Ante la inesperada votación del Brexit, la UE se sacude y precipita para tratar de evitar el «efecto colateral» que traiga más deserciones. El plan de Berlín de utilizar la UE para sus propios fines hegemónicos ha sido puesto en riesgo. Por ejemplo, cuando la fuerza militar de Gran Bretaña abandone la UE, Alemania no podrá contar con ella para sus propios fines y tendrá que reforzar su propio ejército. A raíz de la votación Brexit, la primera votación de ese tipo en la historia de la UE, Ángela Merkel, Canciller de Alemania, anunció que Alemania aumentará el gasto militar y que el presupuesto militar alemán debe acercarse más al de los Estados Unidos.
Pero hay otro lado de la historia. El voto Brexit puede conducir a un efecto dominó en otros países de la UE. El Ministro de Asuntos Exteriores de Suecia advirtió explícitamente que el Brexit podría desencadenar una «Swexit», o sea la salida de Suecia de la UE. Algunos en los medios alemanes están exigiendo que la UE debería ignorar el voto de la gente, y dejar el voto del Parlamento británico a favor de permanecer en la UE, ya que la votación fue de carácter meramente consultivo.
La gente de toda Europa está perdiendo su confianza en la UE y se cuestiona si la UE podría sobrevivir. En mayo, una encuesta realizada en nueve países reveló que el 45% de la población de la UE cree que se debería realizar un referéndum en su país para decidir sobre su adhesión a la UE. En Francia e Italia, el resultado es aún mayor llegando al 55% y 58%, respectivamente. Muchos de ellos dijeron que votarían a favor de la salida de la UE: un 41% en Francia, 48% en Italia y el 39% en Suecia. Esas cifras han ido aumentando con el paso del tiempo.
Otras encuestas sugieren que la UE está siendo vista cada vez más bajo una luz negativa. En España, la cifra que valoraba positivamente a la UE ha caído en un 16% ya ahora cuenta con solo el 47% frente a un 44% de los españoles que la ven negativamente. En Grecia, el 71% de la población la ven negativamente. Sólo Alemania y Polonia consideran la UE con una calificación positiva.
También hay otras reacciones posibles. Thomas Kielinger, el corresponsal en Londres para el diario «Die Welt», escribió: «¿Podría ser que… en el caso de un Brexit, la Cámara Baja podría considerar hacer caso omiso de la voluntad del pueblo y rechazar la salida de la Unión Europea?». Él predice que «no sólo es posible, sino probable». De los 650 parlamentarios, 455 están a favor de permanecer en la UE, 130 en salir y 54 indecisos. Esto equivale al 70% a favor de permanecer en la UE frente a un 20% a favor de salir y un 10% neutral». Recientemente, los medios de comunicación alemanes expresaron abiertamente su oposición a los referendos sobre este tema. Por ejemplo, hubo comentarios en los medios sugiriendo que es un error creer que la “democracia directa, en sí, sea una cosa buena «.
Recientemente, por ejemplo, los holandeses fueron llamados a votar sobre el Acuerdo de Asociación entre la UE y Ucrania. La mayoría se opuso al acuerdo pero el parlamento nacional holandés simplemente optó por hacer caso omiso de los resultados del referéndum, diciendo que era «no vinculante».
En los Países Bajos, sólo el 45% de la población siguen estando a favor de permanecer en la UE, mientras que el 48% apoyan la salida, lo que significa que al menos uno de los miembros fundadores y defensores de la UE, se desmorona. No se puede descartar un efecto dominó en relación con el voto Brexit.
Todo esto sugiere un tiempo de incertidumbre para los objetivos que tiene Berlín para gobernar Europa. El Ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, escribió en un artículo publicado en Foreign Policy que la UE «se ha encontrado con las luchas propias» y «ha tropezado”. Alemania va a tratar de contener tanta tierra como sea posible, mientras que al mismo tiempo Berlín refuerza las posiciones nacionales.
«Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro.» Daniel 2:43.
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