Elías Resucita a un Muerto
Por Pastor Hal Mayer
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Queridos amigos
Bienvenidos al Ministerio Guardad la Fe. Gracias por estar nuevamente junto a mí hoy para continuar estudiando la vida de Elías y el impacto que hizo en sus tiempos. Tenemos una maravillosa pero desa-fiante obra que hacer en los últimos días como el tercer Elías. Aquellos que guardan la Ley de Dios se-rán un poderoso testimonio contra un mundo cada vez más impío y en rebelión.
Pero antes de comenzar nuestro estudio, permítanme decirles que todavía tenemos una pocas vacantes para voluntarios que deseen ir al Centro de Calidad de Vida Highwood en Victoria, Australia, para ayudar en las tareas de renovación del departamento de terapia durante el mes de enero, y tal vez un poco más que enero. Si ustedes están interesados en acompañarnos, o si quieren conocer más acerca del proyecto, por favor pónganse en contacto conmigo por correo electrónico a través de nuestra página web, o llamen al 540-672-3553. Yo estaré en Australia durante la mayor parte del proyecto, así que vengan y ayúdennos.
También quiero recordarles que tenemos nuestras informaciones proféticas publicadas en nuestra página web. Hay muchas de ellas que no están incluidas en el CD por falta de espacio. Tratamos de publicarlas una vez al día durante la semana. Y si ustedes están prestando atención, verán que nos estamos acercando al fin del tiempo ya que vemos que la profecía se está cumpliendo a través de estas informa-ciones.
A medida que nos aproximamos al final del año 2013, ruego a Dios que sus bendiciones hayan estado con ustedes y que estén mejorando en su fe día tras día. Y cuando lleguemos al Año Nuevo, volvamos a seguir a Cristo cada día, viviendo por Su ley, y compartiendo Su palabra con otros.
Acab fue el último de siete reyes que continuamente condujeron a Israel hacia la perdición. Uno tomaba donde el otro lo había dejado, y condujeron al pueblo cada vez más hacia la apostasía y la rebelión. Este principio también se aplica al fin del tiempo. En nuestros días, los líderes, sin importar su tinte político continúan haciendo lo mismo.
Piensen en esto. Cada vez tenemos más líderes en las naciones occidentales o desarrolladas, que com-prometen los principios que Dios ha establecido para nuestro bien y para nuestra protección. Al igual que en los días de Elías, cada generación sucesiva de líderes es peor que la anterior en socavar las cons-tituciones y las leyes que han hecho que la nación sea fuerte. Cada vez abren más la puerta para aceptar la presión de grupos que quieren cambiar las definiciones como las del matrimonio, el sentido de la vida, la aprobación de las drogas recreacionales, y muchas otras cosas.
Y las iglesias no se quedan muy atrás. De hecho, a medida que la nación se vuelve cada vez más liberal y decidida a seguir un curso impío, los líderes de la iglesia también quieren ir en ese sentido. Es como si las iglesias fuesen fermentadas por la mundanalidad de la sociedad, la cual constituye su membresía. Y a medida que las iglesias se comprometen cada vez más, hacen que la sociedad se hunda más rápi-damente.
Antes de continuar, oremos pidiendo la guía y el entendimiento de Dios para estudiar las Escrituras. Por favor, inclinen sus cabezas conmigo, si es que pueden… Nuestro Padre celestial, gracias por Tu sa-biduría y amor. La necesitamos mucho hoy al tratar de discernir nuestros tiempos. Gracias por haber enviado a Tu Hijo para que muriera por nosotros en la cruz. Qué preciosa oportunidad para que nosotros encontremos salvación y andemos con Dios. En una era de rebelión, que podamos tener una profunda y genuina pena por los pecados de las personas y de la nación. En una era de apostasía, que nosotros, al igual que Elías, tengamos un sentimiento profundo por la salvación de las personas. En una era de li-bertinaje, que podamos encontrar poder para ser un testigo vivo de la adoración del verdadero Dios y en obediencia a Su ley. Mientras estudiamos hoy, por favor ayúdanos a entender el propósito de Dios para Su pueblo en los últimos días. En el nombre de Jesús, amén.
La carrera hacia el fin se está acelerando tal como sucedió en el tiempo de Acab. Por ejemplo, más y más naciones están adoptando leyes que permiten el matrimonio del mismo sexo. Este asunto ha alcan-zado un punto álgido en el cual es casi imposible resistir la presión a comprometerse y a colocar peli-grosamente a la nación en contra de Dios. Pero las naciones también están trabajando para legalizar las drogas callejeras, las cuales se han convertido en algo prevaleciente en la sociedad. Tratan de legalizar los juegos, la prostitución, y todo tipo de esquemas para desfigurar la imagen de Dios en el hombre. El crimen y el asesinato están por todas partes. Me quedo asombrado cuando leo acerca de los terribles crímenes cometidos por los impíos. Es como si estuviéramos en el cumplimiento de la profecía de Enoc, de quien el apóstol Judas escribió en su epístola, en los versículos 14-16.
“De ellos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, cuando dijo: “El Señor viene con sus santos millares, a juzgar a todos, y a convencer a todos los impíos de todas las malas obras que cometieron, y de todas las insolencias que pronunciaron esos impíos pecadores. Esos se quejan de todo, lo critican to-do, y andan según sus propios deseos. Su boca habla con soberbia, y adulan a las personas para sacar provecho”.
Amigos, ahora vayan conmigo en sus Biblias al libro de Amós 8:11. Escuchen las palabras de este im-portante profeta. “Vienen días —dice el Señor, el Eterno— en los cuales enviaré hambre a la tierra. No de pan, ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Dios”.
Observen que el profeta usa el símbolo del hambre para describir lo que sucede cuando no se tiene la palabra del Señor. Cuando una nación o iglesia le da la espalda a la palabra del Señor, ese país está en serios problemas. Y aquí está hablando de los últimos días en los que ahora estamos viviendo. ¿Existe hambre por escuchar la palabra del Señor? ¿Existe una sequía espiritual entre aquellos que dicen ser el pueblo de Dios? Recuerden que no es fácil ver una sequía espiritual entre las personas de iglesia. Ellos piensan que están bien, cuando en realidad no lo están.
Observen que en los últimos días, existirá el mismo problema que enfrentó Elías en sus días. La rebelión de los reyes de Israel, el reino del Norte y especialmente Acab y Jezabel, entristeció al Espíritu de Dios. Esto dejó a la nación en una hambruna espiritual y abrió la puerta a todo tipo de pecado. Dios entonces trajo una hambruna de pan y de agua, como una ilustración del hambre espiritual por la palabra de Dios.
Cuando Elías entró en escena, la nación rechazaba totalmente los principios del cielo. Acab y Jezabel habían vuelto sus espaldas a Dios y habían levantado altares a Baal y a Astarté en muchos lugares. Ha-bían suprimido y habían prohibido la práctica de la verdadera adoración a Jehová. Ellos presionaron a las personas a abandonar al Dios de sus padres y que siguieran a Baal. Persiguieron a aquellos que de-fendían la ley de Dios y Su verdadera adoración.
Estaban decididos a exterminar a la odiada secta de aquellos que guardaban la ley de Dios. Mucho an-tes, los sacerdotes y los Levitas habían sido despedidos de sus trabajos. Ellos sabían que no podían sub-sistir en Israel sin el apoyo de los diezmos y de las ofrendas, así que abandonaron su tierra, hogares y posesiones y se dirigieron hacia el Sur, hacia Judá, adonde podrían continuar con su trabajo para el Se-ñor.
Ahora Acab y Jezabel tomaron medidas para terminar con cualquier oposición hacia sus planes. Hoy tenemos ciertos grupos de personas que quieren llevar a cabo lo mismo. Son personas, por ejemplo, que están decididas a normalizar el estilo de vida homosexual. También quieren limitar la libertad de expre-sión, de tal manera que nadie pueda hablar en contra de su estilo de vida o agenda. Quieren leyes que les enseñen su estilo de vida a los niños. Algunos países ya poseen leyes que criminalizan a aquellos que enseñan verdades bíblicas relacionadas con el punto de vista de Dios acerca del estilo de vida ho-mosexual.
Acab y Jezabel eran muy liberales y querían que sea parte de la sociedad todo aquello que Dios había prohibido. Ellos hicieron todo lo que pudieron para impedir que las personas cumplieran sus obligacio-nes para con Dios, incluyendo la persecución de los obreros bíblicos de Dios, conocidos como los pro-fetas del Señor. Ellos establecieron una sociedad que iba a ser muy peligrosa para todos los que protes-taran contra su libertinaje. Establecieron un sistema de espionaje para poder encontrar a estos traidores. Y cuando los encontraban, los ejecutaban por su así llamada “traición”. Las cosas anduvieron tan mal, que estos profetas del Señor tuvieron que esconderse en una cueva.
El pueblo de Dios siempre ha encontrado refugio y solaz en el desierto. El medio ambiente natural también es un buen terreno de entrenamiento para sus caracteres. Elías por ejemplo, era del área mon-tañosa de Gilead. Su entrenamiento en la naturaleza era perfecto para que pudiera entender a Dios. Si hubiese vivido en Samaria, habría sido influenciado por la prevaleciente dirección de la sociedad.
Juan el Bautista también fue un hombre del desierto. Él conoció a Dios a través de la naturaleza, algo que jamás habría conseguido en Jerusalén o en cualquiera de las otras ciudades de Israel y Judá. Los mismos principios están en juego hoy para aquellos que van a ser el tercer Elías. Aquellos que poseen la gran oportunidad de conocer a Dios y convertirse en Su amigo, están viviendo en las áreas rurales entre el segundo libro de Dios, el de la naturaleza.
¿Y quién es el tercer Elías? Bien, son los mensajeros de Dios de hoy, los cuales llevan el testimonio se-ñalado y el consejo del Testigo Verdadero. Ver Apocalipsis 3:14. El primer Elías tuvo el trabajo de en-frentar una apostasía casi universal y de restaurar la verdadera adoración de Dios en el país. El segundo Elías, o Juan el Bautista, preparó el camino para el primer advenimiento del Mesías a través de un men-saje de reavivamiento y reforma en medio de una apostasía prevaleciente. Él también urgió a las perso-nas y a la iglesia para que restauraran la verdadera fe en preparación para la venida del Mesías.
El tercer Elías tiene la misma obra que los otros dos. Ambos tuvieron la responsabilidad de enfrentar la apostasía y de restaurar la verdadera adoración a Dios en las naciones. Ellos van a levantar el verdadero Sábado de Dios a la luz de un desprecio casi universal por él. El Santo Sábado del séptimo día ha sido pisoteado en el polvo por muchas personas. La ley de Dios no significa mucho para ellos. Pero, fue la meditación diaria del rey David: “Oh, ¡cuánto amo yo Tu ley!”, dijo él. “Es mi meditación todo el día”. Salmos 119:97.
El amor de Elías por la Ley de Dios lo condujo, bajo la unción del Espíritu Santo, a ser transformado en su personalidad y carácter, para hacer cosas que nadie más quería hacer. Pero tuvo que pagar un precio. Tuvo que estar aislado de la sociedad por algún tiempo, en el arroyo de Querit. ¿Creen ustedes que él se quejó por estar solo? Yo no lo creo. Él tenía la compañía de Dios. Podía orar y meditar en el propósito de Dios para con Su pueblo. Podía suplicar por un reavivamiento de la verdadera adoración a Dios, y por un cambio en el espíritu del gobierno y por las opresivas leyes que estaban imponiendo.
Eventualmente, cuando el hambre arreció, y cuando se secó el arroyo de Querit, Elías fue enviado al pueblo Sidonio de Sarepta. Allí descubrió una casa inmersa en una tremenda pobreza y necesidad, y a una mujer casi lista para morir. La viuda había perdido la esperanza, pero Dios intervino milagrosamente y su exigua comida se convirtió en una fuente sostenedora de alimento para su casa. Elías y la viuda y su hijo sobrevivieron cuando todos los demás morían de hambre. ¿Creen ustedes que esto va a suceder en los últimos días? Yo creo que es inevitable. Debido a la manera en que las cosas están yendo hoy en día, creo que las consecuencias no van a ser muy diferentes.
Pero el pueblo de Dios va a ser preservado al igual que Elías. La dieta de Dios para su fiel profeta en aquel pequeño hogar era simple, pero sana. Era vegetariana, vegana en realidad. Observen que mientras estuvo en el arroyo de Querit, los cuervos le trajeron a Elías pan y carne. Él no tenía una dieta vegeta-riana en aquellos primeros días de su ministerio. Pero a medida que se acercaba a la confrontación con la apostasía, su vida fue cada vez más simple. Sin lugar a dudas que la dieta basada en plantas mantuvo su mente clara y aguda. Dios estaba tratando de enseñarle a Elías también. Y a través de la experiencia de Elías, Él nos está enseñando a nosotros cómo debemos prepararnos para la crisis similar que muy pronto va a venir con respecto a la adoración. Tenemos que ser cada vez más simples y limpios en nuestros hábitos alimenticios. Abandonen la dieta carnívora y cambien a una dieta basada en plantas. Ese es el ejemplo de Elías para nosotros.
Imaginen comer día tras día con un hombre como Elías. ¿Creen ustedes que la viuda lo tuvo como un privilegio? Mientras el rey de Israel y sus funcionarios estaban tratando de encontrar a Elías para ma-tarlo, la viuda de Sidón, una ciudadana del mismo país que Jezabel, estaba aprendiendo sinceramente acerca del verdadero Dios. Estoy seguro que ella también aprendió a orar con Elías, porque Elías era un hombre de oración. Él debe haberle enseñado a orar a Dios. Qué bendición debe haber sido el disfrutar de esa buena compañía.
Y ahora, tenemos el privilegio de comer con Cristo, la mejor de todas las compañías. Él dice: “He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a su casa, y cenaré con él, y él conmigo”. Apocalipsis 3:20. Cuando ustedes abren reverentemente la palabra de Dios, Cristo llama a la puerta de su corazón. Si lo dejan entrar, Él los hará cabalgar en las mayores alturas de la tierra y los alimentará con la herencia de Jacob. Isaías 58:14. Si lo honran guardando Su sagrada ley, Él los levan-tará con la riqueza de Su gracia. Ustedes jamás volverán a ser los mismos nuevamente.
Oh amigos, ¿no quieren pasar por esa experiencia? Yo sí. No quiero vivir en la mundanalidad. Quiero vivir con Cristo. Quiero que Su palabra me llene con rico alimento para mi mente y mi corazón. Noso-tros estamos aquí en un tiempo de la historia terrenal cuando las naciones se espían las unas a las otras, y lo hacen con sus propios ciudadanos, obteniendo mega-volúmenes de datos digitales de ellos, y fabrican un inmenso aparato de vigilancia para seguir sus asociaciones y actividades. Ellos se están entro-metiendo en sus vidas de una manera sin precedentes. El significado de esto es importante. Esto es en esencia, resucitar los principios de la Edad Media cuando la Iglesia Romana gobernaba el mundo.
La Biblia dice que a través de toda esta costosa infraestructura, ellos se están preparando para guerrear contra el Cordero. Escuchen esto de Apocalipsis 17:12-15. “Los diez cuernos que viste son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y darán su poder y autoridad a la bestia. Pelearán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores, Rey de reyes; y los que están con él son llamados, elegidos y fieles. Me dijo también: ‘Las aguas que viste donde la ramera se sienta, son pueblos y mu-chedumbres, naciones y lenguas’”.
Esto habla de control, y habla sobre forzar a las naciones a adorar y reverenciar a un poder terrenal que recibe energía del propio Satanás. La crisis final sobre la falsa adoración será similar a la del tiempo de Acab y Jezabel. ¡Y será feroz! El pueblo de Dios será colocado bajo el dominio de las naciones y go-bernantes, cuyo propósito primario será obligarlos a practicar una fe prohibida por la ley de Dios.
Hablando del poder religioso Romano, Apocalipsis 13:7 dice: “Y se le permitió combatir a los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu y pueblo, lengua y nación”.
Aquí se habla de una religión global. Es opresiva y el pueblo de Dios va a tener que esconderse si es que quieren mantenerse fieles al Señor, al igual que los profetas del Señor en el tiempo de Elías.
Sin embargo, escuchen lo que Dios va a hacer por Su pueblo. Justo cuando Sus juicios sean derramados sobre los rebeldes y sobre las naciones impías de la tierra, Él va a proteger a Sus fieles. Voy a leer de Isaías 26:20-21.
“Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas, escóndete por un breve momento, hasta que pase la ira. Porque el Eterno viene de su morada, para castigar por sus pecados a los habitantes de la tierra. Y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá más sus muertos”.
Las naciones y las iglesias harán todo lo posible para detener al fiel ejército de Dios, el tercer Elías, para que no den el último mensaje de salir de Babilonia (Apocalipsis 18:4), para que se vuelvan a Dios y que levanten el Santo Sábado y la ley de los Diez Mandamientos. Eventualmente, aun cuando estén oprimidos y aun cuando algunos hayan sido muertos debido a su fe, Dios los va a esconder y los va a proteger de Sus juicios.
Las naciones ya han instalado sus agencias de espionaje y otras herramientas, para poder tener una vi-gilancia total, de tal manera que puedan detectar a aquellos que le son fieles a Dios. Todo el espionaje, todas las cámaras, todo el equipo para administrar la organización y el procesamiento de datos, se está haciendo a expensas de los ciudadanos a quienes ellos están espiando. Ellos están creando el régimen más caro y opresivo de toda la historia. Hitler y sus tropas SS habrían estado orgullosos de este sistema. Cuando todo esté implementado, en un esfuerzo para detener al pueblo de Dios para que no haga su obra, ustedes van a tener que estar bajo la protección de Dios.
Un líder continúa donde el líder anterior lo dejó. Un líder socava la Constitución y los derechos huma-nos de una manera, y el próximo líder lo hace de otra manera. El Presidente George W. Bush, por ejemplo, socavó la Constitución de los Estados Unidos torturando en prisiones secretas, con detencio-nes indefinidas, con tribunales en vez de un juicio con un jurado, etc. Y todo fue hecho en nombre de la guerra contra el terrorismo. Él también hizo estas cosas contra los ciudadanos de los Estados Unidos, lo cual ofende especialmente la Constitución. De paso, esta fue la manera en que actuó la Inquisición en la Edad Media. En otras palabras, el Presidente Bush restauró los antiguos métodos de injusticia que la Constitución Norteamericana impide en su diseño.
Ahora el Presidente Barak Obama socava la Constitución de los Estados Unidos de otra manera. Él está especialmente involucrado en la redistribución de la riqueza y en eliminar la clase media de la sociedad, la cual ha sido un baluarte contra la tiranía. Al hacer esto, está pavimentando el camino para que un líder poderoso asuma el papel de un hombre fuerte. También está colocando el fundamento para el último ataque sobre la libertad religiosa a través de la nueva ley de salud, la cual requiere que los comerciantes hagan cosas que algunos dueños de negocios no quieren hacer conscientemente. O cierran definitivamente sus empresas, o reducen las horas de trabajo de sus empleados a tiempo parcial, para que no tengan que pagar por cosas que su fe no les permite hacer.
La nueva ley de salud en sí misma, ofende la Constitución al requerir a las personas de fe que poseen ciertas convicciones, que la desobedezcan si es que van a permanecer fieles a sus conciencias. ¿Esto les suena familiar? Vendrá un tiempo en que ustedes van a tener que desobedecer la ley de su país, si es que quieren permanecer fieles a Dios. Una vez establecida, la intromisión en los asuntos religiosos se va a expandir hacia otros temas, incluyendo la observancia del domingo y otras cuestiones religiosos.
Es incierto lo que va a hacer el próximo presidente, pero sin importar del partido que sea, él va a tomar este proceso y lo va a continuar. Esto parece llevarse a cabo en forma desconectada. Cada asunto que erosiona la constitución puede parecer desconectado de los demás. Pero gradualmente, con los diferen-tes partidos políticos que conducen Norteamérica, se está construyendo un nuevo orden social. Y la mayoría de las personas ni siquiera se dan cuenta de esto. Eventualmente, todas estas piezas del rompe-cabezas se van a juntar, y un día vamos a despertar y nos vamos a dar cuenta que nuestros derechos y libertades se han ido, y que estamos viviendo en un estado de total vigilancia, el cual posee el poder pa-ra imponer sus decretos y leyes sobre las personas de una manera opresiva.
No debiéramos temer el nuevo orden si es que estamos en Cristo. Otros han pasado a través de esto an-tes. Han sufrido y hasta han dado sus vidas por amor a sus conciencias. Algunas naciones son así, aun en estos días. Norteamérica y las naciones de la Comunidad Británica del mundo desarrollado, fueron establecidas bajo otros principios totalmente diferentes. Fueron construidas bajo el principio de la liber-tad. Fueron construidas alrededor de un marco legal, el cual debía impedir esos desarrollos que estamos viendo ahora. Pero finalmente, van a sucumbir a lo que la Biblia predice que será una religión global.
Los ángeles están reteniendo los vientos de lucha hasta que todos los detalles estén en su lugar, proba-dos, y que todos los problemas y fallas hayan sido solucionados, y las filtraciones hayan sido selladas. Entonces vendrá una inmensa crisis sobre todo el mundo, la cual hará que “los corazones de los hombres desfallezcan debido al miedo”. Cuando esto suceda, todas las protecciones de libertad que han sido gradualmente erosionadas, serán puestas a un lado, y el pueblo de Dios será colocado en el crisol de la crisis. Serán maldecidos tal como lo fue Elías, por ser un problema para Israel. Serán acusados de ser la causa de las calamidades y desastres que alcanzarán especialmente a las ciudades de las naciones.
Nuevamente, si estamos en Cristo, no debemos tener miedo de estas cosas, sino que podemos entender-las claramente, de tal manera que podamos ayudar a otros a salir de la trampa de Satanás. El tercer Elías va a tener una convicción y un sentido de deber para con el Dios del cielo, el Dios de Elías.
Este es el verdadero significado del tercer Elías. Al igual que el profeta de antaño, ellos van a enfrentar a un gobernante airado y a iglesias decididas a rebelarse. Van a enfrentar las leyes de apostasía nacional y global, y van a proclamar el verdadero sábado de descanso, el cual ha pertenecido a la Ley de Dios desde la creación. Les van a abrir la Biblia a las almas hambrientas tal como lo hizo Elías, y les van a explicar la voluntad de Dios.
Oh amigos. Seamos parte de eso. Vuestro destino eterno depende de vuestras decisiones actuales. Por lo tanto, vivamos para Jesús y aprendamos a amar la palabra de Dios. Tengamos una pasión por Su ley y elevemos estos maravillosos principios de Su reino. Preparémonos para ser el tercer Elías.
Ahora volvamos a la historia de Elías para entender un poco más acerca de vivir en una sociedad de to-tal vigilancia y lo que Dios intenta hacer con Su pueblo fiel durante ese tiempo.
Después que Elías vivió en el hogar de la viuda por un buen tiempo, Dios condujo a la viuda a la más dura prueba de su fe. Y ella realmente luchó. Dios la había salvado a ella y a su hijo del hambre, y ahora su hijo se enferma y muere en forma repentina e inesperada.
1ª Reyes 17:17-18 dice: “Después de esto el hijo de la dueña de la casa enfermó, y la enfermedad fue tan grave que quedó sin aliento. Ella dijo a Elías: ‘¿Qué tienes contra mí, varón de Dios? ¿Has venido a recordarme mis pecados, y hacer morir a mi hijo?’”
Esta carga es demasiado grande como para que ella la lleve. Ella perdió a su esposo y su posición eco-nómica algún tiempo antes, y ahora pierde lo único que le había quedado. Este es su único hijo y fue su consuelo en su soledad. Ella se pregunta si habría cometido algún pecado, o tal vez su pecado anterior de haber adorado a Baal es la causa de su aflicción. Ella le había demostrado una gran hospitalidad al profeta. ¿Cómo podría recibir un pago tan terrible, la muerte de su hijo?
Piensen en esto por un momento. ¿Qué piensan ustedes que quería hacer Dios al permitir que esto le sucediera? Es importante entender que Dios permite que nuestras más preciosas pertenencias nos sean quitadas, para que aprendamos a volvernos hacia Él. Su fe no era tan fuerte como debía ser. Su expe-riencia no era tan rica como podía ser. Algunas veces Dios permite que suframos dolor para que poda-mos abrir nuestros ojos y podamos ver cómo otros seres humanos han ocupado el lugar de Dios.
Dios bendice para fortalecer nuestra fe. Pero un cambio hacia abajo en ciertas circunstancias también puede ser Su bendición. La adversidad nos ayuda a volvernos a Él con una oración más sincera y po-demos revisar nuestras vidas para ver si hay algo que no está en armonía con Su palabra. Pero en el do-lor y en el sufrimiento Dios nos abre una ventana del cielo que de otra manera no la disfrutaríamos. En este mundo, mis amigos, tenemos que regocijarnos sin importar adónde estemos, ya sea en una prospe-ridad temporal o terrenal, o en la pobreza, en el dolor o la aflicción.
El hijo de la viuda era su único consuelo en su viudez. Era su único hijo. La querida mujer había espe-rado que su hijo muriera por inanición, un destino peor que morir por una enfermedad. Pero él había si-do milagrosamente salvado con la llegada de Elías. Ahora la muerte de su hijo la llenó de angustia, porque todo esto parecía innecesario. ¿Se había ella olvidado de las bendiciones que había recibido, de los milagros que sucedieron y que aún estaban sucediendo? Cuán fácil es que nos olvidemos de lo que Dios ha hecho por nosotros en medio de una terrible prueba. Somos muy rápidos para maldecir a Dios cuando las cosas no nos salen bien. Pero a menudo es Dios el que trae tanto las bendiciones de prospe-ridad como las bendiciones de adversidad.
Esta mujer tenía todas las expectativas de que Dios le haría bien. Después de todo, ella había visto a un gran profeta del Señor. Ella probablemente lavó su ropa, limpió su cuarto y también hizo su pan cada mañana. Ella había sido empleada para sostenerlo y tenía fuertes razones para pensar que ella sería pro-tegida de cualquier daño y peligro. Pero perdió a su hijo. Imaginen el golpe de las expectativas deshe-chas. ¿Se volvería ella ahora a Dios?
El inesperado y repentino problema la llevó a hablar apasionadamente y contendió con Elías. “¿Qué tienes contra mí, varón de Dios?” “¿No te he servido y te he cuidado y te he dado un lugar en mi ho-gar? ¿No he sido obediente a tus instrucciones y a las instrucciones de tu Dios?” Ustedes pueden ver cómo se sentía ella. Esencialmente maldice a Elías y por extensión, al Dios de Elías, por la muerte de su hijo. Para ella, Elías era el representante de Dios y ella se angustió pensando que sus pecados eran tan grandes que ni siquiera su servicio en la causa de Dios la salvaría del castigo. ¿Había cometido ella algún pecado por el cual estaba pagando ahora el precio? A menudo las personas piensan así cuando pasan por una adversidad. Ellos piensan que Dios los está castigando por algún gran pecado en sus vi-das. La adversidad es uno de los caminos que Dios usa para que nos arrepintamos de nuestros pecados, pero no es la única razón para que exista la adversidad. Job tuvo una severa adversidad, y no había ofendido a Dios.
Pero ahora, en su extrema angustia, la viuda se aferra a lo que sea para encontrar algo racional que ex-plicara la enfermedad mortal. Ella pareció olvidar las bendiciones y la misericordia que Dios le había mostrado y su fe fue profundamente probada. Pero es más que una prueba de su fe. Pensemos un poco más profundo acerca de la terrible experiencia por la cual estaba pasando.
Dios estaba conduciendo a esta mujer por Sus caminos ocultos. Él quería mostrarle algo acerca de Sí mismo, que ella jamás iba a entender a menos que pasara por esta prueba. Ella va a entender ahora de una manera simple, el misterio de la separación entre Dios y su Hijo unigénito, Jesucristo, al llevar el peso de todo el mundo sobre Sí mismo allí en el Getsemaní. Él iba a mostrarle a esta mujer algo del do-lor que Él iba a sufrir cuando Cristo tomara sobre Sí mismo todos los pecados cometidos y que iban a ser cometidos y de los cuales iba a haber arrepentimiento. Ella no podría entender completamente el dolor de la separación del Padre y del Hijo cuando Cristo estuvo en la cruz, pero a través de la pérdida de su único hijo tendría una pequeña vislumbre.
Piénsenlo, mis amigos. Elías era capaz de mostrarle a esta mujer de la nación pagana de Sidón, algo que no podía mostrarle a su propio pueblo en Israel. Le mostró un destello del amor de Dios por el mundo perdido, especialmente por aquellos que “estaban lejos”, como ella.
Oh mis amigos, Dios los ama. Él ama a sus vecinos. Él ama a aquellos que están cerca del entendimiento de Su verdad, pero también ama a aquellos que están bien lejos de ella. Él desea usarlos para que los alcancen. Él quiere usarlos como Su tercer Elías para que entren en sus sufrimientos y los ayuden a en-tender el amor de Dios y la necesidad de arrepentirse y de prepararse para la venida del Señor en las nubes de gloria.
Antes que ustedes culpen a la mujer por su reacción ante Elías, recuerden que ella fue especialmente honrada por Dios. La conexión con Su profeta y con el favor especial de Dios al proveerle cada día alimento y aceite para ella y para su hijo, podría hacer que su corazón fuese elevado por sobre lo que es justo. Ella podría haberse vuelto orgullosa debido a su prosperidad cuando todas las personas a su alre-dedor estaban muriendo de hambre. Esta aflicción la iba a mantener humilde y dependiente de Dios.
En este mundo, a menudo somos grandemente bendecidos por nuestro Padre celestial, quien es tan bueno con nosotros. Él se nos manifiesta a Sí mismo todos los días con las bendiciones del cielo. Todo lo que tenemos que hacer es abrir nuestros ojos y mirar a nuestro alrededor. Pero algunas veces tenemos que estar preparados para las reprensiones y reprobaciones de la providencia de Dios. Lo que pensamos que es fuerte e inamovible, realmente es muy provisorio y pasajero. Por lo tanto, tenemos que regocijarnos en los buenos tiempos con el punto de vista de que también tenemos que regocijarnos con los así llamados “malos” tiempos, cuando la providencia de Dios adquiere otro matiz.
Es fácil ser fuerte y feliz cuando las cosas andan bien, pero cuando la aflicción “te ha venido a ti, te desalientas” Job 4:5. Sin embargo, es en la aflicción donde debiéramos poseer más confianza en Dios que en los buenos tiempos. Es durante la aflicción que tenemos que hacer descansar en nuestra fe más firmemente en las manos de nuestro Salvador. Es durante la aflicción que tenemos que confiar since-ramente en la providencia de Dios. Y es en la aflicción que tenemos que regocijarnos aún más fervien-temente en Su amor.
Elías se afligió por el niño y se le partió el corazón al ver las lágrimas y el dolor de la madre. Él también sintió la aflicción. Se siente tocado por la pena de ella. De esta manera, Elías es un tipo de Cristo. Él experimentó la pérdida.
Elías, a través del poder de Dios, alimentó milagrosamente a este niño y a su madre con pan, pero no era un tipo de pan que impidiera la enfermedad ni la muerte. Era pan terrenal. Ahora, Dios a través de Elías, iba a enseñarle una lección importante para toda la vida; la vida humana no es tan importante como lo es la vida espiritual.
Jesús le dijo a los líderes Judíos apóstatas de su tiempo: “Vuestros padres comieron el maná en el de-sierto, sin embargo murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que quien coma de él, no muera. Yo Soy el pan vivo que descendió del cielo. El que come de este pan, vivirá para siempre. El pan que daré por la vida del mundo es mi carne”. Juan 6:49-51.
Ustedes pueden ver, Elías estaba a punto de enseñar que la vida no consiste de pan terrenal y que el pan más importante es el pan espiritual. Un hombre puede comer pan espiritual y tener vida eterna. Este pan es la palabra de Dios, la cual es Cristo, el cual descendió del cielo para morir una cruel muerte como substituto del hombre. Cristo dio Su carne, Su vida por la raza humana caída. El entender Su sacrificio en la cruz, es la manera en que ese pan celestial alimenta al pecador y restaura Su vida eterna cuando se entrega a su poder. Mientras estudiamos la palabra de Dios bajo la influencia del Espíritu Santo, somos alimentados con el maná celestial. Tenemos vida de lo alto. Y mientras ajustamos nuestros caracteres terrenales en armonía con el carácter de Cristo, recibimos más pan y alimento del cielo.
La enfermedad y la muerte terrenal, no es nada comparada con la enfermedad y la muerte espiritual. Dios permitió que este niño muriera, de tal manera que Elías le pudiera mostrar a esta mujer el verda-dero milagro. No era el milagro del pan terrenal el que importaba tanto. Era el milagro de la vida en Dios. Dios usó a Elías para restaurar milagrosamente la muerte en vida, un adecuado símbolo de la cruz de Cristo.
1ª Reyes 17:19 dice: “Él le dijo: ‘Dame acá tu hijo’. Entonces él lo tomó de su regazo, lo llevó a la cá-mara donde él estaba, y lo puso sobre su cama”.
Elías no discute el problema con la mujer. Él no se defiende a sí mismo. Y tampoco defiende a Dios. Él no tiene la respuesta. Él confía en Dios, pero está profundamente apenado por el terrible acontecimien-to. No puede decir nada, porque no tiene nada para decir. No puede consolarla. No puede predicarle. No puede razonar con ella. Algunas veces, mis amigos, esto es lo que sucede. No hay nada que ustedes puedan decir. Solo puede mantener su boca cerrada en la presencia de alguien que está pasando tanto dolor y agonía. Al igual que Elías, todo lo que pueden hacer, es presentarle el problema a Dios. Oh, cuán a menudo nos olvidamos que este es el lugar adonde tenemos que ir en cada prueba y en cada emergencia.
Escuchen esta simple declaración del Deseado de Todas las Gentes p.336. “No hemos de renunciar a la lucha, desalentados, sino que en toda emergencia hemos de procurar la ayuda de Aquel que tiene recur-sos infinitos a su disposición”. Esta promesa es tanto para nosotros como lo fue para Elías. Memorícen-la, disfrútenla y repítanla una y otra vez.
Elías simplemente le pide a la mujer que le dé al hijo. Él posee un cuarto propio en el desván del se-gundo piso de la casa. Tal vez estaba debajo del alero, como acostumbran a ser los desvanes. En este lugar, él podía permanecer escondido durante mucho tiempo y los ojos del espionaje no lo verían. Uno se pregunta si este desván ya estaba allí cuando Elías llegó, o si tuvo que ser especialmente construido para él. De cualquier manera, fue dedicado al profeta, y no fue solamente un lugar especial adonde pu-diera dormir y guardar algunas cosas. Sino que era su lugar especial de oración. Era su altar para su Dios.
Mis hermanos y hermanas, ¿poseen ustedes un lugar especial en vuestros hogares que es un altar para vuestro Dios? ¿Existe algún lugar en el cual puedan orar y pedir la guía de Dios, un lugar donde llevar vuestros problemas, dolores y tristezas? Oh amigos, esto es muy importante. Llévenle todos vuestros pesares a vuestro Padre celestial. No traten de resolver sus problemas ustedes mismos. Ustedes necesi-tan Su sabiduría y gracia para todo y especialmente en cada emergencia.
Elías lleva al joven a su propio cuarto y lo coloca sobre su propio lecho. Entonces le suplica humilde-mente a Dios que el niño sea restaurado. Él ora para que el aliento de vida vuelva al cuerpo del niño pa-ra que pueda vivir nuevamente.
Escuchen la oración de Elías en el versículo 20. “Y clamando a Jehová, dijo: Jehová Dios mío, ¿aún a la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciéndole morir su hijo?”
Piensen en lo que está incluido en la oración de Elías mientras razona con Dios. “Mira lo que esta mujer ha hecho por mí”, ora él. “Ella me ha cuidado. Me ha ocultado y me ha protegido de los ojos de los espías. Ella me ha alimentado con pan y agua. Me ha nutrido y me ha socorrido y me ha suplido con todas las necesidades terrenales. Yo estoy aquí residiendo temporalmente con ella, porque Tú me en-viaste. Ciertamente, Tú has tomado todo esto en consideración, y sin embargo has permitido que este niño, su único hijo, muriera. Tal vez hasta has tomado su vida con un propósito. ¿Por qué, mi Dios, le has hecho esto a esta viuda que ya está afligida debido a su viudez? Tú eres el Dios de las viudas y de los afligidos. ¿Cómo puedes permitir que le sobrevenga aun este terrible sufrimiento? ¿Qué van a pensar los demás? La viuda es mi mejor benefactora. Otros que escuchen sobre esto, ¿estarán temerosos de recibirme, porque adondequiera que vaya llevo la muerte? Todo Israel está muriendo debido a la palabra que Tú me diste para que le dijera a Acab, reteniendo la bendición de la lluvia. Ahora, hasta los ex-tranjeros están afligidos de muerte delante de mi presencia”. Aun cuando esto no está dicho literalmen-te en palabras, el análisis cuidadoso de lo que dijo Elías desprende todas estas ideas.
Ahora, he aquí el resto de la oración de Elías; versículo 21. “Y se tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él”.
¿Por qué se tendió Elías tres veces sobre el niño? Esto es tremendamente simbólico. Es como si él es-tuviera tratando de colocar su propio aliento y calor en el cuerpo del niño. Él estaba mostrando su pro-pia identidad con el niño. Simbólicamente lo cubrió, mientras estaba bajo la inspiración divina, y le rogó a Dios por su resurrección. Este símbolo representa a Cristo, el cual vino a esta tierra para soplarle el aliento de la vida nuevamente a la humanidad, y a ofrecerle una vía de escape del pecado y una resu-rrección a la vida eterna.
El impulso divino de Elías de acostarse sobre el niño, era una señal de lo que Dios haría a través de Su poder y Su gracia, para resucitar las almas muertas a la vida espiritual. Si ellas están dispuestas, el Es-píritu santo vendrá sobre ellas, las cubrirá, y les dará vida. Cuando ustedes, que están muertos en sus pecados y transgresiones, y aceptan la vida de Dios en sus propias almas, son restaurados a la vida eterna en Cristo. ¡Es un acto espiritual y milagroso de Dios!
Pero también existen otros simbolismos. Elías cubrió el cuerpo del niño con su propio cuerpo, mano con mano, pie con pie, corazón con corazón. De la misma manera, hablando espiritualmente, ¿no es eso lo que hizo Jesús por nosotros, cuando se hizo uno con la raza humana? Él tomó nuestro cuerpo, nuestras manos, nuestros pies, y nuestros corazones. Él se identificó plenamente con nosotros y entró en nuestros sufrimientos y aflicciones. Hasta entró en nuestra muerte, para que podamos tener vida eterna. Simbólicamente Elías entró en la experiencia del niño al colocarse sobre él tres veces, así como Cristo entró en la experiencia de la raza humana. Recuerden que Elías no es un hombre de muchas palabras. Él es un hombre de acción. El acto inspirado de Elías, ilustra la totalidad de la humanidad de Cristo y Su identidad con la raza humana.
Cristo estaba tan cerca de la familia humana, que se estiró sobre la cruz y tomó nuestro castigo, de tal manera que pudiéramos escapar a la muerte eterna. Mano sobre mano, pie sobre pie, corazón sobre co-razón, Él tomó totalmente nuestro lugar en la cruel cruz. Él tomó nuestro castigo, para que pudiéramos ser espiritualmente restaurados de la cabeza hasta los pies. Su corazón fue quebrantado, para que nues-tros corazones pudieran ser sanados. Debido a Su sacrificio, al tomar lo que nos correspondía a noso-tros, podemos obtener lo que, con todo derecho, le pertenecía a Él.
Escuchen esta maravillosa declaración de la Review and Herald, del 21 de Marzo de 1893. “El Reden-tor del mundo fue tratado como nosotros merecíamos ser tratados, para que nosotros pudiésemos ser tratados como Él merece ser tratado. Él vino a nuestro mundo y tomó nuestros pecados sobre Su propia alma divina, para que pudiéramos recibir su justicia imputada. Él fue condenado por nuestros pecados, en los cuales Él no tuvo ninguna participación, para que pudiéramos ser justificados por Su justicia, en la cual nosotros no teníamos ninguna participación. El Redentor del mundo se dio a Sí mismo por noso-tros. ¿Quién era Él? La Majestad del cielo, derramando Su sangre sobre el altar de la justicia, por los pecados del hombre culpable”.
Pero hay más. Elías, que ya era un hombre de oración, le suplicó a Dios que le restaurara la vida a este niño. Elías le suplicó a Dios que lo resucitara. ¿Creen ustedes que nosotros, siendo el tercer Elías, te-nemos que suplicarle a Dios para que reavive Su Espíritu en nuestras vidas, en nuestros hogares, en nuestras escuelas, en nuestras comunidades y en nuestras iglesias? Dios los necesita a ustedes para que le supliquen en oración por las almas perdidas. Si ustedes no poseen esa experiencia, ¿cómo puede Él obrar? Pero cuando hacemos eso, él va a actuar para traerlos de vuelta a la vida. Oh amigos, esta es vuestra obra. Es mi obra. Tenemos que buscar al perdido, y tenemos que suplicarle a Dios para que se mueva sobre ellos con Su Espíritu Santo, así como Elías le suplicó a Dios por la resurrección de este querido niño. Amigos, tenemos que ser hombres y mujeres de sincera oración, porque de otra manera, no podremos ser parte del tercer Elías.
Dios no trató a la viuda de la manera que ella lo merecía. En cambio le mostró Su amor por ella a través de esta profunda lección de pérdida y de restauración. Él le hace comprender la pérdida de Su propio Hijo por Su muerte en la cruz. No sabemos si ella entendió completamente la lección, pero Elías también nos está enseñando. ¿Creen que Dios los coloca frente al dolor, a la pena y a la pérdida, para poder hacer lo mismo con ustedes, para enseñarles algo acerca de Él mismo, para que también puedan entrar en Sus sufrimientos? Ustedes lo harán, si es que son parte del tercer Elías.
De paso, la palabra Hebrea nephesh, que es traducida como “alma” en estos versículos, aparece 700 veces en el Antiguo Testamento, y ha sido traducida de muchas maneras diferentes. Pero la palabra nephesh jamás apoya o sugiere la idea de una entidad inmortal con una existencia consciente separada del cuerpo. Traducirla como “alma” en este pasaje en particular es incorrecto. Habría sido mejor tradu-cirla como “vida”, ya que en otras instancias ha sido traducida de esa manera. Por ejemplo, más adelan-te en la misma historia, Elías le pide al Señor que tome su vida, o nephesh (1ª Reyes 19:4). Los traduc-tores usaron correctamente la palabra “vida” para nephesh en este caso. “Vida” es el término que está más en armonía con lo que Elías le está pidiendo a Dios por el niño. “Que la vida de este niño pueda volver a él nuevamente”.
Elías se colocó tres veces sobre el niño y oró a Dios. Él tenía perseverancia. Y Dios responde la oración sincera y perseverante. Amigos, esto es de vital importancia que lo entendamos. Algunas veces Dios no responde inmediatamente nuestras oraciones, porque desea que seamos más sinceros y que aprendamos a ser perseverantes. Esto es importante, si es que ustedes van a colocar a prueba su fe. Si ustedes van a poseer poder, tienen que tener oraciones perseverantes. Si van a poseer influencia espiritual, tienen que tener oraciones perseverantes. Si ustedes van a cumplir plenamente toda la obra del tercer Elías, tienen que tener oraciones perseverantes.
Versículo 23. “Tomando luego Elías al niño, lo trajo del aposento a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo Elías: Mira, tu hijo vive.”.
Esta es la primera vez en la historia que alguien resucita de entre los muertos. Nunca antes había suce-dido en Israel. Pero le sucedió a esta mujer Fenicia, que había obedecido fielmente las instrucciones del Señor. La resurrección de su hijo alivió a la mujer en más de un sentido. Primero, fue aliviada del dolor de su pérdida. Segundo, fue aliviada de sus sentimientos de culpa debido a su pecado pasado de haber adorado a Baal. Tercero, fue aliviada de la idea de que el Dios del cielo era vengativo como los dioses Fenicios. Y cuarto, fue aliviada en cuanto a la presencia de Elías.
Aquí hay una lección sobre el poder de la oración, y sobre el poder de Aquel para responder oraciones. Observen también que este es el poder de Aquel que puede volver a dar la vida. En este sentido, hay otra lección espiritual. Cuando estamos muertos en pecado, Dios es misericordioso con nosotros, y ex-tiende Su amor y perdón. Y cuando nos arrepentimos, se nos otorga el perdón y somos restaurados a una nueva vida en Cristo. El niño que Elías resucitó de la muerte, es un claro ejemplo de lo que Cristo puede hacer en tu vida.
¡Imaginen la alegría de ella! Ahora, en vez de lágrimas de tristeza, había lágrimas de felicidad. El cora-zón de la viuda está rebosando y sus pensamientos se volvían hacia Elías y su Dios. “Entonces la mujer dijo a Elías: Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu bo-ca.” Esto está en 1ª Reyes 17:24.
Ella sabía esto de antes, pero de alguna manera el perder a su hijo la hizo vacilar. La confianza de la viuda en Dios fue restaurada y fortalecida por la resurrección de su hijo. Su fe es reavivada y reconoce el papel profético de Elías. Ella se entrega a la dirección de la palabra de Dios a través del profeta. Ella ahora es una creyente y una adoradora del verdadero Dios de Israel. Ya no va a adorar más a Baal.
Acuérdense que todo esto sucedió en Sarepta, una ciudad limítrofe de Sidón. La viuda había mantenido en secreto la presencia de Elías. Ni siquiera el aumento milagroso del alimento y del aceite fue hecho público. Si otros hubiesen descubierto la presencia de Elías, Acab también lo habría descubierto.
Elías no estaba buscando la alabanza terrenal. Él estaba más interesado en hacer el bien que ser conoci-do por ello. Y aparentemente las personas de Sarepta no percibieron nada anormal en el hogar de la viuda. Tal vez ella vivía al final de una calle oscura donde pasaban muy pocos transeúntes. Tal vez ella poseía otros tipos de protección visual, tal como un seto o algunos árboles, los cuales impedían que los ojos espías vieran algo. Realmente no sabemos cómo, pero Elías pasó desapercibido en Sarepta. Ni si-quiera la resurrección del muerto llamó la atención. Esto fue un dolor privado y una alegría privada. Era demasiado peligroso para compartirlo con otros. Dios protegió a Elías de ser descubierto, hasta que Él decidiera terminar con la devastadora y mortal sequía.
Dios en su providencia, también va a proteger a aquellos que van a enfrentar la apostasía de la tierra en nuestros días. Él va a usar a Su pueblo fiel, el tercer Elías, para mostrarle el camino de la salvación al perdido, aun cuando sean perseguidos por amor a la justicia. Ellos van a tener que esconderse en lugares solitarios durante un tiempo. Tal vez tengan que irse a tierras extrañas. Tal vez tengan que vivir en circunstancias no familiares, pero Dios sabe dónde están y Él los protege con especial cuidado. En me-dio de una apostasía casi universal, Él observa al verdadero Israel. “No se adormecerá ni dormirá, el que guarda a Israel”, dice el Salmo 121:4. Ese es nuestro Dios, mis amigos. Él jamás pierde nada. Siempre está allí; siempre despierto. Jamás les da la espalda a las almas fieles que sinceramente están tratando de hacer Su voluntad.
Y así fue con Elías. Dios siempre lo estuvo cuidando, ya sea en el arroyo de Querit, siendo alimentado por los cuervos, o bajo el cuidado y hospitalidad de la viuda. Todos estaban bajo la dirección de Dios y todos Le obedecieron. ¿Creen ustedes que Dios puede hacer esto hoy? Yo sí. ¿Creen ustedes que Dios va a hacer esto por ustedes? Yo sí. Si ustedes lo creen, entonces no necesitan temerle al futuro. No ne-cesitan temerle a la angustia que va a caer sobre todo el planeta. No necesitan temerle a la persecución o a la opresión patrocinada por el Estado. Sólo sigan haciendo su trabajo y ajústense a las circunstancias. Tal vez tengan que trabajar secretamente, y quizás durante algún tiempo, hasta tendrán que esconderse de los poderes existentes. Pero Dios siempre los sostendrá, porque Dios ha prometido que “éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras.” Isaías 33:16.
Amigos, ¿están tratando de seguir el consejo del profeta? ¿O ignoran lo que dice el profeta y viven sus vidas de la manera que les parece? Muchos cristianos quieren los beneficios y bendiciones de Dios, pero no quieren vivir la vida o “andar en el camino” como se dice a menudo. Si ustedes quieren tener éxito en su búsqueda de la vida eterna; si quieren tener éxito en vencer el pecado; si quieren tener éxito en ser el tercer Elías, tienen que seguir y obedecer el consejo de los profetas. Y en estos últimos días, Dios nos ha provisto una instrucción inspirada. ¿La siguen ustedes? ¿O andan con sutilezas debido a los sa-crificios que esto involucra?
Hay una cosa más para observar acerca de la muerte del niño. Dios permitió que sucediera para profun-dizar la fe de la mujer en Él. Elías la iba a dejar muy pronto. Al conducirla por este valle de dolor y de angustia, la resurrección fue más dulce, y su confianza en el Dios de Israel fue más profunda y más fuerte. Ella quedó abundantemente satisfecha con Dios, y jamás iba a dudar nuevamente de Su amor. Y continuaría adorando y obedeciendo al Dios de Israel, aun cuando el profeta ya no estuviera con ella.
¿Creen ustedes en el profeta, aun cuando el profeta ya no esté con nosotros? ¿Pudiera ser que una de las razones por la cual Dios permite que pasemos por el dolor en esta vida, sea para que entendamos más profundamente a Dios? Yo sí. Estoy convencido de ello. Dios permite el dolor y el sufrimiento para que nos aferremos más a Él. El dolor es a veces lo mejor para profundizar nuestra confianza y nuestra fe en Dios.
Observen que todo esto se desarrollaba mientras Elías estaba en el exilio en un país extraño. Nosotros somos extranjeros en un país extraño. Esta tierra no es nuestro hogar. Pero estamos obligados a vivir aquí en este mundo cada vez más impío. Elías estaba siendo perseguido por los poderes de la tierra. Él tuvo que esconderse. Pero Dios usó este tiempo mientras él estaba escondido, para enseñarle maravillo-sas lecciones a la viuda Fenicia, acerca de un Dios amoroso que le daría salvación. Además, Él también nos está enseñando a nosotros. Vamos a tener la misma experiencia si somos parte de la historia del úl-timo Elías.
Elías es un hombre de oración y por lo tanto es un hombre de poder. Ustedes pueden tener el mismo poder que tuvo Elías si persistentemente le suplican a Dios por ello. Si van a cumplir con los principios del tercer Elías, entonces es vital.
Amigos, ¿quieren ser parte del tercer Elías? ¿Quieren que sus vidas sean semejantes a la de Elías? ¿Quieren tener su poder con Dios? Si así lo desean, entonces pueden responder al llamado de Dios para que vuestras vidas estén en armonía con la vida del profeta. Háganlo hoy. Puede que no posean la ins-piración directa que tuvieron los antiguos profetas. Pero lo que Dios necesita son aquellos que Le aman con todo su corazón, y a aquellos que aman a los perdidos tal como Él los ama. Cuando ustedes sienten preocupación por las almas, su celo va a ser de acuerdo al conocimiento y harán todo el esfuerzo posible para salvar a otros que estén a su alrededor.
Oremos. Nuestro Padre celestial, estamos tan agradecidos por la historia de Elías. Gracias por las lec-ciones que ella contiene, y por las importantes instrucciones que tiene para nosotros en nuestros tiempos. Oramos para que podamos desarrollar una persistencia y una sinceridad similar en la oración. Tú estás tan interesado en obrar milagros hoy como lo estabas en aquel tiempo. Pero somos débiles en poder, porque no actuamos en fe ni en sincera oración. Por favor, Padre, haznos fuertes en fe y en oración. Que podamos volver nuestros corazones al Maestro. Que siempre ministremos a todas las almas que podamos encontrar. Y guárdanos fieles hasta que Jesús venga en las nubes de gloria. En el nombre de Jesús, amén.
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