Eliseo y el Problema Sirio
Queridos amigos:
Bienvenidos nuevamente al Ministerio Guardad la Fe. Gracias por estar juntos para considerar otro mensaje del fin del tiempo, y oramos para que sea de ayuda en vuestra preparación para la venida de Jesús.
En los meses recientes hemos pasado bastante tiempo analizando las implicaciones proféticas de los asuntos políticos del mundo, y especialmente en relación con los Estados Unidos, que es el segundo centro global de los cumplimientos proféticos (el primero es el Vaticano). Ahora es tiempo de recordar que la Biblia es el centro de nuestra esperanza, y que nos da todo lo que necesitamos para transitar el camino en el fin del tiempo hasta el cierre del tiempo de gracia. La pluma inspirada que escribió hace 2000 años atrás, nos habla hoy mientras caminamos en el amor de Cristo y enfrentamos un mundo cada vez más hostil. Esto no debiera sorprendernos porque al enemigo de las almas se le está dando más amplitud y más libertad para que opere su misteriosa iniquidad en los corazones de los hombres.
Vemos su extensión en la manera en que los que protestan por sus ultra-derechos pelean con los demás y se matan unos a otros. Vemos que esto está en el extremismo que conduce al terrorismo. Vemos que hay muchas guerras. Vemos este principio operando en los raptos, los robos, los abusos, la esclavitud y en otros crímenes. Todo esto fue predicho por Jesús. Él no nos dio todos los detalles de estos desafortunados e impíos acontecimientos, pero nos dio lo suficiente como para que podamos saber que estamos muy cerca del fin.
La libertad religiosa está siendo atacada en todo el mundo como nunca antes. Discursos con odio, discursos violentos, y retórica política, todo eso nos dice que Jesús viene muy pronto en las nubes de gloria. Ahora es el momento de ir las Escrituras y ver cómo el profeta Eliseo lidió con este asunto real en sus propios días. Tenemos que anclarnos en Cristo, y tenemos que entender el significado y la aplicación de la historia del Antiguo Testamento que se encuentra en la vida de Eliseo, para entender nuestros propios tiempos. Y hay lecciones muy grandes que tenemos que aprender.
A menudo no sabemos distinguir quién es nuestro verdadero enemigo. No son los Republicanos conservadores, ni los Demócratas liberales. No es el partido Laboral ni el partido liberal. No es ninguna otra construcción política que el ser humano pueda crear. El verdadero enemigo es malvado y engañador. Él nos hace creer que estamos haciendo lo bueno cuando en realidad estamos haciendo su voluntad. Él trata de conducirnos a controversias. Trata de hacernos enojar con las injusticias, los abusos, y con las acciones poco amables. Él le echa combustible a los sentimientos de venganza, aun entre los miembros de iglesia. La ira contra los monumentos, que a veces son percibidos como símbolos de injusticia y como fuerzas opuestas de reacción, y eso se ha vuelto mortal. Pero esto es apenas una muestra de lo que debemos esperar que suceda cuando esa ira se vuelva contra el pueblo de Dios. Va a ser mortal. Y cuando la voz del Espíritu Santo ya no pueda ser escuchada, solo la protección de Dios va a poder preservar a Su pueblo.
No nos olvidemos nunca que Dios está observando a los suyos. Si ustedes están en Cristo, mis amigos, ustedes están en Dios, y no hay nada que pueda herirlos ni engañarlos, ni tampoco hacerlos andar por el camino equivocado. Si están en Cristo, van seguir Sus instrucciones y Él va a guiar sus pasos a lo largo de la Biblia y por los indicadores del Espíritu Santo. Recuerden, el Salmo 119:105 dice: “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” Amigos, yo no sé lo que ustedes entienden, pero yo veo que este versículo me está diciendo que aun cuando el resto del mundo esté en tinieblas espirituales, Dios va a hacer que yo tenga una luz que guíe mis pies y que me impida tropezar. Tenemos que practicar la realidad de este versículo.
No hagan nada sin primero consultar la Biblia y a vuestro Dios. No abran su boca ni digan nada sin que antes hayan elevado una oración al cielo y hayan pedido sabiduría divina y la unción del Espíritu Santo. Esto es vital para vuestra sobrevivencia en estos últimos días. Hay muchos del pueblo de Dios que no están viviendo de la Palabra. Ellos pasan días tras días sin tener un pensamiento para con Dios, el cual ve y sabe todo lo que ellos piensan y hacen. Él sabe que ellos no lo están escuchando. Al igual que el antiguo Israel, ellos están ciegos en cuanto a los procedimientos del cielo, como cualquier otro. Y es porque están tan preocupados con sus propias vidas diarias, con sus agendas personales, que caen en sus propias emociones con respecto a los asuntos políticos que los presionan.
Existe una hambruna en el país, mis amigos. No es hambre de pan ni de agua, sino que es un hambre de escuchar y de hacer la Palabra del Señor. Hacia donde ustedes miren, encontrarán personas airadas, que no tienen paz. Sí, ha habido algunos malos eventos en el pasado reciente, pero éstos son apenas precursores de lo que viene.
También hay tinieblas. Este mundo está en tinieblas espirituales tan densas, que las personas no consiguen entender las cosas espirituales. Pero muchos de ellos desean la luz. Hace algunos meses atrás, les envié un sermón sobre Isaías 60, el cual tenía la intención de ayudarlos a pensar en cuanto al tipo de hombre o mujer que ustedes tenían que ser, para poder recibir la lluvia tardía y para ser la luz brillante que pueda apelar a los gentiles, a los reyes y a los gobernantes y a las personas de todo tipo, para que puedan conducirlos al Salvador. Espero que haya sido una bendición para ustedes. Pero las tinieblas están ahí afuera. Son muy reales. Y la historia de Eliseo nos recuerda sobre las fuerzas con las cuales estamos lidiando en estos últimos días. Es un prototipo profético de nuestras propias circunstancias.
Antes de comenzar, oremos. Querido Padre celestial, estamos comenzando a ver las fuerzas del enemigo que se están preparando para el último gran conflicto. Suplicamos que Tu Espíritu Santo nos sea dado, para que podamos estar en Cristo, de tal manera que cuando el caos y la violencia se desencadenen, podamos permanecer inamovibles y correctos en cuanto a nuestro futuro en Dios. Danos la paz y la certeza de que estamos en las manos del Todopoderoso. Envíanos Tu amoroso Espíritu para que se tranquilicen nuestros atribulados corazones, y danos Tu sabiduría y Tu bendición hoy, mientras estudiamos Tu Palabra. En el nombre de Jesús, amén.
¿Qué es lo que está sucediendo por detrás de las escenas, mis amigos? ¿Cuál es la causa de la intranquilidad, de la provocación, de la violencia y de la confusión en nuestro país? La Biblia lo deja bien claro. Estamos viviendo en una época que ha sido predicha para que veamos el cumplimiento de todas estas cosas. El mismo Jesús dijo que así como fue en los días de Noé, así será en los días del Hijo del hombre. Él señaló que nos matarán pensando que están haciendo un servicio a Dios. Toda esta ira y violencia está condicionando a las personas a desencadenar más violencia sobre el verdadero pueblo de Dios algún día. Están siendo entrenados a pensar en la violencia. Los pensamientos y las imaginaciones de sus corazones son malos continuamente.
El enemigo de las almas está por detrás de todo esto. Y mi sugerencia es que él ha usado a varias entidades humanas, sociedades e individuos, para orquestar esto desde George Soros hasta los Jesuitas. Pero el resumen es que la verdadera causa de toda esta violencia es el enemigo de las almas. Y él ha tenido mucha práctica durante varios miles de años.
Ahora vamos en nuestras Biblias a 2° Reyes 6:24. Recuerden que antes, en el capítulo 6, los Sirios habían rodeado la ciudad de Dotan y el siervo de Eliseo estaba aterrorizado. Eliseo simplemente le dijo en el versículo 16: “No temas, los que están con nosotros son más que los que están con ellos”. Entonces le pidió a Dios que le abriera los ojos a su siervo. Ahora su siervo pudo ver las legiones de ángeles protegiendo a la ciudad y a Eliseo de la enemistad de sus enemigos.
Eliseo también le pidió a Dios que ciegue los ojos de los ejércitos de Siria, en un adecuado símbolo de su ceguera espiritual. Él los condujo a la ciudad de Samaria y entonces le pidió a Dios que le abriera los ojos. Ahora ellos estaban cautivos. Pero Eliseo fue amable con ellos. Los alimentó y los trató con respeto. Esto ciertamente es grandioso.
Las lecciones son poderosas. No importa con qué fuerzas usted se enfrenta, las fuerzas de Dios son más poderosas. No importa qué dificultades o pruebas, no importa qué enemigos usted enfrente, Dios es mayor que todas ellas. Un solo ángel tiene poder para detener todas las huestes de las tinieblas cuando se trata de los verdaderos seguidores de Dios.
Ben-adad representa a los enemigos del pueblo de Dios. Piense en quiénes son esos hoy en día. Son los globalistas, el Vaticano y los Jesuitas. Son los infiltrados, los falsos maestros, los falsos hermanos, y hasta los pseudo-conservadores (aquellos que pretenden ser leales a la verdad, pero que no son leales a toda la verdad). La Biblia tiene que ser entendida como una aplicación para nuestros tiempos, y esta historia representa a la incesante oposición y guerra contra el pueblo de Dios a través de sus enemigos y por el archi-enemigo, el mismo Satanás. 2ª Pedro 2:9, dice: “el Señor sabe librar de la tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para el castigo del día del juicio”. Amigos, esta es una gran promesa. Tenemos que entender que “si Dios es por nosotros, ¿quién puede ser contra nosotros?”
Practicar este tipo de confianza en Dios cuando no podemos ver el futuro, es lo que Dios quiere de nosotros. Es este tipo de fe que Cristo está desarrollando en Sus verdaderos seguidores. Eliseo representa a aquellos que viven en los últimos días, que practican la tranquila seguridad, aun delante de los enemigos del pueblo de Dios. Por le fe, él ve las huestes del cielo protegiéndolo. Él ve lo que el ojo del incrédulo no puede ver.
Amigos, si ustedes creen que todo está perdido, y que nadie se preocupa con nada, levanten sus ojos y vean que las huestes celestiales están trabajando por ustedes. Vean que los que están con nosotros son más que los que están con ellos. Lo que Dios hizo para liberar a Israel de Egipto a gran escala, también lo va a hacer a un nivel personal. Yo lo he visto muchas veces en mi vida. No las puedo contar a todas, pero estoy maravillado de cómo Dios libera. Tengan coraje. “Los que están con nosotros son más que los que están con ellos”.
Aun cuando Eliseo haya sanado a Naamán, el principal general de Ben-adad; aun cuando Eliseo haya sido magnánimo con la hueste de sirios cautivos, parece ser que Ben-adad es un enemigo implacable. Él no entiende que Dios está defendiendo a Israel y que él no tiene ninguna posibilidad de derrotarlo. No entiende que si continúa con eso, eventualmente va a ser destruido por la ira de Dios. La copa de iniquidad de Ben-adad, sin embargo, aún no está llena. Eliseo es el hombre de Dios que Él puede usar para traer a Israel, Su iglesia, al camino de la verdad. Pero Dios también le da a Ben-adad otra oportunidad de entregarse a Él y de rendirse ante la autoridad divina.
Pero él no acepta nada de Dios. Está tan decidido a destruir a Israel, que aun cuando Eliseo le ha demostrado a Ben-adad que estaba en una misión equivocada, igualmente siguió adelante y se puso en grandes aprietos para poder colocarle problemas a Israel. Sin ninguna provocación, él rodeó la ciudad de Samaria, tratando de destruirla. Leamos el versículo 24 del capítulo 6. “Después de esto Ben-adad rey de Siria juntó todo su ejército, y subió y sitió a Samaria”. Algunas naciones poseen un odio implacable hacia otras naciones, igual que hoy en día. No importa lo que hagan, aun así tratan de destruirlas. Sucede lo mismo con las iglesias; algunas iglesias y sus líderes tienen un odio implacable por el sábado de Dios y por el pueblo que guarda el sábado, y no importa cuán amigable y cuán cariñosa sea la iglesia de Dios hacia ellos, siempre van a tratar de socavar al pueblo de Dios y hasta van a tratar de destruirlos.
¿Qué quiere decir “después de esto”? Está diciendo que después de toda la caballerosidad que Eliseo le ha mostrado a los ejércitos Sirios, después de todo lo que Dios ha hecho para iluminarlos, ellos aún van a atacar a Israel, y van a poner a la iglesia de Dios en apuros.
Y así es ahora en los últimos días. Ustedes pueden ser muy amables con sus enemigos, pero aun así son sus enemigos. Existen espíritus que jamás se sentirán obligados. Si usted gana un amigo en el proceso, eso está muy bien. Pero la mayor parte del tiempo, los enemigos, inspirados por Satanás, siguen siendo enemigos. No se puede confiar en ellos. Ustedes no les pueden enviar a sus hijos para que los eduquen. No les puede dar dinero para que prediquen en contra suya. Ustedes no pueden ser amigos de ellos. Pueden amarlos, pero ellos siguen siendo peligrosos. Se nos dice que el error es siempre peligroso. Y aun cuando no sea fácil de ver, la guerra contra la iglesia de Dios está siendo conducida en las calles de nuestros pueblos modernos y ciudades. La lucha y los conflictos están siendo conducidos hacia otros blancos, monumentos, supremacías blancas o cualquier otra cosa. Pero realmente se están preparando y se están entrenando para el asalto final contra el pueblo de Dios.
La experiencia de Eliseo es instructiva para nosotros. La iglesia de Dios va a ser sitiada. El enemigo ya está reuniendo sus fuerzas y está construyendo máquinas de guerra para destruirla. Leamos un poco más. El versículo dice así, “hubo mucha hambre en Samaria durante el sitio, tanta que la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata (como 1 Kg), y la cuarta de estiércol de paloma por cinco piezas de plata (55 gr.)”.
La ciudad capital de Israel fue obligada a ponerse de rodillas, a su mayor extremidad. Las personas estaban hambrientas. Tal vez el sitio fue tan repentino que no tuvieron tiempo para almacenar provisiones para un tiempo largo.
Piensen en esto. Lo físico representa a lo espiritual proféticamente. Si ustedes no almacenan provisiones espirituales, mis amigos, no van a sobrevivir a la hambruna espiritual que se nos viene encima. Ellos no estaban preparados, y ustedes tampoco van a estar preparados. Al igual que las diez vírgenes de la parábola de Jesús, cinco de ellas tenían una porción extra de provisiones de aceite para sus lámparas. Pero las vírgenes fatuas no la tenían. Y cuando vino el novio, no tenían lo suficiente como para pasar la noche. Tenemos que prepararnos almacenando fortaleza espiritual para el tiempo en que la necesitemos, el tiempo de hambruna por la Palabra del Señor.
Lamentaciones 4:9 dice: “Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos de hambre. Porque éstos murieron poco a poco por falta de los frutos de la tierra”.
Cualquiera que sea el caso, el hambre fue tan grande y el alimento fue tan escaso, que hasta la cabeza de un asno, la cual tiene muy poca carne, es desabrida y malsana, y que ceremonialmente es inmunda, aun así era vendida por 80 piezas de plata. Y pequeñas cantidades de lentejas (a menudo llamadas de estiércol de paloma) no se vendían a más que el equivalente a seis huevos por 5 piezas de plata.
Ustedes pueden ver, mis amigos. Espiritualmente hablando, el fruto del campo es la lección que ustedes pueden aprender de la Biblia. Si ustedes no han almacenado provisiones espirituales para el tiempo de angustia, puede que no tengan sus Biblias cuando el pueblo de Dios sea asaltado.
Y la inflación en la ciudad era enorme. Nada salía ni entraba en la ciudad. Los almacenes que vendían alimentos se estaban quedando vacíos. Y los mercaderes se estaban aprovechando del dolor de las personas. La situación estaba tan mal, que las personas estaban desesperadas. Los sirios aparentemente decidieron no atormentar la ciudad, sino dejarla morir.
Tenemos que aprender a valorizar la abundancia, y ser agradecidos por ella. Y tenemos que ver que el dinero no vale nada, cuando en el tiempo de la hambruna, es tan fácil gastarlo en cosas que son comestibles.
Versículo 26. “Al pasar el rey de Israel por el muro, una mujer le gritó: «Salva, rey señor mío”.
Piensen en esto por un momento. Este miembro de iglesia estaba desesperado por alimento. Ella le suplica al líder, al rey de Israel, que la ayude. Pero Joram, el hijo de Acab no puede ayudarla. Él ha caminado por la muralla para dirigir la guardia, o para dirigir a los arqueros, o cualquier otra cosa, y aquí está esta mujer que le grita. “¡Ayuda, mi Señor, Oh rey!” ¿Adónde más podía ella pedir ayuda, a no ser a su príncipe? Debido a su oficio de rey, él era su protector y el vengador de lo errado. Él debía traerle alimento de su propio granero y bebida de su propia viña.
Pero los graneros de Joram también estaban vacíos. Su viña también le había fallado. En circunstancias normales él debía tener muchas provisiones, suficientes como para alimentar a un ejército. Este sería el último en fallar. Pero ahora no tenía nada como para ayudar a esta mujer. Su respuesta en el versículo 27 es interesante. Él dice: “Si el Eterno no te salva, ¿de dónde te puedo salvar yo? ¿Del granero o del lagar?”. En otras palabras: “Estemos contentos, y hagamos lo mejor de nuestra aflicción, mirando a Dios, porque, hasta que Él nos ayude, yo no puedo ayudarte”.
Su respuesta no está exenta de irritabilidad, o arrogancia, como algunos, tal vez concluyan. Él es realmente cariñoso con ella. Observen su siguiente pregunta y la respuesta. “¿Qué tienes?» Ella respondió: «Esta mujer me dijo: ‘Da acá tu hijo, comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío’. Cocimos a mi hijo y lo comimos. Al día siguiente le dije: ‘Da acá tu hijo, y comámoslo. Pero ella lo escondió”.
¡Imaginen cuán angustiante era la hambruna! Estaban reducidos al canibalismo. Estas dos jóvenes madres hicieron un pavoroso acuerdo. Tenemos que presumir que sus esposos estaban muertos. Pero con un bebé en sus brazos, ella cocina a su hijo y comparte su carne. Amigos, Dios no ha prometido que siempre vamos a tener abundancia. Él solo dice que el pan y el agua de Sus seguidores, Su pueblo, estarán seguros. Pero aquellos que no obedecen a Cristo y que viven para sí mismos, pueden muy bien sufrir extremas dificultades en el tiempo de angustia.
Consideren a esta mujer. Ella es un miembro de la iglesia, pero está muy hambrienta. A menudo las personas van a la iglesia esperando ser alimentadas por la verdad presente de las Escrituras, pero se van desilusionadas. Hay muchos que experimentan esto todas las semanas. A lo largo del tiempo, su hambruna se vuelve cada vez más profunda, y continuamente se van desilusionados. Alguien, eventualmente, viene y ofrece darles algo significativo. Comienzan a estudiar estas cosas, pero es una falsa doctrina y terminan peor de lo que estaban antes.
El enemigo hace lo mejor que puede, para hacer del tiempo que debiera ser llenado con alegría y con bendiciones espirituales, una maldición y una fuente de hambre. A menudo, el líder que no posee una experiencia con Cristo, no puede alimentar el rebaño con el pan de vida. Al igual que el rey de Israel, no tiene nada que ofrecer. Y algunas veces, a través de murmuraciones, chismes y con otros comportamientos ofensivos, comemos nuestra propia posteridad espiritual.
He aquí otro punto. Observen que el rey también está sujeto a la hambruna. Él no está mejor que los demás. En tiempos de abundancia, a menudo hacemos distinciones entre las personas. Algunas son respetadas más que otras, por ejemplo. Algunas son tratadas en forma diferente a las demás, porque poseen dinero o influencia o cualquier otra cosa. Pero al final, cuando llegue el tiempo de angustia, todos seremos – todos los fieles – reducidos al mismo nivel. Esto puede ser muy humillante para aquellos que están acostumbrados a estar sobre un pedestal, y que tienen prestigio y beneficios y otras cosas que los miembros comunes de la iglesia no poseen.
Pero en el tiempo de la hambruna, todos somos reducidos a las mismas necesidades básicas. Todos vamos a sufrir bajo la disciplina de Dios. Es ahí cuando veremos quién ha desarrollado el carácter que va a permanecer en el día de Dios. Es ahí cuando veremos quién ha hecho preparación y ha dejado a un lado las provisiones espirituales.
Los tiempos de hambruna a menudo siguen a los tiempos de abundancia. No podemos estar seguros que mañana será igual a hoy. Por lo tanto, preserven lo que puedan, porque nadie sabe si mañana tendremos lo suficiente. Guarden los tesoros de la Palabra de Dios en vuestras almas, de tal manera que cuando surja la presión, habrán almacenado provisiones para poder pasar por esa prueba.
El comentario del rey también es otra verdad. Todos estamos indefensos sin Dios, aun en tiempos de abundancia. Pero, a menudo no reconocemos ni nos damos cuenta de ello. A menudo está lejos de nuestras mentes, cuando los tiempos son buenos. Es cuando entramos en lugares estrechos y en tiempos desafiantes, cuando parece no haber escape, allí recordamos nuestra total dependencia en Dios. Dios permite, y hasta ordena tiempos desafiantes que le sobrevengan a Su pueblo, para que no nos olvidemos de que no somos nada sin Él.
La mujer y una de sus vecinas, habían hecho un terrible pacto. ¡Imaginen comerse a su propio hijo! Esto es horrible. Esta es una severa instancia, donde el dominio de la carne derrota a la del espíritu, donde a los afectos naturales de la mente le fueron dados mucho poder, por los apetitos naturales del cuerpo.
Todo esto es consecuencia de la rebelión y del pecado. Israel le dio la espalda a Dios durante el reinado de siete reyes, desde Jeroboam hasta Acab y Jezabel. Dios permitió que el rey de Siria castigara a Israel tan severamente, que ellos se estaban comiendo la carne de sus propios hijos. Cuando retira Su protección, las cosas se pueden volver muy terribles. Esto es exactamente lo que predijo Dios a través de Moisés. Deuteronomio 28:50-57 nos da esta advertencia profética. Solo voy a leer los versículos señalados.
“Gente de rostro fiero, que no respetará al anciano, ni perdonará al niño. Y comerá el fruto de tu ganado y de tu tierra, hasta que perezcas. Y no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte. Sitiará todas tus ciudades, hasta que caigan tus altas y sólidas murallas en que confiabas. Te cercará en todas tus ciudades y en toda la tierra que el Eterno tu Dios te habrá dado. Y en el cerco y en el apuro con que te angustiará tu enemigo, comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos e hijas que el Eterno tu Dios te haya dado. El hombre sensible y delicado entre ti, mirará con malos ojos a su hermano, a la esposa de su corazón y a los hijos que le hayan quedado, para no darles de la carne de sus hijos, que él comerá; porque nada le habrá quedado en el cerco y el apuro con que el enemigo lo oprimirá en todas tus ciudades. La tierna y delicada entre vosotros, que de ternura y delicadeza nunca sentaba la planta de su pie en tierra, será maligna con el esposo de su corazón, con su hijo y su hija; devorará en secreto la placenta que sale de entre sus piernas, y al hijo que acaba de nacer, a falta de todo. Tal será el cerco y el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades”.
¿No es esta una terrible predicción? Dios deja claro que tendrán tanta hambre, que se van a comer sus propios hijos, los que el propio Dios les dio. Obviamente, ellos no creyeron eso. Se rebelaron contra Dios, y así se colocaron bajo el poder de Jezabel. Después, aun cuando Jezabel ya no estaba, siguieron rebelándose y se rehusaron a seguir a Dios. Ahora Dios iba a cumplir sus profecías en una forma muy poderosa.
¿Creen ustedes que Dios vaya a hacer esto hoy en día? ¿Estamos tan ciegos espiritualmente que le damos la espalda a Dios y que vamos a escuchar música rock en nuestras iglesias? Esto es como los becerros de oro que Jeroboam hizo en Dan y Betel. ¿Vamos a comenzar a ordenar a aquellos que Dios no ha autorizado? Recuerden que Jeroboam envió a los verdaderos Levitas a ordenar a los “menores del pueblo” para que hagan la obra del sacerdote. ¿Vamos a permitir deportes competitivos en nuestras escuelas, vino en nuestros hospitales, y otras cosas que se alejan de la ley de nuestro Dios?
Nosotros sacrificamos nuestros hijos en el altar del nuevo orden que ha llegado a nuestra iglesia. Comemos su carne espiritual, por así decir, alimentándolos con la violencia y los dibujos animados sensuales, programas de TV diseñados para conformar sus mentes de una manera errada y para darles música que no es apropiada para los cristianos. ¿Cómo podremos recuperarlos? Realmente estamos a merced de nuestros enemigos.
¿Estamos tan sordos espiritualmente, que nos dejamos engañar por la Formación Espiritual, por el ecumenismo y por otros principios falsos? El Liberalismo se ha tragado a nuestros hijos, y a nuestras familias, mis amigos. Debido a que la mundanalidad ha entrado en la iglesia, ellos han perdido toda oportunidad que tenían, de interés espiritual y de fervor. La mundanalidad cambia la manera en que la iglesia se relaciona con la ley de Dios y con el mismo Dios. Nos ciega con respecto a las verdaderas consecuencias del pecado. Se nos dice: “Solo crean”. No se preocupen con nada más. Esta historia, mis amigos, posee un significado espiritual especial para nosotros hoy. Lo que ellos hicieron literalmente, nosotros lo estamos haciendo espiritualmente.
Permítanme continuar leyendo desde el versículo 54. “El hombre sensible y delicado entre ti, mirará con malos ojos a su hermano, a la esposa de su corazón y a los hijos que le hayan quedado, para no darles de la carne de sus hijos, que él comerá; porque nada le habrá quedado en el cerco y el apuro con que el enemigo lo oprimirá en todas tus ciudades”.
Conflicto, conspiración y quebrantamiento entre las familias, las cuales debieran ser fuertes espiritualmente. ¿Por qué se puede quebrar una familia? Normalmente es debido al egoísmo por una parte o por la otra. ¿Esto les suena familiar?
Verso 55. “La tierna y delicada entre vosotros, que de ternura y delicadeza nunca sentaba la planta de su pie en tierra, será maligna con el esposo de su corazón, con su hijo y su hija; devorará en secreto la placenta que sale de entre sus piernas, y al hijo que acaba de nacer, a falta de todo. Tal será el cerco y el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades”.
Ahora escuchen esto de Daniel 8:23-25. Aquí está hablando del papado. “Al fin del reinado de ellos, cuando los rebeldes lleguen al colmo de la maldad, se levantará un rey altivo de rostro, maestro en intrigas”.
Observen que aquí aparece nuevamente la frase “de fiero semblante”. Este rey es el enemigo del verdadero pueblo de Dios.
“Y su poder se fortalecerá, pero no con su propia fuerza. Causará grandes destrucciones, y prosperará. Y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos. Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano. Se considerará superior, y por sorpresa destruirá a muchos. Se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero sin mano humana será quebrantado”.
Aquí está diciendo que el papado va a tratar de destruir al pueblo poderoso. Ese es el pueblo con el gran poder del Espíritu Santo en la lluvia tardía. También es el pueblo que se ha santificado a través del lavamiento de la regeneración y de la renovación del Espíritu Santo. Ellos viven a la vista de un Dios santo sin pecar. Ellos se han purificado obedeciendo la ley de Dios y los principios del cielo, aun en este impío y caótico mundo. Ellos no se involucraron con la defensa política de sus derechos. Ni tampoco en cuestiones políticas ni en reformas sociales, que habrían hecho disminuir su situación espiritual. Ellos permanecieron leales a Dios.
Observen el versículo 25. “Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano. Se considerará superior, y por sorpresa destruirá a muchos. Se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero sin mano humana será quebrantado”.
Este poder es engañador. Anda furtivamente entre el pueblo de Dios y se infiltra en sus santuarios. Coloca preguntas escépticas y ridiculiza el mensaje de la verdad presente, de tal manera que el pueblo de Dios pierde su certeza acerca de los principios que Dios les ha dado. Y cuando llegue el tiempo, el papado estará preparado para asediar a la iglesia de Dios y hacer sufrir al pueblo de Dios con una persecución. No esperen que los edificios permanezcan disponibles para que los usen los miembros de la iglesia.
Recuerden, la Biblia les dirá cómo entender y aplicar las situaciones a nuestros tiempos. Les dirá cómo entender todo esto, comparando escritura con escritura.
Observen que el rostro fiero del rey Sirio en el tiempo de Eliseo es un prototipo del rey con un rostro fiero del fin del tiempo.
Versículos 30-31. “Cuando el rey oyó las palabras de aquella mujer, rasgó su vestido, y anduvo así por la muralla. Y la gente veía el saco interior que traía sobre su carne. Y él dijo: ‘Que Dios me trate con todo rigor, si la cabeza de Eliseo hijo de Safat queda sobre él hoy’”.
La irritación y la indignación de Joram contra Eliseo eran injustificadas. Él debió haber aprendido una lección de la experiencia de su padre con Elías. Pero Joram está tan ciego, que maldice al profeta Eliseo por la calamidad. Él lamenta la crisis, pero no lamenta su propia impiedad. Él estaba preocupado por los efectos de la hambruna de su pueblo, pero no entendió que fueron sus propios pecados y los de su pueblo, los que habían traído el sitio en primer lugar.
La tontera del hombre pervierte su camino. Él tuerce las cosas hasta el punto en que hace justamente lo contrario de lo que debiera hacer. En vez de maldecir a Eliseo y querer cortarle la cabeza, se debió haber maldecido a sí mismo y debió haber quitado los becerros de oro en Dan y Betel. Debió haber permitido que la ley tomara su curso contra los profetas del bosque. Eliseo había lidiado con los profetas de Baal, pero el hijo de Acab, cuya responsabilidad ante Dios era la de librarse de ellos, permitió que ellos permanecieran. Joram ahora maldice al profeta Eliseo, así como su padre Acab maldijo a Elías y juró que lo mataría.
¿Pero no es así que sucede con todos los fieles a Dios en todas las épocas? A menudo son malditos debido a las calamidades nacionales, porque no andan junto con los impíos. Y en los últimos días, son justamente los que son leales a la ley del Señor, los que guardan Su Sábado del séptimo día y que se rehúsan a adorar a la bestia o a su imagen, los que son malditos por las calamidades que le sobrevienen al país debido a la iniquidad de sus líderes y de su pueblo. Lo mismo es verdad en las iglesias. A menudo son los pastores fieles los que son echados del ministerio. Son los pastores que aman el mensaje los que son removidos de su rol ministerial o que son echados de las grandes iglesias y que son asignados a las iglesias más pequeñas y conservadoras, y que están en el campo.
¿Qué es lo que sucede con el rey? ¿Qué había hecho Eliseo? Su cabeza es la más inocente en todo Israel. También es la más valiosa en todo Israel. Y sin embargo, su cabeza se convierte en un anatema.
Lo mismo sucedió en el tiempo de la persecución de los emperadores Romanos. Cuando el imperio gemía bajo cualquier calamidad extraordinaria, la falta era colocada sobre los cristianos, y ellos eran condenados a la destrucción.
Tal vez Joram no estaba tranquilo por la presencia de Eliseo, porque se le había predicho este juicio. Tal vez Eliseo lo había persuadido a resistir y no entregarse. O tal vez debido a que Eliseo no oró para que se levantara el sitio y se libertara la ciudad. De cualquier manera, Joram estaba enojado con Eliseo y quería matarlo. Eliseo no quería orar por la liberación de Israel hasta que ella se hubiese arrepentido de sus pecados y que haya reformado sus caminos. De cualquier manera, el rey no tenía ninguna razón para esperar que el profeta hiciera algo.
Versículo 32. “En ese momento Eliseo estaba en su casa con los ancianos”.
Joram era como un toro salvaje apresado en una red, o como el mar turbulento que no puede descansar. Mientras tanto, Eliseo estaba bien en su casa, tan calmo y sereno como una puesta del sol. Tenía a los ancianos con él y sin duda, los estaba instruyendo en la ley del Señor.
Continuemos leyendo el versículo 32. “Y el rey envió a él un hombre. Pero antes que el mensajero llegara, Eliseo dijo a los ancianos: «¿Habéis visto cómo este hijo del homicida me envía a quitar la cabeza? Mirad, cuando llegue el mensajero, cerrad la puerta e impedidle la entrada. ¿No se oyen los pasos de su amo tras él?”.
Eliseo les dijo a los ancianos que un oficial del rey venía para cortarle la cabeza, y les dijo que lo detuvieran en la puerta y que no le permitieran entrar, porque Joram venía atrás de él. El mismo espíritu de profecía que le permitió a Eliseo decirle lo que se estaba haciendo a una distancia, lo autorizó para decirle al rey que era un asesino, porque bajo circunstancias normales “no temen hablar mal de las potestades superiores”. 2ª Pedro 2:10.
Necesitamos explicar algunas cosas acerca de su comportamiento para poder entender su rol profético, pero no debemos citar nombres, ni debemos jurar ni tratarlos en forma irrespetuosa. Desde luego, que vemos todo esto en los medios, acerca de los líderes políticos. Pero esto está errado y es pecaminoso, de acuerdo con las Escrituras.
Joram era el hijo de un asesino. Su padre Acab había ordenado la matanza de los profetas del Señor bajo la dirección de Jezabel. También había matado a Nabot, para poder apoderarse de su viña. Y sin duda, también había matado a otros.
Eliseo no había cometido ningún mal. Pero Joram, el rey de Israel, había salido para arrestarlo. ¿Existe alguna relación entre Eliseo y el pueblo de Dios en los últimos días? ¿Suena esto como alguna cosa que ustedes hayan leído sobre el futuro del pueblo de Dios durante el tiempo de angustia, justo antes que Jesús vuelva nuevamente?
Escuchen este comentario acerca del conflicto final en el libro El Conflicto de los Siglos pág.673. “Una vez que el sábado llegue a ser el punto especial de controversia en toda la cristiandad y las autoridades religiosas y civiles se unan para imponer la observancia del domingo, la negativa persistente, por parte de una pequeña minoría, de ceder a la exigencia popular, la convertirá en objeto de execración universal. Se demandará con insistencia que no se tolere a los pocos que se oponen a una institución de la iglesia y a una ley del estado; pues vale más que esos pocos sufran y no que naciones enteras sean precipitadas a la confusión y anarquía. Este mismo argumento fue presentado contra Cristo hace mil ochocientos años por los «príncipes del pueblo». «Nos conviene -dijo el astuto Caifás- que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación se pierda.» (Juan 11:50). Este argumento parecerá concluyente y finalmente se expedirá contra todos los que santifiquen el sábado un decreto que los declare merecedores de las penas más severas y autorice al pueblo para que, pasado cierto tiempo, los mate. El romanismo en el Viejo Mundo y el protestantismo apóstata en la América del Norte actuarán de la misma manera contra los que honren todos los preceptos divinos”.
Eliseo es un prototipo profético de aquellos que vivirán en el tiempo de angustia final, como nunca lo ha habido. Bajo la presión de los desastres naturales y de otras calamidades, el pueblo de Dios será visto como la causa de todo esto. Ellos van a apelar a las personas, tal como lo hicieron Elías y Eliseo, para que vuelvan a la ley de Dios, y a Su verdadera adoración. Pero serán vistos como traidores, como causantes de problemas para las personas, y como los precursores de mayores males que vendrán. Al librarse de ellos, va a parecer la cosa más lógica y concluyente para poder volver a tener la bendición de Dios sobre la nación.
Hoy, el Presidente de los Estados Unidos afirma que él va a traer de vuelta los empleos y la prosperidad y que va a hacer que Norteamérica sea grande nuevamente. Pero si él falla en esto, tal vez va a tener que poseer una razón, o una disculpa, por así decirlo. O tal vez un futuro presidente va a necesitar una, cuando él o ella fallen en cumplir las promesas de campaña para poder obtener nuevamente la bendición de Dios para la nación. Entonces van a maldecir a los que justamente están reteniendo la ira de Dios, como si ellos fuesen los culpables. Piensen en esto. Los evangélicos están obteniendo más poder e influencia. Eventualmente ellos van a afirmar que los juicios de Dios están sobre la nación, debido a una apostasía nacional, y van a presionar por leyes dominicales, para poder hacer volver a la nación a Dios.
En medio de la terrible crisis, Eliseo confió en los propósitos de Dios para traer de vuelta a Israel a su posición de distinción entre el mundo. Dios mostraría que la liberación solo vendría de Dios. Eso sería tan dramático, que no habría ninguna duda que Israel había sido liberado por el Dios del cielo. Él usó a Eliseo para predecir el dramático acontecimiento.
Veamos ahora 2° Reyes 7:1. “Dijo entonces Eliseo: ‘Oíd Palabra del Eterno: Así dice él: Mañana a esta hora, a la puerta de Samaria, el seah de harina (7,33 litros) valdrá un siclo (11 gr de plata), y dos seahs de cebada un siclo”.
Eliseo profetizó que a pesar de la situación desesperada, a pesar del hambre, a pesar que los ejércitos de Siria estaban sitiando la ciudad, y a pesar de la situación sin esperanza, dentro de 24 horas Israel tendría abundancia. Su caso saldría de la peor situación hacia la mejor. La extremidad del hombre es la oportunidad de Dios para magnificar Su propio poder. Dios colocó a Israel en esa situación, y así pudo demostrar Su poder. El tiempo de Dios para aparecer por Su pueblo, es cuando su fortaleza ha desaparecido. Cuando ellos han desistido de poder recibir ayuda, entonces es que aparece la ayuda. Escuchen Deuteronomio 32:36. “El Eterno juzgará a su pueblo, se apiadará de sus siervos, cuando vea que su fuerza se agota, y no queda ni libre ni esclavo”.
¿Ha hecho eso Dios por usted? ¿Ha puesto Dios a prueba su fe de tal manera que usted casi ha perdido la esperanza? Eso es lo que Él hizo por Israel. Conozco a algunas personas que parece que no consiguen entender esto. Se irritan y maldicen a Dios por sus extremas dificultades, o estallan en ira contra Él. Cuando usted está en lo más profundo y Dios lo libera, es cuando lo va a amar más que nunca. Cuando usted ha visto directamente Su mano obrando a su favor, para liberarlo de algún problema serio, usted se vuelve más leal que nunca. Por lo tanto, cuando estén en dificultades, es entonces que tienen que confiar en Él, para que Él pueda liberarlos.
Lo he visto con mis propios ojos, y en mi propia vida varias veces. Es maravilloso cuando se puede confiar conscientemente en el Dios todopoderoso, para que libre a los piadosos de la tentación de no confiar en Él.
Ahora piensen en esto. En los últimos días, el fiel pueblo de Dios será probado al máximo. Estarán en caminos desesperados. Estarán sin recursos, sin defensa y sin esperanza. Solo pueden confiar en las promesas de Dios. No pueden ver cómo pueden escapar de sus enemigos, los cuales quieren no solo humillarlos, sino que están planificando destruirlos. En el momento más desesperado, cuando las circunstancias sean las peores, y parezca que todo está perdido, entonces es cuando Dios va a liberar a Su pueblo. Y cuando Dios libere a toda Su iglesia con Su mano poderosa, justo antes de la segunda venida, Él los va a unir a Sí mismo como una iglesia purificada sin mancha ni arruga.
He aquí otra declaración de El Conflicto de los Siglos pág.693. “El pueblo de Dios -algunos en las celdas de las cárceles, otros escondidos en ignorados escondrijos de bosques y montañas- invocan aún la protección divina, mientras que por todas partes compañías de hombres armados, instigados por legiones de ángeles malos, se disponen a emprender la obra de muerte. Entonces, en la hora de supremo apuro, es cuando el Dios de Israel intervendrá para librar a sus escogidos”.
“Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?” Lucas 18:8. Ustedes pueden ver mis amigos, que ésta es la verdadera fe. Cuando vuestro enemigo los coloca en una situación extrema, ustedes pueden esperar la liberación de Dios. Vuestra experiencia en eso, los prepara para la futura prueba final.
¿De dónde provendrá la liberación de Israel? Después de todo, el alimento en la ciudad estaba agotado, Israel no tenía nada con qué pelear contra los sirios, y no tenía ninguna posibilidad de conseguir alimento. Eliseo no dijo qué impresionante milagro iba a hacer Dios, pero estaba muy claro que el pueblo podía confiar en el Dios del cielo para que cumpliera Su Palabra.
Ahora leamos el versículo 2. “Un príncipe, sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios: «Aunque el Eterno abra ventanas en el cielo, ¿sería eso así?”.
Eliseo no se impresionó por la falta de fe de este príncipe. Este era uno de los más fieles siervos de Joram. Era un alto oficial. Y él cuestionó la promesa de Dios. Y ahora, aparentemente llegó Joram y preguntó: “¿Debo continuar esperando por el Señor?”
Amigos, permítanme hacerles una pregunta. Si ustedes no confían en las promesas de Dios, ¿ellas se cumplirán en ustedes? Claro que no. Son condicionales a vuestra fe. Y en el tiempo del fin, Dios está buscando personas que confíen implícitamente en Él, aun cuando parezca no haber esperanza. Lo mismo ha sido verdad en todas las épocas. El pueblo de Dios siempre ha sido colocado a prueba. Si ellos fallan, entonces Dios no los puede usar como le gustaría hacerlo.
Eliseo dijo esencialmente: “Bien, ustedes escucharon lo que dijo este hombre, ahora escuchen la palabra del Señor, escuchen lo que Él dice, escúchenlo, escúchenlo y créanlo: mañana el trigo se venderá a su precio normal en la puerta de Samaria. En otras palabras, el sitio va a terminar, las puertas se abrirán y el mercado va a funcionar como antes. Esto parecía ser imposible cuando Eliseo dijo estas palabras. Pero, sin embargo, eran una certeza, porque Eliseo estaba bajo la inspiración divina.
A pesar de la decisión del rey de matar a Eliseo, Dios había decidido liberarlo. Dios también había decidido liberar al rey y a todo Israel de la amenaza Siria. Donde abunda el pecado, la gracia abunda mucho más.
Este señor, que abiertamente declaró su incredulidad en la predicción y en la promesa, era un cortesano a quien el rey estimaba mucho, y lo tenía como su mano derecha, en quien él confiaba, esto es, en cuya prudencia él se apoyaba mucho. Él tenía mucha confianza en este hombre. Eliseo no estaba impresionado. Él sabía que Dios, que podía hacer llover trigo de las nubes, tal como lo había hecho una vez con el maná, o multiplicar la comida en el barril, podía fácilmente proveer todas las necesidades de Su pueblo en un instante.
La terrible falta de fe ciertamente iba a ser pagada. Eliseo respondió con otra profecía, esta vez era una muy terrible. “Tú lo verás con tus ojos, pero no comerás de ello”. Versículo 2.
La incredulidad es un pecado, a través del cual los hombres deshonran y desagradan grandemente a Dios. También los priva de los favores que Él quiere darles a ellos. Los murmuradores Israelitas vieron Canaán, pero no pudieron entrar, debido a su incredulidad. Nosotros perdemos los beneficios de la promesa de Dios, si no la encontramos en nuestros corazones como para poder creer en la Palabra de Dios.
Continuemos leyendo. “A la entrada de la puerta había cuatro leprosos que se dijeron uno al otro: ¿Por qué nos quedamos aquí hasta morir? Si entramos en la ciudad, por el hambre que hay, moriremos en ella. Y si nos quedamos aquí, también moriremos. Pasemos al ejército de los sirios. Si ellos nos dan la vida, viviremos; y si no, moriremos”.
Estos hombres no estaban tan desesperados como el pueblo en la ciudad. Ellos vieron una pequeña esperanza en su situación. Dios bendijo su pequeña fe, y les permitió que entraran en el campo de los sirios, pensando que iban a encontrarse con el enemigo y que muy probablemente iban a ser muertos.
Versículo 5. “Se levantaron, pues, al anochecer y fueron al campamento de los sirios. Al llegar al principio del campamento no vieron a nadie”.
Sin duda que estos leprosos fueron guiados por el Espíritu Santo para que se arrojaran a la merced de los Sirios. Pero lo que encontraron fue asombroso. No había nadie allí. No solo todo fue abandonado como estaba, sino que había alimento y bebida por todas partes. No solo el sitio había sido terminado, sino que había sido terminado apresuradamente. No tuvieron que enfrentar ni una sola espada. No fue disparado ni un solo tiro contra ellos. No fue derramada ni una sola gota de sangre. No había ninguna tormenta ni había ningún granizo, nada anormal. Los sirios aparentemente huyeron de la escena con gran prisa. “No por ejército ni por poder, sino que por Mi Espíritu, dice el Señor de los ejércitos”. Los que sitiaban a la ciudad, se habían ido totalmente. ¿Cómo sucedió?
Versículo 6. “Porque el Señor había hecho que los sirios oyeran estruendo de carros, ruido de caballos y estrépito de gran ejército. Y se dijeron unos a otros: ‘El rey de Israel ha pagado a los reyes hititas y a los reyes egipcios, para que vengan contra nosotros’”.
Mientras tanto los Sirios habían sitiado Dotan. Estos sirios tenían su audiencia impuesta. Dios sabe cómo trabajar con todos para dar los consejos de Su voluntad. Así como Dios hizo la vista para ver, y los oídos para escuchar, Él puede hacer que Sus enemigos se vuelvan ciegos y sordos.
No sabemos si el “ruido” fue literalmente efectuado por el ministerio de los ángeles o si solamente escucharon un ruido en sus oídos. De cualquier manera, se atemorizaron que tal vez el rey de Israel hubiese contratado a otros para perseguir a los sirios. Es interesante que al ver los caballos y los carruajes, eso animó el corazón del siervo de Eliseo, mientras que el sonido de los caballos y de los carruajes aterrorizó a las huestes Sirias. Los ruidos del invisible pueden ser muy confortantes o muy aterrorizadores, dependiendo si los hombres están en paz con Dios o en guerra contra Él.
Si los sirios hubiesen pensado en eso, tal vez no habrían huido tan rápidamente como lo hicieron. Tal vez se habrían preparado para pelear. Después de todo, los egipcios y los hititas tenían que recorrer un largo camino. ¿Y cómo podría el rey de Israel, que estaba bajo un sitio cerrado, haberles informado de sus necesidades? ¿Y con qué podría haber contratado a estos poderes foráneos? Él estaba indigente. Ellos debieron haber temido más del rey de Judá que de los reyes de Egipto y de los hititas. Pero allí estaban temiendo donde no había nada que temer. Ninguno de ellos tuvo un sentido común suficiente como para enviar a alguien que espiase al supuesto enemigo. “Huye el impío sin que nadie lo persiga”. Proverbios 28:1. Dios puede, cuando Él quiere, desanimar al más osado y al más valiente y puede hacer que el corazón valiente tiemble. Los que no temen a Dios son vulnerables. Dios puede hacerlos temer con el agitar de una hoja. Por otro lado, aquellos que sí temen a Dios, no temen ni siquiera al hombre más valiente ni al más formidable de sus enemigos. Ellos permanecen inamovibles en medio a todo el caos y peligro que el enemigo pueda arrojarles. Cristo está a su lado.
En el tiempo de angustia, justo antes que Jesús vuelva nuevamente, Dios va a querer usar a Su pueblo fiel para que demuestren Su carácter en el caos que el enemigo ha creado en este mundo.
Versículo 7. “Así, se habían levantado y huido al principio de la noche, dejando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba. Habían huido por salvar la vida”.
Ellos huyeron con increíble rapidez. Dejaron todo atrás, incluyendo sus caballos, los cuales Israel iba a necesitar para reponer su caballería.
Versículo 8. “Cuando los leprosos llegaron a la primera tienda, comieron y bebieron, y tomaron de allí plata, oro y vestidos, y fueron y lo escondieron. Vueltos, entraron en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron y lo escondieron”.
Algunos piensan que estos leprosos eran Giezi y sus tres hijos. Si así fuese, irónicamente Dios proveyó para ellos, aun cuando pareciera que Giezi volvió a caer en sus antiguos caminos de codicia. Pero entonces es como si él recordase la razón por la cual es un leproso y considera que es mejor contarle a alguien sobre su buena suerte, en vez de sufrir algo peor.
Versículos 9-11. “Luego dijeron uno al otro: ‘No hacemos bien. Hoy es día de buena noticia, y nosotros callamos. Si esperamos hasta el amanecer, nos alcanzará la maldad. Vamos ahora, y demos la noticia en casa del rey’. Llegaron, y gritaron a los guardias de la puerta de la ciudad, y dijeron: ‘Fuimos al campamento de los sirios y no había nadie allí. Ni voz de hombre, sino caballos y asnos atados, y el campamento intacto’. Los porteros dieron voces, y lo anunciaron en el palacio del rey”.
Dios aún está tratando de ganar a Giezi. Él lo usa para que les cuente a otros las buenas nuevas.
El rey no puede creer que los sirios fuesen tan miedosos. Él piensa que es una estrategia Siria para sacar a los Israelitas de la ciudad y entonces atacarlos. Después de todo, piensa él, los sirios no tenían ninguna razón para huir. Obviamente, ni el rey de Israel, ni ninguno de sus asistentes, habían escuchado el ruido de los carros y de los caballos que habían asustado a los Sirios. Ni tampoco podía él creer que Dios lo había visitado con una buena fortuna, ya que él había perdido la bendición de Dios debido a su incredulidad e impaciencia. Una conciencia culpable hace que los hombres teman lo peor y los hace sospechar.
Versículos 12-14. “El rey se levantó de noche, y dijo a sus siervos: ‘Os diré lo que han hecho los sirios. Ellos saben que tenemos hambre. Han salido de las tiendas y se han escondido en el campo, diciendo: ‘Cuando hayan salido de la ciudad, los tomaremos vivos, y entraremos en la ciudad’. Entonces respondió uno de sus siervos: ‘Tomen ahora cinco de los caballos que han quedado en la ciudad, porque ellos también perecerán como toda la multitud de Israel que ha perecido ya, y enviemos a ver qué hay’. Tomaron carros y sus dos caballos, y el rey los envió al campamento de los sirios, diciendo: ‘Id, y ved’”.
Así es que enviaron espías para saber lo que le había sucedido a los Sirios. La Biblia dice: “Ellos fueron, y los siguieron hasta el Jordán. Y vieron todo el camino lleno de vestidos y enseres que los sirios habían arrojado en su premura. Y volvieron los mensajeros y avisaron al rey”.
Versículo 16. “Entonces el pueblo salió y saquearon el campamento de los sirios. Y fue vendido un seah de harina por un siclo, y dos seahs de cebada por un siclo, conforme a la Palabra del Eterno”.
El Señor quería que el despojo de los sirios les ayudara a los Israelitas, así como los egipcios los enriquecieron cuando dejaron Egipto. La riqueza del pecador es colocada sobre el justo. Proverbios 13:22.
Esta es una gran lección para nosotros en el fin de los tiempos. Dios sabe cómo suplir nuestros genuinos deseos. Él sabe cómo extender una mesa en el desierto. Él sabe cómo darle pan al hambriento. Así como Elías fue alimentado por las aves en el arroyo de Querit o en el hogar de la viuda de Sarepta, Dios puede alimentar a toda una nación si fuese necesario. Así lo hizo con Israel en el desierto durante 40 años.
Cuando enfrentamos un problema, y estamos abajo, entonces es cuando Dios entra y suple nuestras necesidades. Cuando somos “crucificados”, entonces es cuando Él resucita. Israel sabía muy poco acerca de lo que Dios iba a hacer, liberándolos de su angustia, por los mismos que habían traído la angustia contra ellos.
Imaginen, mis amigos, en los últimos días, ¿cómo creen ustedes que Dios va a sostener a Su pueblo? Mi opinión es que, de alguna manera, Él va a usar a sus propios enemigos para proveerles su pan y su agua, por lo menos, durante alguna parte del tiempo. No importa cómo. Lo que es verdaderamente importante, es que las promesas de Dios son verdaderas y que ciertamente se van a cumplir. Cuando confiamos en Dios, y seguimos Sus instrucciones en la Biblia, Él provee todo.
Versículo 17. “El rey puso a la puerta a ese príncipe sobre cuyo brazo él se apoyaba. Y el pueblo lo atropelló, y murió, conforme a lo que había dicho el varón de Dios, cuando el rey fue a verlo”.
La incredulidad del príncipe fue mortal. Esta lección es muy importante para nosotros hoy. Si no tenemos fe de que las promesas de Dios se van a cumplir, vamos a tener el mismo destino que el príncipe. Y no es porque Dios esté buscando maneras de castigarnos, sino porque todo el reino del cielo y sus principios giran en torno a confiar en Dios, para hacer lo que Él dijo que haría. Estoy asombrado de cuán pocos del pueblo de Dios han probado a Dios y Sus promesas. Muy pocos poseen una experiencia viva con Él. Muy pocos creen que Él las vaya realmente a cumplir.
Permítanme decirlo de otra manera. Tenemos que probar todo por la palabra de Dios. Si el mundo dice que es bueno realizar deportes competitivos, porque hay buenas lecciones que se pueden aprender de eso, como trabajo en equipo o cómo ser un buen perdedor, ustedes pueden ir a la Palabra de Dios y descubrirlo por ustedes mismos, que Dios condena los deportes competitivos. Lean Filipenses 2:3. Se los voy a leer. “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;”. Es así de simple. Si seguimos la Palabra de Dios, Él nos va a bendecir con una visión espiritual y con madurez. Pero si desobedecemos, vamos a ser pigmeos espirituales. Y es allí donde muchos del pueblo de Dios están hoy en día.
Si Dios dice: “al que venza…” y después viene una promesa, entonces está diciendo que nuestros pecados pueden ser vencidos. ¿Por qué entonces muchos predicadores y maestros nos dicen que nuestros pecados no pueden ser vencidos? Otros pasajes en las Escrituras nos dicen cómo, pero muy pocos creen en la promesa de estos días. ¿Entonces, cómo Cristo puede efectuar en nosotros el querer y el hacer, de acuerdo a Su buena voluntad, si no creemos que Él pueda hacerlo?
La falta de fe en Dios, mis amigos, conduce a pecar y a la muerte. La historia de Eliseo es un poderoso ejemplo de cómo vivir en el tiempo del fin. Dios colocó a Su Espíritu Santo en Eliseo en una doble porción, porque Eliseo creyó en las promesas de Dios. Amigos, nosotros necesitamos la fe de Eliseo, cuya confianza en Dios fue implícita.
Ahora veamos los versículos 18 y 19. “Sucedió, pues, de la manera que el varón de Dios había anunciado al rey: ‘Dos seahs de cebada por un siclo, y el seah de harina por un siclo, mañana a esta hora, a la puerta de Samaria’. A lo cual aquel príncipe había respondido al varón de Dios, diciendo: ‘Aunque el Eterno abra ventanas en el cielo, ¿podrá suceder eso?’ Eliseo le había dicho: ‘Tú lo verás con tus ojos, pero no comerás de ello’”.
La promesa de Dios se había cumplido, tal como Dios lo había predicho a través de Eliseo, incluyendo la muerte del príncipe que no quiso creer.
Mis amigos, tengamos fe en el Dios del cielo y en Sus grandes y preciosas promesas. Ellas son nuestra vida. Son nuestra esperanza. Son nuestro acceso al poder celestial y al mismo cielo.
Oremos. Nuestro Padre celestial. Grande es Tu fidelidad. Y grandes son Tus promesas. Tú puedes hacer que todos los ejércitos huyan. Puedes derrotar a todos los combatientes de todos los ejércitos que quieren destruirnos. Tú puedes liberar a las naciones que mueren de hambre. Padre, por favor, oramos, para que envíes a Tu Espíritu Santo a nuestros corazones, para que podamos aprender a tener fe, a cómo vencer a través de Jesús y a cómo vivir eternamente. Que la historia de Eliseo y del ejército Sirio sea especialmente querida por nosotros. Nos enseña mucho acerca del tiempo del fin. Y cuando venga Jesús en las nubes de gloria, ruego que podamos estar listos para encontrarnos con Él. En el nombre de Jesús, amén.
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