Llamado a la Cena de Bodas
Por Pastor Hal Mayer
Queridos amigos:
Bienvenidos al Ministerio Guardad la Fe. Y gracias por estar junto a mí hoy en el estudio de la Palabra de Dios mientras analizamos los tiempos apremiantes en que vivimos. El mes pasado examinamos la crisis económica en Europa y cómo esta crisis nos está acercando al plan que los globalistas tienen en mente para establecer una confederación mundial de todos los poderes corruptos y apóstatas del mundo. Este mes vamos a estudiar la preparación que cada uno de nosotros debe hacer a medida que tratamos de entender las implicaciones proféticas del fin del tiempo en la parábola de Cristo de la gran cena y de las vestiduras de bodas.
Pero antes de comenzar, me gustaría agradecerles por sus oraciones y donaciones para apoyar la obra de Guardad la Fe y también por Highwood en Australia. Y como ustedes saben, mantenemos informados a nuestros colaboradores acerca de las importantes cosas que suceden en el Ministerio Guardad la Fe, incluyendo las emocionantes providencias que Dios está efectuando en Highwood, a través de nuestra carta enviada a aquellos que hacen una donación cada mes, no importa el monto. Gracias por colaborar con el esfuerzo mundial del Ministerio Guardad la Fe en preparar a un pueblo para encontrarse con nuestro Dios. Sus oraciones y apoyo son muy importantes en este tiempo.
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Finalmente, quiero añadir que el Centro de Calidad de Vida de Highwood en Victoria, Australia, continúa ministrando a las almas. Y el Señor continua bendiciendo la obra allí y esta sigue progresando. Por favor, continúen orando por Highwood. Tenemos unos proyectos urgentes de remodelación que debemos llevar a cabo y estamos orando para que Dios nos provea los fondos necesarios.
Al comenzar nuestro estudio hoy, por favor si les es posible, inclinen sus cabezas conmigo y pidámosle a Dios que envíe a Su Espíritu Santo mientras estudiamos.
Nuestro amoroso Padre celestial, gracias por Jesucristo, quien se ofrece para hacernos puros y limpios. Él es tan cariñoso y misericordioso con nosotros. Nos ha preservado de muchas dificultades y pruebas. Nos ha sostenido aun cuando no lo merecemos, de tal manera que podamos amarlo más a Él que al mundo; más que a Satanás, y más que a nosotros mismos. Hoy, mientras estudiamos la parábola de las vestiduras de bodas, ruego que tu Santo Espíritu nos pueda iluminar grandemente para que podamos tener la justicia de Cristo en nuestros corazones. Vístenos con Su justicia, te lo suplicamos. En el nombre de Jesús, amén.
Para comenzar hoy, me gustaría leer un pasaje del maravilloso libro titulado Palabras de Vida del Gran Maestro p.249. Helo aquí. “La parábola del vestido de bodas representa una lección del más alto significado. El casamiento representa la unión de la humanidad con la divinidad; el vestido de bodas representa el carácter que todos deben poseer para ser tenidos por dignos convidados a las bodas”.
¿Cuál es esa lección del más alto significado? Es una lección sobre la unión de la humanidad con la divinidad en la batalla contra Satanás. Es una parábola que nos cuenta una historia que ilustra un gran cuadro; lo que tenemos que hacer para estar listos para la crisis final y para un hogar en el cielo.
Yo quiero tener un hogar en el cielo, ¿y ustedes? Tal vez no haya un incentivo mayor para colocarse las vestiduras de bodas para estar con Jesús y con los ángeles y vivir en el medio ambiente totalmente libre de estrés y puro del cielo. ¿No es ese un maravilloso incentivo? Pero el mayor incentivo de todos es es-tar junto con Jesús para siempre.
Pero la parábola de las vestiduras de bodas y sus consecuencias forman parte de una parábola mayor de la cena de bodas y del Señor de la casa, el Rey. En el evangelio de Lucas, aparece un texto un poco diferente sobre la historia de los convidados a la fiesta, o a la gran cena, a lo que presenta Mateo en su evangelio. Tal vez Lucas estaba contando su propia manera de ver las cosas sobre la misma parábola, y no incluyó todos los detalles que incluyó Mateo. De cualquier forma, vamos a ver ambas historias para obtener un cuadro más amplio del maravilloso llamado de Cristo a unirnos a Él.
Pero hay algo acerca de la parábola de la gran cena y de las vestiduras de bodas, que yo quiero señalarles. Jesús nos estaba dando una profecía; una profecía de los últimos días en los cuales estamos viviendo. Sí, incluye una profecía de los tiempos apostólicos, la cual en aquel entonces estaba aún en el futuro. Pero muchos, que estudian esta parábola, se concentran en asuntos claves y en el simbolismo de las vestiduras de bodas, pero no meditan mucho acerca de los más amplios aspectos de las profecías que Jesús incluyó en la parábola.
Cuando Él dio esta parábola, estaba pensando en las generaciones futuras, y especialmente, en aquellos que estarían viviendo justo antes que Jesús viniese en las nubes de gloria. ¡Es una fantástica parábola! Contiene muchos elementos proféticos. Tal vez ustedes nunca han pensado en ello de esta manera, así que hoy, quiero que juntos pensemos proféticamente.
La Biblia está llena de profecías concernientes a la segunda venida de Jesús. Y aparecen en formas muy diferentes. Yo puedo ver por lo menos cinco.
Primera forma, hay una revelación directa. “Noé, de acá a 120 años, voy a traer un diluvio sobre la tierra”. Y en 120 años vino el diluvio. Este es un ejemplo de una revelación directa. Hubo muchas otras revelaciones directas en las Escrituras.
Segunda forma, la mayor parte del tiempo pensamos en la profecía en términos de tipos, símbolos y figuras. Hay muchas bestias, mujeres, estrellas, el sol, la luna, la tierra, el agua, las imágenes, los reyes, los mercaderes, etc., que representan o simbolizan entidades reales sobre la tierra. Estas figuras y símbolos a menudo hacen cosas, como decir grandes cosas, destruir las cosas en pedazos, estampar cosas, blasfemar, huir hacia el desierto, etc., lo cual también representa eventos y eras en la historia y a menudo nos cuentan de desarrollos futuros, que aun no han sucedido.
También encontramos tipos en muchos lugares, pero especialmente en el santuario. Todo el sistema del santuario Israelita era un gran conglomerado de tipos que profetizaban acerca del gran plan de salvación. La profecía es parte del código de la Biblia. Y a menos que ustedes entiendan cómo tienen que descifrar el código, van a interpretar mal los eventos actuales y las grandes cosas que aun van a suceder.
Las promesas son una tercera manera en que Dios nos da un conocimiento profético. El Salmo 91 es un ejemplo bien claro. Observen que el versículo 5 nos dice que si están en el lugar secreto del Altísimo, ustedes no temerán el terror nocturno. ¿No es esa una profecía acerca de terrorismo, especialmente en los últimos días? Ustedes tampoco tendrán miedo de la flecha que vuela de día. Una flecha es un instrumento de guerra. ¿No es esta entonces una profecía que dice que habrá guerras en los últimos días? Jesús también nos dijo eso, pero aquí está en una promesa. Entre paréntesis, ustedes no le tendrán temor a la pestilencia, o a la destrucción, o a la muerte de miles, o a cualquier otra cosa. De hecho, si ustedes están en Cristo, y están viviendo en la experiencia del Lugar Santísimo del santuario celestial (el cual es el lugar secreto) ustedes verán caer a mil a su lado, y a diez mil a su derecha, pero no tendrán miedo, porque eso no los alcanzará.
Ustedes deben acordarse de la promesa que está en El Conflicto de los Siglos p.687, donde dice que durante el tiempo en que la ira de Dios sea derramada sobre la tierra, “mientras los impíos están muriendo de hambre y de pestilencia, ángeles protegerán a los justos y suplirán sus necesidades”. En el Tomo 4 de Espíritu de Profecía p.446 dice: “Aun cuando el pueblo de Dios pase privación, y hasta sufra por falta de alimento, no son dejados a perecer. Mientras los juicios de Dios están cayendo sobre la tierra, y los impíos están muriendo de hambre y sed, ángeles le proveen a los justos alimento y agua”. Amigos, esta es una fantástica promesa. No necesitan temer, ni siquiera un poquito, si ustedes están en Cristo.
Una cuarta manera en que Dios nos da la profecía, es a través de una historia, una historia verídica. La historia de Sadrac, Mesac y Abednego es un clásico ejemplo de una profecía acerca de la crisis de adoración en el fin del tiempo. La historia incluye la ley dominical, la pena de muerte, y muchas otras cosas, incluyendo el globalismo que va a invadir al mundo en el fin del tiempo, para apoyar las opresivas leyes religiosas a una escala global. Otro ejemplo es la historia de Ester, donde está todo el Gran Conflicto en una combinación de historia, figuras y símbolos. Si ustedes quieren aprender acerca de eso, vayan a nuestro negocio virtual (en nuestra página web) y compren nuestra serie de tres partes sobre Ester.
Y finalmente, Dios usa parábolas para darnos profecía. Muchas de las parábolas de Cristo están llenas de profecía. También lo están muchas de las parábolas de los profetas. Hoy, vamos a mirar la profecía a través de la parábola.
La profecía es importante porque nos da información de lo que va a suceder. Sin ella, estaríamos ciegos y tendríamos una excusa para no prepararnos. Pero Jesús quiere que Sus hijos estén tan unidos con Él que les dio profecías de muchas maneras diferentes, para que pudieran aprender lo que significa velar y orar, y para que observaran las señales de los tiempos.
Leamos primero la historia de Lucas sobre la gran cena. Se encuentra en Lucas 14:16-24. Yo creo que ustedes la van a encontrar muy interesante. Pero espero que sean tocados por su poder. Es una parábola de interés irresistible. Piensen cuidadosamente en esto.
“Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos”.
Esta fue la primera invitación hacia los Judíos. Ellos poseían información anticipada. En otras palabras, los profetas como Isaías, Jeremías, etc., todos tuvieron un papel para invitarlos a que se entregaran a Cristo y que se prepararan para la venida del Mesías, el cual vendría a ellos con la salvación. Ellos conocían las profecías, pero desafortunadamente las interpretaron mal. Ellos estaban esperando al Mesías equivocado.
Pero aquí está el paralelismo. ¿Poseemos nosotros un conocimiento anticipado de la segunda venida de Cristo? ¿Tenemos nosotros la oportunidad de entregarnos a Cristo y prepararnos para verlo? Claro que sí. La historia se repite, ¿no es verdad? Al hablarles a los Judíos, Jesús nos estaba hablando profética-mente a nosotros y a Su iglesia en los últimos días.
Versículo 17. “Y a la hora de la cena envió a su siervo a decirle a los convidados: ‘Venid, que ya está todo listo‘”.
Esto se refería a la venida del Mesías. Él era justo y les dijo que todas las cosas estaban listas. Él los instó a que aceptaran la invitación de una manera muy poderosa. Pero lo rechazaron porque no vino de la manera como ellos lo esperaban. Escuchen atentamente lo que Jesús estaba prediciendo acerca de Su iglesia tanto en la era Judía como en nuestros tiempos.
Versículo 18. “Pero todos empezaron a disculparse. El primero dijo: ‘Compré una hacienda, y necesito ir a verla. Te ruego que me dispenses’.
¿Creen ustedes que los bienes pueden impedirles a asistir a la gran cena? Ustedes pueden ver mis amigos, que Jesús nos está diciendo que en los últimos días habrá aquellos que rehusarán la invitación para asistir a la fiesta porque tienen posesiones materiales que gobiernan y alejan su atención del caminar con Cristo. Ellos tienen su estilo de vida y no quieren abandonarlo. De modo que se excusaron mostrando por qué no caminaban con Cristo, por qué no tenían una adoración en familia, por qué no hacían trabajo misionero, y por qué no sacrificaban sus finanzas en la causa de Dios. Pero por sobre todo, por qué no seguían a Cristo con todo su corazón y con toda su alma y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:5.
¿Creen ustedes que hay cristianos, que dicen ser seguidores de Cristo, pero que son ricos y poseen muchos bienes en este mundo y que rehusarán aceptar la salvación? Hay muchos, ¿no es verdad? Eso es lo que el mensaje de Laodicea en Apocalipsis 3:14-18 nos está tratando de decir.
Escuchen lo que Jesús nos dice. “Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas”.
¿Observaron la vestidura blanca? Esa es la vestidura de la justicia de Cristo, la cual tenemos que vestir si es que vamos a estar en el cielo. Vamos a volver a eso más tarde, pero quiero que lo observen aquí en el mensaje a Laodicea. Los Laodicenses no tienen necesidad de nada. Ellos están tan auto-satisfechos que no necesitan a Cristo. ¿Creen ustedes que es posible que su estilo de vida, incluyendo los entretenimientos, los deportes, los alimentos y otras cosas culturales pueden impedirles ir a la gran fiesta? El pedazo de tierra representa todas las cosas que ustedes pueden comprar con dinero, ya sean bienes materiales, juguetes caros, o indulgencias egoístas.
Versículo 19. “Otro dijo: ‘Compré cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos. Te ruego que me dispenses‘”.
¿Cuál es el propósito de tener bueyes? Ellos son para trabajar, ¿no es verdad? Ellos tiran del arado. ¿Creen ustedes que sus ocupaciones o su trabajo pueden impedirles asistir a la gran fiesta? ¿Conocen ustedes a alguien que es tan “adicto al trabajo” que no tiene tiempo para estudiar la Biblia ni para orar? ¿Creen ustedes que ser “adicto al trabajo” es inherentemente una excusa para no asistir a la fiesta? Ellos trabajan tanto que no tienen tiempo para la Palabra ni para conocer a Cristo. Ellos están tan ocupados ganando dinero, o asegurando su jubilación, o tratando de salir adelante, que descuidan seguir la justicia de Cristo. Amigos, ustedes tienen que separar conscientemente un tiempo cada día para Cristo. Esto no sucede si no lo hacen deliberadamente. No pueden ser pasivos cuando se trata de Cristo. Satanás inventará innumerables distracciones para mantenerlos alejados de la Palabra y de la oración. ¿Puede el exceso de trabajo mantenerlos apáticos con respecto a Cristo? Este es el tiempo para arrepentirse, para alejarse de eso y para decidirse a dedicar tiempo a Jesús cada día.
Versículo 20. “Y otro dijo: ‘Acabo de casarme. Por eso no puedo ir‘”.
¿Creen ustedes que con quien se casen puede afectar si van o no a colocarse el vestido de bodas? Esto es algo importante. No nos asombra que la Biblia diga que no debemos entrar en un yugo desigual. Es para vuestra propia protección, para que ustedes tengan días más fáciles, para que puedan ir a la gran fiesta.
Pero aquí hay algo más importante. El matrimonio es la relación más íntima de la tierra. Pero representa a todas las relaciones. Realmente, cualquier relación, si los distrae o les impide estar un tiempo con Cristo, los estará conduciendo a inventar una excusa para no ir a la fiesta.
Las relaciones terrenales, juntamente con las posesiones materiales y con los estilos de vida, pueden robarles su corazón y pueden volverlos indiferentes a Cristo. Estas cosas se convierten en ídolos si los apartan de Él.
Versículo 21. “Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces, enojado el padre de la familia, dijo a su siervo: ‘Ve presto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres y mancos, y lisiados y ciegos’”.
Esta invitación representa el llamado a los Gentiles en los días de los apóstoles. Una vez que los Judíos finalmente, como nación, rechazaron a Cristo, los apóstoles tuvieron que llevar el mensaje del evangelio al resto del mundo, comenzando por Judea y Samaria y después a cada rincón del globo, de acuerdo con Hechos 1:8.
¿Quiénes son representados por el pobre, el manco, el lisiado y el ciego? Estas eran personas que los Judíos menospreciaban y que habían dejado a un lado. Eran malditos. Eran intocables. Que Jesús los incluyera en la parábola fue una ofensa para los líderes Judíos. Al colocar estos dolientes físicos en la historia, Jesús se estaba refiriendo a necesidades espirituales que no estaban siendo satisfechas por los líderes espirituales.
Los pobres son aquellos que no tienen nada. Ellos no poseen ventajas espirituales. Los mancos son aquellos a quienes Satanás ha herido. Han sido maltratados, rechazados, y han sido parias de la sociedad. Los lisiados son aquellos que se ven abrumados al entender mal a Dios, con la falsa teología, y con las prácticas idolátricas. Y los ciegos son aquellos que jamás han entendido las cosas espirituales.
Los Fariseos y los demás líderes Judíos estaban muy agradecidos con su estado espiritual. Ellos pensaban que habían entendido y que podían ver el camino de la salvación. Habían cerrado la puerta para es-tas pobres almas. Pero Jesús se las había abierto. Nuevamente, sin duda, ellos eran muy infelices con esta parábola.
Versículo 22-23. “Y dijo el siervo: ‘Señor, hice lo que me mandaste, y aún hay lugar’. El señor dijo al siervo: ‘Sal a los caminos y vallados, y aprémialos a entrar, hasta que se llene mi casa”.
Esta es la tercera y la última invitación, la más importante. Es dada a todas las personas; a cada nación, tribu, lengua y pueblo. Esto, proféticamente, nos cuenta del triple mensaje angélico, el cual tiene que ser dado en el fin del tiempo. En otras palabras, esta parte de la parábola se aplica perfectamente a los últimos días. Aun hay capacidad, mis amigos. Mientras la gracia aun está abierta, aun hay espacio. ¡Ustedes pueden venir a la fiesta! ¡Ustedes no tienen por qué quedarse afuera! ¡Qué maravillosa oportunidad! No la pierdan. Esta es una invitación para ustedes, tanto para estar en la fiesta, como para convidar a otros para que también estén. Persistir significa urgir, suplicar e insistir en invitar a otros para que se unan a ustedes, porque ustedes son uno de sus siervos.
Versículo 24. “Porque os digo que ninguno de esos hombres que fueron llamados, gustará mi cena”.
Esta es la condenación de la nación Judía como pueblo de Dios. En otras palabras, Cristo profetizó en Sus días, que la nación Judía no sería más la iglesia de Dios, y muy pronto.
Después del rechazo de la iglesia Judía como iglesia de Dios, el apóstol Pablo dijo: “Y ya que sois de Cristo, de cierto sois descendientes de Abrahán, y conforme a la promesa, herederos”. Gálatas 3:29.
Así, los Judíos, de acuerdo a la Biblia, ya no son más el pueblo escogido. Tanto Cristo como Pablo dejan esto bien claro. Aquellos que enseñan que la nación Judía posee alguna significación profética han mal interpretado este versículo. Ahora el pueblo escogido es aquel que es de Cristo.
Pero demos un paso más. ¿Pueden ustedes profesar ser de Cristo, guardar Sus mandamientos, y hasta ser bautizados en la iglesia, y aun no pertenecer a Cristo? Claro que es posible. Me atrevo a decir, que la mayoría de las personas que hoy están en la iglesia, no pertenecen a Cristo. Esta es una terrible con-dición, porque es fácil pensar que están a salvo por ser un miembro de la iglesia, pero en realidad no lo están. De hecho, están condenados a la perdición.
La parábola de la gran fiesta posee importantes implicaciones proféticas para ustedes y para mí. Jesús dio la parábola especialmente para nosotros. Pero esto no es todo lo que se puede decir al respecto. La manera en que lo expone Mateo posee otro detalle importante. La versión de Mateo la coloca en el con-texto de una fiesta de bodas. La novia de Cristo es la Nueva Jerusalén, la cual representa a Su iglesia sobre la tierra. Va a haber una fiesta de bodas a la cual ustedes y yo estamos convidados, pero bajo ciertas condiciones.
Ahora veamos también la versión de Mateo de la parábola. Vayan en sus Biblias a Mateo 22. Comenzaremos leyendo desde el primer versículo.
“De nuevo Jesús les habló en parábolas, y les dijo:”
Esta parábola fue dada cuando los líderes de la iglesia estaban tratando de encontrar una manera para destruir a Cristo. Jesús dio esta parábola para explicarles lo que estaban haciendo.
Versículo 2. “El reino de los cielos es semejante a un rey, que preparó el banquete de boda para su hijo”.
Esta es una profecía de la profecía matrimonial del Cordero. Apocalipsis 19:9 dice: “¡Benditos los llamados a la cena de las bodas del Cordero!” Jesús se estaba refiriendo a la cena matrimonial del Hijo de Dios cuando la iglesia de Dios esté unida con Cristo en la nueva tierra. El rey representa a Dios. El hijo del rey representa a Jesús, y los convidados son las diferentes fases de la iglesia de Dios. Nuevamente, hay varias invitaciones.
Versículo 3. “Y envió a sus siervos a llamar a los invitados a la boda. Pero no quisieron venir”.
Aquí es donde ustedes encuentran todas aquellas excusas en el evangelio de Lucas.
Versículo 4. “Volvió a enviar a otros siervos, con el encargo de decir a los invitados: ‘La comida está preparada, los toros y los animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto. Venid a la bo-da’”.
Así que hasta aquí hay dos invitaciones. Dos veces Jesús envió a sus discípulos, primero los 12 y después los 70. Pero, ustedes también pueden verlo de una manera más comprensiva. Dios envió primero a Sus profetas, y entonces vino Jesús con Sus discípulos y seguidores con la segunda invitación. Y tal como se ve en la historia de Lucas, Jesús profetizó el rechazo de la misericordiosa invitación por parte de los Judíos y del llamado de misericordia hacia los Gentiles.
Cristo realmente les ofreció a los Judíos el perdón por crucificar al Hijo de Dios. Y aún recibieron otra invitación en conexión con Sus discípulos ahora conocidos como apóstoles. Después de la resurrección y ascensión de Cristo, los apóstoles invitaron a los Judíos una vez más. Fue la primera cosa que los Judíos hicieron. Ellos tenían que darles primero el mensaje de perdón a los Judíos bajo el poder de la lluvia temprana.
Mantengan en mente que el llamado a la fiesta es una invitación del rey a cualquiera que quiera escucharlo. Esto les confiere un alto honor a los convidados. Esta invitación se les extiende a ustedes y a mí hoy. Cristo nos está llamando hoy tal como lo hizo entonces.
Observen el versículo 5. “Pero ellos no le hicieron caso. Se fueron, uno a su labranza (esto es, a sus bienes y a su trabajo), otro a sus negocios (sus posesiones materiales y estilo de vida)”.
Observen que no tomaron en serio la invitación. Aquellos que no se dan tiempo para conocer a Cristo, ven Su llamado de una forma superficial. No toman en serio la invitación. Otros que enseñan que todo lo que tenemos que hacer es ir a Cristo para ser salvos, tampoco toman en serio la invitación. Ellos ignoran las condiciones.
Ustedes no necesitan ridiculizar algo para ignorarlo. Esa es una manera, desde luego. Pero aquellos que afirman ser seguidores de Cristo y que no siguen Sus instrucciones, de hecho no están tomando en serio Su invitación. Aquellos que rehúsan abrir la puerta de sus corazones para dejar entrar a Cristo, y que ignoran Sus mandamientos, no están tomando en serio Su precioso llamado para asistir a la fiesta de bodas.
Ahora el versículo 6. “y otros, echaron mano de los siervos, los afrentaron y mataron”.
Esto es muy serio. Pero los Judíos estaban tan exasperados con la oferta de salvación, con la oferta de perdón por haber rechazado al Señor de la gloria, que se volvieron sobre los portadores del mensaje. Así fue como los Judíos trataron a los apóstoles cuando estos les trajeron la cuarta y última invitación.
Esta parte de la historia representa a la iglesia de Dios, a Su pueblo escogido. Ellos estaban tan enojados que maltrataron a los siervos del Señor. Pero, ¿por qué? Ellos entendieron que si aceptaban la invitación, el curso de sus vidas iba a cambiar. Ellos estaban satisfechos y no necesitaban nada más. Y tenían que desistir de tantas cosas. Hubiera requerido cambiar su estilo de vida. Tal vez hasta hubiesen tenido que trabajar menos y ganar menos dinero. Ellos tendrían que haberse deshecho de tantas cosas en sus vidas, las cuales amaban. Había mil cosas que podían hacer en vez de ir a un banquete formal y sentarse y escuchar hablar al rey acerca de su hijo. ¿De qué se preocupaban entonces?
Lo que Jesús dijo se aplica también a los últimos días. Hay muchos que escuchan el llamado a la fiesta de bodas, pero rehúsan aceptarlo porque implicaría muchos cambios para ellos. Muchos hoy sienten que sus vidas son incompatibles con la voluntad de Dios, pero silencian su conciencia porque no quieren hacer los cambios necesarios para ajustarse a las condiciones de la invitación.
Y es de esta misma manera que los últimos mensajeros de Dios serán tratados durante el tiempo de la lluvia tardía, cuando el poder del Espíritu Santo sea muy grande en las vidas de Su pueblo. En esencia, la parábola es una profecía acerca de las circunstancias y del mensaje a ser dado por el pueblo de Dios en los últimos días.
En el momento final antes que Jesús venga por segunda vez, también habrá una tremenda y virulenta persecución cuando sea presentada ante los habitantes del mundo la invitación para asistir a la fiesta de las bodas celestiales. El Espíritu Santo usará a hombres y mujeres fieles y probablemente algunos niños para dar el mensaje de una manera como nunca ha sido dado antes.
Escuchen esto de Palabras de Vida del Gran Maestro p.249. “Sin embargo, el honor no es apreciado. La autoridad del rey es menospreciada. Mientras la invitación del padre de familia fue recibida con indiferencia, la del rey es recibida con insultos y homicidio. Trataron a sus siervos con desprecio, afrontándolos y matándolos”.
¿Qué significa “afrontándolos y matándolos”? Eso es tortura, mis amigos. Piense en el apóstol Juan cuando trataron de colocarlo en una caldera con aceite hirviendo, o en Pedro, que fue crucificado cabeza abajo. Esteban, Jacobo y muchos otros fueron puestos en prisión, torturados y muertos. Pablo fue parte de esa misma persecución antes de su conversión, lo cual cerró el tiempo de gracia para la iglesia Judía como la iglesia de Dios.
Hechos 8:1 dice que hubo “una gran persecución”. Aun cuando las palabras de Jesús predijeron la persecución que sufrieron los apóstoles, también predijeron la persecución de los mensajeros de Cristo en todas las épocas, especialmente aquellos de la última generación, justo antes que Jesús venga por se-gunda vez. Habrá una gran persecución entonces también.
Abusarán de los preciosos mensajeros de Dios. Ellos serán tratados mal y serán deshumanizados. Ellos tratarán de inflingirle dolor a través de métodos impíos. Tal vez los sometan a técnicas de ahogamiento con agua, o traigan grandes perros para que los ataquen, o los mantengan en posiciones estresantes durante largos periodos de tiempo. Yo no sé lo que van a hacer, pero lo que Jesús predijo es que a muchos de Sus fieles siervos que den el último mensaje de advertencia los someterán a torturas.
Observen ahora lo que Cristo dijo después…
Versículo 7. “Al oír esto, el rey se enojó. Envió su ejército, mató a esos homicidas, y quemó su ciudad”.
Cuando Jesús dijo esto, Él realmente estaba dando otra profecía. Nuevamente de Palabras de Vida del Gran Maestro p.250, leemos: “El juicio pronunciado vino sobre los judíos en la destrucción de Jerusalén y la dispersión de la nación”.
El sitio de los ejércitos Romanos fue un juicio directo de Dios sobre la impía ciudad que había desdeñado la invitación del evangelio, había torturado y matado a los mensajeros de Dios, e impidió que la nación cumpliera el plan de Dios. Fueron abandonados a sus propios recursos para enfrentar la furia de Satanás. Y no hay nada que Satanás ame más que destruir en la forma más horrenda, a aquellos que Dios ha escogido. Entre paréntesis, Satanás no abandonó a los Judíos después de destruir su ciudad capital. Él continuó persiguiéndolos. A través de toda la Edad Media, por ejemplo, los Judíos fueron perseguidos. Aun hasta la Segunda Guerra Mundial, él todavía trataba de destruirlos, aun cuando ya no fuesen la iglesia de Dios. Es como si él lo hiciese por despecho.
Pero, mantengan en mente que la destrucción de Jerusalén en sí misma también era una profecía de destrucción del mundo o de las ciudades del mundo en el tiempo del fin. Millones que han rehusado la misericordiosa invitación de Cristo, serán dejados sin protección cuando las ciudades del mundo sean destruidas con plagas, desastres, y guerra como resultado de rechazar las múltiples invitaciones del evangelio. La parábola de la fiesta, por lo tanto, es una profecía que incluye la final destrucción del mundo.
Versículo 8. “Entonces dijo a sus siervos: ‘A la verdad el banquete está preparado, pero los convidados no eran dignos”.
Observen que no son dignos. ¿Qué nos está diciendo esto? Jesús estaba diciendo que aquellos que fueron convidados, los Judíos, rechazaron a Cristo y Su invitación. Pero también es una profecía acerca de del rechazo de los Judíos como la iglesia de Cristo. Ellos no eran dignos, así que no podían ser más la iglesia de Dios. Rehusaron aceptar a Cristo como el Mesías, aun cuando Él les dio más que amplias evidencias de que Él era, de hecho, el Ungido. Cristo no tuvo otra opción, más que alejarse de los Judíos y establecer otra iglesia.
Versículo 9. “Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad al banquete a cuantos halléis”.
El propio Jesús, justo antes de Su ascensión al cielo les dijo a sus discípulos que serían “testigos míos tanto en Jerusalén, en Judea y en Samaria, y hasta los confines de la tierra”. Eso está en hechos 1:8.
Nuevamente, esta era una profecía del futuro. Jesús les estaba diciendo a Sus discípulos que vendría un cambio en Su iglesia. Ya que los Judíos no aceptaban su llamado, Cristo tuvo que levantar otra iglesia para hacer la obra que ellos fallaron en hacer. Él hizo esto con Sus discípulos, quienes tuvieron que llevar el mensaje a todas partes.
Esta profecía describe la tercera invitación dada por los apóstoles a todas las naciones. Pero incluye a todos los que son mensajeros de Dios hasta el fin del tiempo. Se aplica a nosotros ahora. Nosotros aun estamos en este periodo de la tercera invitación.
Versículo 10. “Salieron los siervos por los caminos, y juntaron a todos los que hallaron, malos y buenos. Y la sala se llenó de convidados”.
La mesa del Señor va a estar llena, mis amigos. No habrá ningún lugar vacío. La intención de Dios era que la nación Judía, si hubiese aceptado Su invitación, saldría y enseñaría el mensaje de Dios al resto del mundo y los convidaría a la cena. Pero, no es necesario decirlo, eso no sucedió.
Observen que había malos y buenos en la fiesta. Algunos están interesados en el mensaje de Dios por razones equivocadas. Ellos comparten con el pueblo de Dios. Profesan gran interés en la luz de la verdad. Ellos hasta pueden intelectualmente entender los principios de la verdad, pero sus corazones no son derretidos por ella. A ellos les gusta argumentar o “defender” puntos de la verdad, pero no contro-lan sus pasiones ni permiten que sus personalidades sean moldeadas por el Espíritu de Dios. No participan del Espíritu de la Verdad. No se humillan ni se entregan mansamente a Cristo y a Su influencia moldeadora, la cual los haría dulces y cariñosos.
Otros muestran una firme indiferencia. Van a la iglesia. Escuchan el mensaje. Se van después del almuerzo de confraternidad. Pero no tienen ningún interés en enseñarles a otros. No poseen ningún deseo de ver otras almas transformadas a la imagen de Cristo. Sus corazones no están bajo el control de Cristo. Ellos aman más al mundo que a la verdad y a las almas perdidas. Los quehaceres de esta vida los mantienen distraídos del estudio diario de la Palabra de Dios. Así, aun cuando ellos afirman ser seguidores de Cristo, y aun cuando afirman venir a la fiesta de bodas, no están realmente planificando asistir.
Juntando ambas versiones, la de Mateo y la de Lucas, hay en verdad cuatro invitaciones con gran urgencia y poder. En la historia de Lucas, el señor se enojó después de la primera invitación, pero en la historia de Mateo, la ira del rey surge después de la segunda invitación. Observen también que en Lucas, todas las cosas estaban listas en la primera invitación, pero en Mateo, todas los preparativos están listos con la segunda invitación. Mientras Mateo describe dos invitaciones, Lucas las junta en una sola.
Entonces en Lucas leemos de una invitación a aquellos que están en las calles y en las plazas de la ciudad. Esta es la invitación a los pobres, mancos, cojos y ciegos. Jesús les dijo a Sus discípulos que primero evangelizaran a Jerusalén y Samaria antes que fuesen al resto del mundo. De modo que esta es la invitación del evangelio bajo la lluvia temprana en el tiempo de los apóstoles. La versión de Mateo de la historia no incluye esta tercera invitación.
La cuarta invitación se encuentra en ambos evangelios. Este es el llamado a todos aquellos que están en las calles y en las plazas, y representa un llamado global a todos los que escuchen la invitación.
Por consiguiente, hay cuatro invitaciones. Primera, los profetas fueron enviados. Segunda, el propio Jesús envió a los 12 discípulos. Tercera, Él envió a los 70. Y cuarta, los apóstoles les presentaron la invitación del evangelio a los Judíos después de la resurrección. Los apóstoles dieron la invitación bajo el poder del Espíritu Santo en la lluvia temprana.
Ellos se enfrentaron con cuatro respuestas grandemente hostiles y hasta violentas. Primero, los mensajeros fueron ignorados. Después se enfrentaron a excusas. Después enfrentaron una abierta oposición. Y cuarto, la pretendida audiencia los persiguió.
Ahora, veamos el punto profético en los últimos días. Hay cuatro mensajes de los últimos días dados por el pueblo de Dios, representados en Apocalipsis 14:6-12 y Apocalipsis 18:1-4, representados por cuatro ángeles. Estos mensajes son dados con creciente poder. En cada caso son rechazados con creciente resistencia.
El primer mensaje, encontrado en Apocalipsis 14:6-7 dice esto: “Entonces vi a otro ángel que volaba por el cielo, con el evangelio eterno para predicarlo a los que habitan en la tierra, a toda nación y tribu, lengua y pueblo. Decía a gran voz: ‘¡Temed a Dios y dadle honra, porque ha llegado la hora de su jui-cio! Y adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”.
Este es el llamado para adorar al Creador guardando Su santo día Sábado. Fue, y es aceptado solo por unos pocos mientras la mayoría de las personas de las iglesias en el mundo lo ignoran.
El segundo mensaje es más poderoso y advierte contra las falsas enseñanzas de la caída Babilonia, especialmente el Catolicismo Romano y sus cooperadores y sus hijas ecuménicas espirituales. Permítanme leérselo: “Un segundo ángel lo siguió, diciendo: ‘¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia!, porque ha dado a beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación’”.
Este es el versículo ocho. En la Biblia el símbolo del vino representa doctrina, en este caso, obviamente, es una doctrina falsa. Pero el segundo mensaje es enfrentado con oposición. A veces es abierta y a veces es sutil, tal como la influencia del movimiento ecuménico y a través de la infiltración por falsos pastores, etc.
El tercer mensaje es más directo y más poderoso. Escuchen atentamente: “Y el tercer ángel los siguió diciendo a gran voz: ‘Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente o en su mano, éste también beberá del vino de la ira de Dios, vaciado puro en la copa de su ira. Y será atormen-tado con fuego y azufre ante los santos ángeles y ante el Cordero. Y el humo de su tormento sube para siempre jamás. Y los que adoran a la bestia y a su imagen, y los que reciben la marca de su nombre, no tienen reposo ni de día ni de noche”. Estos son los versículos 9-11.
Este llamado es una advertencia para evitar el castigo de las iglesias rebeldes. Pero cuando es dado directamente y con poder, será enfrentado con hostilidad, acusación y ridículo.
El mensaje del cuarto ángel se encuentra en Apocalipsis 18:1-4. Es realmente una repetición del tercero con más información. “Después de eso vi a otro ángel descender del cielo con gran poder, y la tierra fue iluminada con su gloria. Y clamó con potente voz: ‘¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia! Y se ha vuelto habitación de demonios, guarida de todo espíritu impuro, y albergue de toda ave sucia y aborre-cible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación. Los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con su excesiva lujuria’. Y oí otra voz del cielo que decía: ‘¡Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados, y no recibáis de sus plagas!”.
Observen que es dado con “gran poder, y la tierra fue iluminada con su gloria”. Este es el más poderoso de todos los mensajes porque es dado bajo el dramático poder del Espíritu Santo en la lluvia tardía, similar al poder de los apóstoles que dieron el cuarto mensaje durante la lluvia temprana. Es el llamado final para abandonar a las iglesias caídas y reunirse con el pueblo remanente de Dios y prepararse para la crisis final y para la segunda venida de Cristo. Esto genera una abierta persecución contra aquellos que dan este importante mensaje.
Escuchen esta declaración de El Conflicto de los Siglos p.664. “Así también será proclamado el mensaje del tercer ángel. Cuando llegue el tiempo de hacerlo con el mayor poder, el Señor obrará por conducto de humildes instrumentos, dirigiendo el espíritu de los que se consagren a su servicio. Los obreros serán calificados más bien por la unción de su Espíritu que por la educación en institutos de enseñanza. Habrá hombres de fe y de oración que se sentirán impelidos a declarar con santo entusiasmo las palabras que Dios les inspire. Los pecados de Babilonia serán denunciados. Los resultados funestos y espantosos de la imposición de las observancias de la iglesia por la autoridad civil, las invasiones del espiritismo, los progresos secretos pero rápidos del poder papal, todo será desenmascarado. Estas solemnes amonestaciones conmoverán al pueblo”.
Mis amigos, la parábola de Jesús tiene paralelos para el tiempo del fin. Las cuatro invitaciones de la historia representan las cuatro invitaciones a la nación Judía, y también a los cuatro mensajes, o invitaciones dadas al mundo en los últimos días.
La última parte de la historia de las vestiduras de bodas posee aún otro significado profético.
Escuchen el versículo 11. ” Cuando el rey entró a ver a los convidados, notó allí un hombre sin vestido de bodas”.
El rey entró para ver a los convidados e investigar si todos eran dignos de estar allí. Eso significaba que tenían que ponerse el vestido de bodas que les daría el rey. Era un don, y era provisto para todos los convidados sin discriminación. Pero el vestido de bodas era requerido para poder asistir a la fiesta.
Ponerse el vestido de bodas mostraba un gran respeto por el rey. Debe haber sido un vestido especial, no la vestimenta de los ciudadanos comunes. No ponerse el vestido sería inapropiado para una reunión de esa índole, sería rudo y tosco.
Esta parte de la parábola también nos muestra que para ser digno de asistir a la fiesta, tiene que haber una preparación. Ustedes tienen que quitarse su antigua ropa y tienen que ponerse la nueva ropa. Cristo nos está contando acerca de Su manto de justicia “tejido en los telares del cielo”. Permítanme repetirlo, ustedes tienen que sacarse sus vestidos viejos y tienen que ponerse un nuevo vestido en su lugar. Este es un vestido espiritual. El manto de justicia de Cristo es un maravilloso don para nosotros. Pero tenemos que cooperar con el cielo y tenemos que ponérnoslo. Cuando lo hacemos, la divinidad se combina con la humanidad y somos transformados desde un don nadie a un honrado invitado, un ciudadano del cielo. Aun tenemos la misma carne y la misma sangre, la misma personalidad, pero ahora somos algo diferente de lo que éramos antes. Ahora tenemos un perfecto derecho a estar con el rey. Y ahora actuamos diferente, pensamos diferente, tenemos una nueva manera de entender las cosas. Nuestros caracteres y personalidades son moldeados por Cristo y son refinados por Su gracia. Esta es la vestidura blanca que Cristo nos dice que consigamos de Él en el mensaje a Laodicea de Apocalipsis 3:18.
Esta también es una profecía acerca del tiempo en que estamos viviendo ahora. Observen que hubo una investigación de los convidados. Las investigaciones no son nuevas en el reino espiritual. Ha habido muchas de ellas.
Algunas personas piensan que un juicio investigador en el fin del tiempo no existe en la Biblia. Pero si ustedes observan, en cada oportunidad en que hubo un cierre de la gracia o cada vez que Dios llevó a cabo un castigo, Él realizó una investigación en las vidas de Su pueblo y juzgó si eran o no justos. He aquí algunos ejemplos.
Dios condujo una investigación de Adán y Eva después que ellos pecaron y antes que los sacara fuera del jardín del Edén. Veamos lo que dice Génesis 3:9-11. “Pero Dios el Eterno, llamó al hombre y le dijo: ‘¿Dónde estás?’ Y Adán respondió: ‘Oí tu andar por el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo. Y me escondí’. Dios le dijo: ‘¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol que te prohibí comer?’.
Dios también condujo una investigación con Caín. Después que Caín mató a su hermano Abel, Dios vino a él para investigar sus acciones. “Entonces el Eterno dijo a Caín: ‘¿Dónde está tu hermano Abel?’ Y él respondió: ‘No sé. Acaso, ¿soy yo guarda de mi hermano?’ Y el Señor le dijo: ‘¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra’”. Génesis 4:9-10. Y entonces Dios castigó a Caín.
Noé y las personas de su generación también fueron investigados antes que se les cerrase la gracia. Observen lo que dice Génesis 6:12. “Miró Dios la tierra y vio que estaba corrompida, que la gente toda había corrompido su camino sobre la tierra”.
Sodoma fue investigada antes de ser destruida. Génesis 18:20-21 nos dice lo que el Señor le dijo a Abraham. “Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, iré a ver si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí. Si no, lo sabré”. Ustedes conocen el resto de la historia, cómo los ángeles descubrieron la impiedad de Sodoma con lo que sucedió en la casa de Lot.
Una investigación antes de un castigo, o un cierre de la gracia, es un evento común en la historia. Y también está previsto para el fin del tiempo. De hecho, está llevándose a cabo justo ahora, mientras esperamos la segunda venida. La parábola del vestido de bodas revela que el rey, o el propio Cristo, investigará las vidas de aquellos que quieren asistir a la fiesta de bodas, para ver si son dignos.
La investigación del rey a los convidados también es una profecía acerca de una investigación en el fin del tiempo. Y también incluye un juicio o un discernimiento. Aquellos que no se colocaron el vestido de bodas son juzgados indignos de asistir a la fiesta de bodas. Aquellos que sí se colocaron el manto de justicia de Cristo son juzgados como dignos de asistir. No hay ninguna confrontación con ellos. Pero sí hay una confrontación con los que no tienen puesta la vestidura.
Proféticamente, esto se llama el juicio investigador. Y abarca a todos los que son convidados a la fiesta de bodas. Si ustedes son profesos seguidores de Jesús, tienen que ponerse el manto sin mancha del carácter de Cristo antes de asistir a la fiesta, o no serán dignos de estar allí, y serán echados fuera.
Pero esto es algo maravilloso. Ustedes no serán decepcionados al ponerse la vestidura de bodas de la justicia de Cristo. Sus caracteres la necesitan. Al ponerse el manto de la justicia de Cristo, muestran su humildad y su deseo de no ponerse más sus propias ropas, sus vestiduras terrenales, su arrogancia, su orgullo, su egoísmo. Ustedes pueden ver, mis amigos, que Cristo está deseando darles Su carácter, Su manto de justicia. Es gratis, fue pagado con Su muerte y Su resurrección en vuestro favor. Él quiere remover vuestra mundanalidad, vuestros pecados, vuestros caracteres imperfectos y quiere enseñarles a vivir Su vida.
Ustedes tienen que aprender a ser mansos, amorosos y cariñosos. Vuestras personalidades rudas y agresivas tienen que ser puestas bajo el control de Cristo y de Su amor. La auto-defensa tiene que ser eliminada. El deseo de tener siempre la última palabra, o la determinación de corregir a todos tiene que ser erradicada. Esto tiene que ser vencido. Vuestras vidas tienen que ser moldeadas por Cristo, de tal manera que ustedes hagan lo que Él hace, que piensen como Él piensa, que actúen como Él actúa, aun cuando estén bajo severa provocación. Es así como ustedes pueden obtener la victoria sobre el diablo. Ustedes no pueden vencer vuestros pecados, a menos que los coloquen sobre Cristo, tal como lo dice Pablo en Romanos 13:14. Escuchen: “Sino vestíos del Señor Jesucristo, y no fomentéis los malos deseos de la carne”. Muchos de nosotros hacemos provisión para la carne. Nosotros vivimos en una situación de riesgo, así que si queremos, podemos caer en pecado y vivir en el mundo, vivir a nuestra manera, vivir en nuestro propio carácter, en vez de vivir en el carácter de Cristo.
Observen que Pablo dice que tenemos que “vestirnos” de Cristo. Eso significa que nos sacamos el vestido de nuestra justicia propia, y nos ponemos la justicia de Cristo, simbolizada por el vestido de bodas. Ya no tenemos que vivir más en la carne, sino que tenemos que vivir por el poder de Cristo. Esto es lo que nos guía, nos moldea y nos forma conforme a cristianos modelo.
Cuando ustedes caen en pecado, se han quitado a Cristo Jesús, y eso es justamente lo contrario del consejo de Pablo. Pero ustedes pueden ponerse a Cristo nuevamente, a través del arrepentimiento y de la confesión del pecado y de una decisión de vivir para Cristo en el futuro.
Pensemos un momento acerca de lo que normalmente se les enseña a los miembros de iglesia hoy. La mayor parte del tiempo, a los cristianos se les enseña que no pueden vencer el pecado, aun con el poder de Cristo. Ellos enseñan que Cristo es impotente y que Él no puede hacer lo que dice que puede hacer. Ellos enseñan que ustedes tendrán que permanecer con vuestro vestido terrenal hasta que Jesús venga en las nubes de gloria y que entonces su carácter será transformado y que estará listo para el cielo. Pero esto es un error. Jesús dice que Él es capaz de mantenernos sin caer, Judas 24.
A la mayor parte del pueblo cristiano se les enseña que no deben preocuparse con vivir una vida santa; que no necesitan preocuparse con eliminar el pecado. Sólo confíen en Jesús, se les dice. A otros se les dice que solo confiesen. Todo estará bien. Ustedes en realidad no necesitan vencer sus pecados.
Tenemos que confiar en Jesús, y tenemos que confesarle nuestros pecados a Cristo y suplicarle perdón. Pero eso no es todo. Cristo espera que nosotros nos pongamos la vestidura de bodas de Su justicia, Su santidad, Su poder, si queremos asistir a la fiesta de bodas. Justicia es vivir en forma justa. Eso incluye su estilo de vida. Incluye sus pensamientos y las intenciones de su corazón, lo cual se traduce en la ma-nera en que ustedes viven.
Las personas que enseñan que ustedes no pueden vivir una vida santa ni vencer sus pecados, y que el perdón es todo lo que interesa, les están diciendo las mentiras de Satanás. Su enseñanza no toma en cuenta las preguntas satánicas ni las acusaciones del Gran Conflicto contra Cristo. La Biblia revela que no solo es importante la salvación de las almas perdidas lo que importa en el universo, sino que está en juego la vindicación del carácter de Dios. El colocarse el vestido de bodas es realmente una demostración de que Cristo vive en sus vidas y revela que es posible vivir una vida santa en Cristo.
“Satanás había aseverado que era imposible para el hombre obedecer los mandamientos de Dios; y es cierto que con nuestra propia fuerza no podemos obedecerlos. Pero Cristo vino en forma humana, y por su perfecta obediencia probó que la humanidad y la divinidad combinadas pueden obedecer cada uno de los preceptos de Dios”. Palabras de Vida del Gran Maestro p.255.
Además Satanás está argumentando que Dios puede tener uno o dos por aquí y por allá que le son leales, como Enoc, Elías, Noé y otros pocos. Pero él afirma que Dios no puede tener todo un grupo al mismo tiempo. Dios dice que sí puede. Él va a tener toda una iglesia sin “mancha o arruga o cosa que se le parezca”. Efesios 5:27. Y Él está desarrollando este grupo ahora mismo, preparándolos para que vivan a la vista de un Dios santo sin un mediador. La única razón por la cual ustedes necesitan de un mediador con Dios es porque ustedes pecan. La única manera en que ustedes pueden vivir a la vista de un Dios santo sin un mediador, es que ustedes paren de pecar. Cuando ustedes se ponen el vestido de bodas, que es la manera por la cual se convierten en una de esas personas, y cuando ustedes tienen la justicia de Cristo en sus almas, entonces no pueden pecar.
Escuchen al apóstol Juan. “Todo el que permanece en él, no sigue pecando. El que sigue pecando, no lo ha visto, ni lo ha conocido. Hijos míos, que nadie os engañe. El que practica la justicia es justo, como Cristo es justo”. 1ª Juan 3:6-7. En otras palabras, aquellos que no practican la justicia no son justos.
Escúchenlo nuevamente. “Todo el que permanece en él, no sigue pecando”. Si ustedes habitan en Cristo y Cristo habita en ustedes, el pecado es desterrado de sus almas. Ustedes no quieren pecar más ni arruinar su amor por Jesús.
La parábola del vestido de bodas es una profecía del tiempo de sellamiento, cuando el pueblo de Dios es sellado afianzándose en la verdad, de tal manera que no pueden ser movidos. Eso significa que están teniendo una experiencia de tiempo total con Cristo en obediencia a Su ley. Significa que Cristo está viviendo tanto en ellos que nada consigue que lo expulsen de sus corazones; ellos se rehúsan a pecar, ni siquiera por un pensamiento. Toda tentación es rechazada porque Cristo vive en ellos.
Amigos, a menos que vuestro corazón sea moldeado por Cristo y Su amor, no serán capaces de tener Su justicia en vuestros corazones o vivir por todos los Diez Mandamientos, y no se van a colocar el vestido de bodas, el cual les da el derecho de sentarse a la mesa de la gran fiesta.
Leamos ahora el versículo 12. “Y le dijo: ‘Amigo, ¿cómo entraste aquí sin vestido de boda?’ Pero él cerró la boca”.
“El hombre que vino a la fiesta sin vestido de bodas representa la condición de muchos de los habitantes de nuestro mundo actual. Profesan ser cristianos, y reclaman las bendiciones y privilegios del Evangelio; no obstante no sienten la necesidad de una transformación del carácter. Jamás han sentido verdadero arrepentimiento por el pecado. No se dan cuenta de su necesidad de Cristo y de ejercer fe en él. No han vencido sus tendencias heredadas o sus malos hábitos cultivados. Piensan, sin embargo, que son bastante buenos por sí mismos, y confían en sus propios méritos en lugar de esperar en Cristo. Habiendo oído la palabra, vinieron al banquete, pero sin haberse puesto el manto de la justicia de Cristo”.
“La vida de Cristo sobre la tierra fue una perfecta expresión de la ley de Dios, y cuando los que pretenden ser hijos de Dios llegan a ser semejantes a Cristo en carácter, serán obedientes a los mandamientos de Dios. Entonces el Señor puede con confianza contarlos entre el número que compondrá la familia del cielo. Vestidos con el glorioso manto de la justicia de Cristo, poseen un lugar en le banquete del Rey. Tienen derecho a unirse a la multitud que ha sido lavada con sangre”. Palabras de Vida del Gran Maestro p.255-256.
Versículo 13. “Entonces el rey dijo a los que servían: ‘Atadlo de pies y manos, y echadlo en las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el crujir de dientes‘”.
Esta es una profecía acerca de la destrucción de los impíos en el fin del mundo en el lago de fuego. Ese es el último lugar donde a ninguno de nosotros nos gustaría estar. Pero en la parábola, Jesús está dejando bien claro que aquellos que no usan el vestido de bodas, solo tienen un destino. ¡Qué pérdida eterna será esa! Oh, mis amigos, no rechacen la invitación de Cristo. Es vuestra única esperanza de salvación.
Observen el último versículo, el 14. “Porque muchos son los llamados, y pocos los elegidos”.
Mis amigos, ¿cómo podemos ser escogidos? Ustedes ya han sido llamados, ¿pero cómo se convierten en un escogido? Para ser escogidos, tienen que ponerse el vestido de bodas. Eso significa que ustedes van a vivir por la justicia de Cristo, lo cual es el vestido sin precio tejido en el telar del cielo y que es dado a todo verdadero creyente. Es un don. No es algo que ustedes puedan ganar o merecer. Es algo que ustedes tienen que ponerse.
Juan 1:12 dice: “ Pero a todos los que lo recibieron, a los que creyeron en su Nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios”. Este poder no existe en el agente humano. Es el poder de Dios que es infundido en el alma. Cuando un alma recibe a Cristo, recibe poder para vivir la vida de Cristo.
“En esta vida hemos de vestirnos con el manto de la justicia de Cristo. Esta es nuestra única oportunidad de formar caracteres para el hogar que Cristo ha preparado para los que obedecen sus mandamientos”.
Los días de gracia que tenemos están terminando rápidamente. El fin está cerca. A nosotros se nos hace la advertencia: ‘Mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día’. Lucas 21:34. Estad apercibidos, no sea que el banquete del Rey os sorprenda sin vestido de bodas”.
“‘Porque el Hijo del hombre ha de venir a la hora que no pensáis’. ‘Bienaventurado el que vela, y guarda sus vestiduras, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza’”. Mateo 24:44; Apocalipsis 16:15. Esto está en Palabras de Vida del Gran Maestro p.259-260.
Oh amigos, yo quiero ese vestido de bodas, ¿y ustedes? Yo sé que ustedes también lo quieren. Es demasiado importante como para andar otro minuto sin el vestido de bodas. Oro para que ustedes le pidan a Jesús para que les dé ese manto especial hoy, ahora mismo.
Oremos. Nuestro Padre celestial, necesitamos el vestido de bodas. No queremos llegar a la fiesta sin estar preparados. Queremos ser encontrados en el juicio investigador con el vestido de bodas puesto. No lo merecemos, pero Tú has prometido dárnoslo, de tal manera que seamos bienvenidos a la fiesta de la cena del Cordero. Danos tu gracia hoy, oramos, y que tu justicia pueda brillar en nuestras vidas como testimonios vivos de tu poder para vencer al diablo, y para la gloria de tu carácter. En el nombre de Jesús, amén.
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