El viernes 14 de octubre de 2016, Arturo Sosa Abascal S. J., de 67 años, fue elegido como el nuevo Superior General de la Compañía de Jesús (los jesuitas). Él es el reemplazo de Adolfo Nicolás Pachón, S. J.. La Compañía de Jesús, como se les llama oficialmente, es la mayor organización religiosa masculina en la iglesia católica. Cuenta oficialmente con cerca de 17.000 miembros en todo el mundo.
Abascal nació en Caracas, Venezuela y fue ordenado sacerdote en julio de 1977. Antes de convertirse en el Superior General era el delegado para la Curia, las Casas y Obras Interprovinciales de la Sociedad de Jesús en Roma. Él tiene un título de la Universidad Católica de Venezuela y un doctorado en ciencias políticas de la Universidad Central de Venezuela.
Él es el Superior General número 31. Curiosamente, su historia es paralela a la del Papa Francisco. Se ha convertido en el primer latinoamericano en ser elegido como Superior General de los jesuitas. Su distinguida carrera entre los católicos romanos incluye su designación como el provincial jesuita de Venezuela, similar a Jorge Bergoglio en Argentina. Antes de eso, él estaba a cargo del apostolado social de la Compañía de Jesús en Venezuela desde el cual supervisaba el sistema escolar católico masivo en ese país. También fue jefe del Centro Gumilla, una organización de investigación y acción social dirigida por los jesuitas.
El Centro Gumilla intenta fomentar el crecimiento de la organización y fortalecimiento de la comunidad. La acción social tiene relación con el trabajo realizado entre la gente común, especialmente los pobres. Su objetivo es fomentar la confianza y la popularidad de los jesuitas y animar a la gente a sentirse insatisfecha con el sistema de gobierno existente para facilitar el cambio, lo cual, naturalmente, favorece a la iglesia católica. El Centro Gumilla también celebra foros públicos sobre temas como el resultado de las elecciones y el futuro del país. Sosa es un experto en ciencias políticas, y entiende la forma de organizar las comunidades para facilitar el cambio siempre que sea posible, en nombre de ayudar a los pobres.
Sosa «conoce de primera mano el régimen venezolano de Maduro. Su elección parece estar diseñada, en parte, para reforzar la mediación del Vaticano en la situación del rápido deterioro en Venezuela», lo cual fortalece a la iglesia católica en el país comunista.
Sosa fue miembro del Consejo de la Fundación de la Universidad Católica Andrés Bello y Rector de la Universidad Católica del Táchira, Venezuela, ambas universidades jesuitas. Ha impartido clases como profesor visitante sobre estudios latinoamericanos en la Universidad de Georgetown en los EE.UU. Habla español, italiano, inglés y comprende el francés.
En el 2014, fue elegido como Consejero General por Adolfo Nicolás durante la 35a Congregación General. En ese mismo año, se unió a la curia de la Compañía de Jesús en Roma, como Delegado de la Curia, para las Casas Interprovinciales y Obras de la Compañía de Jesús en Roma. Estas instituciones están directamente bajo el Superior General de los Jesuitas. Y en ellas se incluyen la Pontificia Universidad Gregoriana, el Pontificio Instituto Bíblico, el Pontificio Instituto Oriental y el Observatorio del Vaticano. Quizás su predecesor, Adolfo Nicolás, lo trajo a Roma para prepararlo para un potencial liderazgo jesuita y luego hacer que fuese elegido.
Sosa fue elegido después de una semana de murmuratio, un proceso político de los jesuitas en el cual unos 212 electores debaten unos con otros sobre los posibles superiores generales, similar al cónclave romano. Después de un tiempo suficiente para desarrollar su influencia política, se emiten los votos para el nuevo Superior General. No está claro cuántas votaciones eran necesarias pero al parecer sólo tardó un par de horas.
La Compañía de Jesús tiene una larga historia de socavar la verdad de Dios, particularmente la reforma protestante. El movimiento ecuménico, el cual ha despojado esencialmente a las iglesias protestantes de su protesta por las enseñanzas y prácticas de Roma, ha sido influenciado en gran medida por los jesuitas. El nuevo Superior General, sin duda, continuará con esta tradición y así contribuirá para que el mundo se maraville en pos de la bestia y lograr que todos los hombres le adoren.
«En toda la cristiandad se veía amenazado el protestantismo por formidables enemigos. Pasados los primeros triunfos de la Reforma, Roma reunió nuevas fuerzas con la esperanza de acabar con ella. Entonces fue cuando nació la orden de los jesuitas, que iba a ser el más cruel, el menos escrupuloso y el más formidable de todos los campeones del papado. Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano, insensibles a la voz del afecto natural, sordos a los argumentos de la razón y a la voz de la conciencia, no reconocían los miembros más ley, ni más sujeción que las de su orden, y no tenían más preocupación que la de extender su poderío… Para combatir contra estas fuerzas [del protestantismo], el jesuitismo inspiraba a sus adeptos un fanatismo tal, que los habilitaba para soportar peligros similares y oponer al poder de la verdad todas las armas del engaño. Para ellos ningún crimen era demasiado grande, ninguna mentira demasiado vil, ningún disfraz demasiado difícil de llevar. Ligados por votos de pobreza y de humildad perpetuas, estudiaban el arte de adueñarse de la riqueza y del poder para consagrarlos a la destrucción del protestantismo y al restablecimiento de la supremacía papal”. El Conflicto de los Siglos, pág. 249.
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