USA Today, por Jeanine Santucci: Dos terremotos de magnitud 7,0 o superior han sacudido Alaska y Japón en pocos días, lo que ha suscitado la preocupación de que se produzca otro gran seísmo.
El primer terremoto sacudió Alaska el 6 de diciembre con una magnitud de 7,0, un terremoto importante capaz de producir graves daños si no hubiera ocurrido en una zona tan remota cerca de la frontera con Canadá. El segundo, un megaterremoto de 7,6, sacudió el norte de Japón el 8 de diciembre, lo que provocó alertas de tsunami que posteriormente se levantaron y causó al menos 30 heridos. Decenas de miles de personas evacuaron sus hogares.
Se han registrado réplicas en ambos terremotos. El 8 de diciembre, las autoridades japonesas advirtieron de que podría producirse un terremoto aún más potente en la próxima semana y pidieron a los residentes desde la isla más septentrional de Hokkaido hasta la prefectura de Chiba, al este de Tokio, que estuvieran en alerta máxima.
Los terremotos se destacaron por su intensidad.
Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos, en un año normal se esperan alrededor de 16 terremotos importantes en todo el mundo, incluidos 15 con una magnitud de 7,0 o superior y uno de 8,0 o superior. Esta información se basa en registros que se remontan aproximadamente a 1900. Durante las últimas cuatro o cinco décadas, el promedio a largo plazo de terremotos importantes en un año se ha superado unas doce veces.
Sin embargo, que se produzcan dos terremotos de este tipo en un breve periodo de tiempo es algo que ocurre de vez en cuando y no significa necesariamente que se avecine otro desastre.
«No ocurre siempre, pero tampoco es tan descabellado», afirma Brandon Schmandt, profesor de la Universidad Rice y experto en sismología.
Esto nos recuerda una incómoda verdad de la ciencia sísmica: los científicos saben que se avecinan terremotos catastróficos, pero no tienen una forma fiable de predecir cuándo ocurrirán.
«Nadie puede predecir los terremotos. Sin embargo, al investigar las fallas y los terremotos pasados, los científicos pueden evaluar mejor la probabilidad de que se produzcan terremotos en el futuro y la intensidad de sus sacudidas», afirmó el USGS.
¿Es extraño que se produzcan dos grandes terremotos?
Según la sismóloga Lucy Jones, del CalTech, por «pura casualidad», en realidad no es raro que dos terremotos de magnitud 7,0 o superior se produzcan tan seguidos en el tiempo.
«Tenemos una media de un terremoto de magnitud 7,0 al mes en algún lugar del mundo», afirmó Jones.
El promedio de uno por mes se distribuye aleatoriamente, dijo Jones. Podemos pasar varios meses sin ninguno y luego ver varios en un lapso corto. Jones dijo que, basándose en probabilidades, estimaría que es probable que se produzcan terremotos de magnitud 7 o superior con una diferencia de menos de una semana entre ellos una vez cada pocos años.
«No es que ocurra todo el tiempo, pero lo hemos buscado y no hemos encontrado ninguna correlación física», dijo.
Un terremoto puede desencadenar otro, como en una réplica, pero esa no es la relación entre los terremotos de Alaska y Japón, que parecen no tener ninguna relación entre sí, dijo Schmandt. Las réplicas tienden a producirse en la misma zona geográfica que el terremoto principal.
Jones dijo que hay aproximadamente un 5 % de probabilidades de que, tras cualquier terremoto, se produzca otro de mayor magnitud en los días siguientes en las proximidades. Aunque un 5 % puede no parecer mucho, es mucho mayor que las probabilidades básicas, y es lo que está llevando a las autoridades japonesas a mantenerse en alerta máxima por el momento, dijo.
Jones señaló que un ejemplo reciente ocurrió en 2019 cerca de Ridgecrest, California. El 4 de julio se produjo un terremoto de magnitud 6,4, seguido de réplicas menos intensas. Un día después, un terremoto de magnitud 7,1 se convirtió en el más grande que ha azotado el sur de California en 20 años.
¿Corre Estados Unidos el peligro de sufrir terremotos devastadores? ¿Qué hay del «gran terremoto»?
Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos, que publicó el año pasado un informe en el que se detectaban cientos de fallas previamente no identificadas en todo el país, la mayor parte de los Estados Unidos corre el riesgo de sufrir terremotos devastadores en el próximo siglo.
Según el USGS, los habitantes de 37 estados han sufrido terremotos de magnitud 5,0 o superior en los últimos dos siglos.
El peligro se concentra principalmente a lo largo de la costa oeste y la parte sur de Alaska, donde se encuentran los límites de placas tectónicas más activos.
La preocupación por el llamado «Big One», un terremoto masivo que causaría una devastación incalculable, ha inquietado durante mucho tiempo a los residentes de estas zonas. Según los expertos, podría ocurrir en cualquier momento, o no ocurrir en mucho tiempo. Y podría haber más de un «Big One».
Schmandt afirmó que la zona de subducción de Cascadia, que se extiende desde el norte de California hasta Oregón y Washington y llega hasta Canadá, tiene el potencial de sufrir un evento que podría considerarse «el gran terremoto». El último terremoto conocido en esta falla ocurrió en enero de 1700, con una magnitud estimada de 9,0, según el Departamento de Gestión de Emergencias de Oregón.
«Actualmente, los científicos predicen que hay un 37 % de probabilidades de que se produzca un megaterremoto de magnitud 7,1+ en esta zona de falla en los próximos 50 años. Este evento se sentirá en todo el noroeste del Pacífico», afirmó el departamento.
¿Qué significa la magnitud de un terremoto?
Según la Universidad Tecnológica de Michigan, las magnitudes de los terremotos pueden tener los siguientes efectos:
– Por debajo de 2,5: generalmente no se percibe
– De 2,5 a 5,4: daños menores o nulos
– De 5,5 a 6,0: daños leves en edificios
– De 6,1 a 6,9: daños graves
– De 7,0 a 7,9: terremoto de gran magnitud. Daños graves
– 8,0 o más: daños masivos, puede destruir comunidades
Conexión Profética:
“Está muy cerca el momento en que habrá en el mundo una tristeza que ningún bálsamo humano podrá disipar. Se está retirando el Espíritu de Dios. Se siguen unos a otros en rápida sucesión los desastres por mar y tierra. ¡Con cuánta frecuencia oímos hablar de terremotos y ciclones, así como de la destrucción producida por incendios e inundaciones, con gran pérdida de vidas y propiedades! Aparentemente estas calamidades son estallidos caprichosos de las fuerzas desorganizadas y desordenadas de la naturaleza, completamente fuera del dominio humano; pero en todas ellas puede leerse el propósito de Dios. Se cuentan entre los instrumentos por medio de los cuales él procura despertar en hombres y mujeres un sentido del peligro que corren.” Profetas y Reyes, pág. 207.
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