AP Noticias: Nuevas tormentas en España causaron el cierre de escuelas y cancelaciones de trenes el miércoles, dos semanas después de las inundaciones repentinas en Valencia y otras partes del país mataron a más de 220 personas y destruyeron miles de hogares.
El miércoles por la noche se decretó la máxima alerta en las zonas costeras de Valencia. Según las previsiones, podrían caer hasta 180 milímetros de lluvia en cinco horas.
Las tareas de limpieza en las zonas de Valencia más afectadas por la tormenta del 29 de octubre continuaban, y había preocupación por lo que la lluvia podría traer a las calles aún cubiertas de barro y escombros.
En el sur de la provincia de Málaga, las calles estaban inundadas, mientras que 3.000 personas cercanas al río Guadalhorce fueron desalojadas de sus casas como medida preventiva. Los colegios de toda la provincia permanecieron cerrados, al igual que muchos comercios. Se canceló el servicio de trenes entre Málaga y Madrid, y entre Barcelona y Valencia.
El gobierno regional de Valencia también restringió el uso de vehículos privados hasta el jueves en las zonas afectadas por la tormenta de octubre, cuando las inundaciones similares a un tsunami provocaron graves accidentes de tráfico.
No hubo noticias de víctimas mortales a causa de las nuevas tormentas.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) decretó la alerta roja en Málaga, donde se registraron precipitaciones de hasta 70 milímetros en una hora. Algunas zonas de la provincia de Tarragona, en el este del país, también sufrieron fuertes lluvias y permanecieron en alerta roja.
El pronóstico en Málaga retrasó el inicio de la final de la Copa Billie Jean King de tenis entre España y Polonia, que estaba previsto para el miércoles.
El sistema tormentoso que afecta a España está causado por aire cálido que choca con aire frío estancado y forma potentes nubes de lluvia. Los expertos afirman que los ciclos de sequía e inundaciones aumentan con el cambio climático.
Conexión Profética:
“Está muy cerca el momento en que habrá en el mundo una tristeza que ningún bálsamo humano podrá disipar. Se está retirando el Espíritu de Dios. Se siguen unos a otros en rápida sucesión los desastres por mar y tierra. ¡Con cuánta frecuencia oímos hablar de terremotos y ciclones, así como de la destrucción producida por incendios e inundaciones, con gran pérdida de vidas y propiedades! Aparentemente estas calamidades son estallidos caprichosos de las fuerzas desorganizadas y desordenadas de la naturaleza, completamente fuera del dominio humano; pero en todas ellas puede leerse el propósito de Dios. Se cuentan entre los instrumentos por medio de los cuales él procura despertar en hombres y mujeres un sentido del peligro que corren.” Profetas y Reyes, pág. 208
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