. Ellos se reían y se burlaban. No temían a Dios. No temían ofender al Dios que había hecho salir al sol todos los días, y que había regado la tierra todas las noches. No había lluvia. Todo pa-recía estar perfecto. ¿Cómo podría un diluvio destruir la tierra? Jamás habían visto uno. Ni siquiera sabían lo que era la lluvia. ¿Cómo podía Dios hacer lo que Noé había predicho?
Se reían de Noé. Lo acusaban de difundir el temor. Dijeron que estaba tratando de asustar a las perso-nas. Ridiculizaron el arca que Dios le había dicho a Noé que construyera. Imaginaron que Noé era de-masiado viejo y tonto y que no estaba de acuerdo con el mundo moderno. Vieron el arca construida en terreno seco, y se rieron tontamente de la idea que un día pudiera flotar en forma segura.
Pero su risa se transformó en un absoluto pánico, cuando vieron que las nubes se reunían, y cuando comenzó a caer una lluvia torrencial. Vieron con horror como sus casas y familias fueron arrastradas lejos, y sus bellas tierras fueron inundadas. Su ridículo se convirtió en desesperación a medida que el nivel del agua subía cada vez más y más.
Amigos, la profecía que Noé proclamó durante 120 años se iba a cumplir totalmente, aun cuando pare-ciese imposible hasta el día en que sucedió. Era la palabra de Dios. Era una certeza. La profecía bíblica es siempre así. Se va a cumplir no importa lo que pase. Es una certeza total y es mejor que prestemos atención a lo que Dios dice.
Ahora piense por algunos minutos en Lot allí en Sodoma. Imagine lo que las personas de Sodoma pen-saron cuando Lot fue a ellos y les dijo que su gracia había llegado al fin, y que su único escape era que lo acompañaran y abandonaran la ciudad.
Deben haber pensado que se había vuelto loco. Pero probablemente lo acusaron de tratar de asustarlos. “¡Salid junto conmigo!” suplicó él. Pero lo ridiculizaron. “Estás engañado, Lot”, le dijeron riéndose, “Has desarrollado mucho tu mente. Estás viviendo en un mundo de temor. ¿Qué hay para temer, Lot? Cada día es igual al anterior. El sol brilla, el rocío cae, las plantas crecen. No va a suceder nada. ¿Cómo es que aquellos dos visitantes que tienes en tu casa te han cambiado tan rápidamente tu mente y te han vuelto tan temeroso? No los escuchen. Únanse a nuestra fiesta. Ellos no saben de que están hablando”.
La mañana siguiente, después que terminaron las fiestas, imagine el temor que tuvieron las personas de Sodoma cuando repentinamente entendieron que Lot estaba en lo correcto. A medida que el fuego caía sobre su ciudad libertina, deben haber tenido algunos pocos momentos de impresionante realidad; hab-ían desperdiciado la oportunidad para escapar. No tenían más tiempo para prepararse. No tenían más la oportunidad de huir.
Amigos, así será con los impíos en el fin del tiempo. Ellos pensarán que aquellos que proclaman el último mensaje de advertencia son fanáticos y andan diseminando el miedo. Pensarán que solo están tratando de intimidar a las personas. El mundo continuará como siempre. Cada día será igual al anterior. Sí, habrá problemas que se presentarán por sí mismos. Entonces, sorpresivamente, habrá un dramático cambio. Sin ninguna advertencia Dios va a intervenir en un mundo rebelde que le ha sido adverso. Sus juicios caerán sobre las grandes ciudades, y las personas entrarán en pánico. Se desesperarán tanto y temerán tanto que tratarán de encontrar algún medio para hacer que las naciones del mundo se vuelvan nuevamente a Dios. El Papa tendrá mucho poder en aquel día. Él sugerirá que todos se vuelvan a Dios y que vayan a la iglesia los domingos. Se aprobarán leyes, tal vez en rápida sucesión, restringiendo las actividades en domingo y eventualmente prohibiendo la adoración de Dios en Su santo Sábado. El miedo se apoderará de las naciones. El miedo traerá el desagrado de Dios.
Pero aquellos que hayan hecho su paz con Dios tendrán su presencia en sus corazones. Van a tener que soportar duras pruebas, de acuerdo con las Escrituras. Serán odiados, perseguidos y acosados donde quiera que vayan. Tendrán que esconderse. No podrán vivir más de una manera normal, pero Dios los sostendrá. Él será su protección. Jesús estará con ellos en la dura prueba de su fe.
Amigos, Jesús dijo: “No temáis a los que matan el cuerpo, que no pueden matar el alma. Antes temed a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”. Mateo 10:28.
Jesús nos da la información precisa. Usted y yo podemos ver esperanza en medio de estas tragedias porque no estamos en las tinieblas en cuanto a lo que va a suceder. Esto es parte de un cumplimiento profético. A través de desastres naturales, inseguridad económica, y tragedia personal, Dios nos está hablando, urgiéndonos a que nos preparemos para la eternidad.
Si usted piensa que hay esperanza para este mundo, entonces probablemente se confundirá con la pro-fecía. Porque la profecía no nos da esperanza en el mundo. La profecía provee esperanza en Cristo. La profecía nos da paz porque proviene del Príncipe de la Paz. La profecía nos da la tranquila seguridad que Cristo tiene todo bajo control. Nos da la certeza de que, aun cuando al comienzo pasaremos por di-ficultades y nuestra fe será probada, tenemos la recompensa de un hogar eterno, donde estaremos segu-ros y despojados del miedo para siempre.
Pablo, el gran apóstol, aquel a quien los predicadores tienen que emular, escribió en 1 Tesalonicenses 5:3 una profecía que es muy significativa. “Cuando digan: ‘¡Paz y seguridad!’, entonces vendrá sobre ellos repentina destrucción, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán”.
Esta es una terrible profecía, especialmente acerca del fin del tiempo. Él está diciendo que en el mismo tiempo en que el mundo esté esperando tener paz; en el mismo tiempo en que las iglesias se estén uniendo en paz, en el mismo tiempo en que las personas quieran tener seguridad del terrorismo, de los desastres, y de las dificultades económicas, no habrá paz. No habrá seguridad.
¿Acusaría usted a Pablo de predicar el miedo? ¿Lo acusaría de tratar de asustarnos? Algunas personas lo harían. A ellos les gusta leer lo que Pablo dice acerca de “Cristo y este crucificado”. Pero no quieren escuchar nada más de lo que Pablo tiene que decir acerca del fin del tiempo. Ellos sólo quieren esconder sus cabezas en la arena. Quieren ignorar los peligros tanto cuanto puedan y esperan poder escapar de las pérdidas que le sobrevendrán a aquellos que no se preparan.
Pablo continua en los siguientes versículos: “Pero vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Vosotros todos sois hijos de luz e hijos del día. No somos de la noche, ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino vigilemos y seamos sobrios. Porque los que duermen, de noche duermen; y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero los que somos del día, seamos sobrios, vistamos la coraza de fe y del amor, y el yelmo de la esperanza de la salvación. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros, para que, sea que velemos o durmamos, vivamos junto con él. Por eso, animaos y edificaos unos a otros, así como lo hacéis”. 1 Tesalonicenses 5:4-11.
Observe que Pablo nos dice que no debemos dormir. Tenemos que estar bien despiertos. Observe que Pablo nos dice que no debemos ser tomados por sorpresa, sino que tenemos que velar en este gran tiempo de angustia, tal como lo haríamos con un ladrón en la noche. Pensemos en esto por un instante. Aquellos que están observando las señales de los tiempos, Pablo les dice en esencia, son hijos de la luz e hijos del día. Son los hijos de las tinieblas y de la noche los que están durmiendo. Ellos no pueden discernir las señales de los tiempos. No pueden entender la preparación que tiene que ser hecha. Están espiritualmente dormidos.
Y ahora observe que Pablo lo une todo con la justicia de Cristo. Jesús murió por nosotros de tal manera que podamos tener su justicia y que podamos ponernos su armadura para poder pelear con éxito la bue-na batalla y salir victoriosos.
Observe también que él dijo que Dios no nos ha escogido para la ira, sino que para obtener salvación. ¡Estas son maravillosas buenas nuevas! A medida que vemos como las señales de los tiempos se des-arrollan dramáticamente a nuestro alrededor, no nos olvidemos que somos hijos de Dios y de Cristo. Hemos sido destinados para salvación. Tenemos la profecía, de manera que podemos saber lo que va a suceder en el futuro próximo, y podemos ver las pisadas de Jehová. Pero no tenemos que temerle. “No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mo-radas. Si así no fuera, os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y cuando me vaya y os prepare lugar, vendré otra vez, y os llevaré conmigo, para que donde yo esté, vosotros también est-éis. Juan 14:1-3.
Esta maravillosa promesa fue hecha especialmente para aquellos de nosotros que estamos viviendo en los últimos días. “No temáis”. “No se turbe vuestro corazón”. “La paz os dejo, mi paz os doy. Os la doy, no como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. Esto es Juan 14:27. Vez tras vez, Jesús nos da una lección respecto de las terribles cosas que van a suceder en este mundo, pero entonces Él dice, tened paz, que vuestro corazón no se turbe…
Usted puede ver, que no hay nada por que temer. A medida que poderosos movimientos suceden alre-dedor del mundo, no necesitamos temer. No debemos temer la sequía. No debemos temer el control de un único gobierno mundial. No debemos temer la persecución llevada a cabo por las iglesias. No de-bemos temer a nadie ni a nada. Si tememos a Cristo, lo cual significa que lo amamos y lo respetamos más que cualquier cosa en nuestras vidas, jamás tendremos la ocasión de temerle a los seres humanos. Ellos pueden hacer algunas cosas terribles y horribles, pero podemos tener paz. Podemos tener seguri-dad en Cristo, de que Él nos sostendrá.
No podemos tener esta seguridad a menos que estemos escondidos con Cristo en Dios. Usted no puede interesarse superficialmente en el mundo y esperar estar escondido en Cristo. Aquí es donde radica la dificultad. Muchos de nosotros queremos continuar viviendo como siempre vivimos. Muchos de noso-tros queremos jugar con el pecado, y jugar con la mundanalidad, y al mismo tiempo queremos parecer buenos cristianos.
Hay algo más que tenemos que temer. Tenemos que temerle al diablo. Tenemos que tener mucho cui-dado para no darle la menor oportunidad en nuestras vidas; porque si lo hacemos, él nos controlará. El diablo es nuestro enemigo mortal, no el gobierno, no los iluminati, no los Jesuitas, ni cualquier otra cosa. Tenemos que observarlos, pero no temerles.
El salmista dice: “Aunque ande en el valle sombrío de la muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. Salmo 23:4. Entonces en el Salmo 27:5 él dice, que en el tiempo de angustia, Jesús me “esconderá en lo secreto de Su tabernáculo”. Jesús sabe cómo protegerte.
Piense en lo que realmente estos versículos dicen. Aun cuando tengamos pruebas, aun cuando tengamos tribulación, aun cuando vayamos a la tumba, Jesús promete estar con nosotros. Estos versículos fueron escritos para nuestros tiempos, amigos. Podemos tener el privilegio de no tener miedo, aun en el tiempo de angustia. Él coloca su confianza en nuestros corazones. Él derrama su paz en nuestras almas. Mientras todos los que nos rodean puedan temer lo peor, mientras naciones entren en choque debido a las cosas que les suceden, nosotros podemos tener paz. Aunque sociedades y ciudades enteras sean des-truidas, nosotros podemos tener paz. Cuando enfrentemos enemigos decididos a destruirnos, podemos tener paz. Porque Cristo peleará la batalla por nosotros.
No tenemos nada que temer, mis amigos. Podemos mirar hacia adelante hasta ver a nuestro Señor y Salvador cara a cara. No tenemos que estar asustados y temerosos por los eventos finales. Esto puede traernos gran alegría y felicidad, porque nuestro Señor está con nosotros. Él permanecerá a nuestro lado. Él nos fortalecerá en cualquier prueba dura que enfrentemos.
Jesús nos ha dado claras instrucciones de manera que podamos transitar con éxito en el gran tiempo de angustia que está delante del pueblo de Dios. Podremos ver realmente ángeles mientras somos encade-nados. ¡Qué lugar para estar! ¿Por qué temer la prisión cuando es el lugar de la presencia de Dios? ¿Por qué temer la tortura, o el abuso, o aun la muerte, si con ello podemos glorificar y honrar a nuestro Señor Jesús?
Espero que usted esté dispuesto a mirar las verdaderas cosas que el propio Jesús nos dijo que sucederían antes que Él vuelva nuevamente. Espero que usted se mantenga totalmente despierto, y observe las señales de los tiempos muy cuidadosamente.
Que Dios los bendiga y los mantenga fieles, mis amigos. Prepárense, prepárense, prepárense. Coloquen aceite extra en vuestras lámparas. Traten de conocer a Dios y a Jesucristo. Aprendan a confiar en Su poder. Aprendan a vivir para Él y a revelarlo a otros. Y muy pronto, cuando Satanás alcance su máximo poder, usted también pueda ver el poder de Dios obrando en formas milagrosas.
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