Los equipos de rescate han estado buscando cadáveres entre los escombros de los edificios derribados tras el fuerte terremoto que azotó la región fronteriza entre Irán e Irak el domingo 12 de noviembre y que ha causado la muerte de por lo menos 530 personas.
Todas las muertes de Irán ocurrieron en la provincia de Kermanshah, ubicada en el oeste de Irán, siendo la más afectada por el terremoto de categoría 7.3 del domingo. Siete personas murieron en Irak.
El martes 14 de noviembre, dos días después de la tragedia, la agencia de noticias estatal iraní IRNA informó el número actualizado de fallecidos también informó que 7.460 personas resultaron heridas.
Los rescatistas y residentes locales buscaron cadáveres entre las ruinas de los edificios derrumbados por el terremoto en el pueblo kurdo de Sarpol-e-Zahab en Kermanshah. Los cuerpos fueron trasladados en sábanas mientras que los heridos fueron llevados a las ciudades cercanas y a la capital Teherán debido a que el hospital local fue gravemente dañado. El ejército instaló carpas como hospitales temporarios en Sarpol-e-Zahab.
Se observó un grupo de personas sin hogar que se reunían alrededor de fuegos improvisados para sobrevivir. El portavoz del departamento forense de Kermanshah, Mohammad Ali Monshizadeh, dice que hasta 150 personas podrían haber sido enterradas por sus familiares en aldeas remotas no reportándose por la agencia semioficial de noticias ISNA como fallecidos.
El Ministro del Interior de Irak declaró que 535 personas resultaron heridas, todos ellos en la región kurda semiautónoma del norte del país.
El Servicio Geológico de Estados Unidos reportó que el centro del terremoto ocurrió a unos 30 kilómetros de la ciudad de Halabja, en el este de Irak. Se conoce que incluso provocó sismos en los rascacielos de Dubai y además se sintió a 660 millas de distancia, en la costa mediterránea.
El presidente iraní, Hassan Rouhani, visitó la provincia de Kermanshah el martes para ver la destrucción y ofrecer ayuda a las víctimas.
«Esto ha causado dolor a todos los iraníes.» Ofrezco mis condolencias a la gente de Kermanshah en representación de la nación de Irán, les aseguro que todos estamos brindando auxilio a Kermanshah», según expresó en su declaración en el sitio web de la presidencia.
«Dios es quien tiene en sus manos el destino de las almas. No será siempre burlado; no permitirá que se juegue siempre con él. Sus juicios ya están sobre la tierra. Fieras y espantosas tempestades siembran la destrucción y la muerte en su estela. El incendio devorador arrasa el bosque desierto y la ciudad atestada. La tempestad y el naufragio aguardan a los que viajan en el mar. Accidentes y calamidades amenazan a todos los que viajan por tierra. Los huracanes, los terremotos, la espada y el hambre se siguen en rápida sucesión. Sin embargo, los corazones de los hombres se endurecen. No reconocen la voz de advertencia de Dios. No quieren huir al único refugio que hay para protegerse de la tormenta que se prepara.» Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, página 216.
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