The Christian Post, por Anugrah Kumar: A pesar de que el número de víctimas mortales por el potente terremoto ascendió a 72 en el centro de Filipinas, las labores de rescate comenzaron a reducirse con la llegada de una tormenta al archipiélago del sudeste asiático. Se espera que la tormenta tropical Paolo, que se formó el jueves por la mañana, toque tierra en los próximos días.
El terremoto, de magnitud 6,9, se produjo el martes por la noche, con epicentro situado a unos 19 kilómetros al noreste de la ciudad de Bogo, en la provincia de Cebú. El temblor, que se produjo a una profundidad de solo cinco kilómetros, provocó el derrumbe de viviendas, puentes y edificios públicos en todo el norte de Cebú, lo que provocó deslizamientos de tierra y cortes de electricidad generalizados, según informa The Associated Press.
El jueves, las autoridades confirmaron 72 muertos y hasta 200 heridos. La Policía Nacional de Filipinas anunció que se había localizado a todas las personas desaparecidas.
Los responsables de protección civil advirtieron el miércoles por la mañana que se temía que muchos residentes estuvieran atrapados bajo los escombros durante lo que describieron como la «hora de oro» crítica del rescate. Las labores de rescate se vieron dificultadas por la lluvia, las carreteras bloqueadas y las continuas réplicas, que ascendían a más de 2400 el jueves, según los datos recopilados por la ONG estadounidense Data Friendly Space.
El terremoto fue el más potente jamás registrado en Cebú y el más mortífero en todo el país desde al menos 2013. Se confirmó que más de 20 000 personas habían quedado desplazadas, y miles más dormían al aire libre por miedo a las réplicas.
Una de las cifras más altas de víctimas mortales se registró en la ciudad costera de Bogo, donde se informó de aproximadamente la mitad de las muertes confirmadas.
La localidad de San Remigio también sufrió víctimas mortales después de que una parte de su complejo deportivo se derrumbara durante un partido de baloncesto, causando la muerte de al menos cinco personas, entre ellas un niño y miembros de la guardia costera y del cuerpo de bomberos.
El Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología emitió brevemente una alerta de tsunami tras el terremoto, pero fue retirada a las pocas horas. No se informó de ninguna ola.
Al menos 22 edificios sufrieron daños importantes, entre ellos escuelas, un edificio comercial en Bantayan y una iglesia patrimonial. Una escuela se derrumbó por completo, lo que obligó a suspender las clases en 46 municipios.
Se registraron apagones en algunas zonas de Cebú, Leyte y Biliran debido a interrupciones en el suministro eléctrico. Tres puentes, entre ellos el puente Mandaue-Mactan, seguían intransitables el jueves. Seis municipios sufrieron sacudidas de intensidad VII, clasificadas como destructivas.
En un barrio de Bogo, las autoridades informaron de 10 muertes en un grupo de casas construidas originalmente para los supervivientes de un supertifón en 2013. El terremoto también causó daños estructurales en puentes y creó grandes fisuras.
Los equipos de rescate utilizaron retroexcavadoras, perros rastreadores e incluso sus propias manos para buscar entre montones de hormigón roto, metal retorcido y madera astillada.
El terremoto fue seguido por una erupción freatomagmática menor en el volcán Taal, en Batangas, a las 2:02 a. m. del miércoles, unas cuatro horas después del terremoto. El PHIVOLCS aclaró que los dos eventos no estaban relacionados y que la erupción en Taal no representaba una amenaza mayor.
Mientras tanto, la tormenta tropical Paolo se intensificó el jueves por la mañana con vientos máximos sostenidos de 60 millas por hora y ráfagas que alcanzaron las 70 millas por hora, según la Administración de Servicios Atmosféricos, Geofísicos y Astronómicos de Filipinas.
Paolo, que en un principio era una depresión tropical, se desplaza ahora hacia el oeste a una velocidad de 18 millas por hora y fue registrado por última vez a unas 200 millas al este de Baler, Aurora.
La PAGASA advirtió de que Paolo podría convertirse en tifón el viernes por la mañana al cruzar el norte de Luzón, con la posibilidad de tocar tierra en Isabela o Aurora. Isabela limita con el mar de Filipinas y es una de las provincias agrícolas más grandes del país. Aurora se encuentra directamente al este de Isabela, a lo largo de la costa oriental de Luzón, frente al mar de Filipinas.
Es posible que se forme un tifón después de que la tormenta se desplace sobre el mar de Filipinas occidental. Las autoridades afirmaron que aún era posible un desplazamiento hacia el sur de la trayectoria de Paolo, dependiendo de la fuerza de una zona de alta presión sobre la región.
Paolo recibe el nombre internacional de Matmo, derivado del idioma chamorro de Guam, que significa «lluvia intensa». Su impacto podría intensificarse a medida que se acerque a regiones densamente pobladas, muchas de las cuales aún se están recuperando de los efectos combinados del terremoto y una tormenta tropical anterior que azotó el centro de Filipinas el 26 de septiembre, causando la muerte de al menos 27 personas y provocando evacuaciones masivas.
Conexión Profética:
«Los hombres que ocupan puestos de responsabilidad no solo ignorarán y despreciarán el sábado, sino que desde el púlpito instarán al pueblo a observar el primer día de la semana, alegando la tradición y la costumbre en favor de esta institución creada por el hombre. Señalarán las calamidades en la tierra y en el mar —las tormentas de viento, las inundaciones, los terremotos, la destrucción por el fuego— como juicios que indican el descontento de Dios porque no se observa sagradamente el domingo. Estas calamidades aumentarán cada vez más, un desastre seguirá a otro, y los que anulan la ley de Dios señalarán a los pocos que guardan el sábado del cuarto mandamiento como los que traen la ira sobre el mundo. Esta falsedad es un ardid de Satanás para atrapar a los incautos.» The Signs of the Times, 17 de enero de 1884, párr. 12.
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