Cómo Enoc Obtuvo la Victoria
Por Pastor Hal Mayer
Queridos amigos,
Bienvenidos a Guarda la Fe, gracias por estar escuchando hoy. El fin del tiempo está a las puertas y debemos prepararnos para la venida de Jesús. Nuestra salvación depende de seguir el consejo que Él nos ha dado. Ruego que reciban el Espíritu Santo y el poder de Cristo para vivir para Él. A medida que observo cómo se desarrollan los eventos en nuestro mundo hoy, francamente estoy asombrado de cuán acertada es la Biblia, y cuán importante es proclamar el mensaje de los 3 ángeles ahora. Porque vendrá el tiempo en que no lo podremos hacer fácilmente.
Tengo un mensaje muy importante para ustedes. Podemos pasar todo el tiempo que quisiéramos viendo el cumplimiento de las profecías, pero si no sabemos cómo prepararnos, estaremos perdidos. Hoy analizaremos la vida de un hombre que representa a los que pasarán por el tiempo de angustia del fin del tiempo, y obtendrán la victoria final.
Pero antes de nuestro estudio, quisiera agradecer a cada uno de ustedes por su apoyo al Ministerio Guarda la Fe. Esto representa muchísimo para nosotros, y más en estos tiempos de dificultades económicas. Cualquier aporte para la obra de Dios a través de Guarda la Fe, lo apreciamos en gran manera. Hasta ahora Dios nos ha bendecido con suficientes recursos financieros para seguir enviándoles los CDs.
También, por favor no se olviden de visitar nuestra página Web para leer los eventos con trascendencia profética que publicamos allí. Están sucediendo muchas cosas que directamente son cumplimiento de profecía.
¿Quisieran ser vencedores? Yo sí. Quiero ser trasladado sin ver la muerte, si es la voluntad de Dios. Pero sobre todo quiero ser un vencedor sobre mis pecados, más que ninguna otra cosa. No quiero vivir la vida de un pecador adicto. Quiero andar por los lugares celestiales y ser alimentado con la herencia de Jacob (Isaías 28:14). La Biblia nos da una maravillosa ilustración en las historias de seres humanos destituidos, acerca de cómo ser un triunfador. Uno de estos seres humanos es objeto de nuestro estudio hoy y es un símbolo de aquellos que viven en este tiempo, justo antes de la venida de Jesús en las nubes de gloria. Su experiencia es un tipo de lo que debemos ser por la gracia y el poder de Jesús.
Una cosa es entender intelectualmente que necesitamos prepararnos para la venida de Jesús y la crisis que los santos vivos tendrán que soportar antes de que Él venga, pero otra cosa muy distinta es poner en práctica los principios del cielo y ser un verdadero triunfador sobre el pecado. Somos adictos al pecado. Amamos el pecado. Nos gusta estar involucrados en las cosas mundanas para alimentar nuestro ego y nuestro orgullo. Hay algunas cosas que tenemos que hacer para salir victoriosos de las trampas de Satanás y de nuestra cultivada herencia que tiende al mal.
No voy a entrar en todos los puntos, si es posible o no vencer los propios pecados en esta vida antes del fin del tiempo de gracia. Sabemos que sí porque la Biblia lo dice claramente. Por ejemplo, en Judas 24 dice: “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría”. Si tomamos la Biblia tal cual está escrita, es obvio que se puede hacer. Si no tomamos la Biblia como dice, entonces seremos como mucha gente que pretende creer las escrituras pero ignoran la clara enseñanza.
Hay un claro ejemplo para la última generación de esta tierra. Su nombre es Enoc. ¿Han estudiado acerca de la vida de Enoc? Si no lo han hecho, probablemente se maravillarán de la clase de hombre que era. También se sorprenderán de cómo al estudiar su vida, encontraremos los secretos para ser triunfadores y prepararnos para la traslación. Dios está realmente proponiendo que en los últimos días, habrá miles de hombres y mujeres, que como Enoc, reflejan completamente el carácter de su Señor en sus circunstancias y conflictos terrenales. De hecho, habrá 144.000 de ellos, y éstos no verán la muerte. El mensajero del Señor escribió: Esforcémonos con todo el poder que Dios nos ha dado para hallarnos entre los ciento cuarenta y cuatro mil. Maranatha p.240
La Biblia registra una declaración simple pero hermosa acerca de Enoc. En Génesis 5:23,24 dice así: “Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y dos años. Caminó pues Enoc con Dios, y despareció, porque le llevó Dios”.
Por 365 años Enoc caminó con Dios mientras vivió aquí en la tierra. Era uno de los “hijos de Dios”, como los hijos de Set se auto-denominan. Probablemente usan este término para recordarse de su conexión con el creador y la responsabilidad de vivir sus principios. Esto contrasta a los “hijos de los hombres” que estaban en rebelión con Dios y su Ley. Pero Enoc era un hombre muy especial. Era un modelo, un ejemplo para la última generación. Aunque la Biblia no da muchos detalles acerca de este hombre, lo que se nos revela está lleno de información de vital importancia que podemos aplicar a nosotros.
Hebreos 11:5 nos da más detalles: “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios;”.
De manera que Génesis nos dice que “despareció”. Hebreos nos dice que “no fue hallado”. En otras palabras, hubo quienes lo buscaron, tal vez en todas partes, pero no lo hallaron. “Despareció”. Un día estaba y al siguiente ya no estaba más. La gente buscó a Enoc pero no le halló. Estuvo con ellos 365 años. Lo conocían. Habían hecho negocios con él. Le tenían confianza. Él les hablo de la salvación, pero ahora no lo podían encontrar, aunque lo buscaran en todos lados. Probablemente preguntaron a los vecinos si lo habían visto. Preguntaron a su familia. Pero había desparecido. Simplemente se había ido. “Despareció”. Esto era un gran misterio. ¿Qué pasó con él? Cuando alguien fallece hay un funeral. Esta es la forma en que la gente “desaparece”. Pero no hubo funeral para Enoc. Pero había “desaparecido”. Seguro que hablaron de esto.
“¿Qué pasó con Enoc? No lo podemos encontrar en ninguna parte”.
¿Han ido a su casa a preguntarle a su esposa?
“Sí pero ella tampoco sabe lo que le pasó”.
“¿Revisaron su granero y su taller?”
“Sí, en realidad revisamos todos los lugares que él frecuentaba, pero no está. Hasta revisamos su lugar de oración, y tampoco está allí”.
“¿Qué dice su hijo Matusalén? ¿Le preguntaron?”
“Oh sí, pero Matusalén dice que no ha visto a su padre hace varios días, y pensó que se había ido a la ciudad. Pero normalmente le dice a su familia cuando se va por varios días”.
“Bien, esto es un misterio. Tal vez fue secuestrado. Tenderemos que esperar y ver”.
Pero por muchos meses nadie vio a Enoc. Nunca más se lo vio ni en la casa ni en la ciudad. Nadie informó haberlo visto. Ni siquiera la oficina de personas desaparecidas escuchó rumores acerca de dónde podría estar. Simplemente “desapareció”.
Después de muchas generaciones, Moisés recibió la información, porque Dios se la reveló. Moisés dice: “Dios lo traspuso”.
Enoc no experimentó el último ciclo de la vida humana, la muerte. La razón es que el cielo tiene registrado que su testimonio agradó a Dios. Justo aquí en este oscuro y malvado mundo, Enoc agradó a Dios. No solo agradó a Dios después que dejó este mundo. Él agradó a Dios desde mucho antes que Dios lo trasladase sin ver la muerte. Y cuando él “despareció” de esta tierra, era porque estaba con Dios. En otras palabras, Enoc estaba tan cerca de Dios que Dios dijo: “Muy bien Enoc, es tiempo que estés conmigo para siempre”. ¿A dónde fue Enoc? A estar con Dios.
Pero hay más acerca de Enoc en Hebreos 11:5,6. “…y antes que fuese traspuesto tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.
¿Les gustaría agradar a Dios de este modo? ¿Qué significa esto? Vean esta declaración de Obreros Evangélicos p. 56 “Dios nos llama a una comunión tal. Como fue la de Enoc debe ser la santidad de carácter de aquellos que serán redimidos de entre los hombres en la segunda venida del Señor”.
Amós 3:3 pregunta: ¿Andarán dos juntos si no estuviesen de acuerdo? La respuesta obvia es no. Para agradar a Dios, debemos tener santidad de carácter. En Testimonios para la Iglesia, Vol. 5 p. 743 nos dice: “Santidad es estar de acuerdo con Dios”.
De manera que agradar a Dios significa tener el mismo pensamiento, los principios de Dios rigen su vida. Ustedes están viviendo paralelamente con Dios en vuestra esfera limitada. Van en la misma dirección. Ustedes conocen los propósitos y los cumplen. Cuando Dios les señala algo en su hora de estudio, o les señala algo a través de una experiencia, lo deben tomar y aplicarlo a sus vidas. De otro modo ustedes no estarán de acuerdo con Dios, no podrán ser santos, ni ser triunfadores. Esto es lo que Enoc hizo. Esta es la forma en que llegó a ser un triunfador. En cada aspecto de la vida estaba de acuerdo con Dios. Y de esta manera nosotros llegaremos a ser triunfadores. ¿Hay alguna cosa en sus vidas que no está de acuerdo con Dios? Tal vez esta sea la razón por la que tienen dificultades para ser triunfadores.
No importa cuán bien se sientan, no importa cuánta algarabía y danza pueda haber, no importa cuánta oración pueda haber, si no hay acuerdo con Dios, no hay verdadera santidad. No están yendo en la misma dirección en que Dios va.
Enoc había visto la diferencia entre Caín y Abel. Abel era justo. Caín pretendía ser justo pero no hizo lo que Dios pedía. Él tenía sus propias ideas. Enoc sabía que cuando Caín se rebeló contra Dios y mató a su hermano, salió y edificó una ciudad. Esto lo encontramos en Génesis 4: 17. Esta ciudad también estaba en rebelión contra Dios como lo están todas las ciudades, excepto la nueva Jerusalén. Y es en esta ciudad donde yo quiero vivir, ¿no quisieran ustedes?
Las ciudades terrenales siempre son edificadas para glorificar al hombre. Solo tienen que mirar a su alrededor, verán monumentos a la arrogancia del hombre. Antes del diluvio tal vez hubo otras ciudades que otras personas rebeldes construyeron. Trataron de hacerse de un nombre. Pero el trabajo de Enoc era advertirles de la destrucción venidera a causa de su maldad.
Caín está a la cabeza de la lista de personas que adoran al dios de este mundo. Él abandonó los principios de Dios y no los aplicó a su vida. Tampoco estaba dispuesto a obedecer las instrucciones de Dios. Dejó su casa paterna y la comunidad de adoradores de Jesús, y se fue a cultivar la tierra y a edificar una ciudad. Caín era considerado un gran hombre en el mundo, pero no en el cielo.
En contraste, Enoc era un verdadero santo. Éste no es una imitación de los santos que fabrica la gente para adorarlos. Enoc era un santo de verdad. En fascinante ver que nadie adora a Enoc como adoran a San Ambrosio, a San Pedro, o la Virgen María. De acuerdo a la Iglesia Católica, los santos son modelos de santidad que la gente debe imitar. Tal vez éste sea el mejor ejemplo para imitar pero nadie se anima a hacerlo.
Pensemos por un momento acerca de lo que hemos aprendido de esta historia y apliquémoslo.
¿Se han dado cuenta de la promesa de nuestro versículo? Dios galardonará a los que le buscan. Este es el primer principio para vivir como Enoc y ser un vencedor del pecado. Para ser vencedor, debemos buscar diligentemente a Dios como lo hizo Enoc. Cada día debemos apartar un tiempo, tiempo de nuestra vida agitada, tiempo de nuestras actividades seculares, y buscar a Dios diligentemente. ¿Qué significa diligentemente? Significa buscar a Dios completamente, meticulosamente, concienzuda y profundamente. En otras palabras, no irán a toda velocidad en su estudio de la Biblia y oración. Pensarán en lo que están leyendo. Orarán, y buscarán otros pasajes parecidos para entender lo que significan. Meditarán en ellos para entender lo que Dios quiere. Esto es muy importante si quieren ser triunfadores. Tantos queremos ser salvos, pero raramente encontramos personas que quieran buscar a Dios diligentemente.
Segundo, debemos llevar una vida significativa y sincera de oración. Y pensaremos qué palabras le diremos a Dios. No diremos una oración de rutina cada mañana y cada noche, sino que dejaremos que nuestro corazón hable a Dios acerca de todas las cosas. Le hablaremos de nuestros sueños y esperanzas, de nuestros dolores, de nuestra salud y cómo preservarla, le hablaremos de la ropa que vamos a usar, de lo que vamos a hacer, y cómo invertiremos el tiempo. Si algo nos sucede o pasa algo a nuestro lado, hablemos a Dios de ello. Contémosle lo que sentimos, y cómo nos afecta.
A media que hablemos con Él, nos recordará versículos de la Biblia que se aplican a la situación. No podrá hacerlo si nunca antes los leímos, o no los estamos leyendo regularmente. Pero si los estamos leyendo, nos explicará las cosas a través de lo que escribió en las Escrituras o el Espíritu de Profecía.
Esta es la forma de caminar con Dios. Es por la comunicación en la oración. La oración es la forma de decirle a Dios lo que hay en nuestras mentes. Sí, Él ya sabe lo que hay en nuestras mentes, pero quiere que le contemos y que pensemos en ello. De esta manera Él puede moldear nuestros pensamientos en similitud con Sus pensamientos. De esta forma podemos ir en la misma dirección que Él va.
De paso, si están buscando diligentemente a Dios, y quieren aprender a pensar como Él piensa, entonces actuarán como Dios actúa. Esta es la prueba de nuestra relación. Cuando actuamos como Dios actúa, no iremos en dirección contraria. Estaremos yendo en la misma dirección que Dios va.
Hay un tercer principio en nuestros versículos. Para agradar a Dios, debemos tener fe, fe que Él es Dios. Si Dios es todopoderoso y si sus promesas son reales, no ficción, y se pueden obtener por fe, entonces podemos creer y actuar por ellas. Esto es un problema para algunos y una lucha para otros. Es un problema para algunos porque creen que es ficción. Nunca encontrarán el camino de la salvación mientras crean que las promesas de Dios son ficción. He aquí el porqué. Si creen que las promesas de Dios son ficción, pensarán por ende que las advertencias y pedidos de Dios también son ficción.
Debemos aceptar a Dios como Dios. Mucha gente tiene serios problemas con esto, por ejemplo, no creen que Dios creó la tierra en seis días literales como dice la Biblia. Eventualmente concluyen que Dios no existe y que alguna explosión creó el orden y el sistema del universo. Han creado su propio dios, ¿no es así? Lo llaman ciencia, pero realmente es fe, fe en algo ficticio, una fe falsa.
Agradar a Dios es una lucha para la mayoría de los cristianos. No quieren realmente agradar a Dios tan fervientemente que oran en angustia para obtener la victoria sobre sus deseos carnales. Es demasiado difícil para ellos. Así muchos predicadores hoy en día dicen a sus congregaciones que no se preocupen por vencer sus pecados, que Dios los ama infinitamente, y que los perdona no importa si se arrepintieron o no de sus pecados. Desafortunadamente, recibirán una noticia estremecedora cuando Jesús les diga “no os conozco”.
Tantas personas han llegado a la conclusión que es imposible vencer al pecado que la principal enseñanza entre los ministros y sus congregaciones es que Cristo salvará a todos los que son bautizados, o a los que tienen cierto grado intelectual o al menos alguna verdad, asisten a la iglesia, y devuelven sus diezmos. Yo he escuchado cuando se presentó esta idea, no exactamente con estas palabras, pero sí en sus principios. Y esto es mortal. Millones se perderán por creer esta mentira. Cuando Dios dice que puede guardarnos de caer, ¿lo creemos, o no lo tomamos demasiado en serio? Esto es lo que muchos predicadores enseñan. Esto es presunción y no es fe. La presunción lleva a pensar que estamos agradando a Dios cuando en realidad estamos haciendo lo contrario. Y la mayoría de los cristianos creen agradar a Dios y siguen viviendo en pecado. La presunción mis amigos, nunca os llevará al cielo.
Vemos entonces, si queremos agradar a Dios de todo corazón y lo hacemos con toda diligencia y con todas nuestras fuerzas, no seremos decepcionados. Dios nos dará lo que deseamos, el poder para vivir como vivió Enoc y agradar a Dios con un carácter de santidad. Muchas personas no aceptan la verdad bíblica de la Omnipotencia de Dios. Tampoco quieren aceptar las condiciones para recibir el poder de Dios. Es una lucha que no puede ganarse en el último minuto. Debemos entrenarnos para ser consistentes en nuestro andar con Dios. Debemos entrenarnos para ser consistentes con nuestro estudio bíblico diario. Debemos entrenarnos y orar fervientemente por nuestra salvación y la de otros.
La mayoría de la gente piensa que Dios los salvará tal como son, siempre y cuando acepten el sacrificio de Cristo. Esto es anular el poder de Dios y es degradante para todo el cielo. Es realmente una forma de blasfemia.
Uno de los argumentos principales de Satanás en contra de Dios en la gran controversia es que los seres humanos no pueden vencer sus pecados y ser completamente leales y agradar a Dios. Para buscar diligentemente a Dios debemos hacer como Enoc, practicar nuestra fe, aceptar que Dios quiere aplicar sus promesas y su poder, si diligentemente lo buscamos y seguimos su voluntad fervientemente.
Si no queremos estudiar la Biblia, ¿cómo conoceremos a Dios? Si no queremos orar fervientemente por el poder de Dios para enfrentar cosas específicas que Él nos señala que no están de acuerdo a su voluntad, no podrá ayudarnos a ser vencedores.
“La fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios” nos dice la Biblia en Romanos 10:17. Debemos disciplinarnos para un estudio personal con oración para conocer la voluntad de Dios y recibir su fe impartida para poder cumplir Su voluntad. Por ejemplo, cuando Dios dice “nada hagáis por contienda o por vanagloria” (Filipenses 2:3) necesitamos fe para no mirar un partido de fútbol, porque el fútbol es lucha y vanagloria. Sin duda encontrará algo distinto para hacer a pesar del gran deseo de mirar el partido de fútbol. También cuando leemos este versículo, debemos pensar cuidadosamente antes de comprar nuestra ropa, nuestro auto o nuestra casa. Muchas de estas cosas pueden llevar a la vanagloria o revelarla en nuestra vida. Esta es la forma de estar en armonía con la voluntad de Dios. De esta forma cambiamos el rumbo y vamos en la dirección de Dios. Pensamos lo que hacemos a la luz de la palabra de Dios.
Enoc era un predicador. ¿Sabían esto? El apóstol Judas nos dice “de éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra Él. Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho”. Judas 14-16.
Enoc fue un predicador y también un profeta que anunció la segunda venida de Cristo, lo mismo que el pueblo de Dios proclama hoy. Estaba apuntando al fin del mundo, cuando Jesús vendrá con todos sus poderosos ángeles para galardonar a sus santos y ejecutar el juicio a los impíos.
Ahora sabemos cuál era el trabajo de Enoc. Era predicar la segunda venida de Cristo y advertir a la gente a prepararse. Condenar al pecado y enseñar a la gente a vivir vidas justas para el juicio. Enoc no era un ermitaño ni un monje. Él tenía trabajo para hacer. Estaba muy ocupado ayudando a la gente a entender la salvación. Este también es nuestro trabajo, ¿no es cierto?
Los pecados que Enoc condenaba eran el orgullo y la arrogancia, los deseos egoístas y el descontento. Estos pecados eran prevalentes en sus días con todas sus variantes. De hecho, el mundo era tan malvado que se acercaba rápidamente el día en que Dios enviaría un diluvio para destruir la tierra. Génesis 6:5 nos dice que los pensamientos de la gente del mundo de aquel entonces “era de continuo al mal”. Enoc vivió una vida santa en medio de una generación malvada, y predicó contra sus pecados. ¿Cuántos pastores hoy en día condenan los pecados que Enoc condenaba? En un tiempo en que el mundo ha alcanzado casi el mismo punto de que los pensamientos de los hombres son “de continuo al mal” ¿cuántos pastores fervientemente ruegan con sus rebaños para vivir una vida santa? Como ustedes saben, raramente esto sucede.
Hay muchas cosas que podemos aprender de la profecía de Enoc para vivir en los últimos días. Primero debemos ser humildes. La humildad madura el carácter. La humildad abre la puerta para la gracia y el poder en nuestro favor.
La generosidad es otra virtud clave en la última generación. Los vencedores pensarán primero en los demás. Se ocuparán de las necesidades de los demás antes de las propias. Así era Enoc.
Tercero, estarán contentos con lo que tienen. Por naturaleza, yo me quejo y tengo que pedirle a Dios para que me dé poder en la adversidad. Necesito experiencias en mi vida que me enseñen contentamiento y que lo pongan a prueba, para que sea más fuerte. Todos necesitamos experiencias que prueben nuestro carácter y así ser fortalecidos. Esto es vencer prácticamente, ¿no es así?
Aquí hay otro principio que aprendemos de esta historia. Caín edificó una ciudad. ¿Creen ustedes que allí también vivieron los descendientes de Set? Realmente los malvados descendientes de Caín echaron de sus casas a los descendientes de Set. ¿Sabían ustedes esto? Veamos Patriarcas y Profetas p. 67 “Abel había llevado una vida pastoral habitando en tiendas o cabañas, y los descendientes de Set hicieron lo mismo y se consideraron “peregrinos y advenedizos sobre la tierra,” que buscaban una, patria “mejor, es a saber, la celestial.” (Heb. 11: 13, 16.) De modo que mientras Caín edificaba una ciudad, los descendientes de Set vivían separados en tiendas.
Continúo leyendo: “Durante algún tiempo las dos clases permanecieron separadas. Esparciéndose del lugar en que se establecieron primeramente, los descendientes de Caín se dispersaron por todos los llanos y valles donde habían habitado los hijos Set”.
¿Qué sucedió entonces? La gente de Caín invadió a la gente de Set. ¿Creen que apreciaron las influencias malvadas de la gente de Caín? Para nada. Estaban preocupados por no mezclarse con la gente malvada para que sus almas y su relación con Dios no fuese arruinada y aún destruida. De modo que actuaron.
Sigo leyendo: “para escapar a la influencia contaminadora de aquéllos, se retiraron a las montañas, y allí establecieron sus hogares”.
¿A dónde fueron? A vivir a las montañas. Luego leemos. “. Mientras duró esta separación, los hijos de Set mantuvieron el culto a Dios en toda su pureza. Pero con el transcurso del tiempo, se aventuraron poco a poco a mezclarse con los habitantes de los valles.”
Ahora vemos claramente el cuarto principio para ser un vencedor. Debemos estar apartados. No podemos vivir una vida santa de acuerdo con Dios si estamos mezclados con gente malvada y mundana. Por eso Dios nos llama a salir del mundo. “Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré” 2ª Corintios 6:17.
Permítanme preguntarles. ¿Tenemos este principio de separación en nuestras vidas? Es parte de la fórmula para la victoria sobre el pecado y poder para vencer las tentaciones de Satanás. Podemos vivir pasivamente y dejar que el mundo nos rodee. Debemos actuar para mantenernos separados, si no queremos a los descendientes de Caín, de lo contrario nos rodearán hasta que nos aplasten.
Esto se aplica a muchas cosas. Podemos haber desechado la televisión, no tenemos revistan mundanas en casa, no vamos a los parques de diversiones, no vamos a las playas donde los ojos ven desnudez, no practicamos deportes competitivos y no hacemos actividades mundanas. Pero tal vez tengamos que cambiar de trabajo, cambiar de amigos, cambiar nuestros hábitos de compras y lugares donde vamos. Debemos pensar acerca de esto. Por cada cosa, debemos orar. Debemos estar seguros de no estar mezclándonos con el mundo. La separación es clave en el éxito de vencer.
Pero alguien puede decir, “estamos en el mundo. No podemos escapar. Aparte, debemos estar con ellos para salvarlos…” Sí, es verdad. Debemos estar en el mundo, pero no necesitamos ser del mundo. La separación debe suceder en nuestros corazones y en lo posible a nuestro alrededor. Cuando va conduciendo por el camino no puede más que ver los anuncios, cuando ve uno que sugiere pensamientos malvados, su mente debe reaccionar negativamente, en horror a la maldad del anuncio. Allí es donde debemos orar y contarle a Dios cuán malvada es la sugerencia del anuncio. Cuando estemos tentados a mirar una comedia licenciosa en televisión, una película viciosa o un juego sin sentido, venceremos orando y cooperando con Dios apartándonos y haciendo algo distinto.
¿Pero cómo caminó Enoc con Dios? Escuchen “Enoc no habitó con los malvados. No se estableció en Sodoma, pensando en salvarla. Se estableció donde la atmósfera era tan pura como fuese posible”. Manuscrito 42 del año 1900.
Alguno puede pensar y preguntar, “¿cómo puedo evangelizar a los malvados si no interactúo con ellos? Y es una buena pregunta. Recuerden que Dios no llama a ningún hombre o a su familia a perder sus almas para salvar a otros. La razón para separarse de los pecadores es para que podamos caminar con Dios y estar con Él. La gente del mundo jamás nos permitirá hacerlo.
Esto es lo que nos dice el maravilloso libro Patriarcas y Profetas p. 72 “Afligido por la maldad creciente de los impíos, y temiendo que la infidelidad de esos hombres pudiese aminorar su veneración hacia Dios, Enoc eludía el asociarse continuamente con ellos, y pasaba mucho tiempo en la soledad, dedicándose a la meditación y a la oración. Así esperaba ante el Señor, buscando un conocimiento más claro de su voluntad a fin de cumplirla. Para él la oración era el aliento del alma. Vivía en la misma atmósfera del cielo.”
Enoc también era evangelista y predicador. Vean lo que hizo. Es del mismo Manuscrito de la mensajera del Señor para los últimos días, allí leemos: “Entonces de tiempo en tiempo iba a los habitantes del mundo con el mensaje de Dios. Cada visita que hizo al mundo le resultaba dolorosa. Vio y entendió la lepra del pecado. Luego de proclamar el mensaje se retiraba con algunos que habían recibido el mensaje de advertencia. Algunos fueron vencedores y fallecieron antes del Diluvio. Pero otros vivieron tanto tiempo en la corrupta influencia del pecado que no pudieron soportar la justicia. No retuvieron la pureza de la fe, sino que retornaron a sus antiguas costumbres y prácticas.”
¿No es esto interesante? Enoc vivió en las montañas y cada vez que iba a la ciudad, iba con un propósito. Encontrar almas y traerlas a su casa para aprender a vivir justamente. Algunos aceptaron a Cristo y fueron vencedores. Amigos, si ustedes quieren fortalecer vuestra experiencia con Dios, caminen con Dios, tengan estudios bíblicos con alguien en su casa. Trabajen para llevar a otros a Jesús y a su último mensaje.
Es más, debemos tener un cuidado especial por las almas en invitarlas a salir. Debemos llamarlos a salir de sus vidas mundanas para seguir el ejemplo de Enoc. No podemos sólo advertir a la gente, debemos sacarlos.
Vean que Enoc siempre traía gente con él. ¿Y cómo creen que era su casa? ¿Tenía televisión para entretenerlos? ¿Tenía juegos para entretener a sus niños? No creo que fuera así. Enoc era tranquilo y calmo. No había ruidos de la ciudad en su casa. No había distracciones ni diversiones que excitaran los sentidos, solo los pájaros, las flores y las estrellas en la noche.
Cada mañana y cada noche los invitados de Enoc participaban de la adoración con himnos, y los pensamientos de Dios eran repetidos. Cada día, los invitados se sentaban a la mesa de Enoc y comían la comida saludable que su esposa preparaba. ¿Creen que esta comida era semejante a la de la ciudad? Para nada, era simple y saludable.
¿Creen que la esposa de Enoc y sus hijos eran parte del proceso de ganar almas? Ellos sabían que debían ayudar a esta gente a aprender los caminos de Dios. Me imagino al pequeño Matusalén observando cada movimiento, aprendiendo a ganar almas.
Enoc y su familia tenían una estrategia. Planeaban juntos, trabajaban juntos, y cuando Enoc traía gente a la casa, juntos les ayudaban a entender los caminos de Dios al colocarlos en un ambiente completamente diferente.
Algunos aceptaban. Comenzaban a ver la vida real que Dios quería para ellos, no la vida artificial de la ciudad. Otros no lo aceptaban. Volvían a la ciudad. Necesitaban el vino y la cerveza. Necesitaban la carne y el pescado. Necesitaban sus televisores, películas y juegos.
Amigos, si vamos a ser vencedores, debemos hacer varias cosas. Primero debemos buscar diligentemente a Dios. Meditar en su palabra. Pensar en las cosas que nos dice. Debemos orar pidiendo que Dios nos enseñe a cómo aplicarla a nuestra vida. Orar en toda circunstancia de la vida rogando a Dios su guía en cada paso. Podemos orar en silencio, aún mientras hablamos con otros o mientras hacemos nuestro trabajo. Podemos pedir sabiduría a Dios para decir las palabras correctas, hacer las cosas correctas y aprender a escuchar su suave y pequeña voz. Roguemos a Dios que nos muestre cómo desearle y cómo conocer su voluntad.
Segundo, tomemos las promesas de Dios como literales y apliquémoslas a nuestra vida. Esto requiere fe. Fe es la confianza que las promesas de Dios son ciertas, que se harán realidad y que Dios las aplicará en nuestra vida personal. Esto es fe. La fe acepta lo que Dios dice como verdad y actúa sobre ello como un hecho.
Tercero, viviremos una vida santa, separados del mundo y su influencia. Tendremos a Jesús en nuestro corazón. Él quita todo pensamiento y actitud pecaminosa. Si tenemos a Jesús, tenemos todas sus promesas incluyendo la de vencer a Satanás. Pero esto no es pasividad. Es actividad. Mientras vivimos una vida santa, también ganamos almas. La mayoría de los cristianos trabajan por el alimento, no por las almas. No saben lo que significa llevar a alguien al estudio de las escrituras y a Cristo. Pero de esta manera es como aprendemos. Cuando ayudamos a alguien a encontrar el camino, encontramos el nuestro.
Debemos orar sin cesar. Cultivemos una vida de oración. En otras palabras, cuando salgamos y cuando volvamos, agradezcamos a Dios por su protección. Y cuando tengamos una dificultad, lo primero que hagamos sea orar. Pidamos a Dios cómo manejar la situación. Cuando alguien nos diga algo desagradable, mantengamos nuestra lengua en silencio y oremos. Este es el secreto de un maduro caminar con Dios. No veamos ni escuchemos cosas que nos quitan la concentración en Dios.
Vean esta poderosa declaración de Conflicto y Valor p. 27: “Si Ud. decide desechar la influencia sagrada y refrenadora de la verdad, Satanás le conducirá cautivo a su voluntad”.
Vean que podemos desechar la influencia sagrada de Jesús. Si queremos vencer al pecado, debemos conservarla. Tomémonos de ella con todas nuestras fuerzas porque Satanás tratará de hacer que la soltemos. La mayoría de la gente no quiere la influencia refrenadora de Jesús en su vida. Quieren los placeres temporales del pecado (Hebreos 11:25). Quieren “disfrutar” de las delicias de Satanás.
Debemos aprender a amar la sociedad de Dios. Esto es lo que hizo Enoc. Y lo hizo durante toda su vida en la tierra. Si usted ya no es joven, recupere el tiempo amando la sociedad de Dios tanto como pueda ahora. Constantemente durante el día, busque a Dios en las cosas que le rodean. Busque sus enseñanzas en las cosas que suceden.
Jesús mismo nos dijo que “como en los días de Noé, así también será cuando venga el Hijo del Hombre” Lucas 17:26. Cuando pensamos en este pasaje, a menudo pensamos en la maldad prevalente que fue la razón de la destrucción por el diluvio. Pero hay otra faceta de la profecía. También estaban los que escaparon del diluvio con vida porque tuvieron fe. Aceptaron el consejo de Dios y su palabra y se prepararon para ello. Obedecieron las instrucciones de Dios y esto los preservó de la destrucción.
Esta profecía también nos enseña que al fin del tiempo habrá pocos, como Enoc y Noé, que caminarán con Dios tan cerca que Él los llevará a través del tiempo de angustia y los trasladará. En otras palabras, Jesús nos dice que en los últimos días que cuando la maldad aumente y “el amor de muchos se enfríe” (Mat. 24:12) habrá hombres y mujeres como Enoc y Noé que honrarán a Dios reprobando la maldad y exaltando la justicia. Se prepararán para la crisis, y tendrán una continua comunión con su Padre Celestial y Salvador. Amigos, ¿quisieran estar en este grupo?
¿Creen ustedes que Enoc fue tentado? Por supuesto que sí. Era humano como todo el resto y Satanás tenía especial interés en él a causa de su fidelidad a Dios. Estoy seguro que Enoc fue tentado duramente. Pero cada vez que venía la tentación, Enoc iba a Dios, su amigo, y en oración rogaba por el poder para vencer y salir victorioso. Luego se levantaba resuelto contra toda maldad y tentación que se le presentaba. A medida que pasaba el tiempo, y Enoc se acostumbró a este estilo de vida, sin duda Satanás se dio cuenta que no podría tentar a Enoc con éxito con las tentaciones superficiales que tentaba a las demás personas. Con Enoc debía usar algo más sutil. Pero aún así Satanás no podía acceder a Enoc, porque Enoc estaba tan acostumbrado a oír la voz del Espíritu Santo, que cada vez que algo no parecía correcto, él era cauto y no actuaba sin la paz de Dios. En otras palabras, Dios le advertía de la tentación.
Es muy importante tener esta experiencia. El principio es aprender a escuchar la pequeña voz y no hacer nada a menos que tengamos Su paz en nuestro corazón en todo lo que hacemos o pensamos. Cuanto más andamos con Dios, más nos enseñará. Eventualmente nos enseñará cosas que jamás pensamos eran trampas de Satanás.
¿Le parece que su vida espiritual está estancada? ¿Le parece que su caminar con Cristo no funciona? Aquí hay palabras de ánimo en el libro Lecciones Prácticas del Gran Maestro p. 118 “Si mantenemos al Señor siempre delante de nosotros, permitiendo que nuestros corazones expresen el agradecimiento y la alabanza a él debidos, tendremos una frescura perdurable en nuestra vida religiosa. Nuestras oraciones tomarán la forma de una conversación con Dios, como si habláramos con un amigo. El nos dirá personalmente sus misterios. A menudo nos vendrá un dulce y gozoso sentimiento de la presencia de Jesús. A menudo nuestros corazones arderán dentro de nosotros mientras él se acerque para ponerse en comunión con nosotros como lo hizo con Enoc. Cuando ésta es en verdad la experiencia del cristiano, se ven en su vida una sencillez, una humildad, una mansedumbre y bondad de corazón que muestran a todo aquel con quien se relacione que ha estado con Jesús y aprendido de él.”
¿Qué hermosa experiencia de victoria podemos tener! Cuanto más amamos a Jesús, más odiaremos al pecado, y cuanto más odiemos al pecado, más amaremos a Jesús y más vamos a desear Sus pensamientos y Su mente. Este es el secreto del poder victorioso.
Enoc no vivía por sus sentimientos. Los sentimientos son cambiantes y a menudo nos hacer errar. Enoc vivió por fe. Esto significa que si Dios lo dijo, él lo aceptaba. Si era la voluntad de Dios, él la haría a pesar de sus sentimientos. Siguió a Dios en todo. Si había algo incierto lo evitaba. De este modo jamás tuvo dificultad en su relación con Jesús.
“Cuando aprendamos a andar por fe y no por sentimientos, recibiremos ayuda de Dios precisamente cuando la necesitemos, y su paz descenderá a nuestro corazón. Tal fue la vida sencilla de obediencia y confianza que Enoc vivió. Si aprendemos esta lección de sencilla confianza, será nuestro el testimonio que él recibió: agradó a Dios”. Conflicto y Valor p. 32.
Oh amigos, ¿no es esta la experiencia que deseamos? Nuestra vida puede ser un continuo caminar con Dios. Podemos tener su presencia en todo momento si seguimos el ejemplo de Enoc. Podemos ser vencedores. Las maravillosas buenas nuevas son que Jesús nos puede dar el poder, y como a Enoc, guardarnos de caer.
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