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Oh No, Ahora Filipinas Elige su Propio Extraño Radical

El hombre es malhablado, jura matar a todos los adictos a las drogas y amenaza con suprimir el congreso filipino si se éste se le opone. Afirma ser el azote de la élite, planea quemar la bandera de Singapur, expulsar la Embajada de Australia, y mostrar a la gente sus partes íntimas. Rodrigo Duterte, de 71 años, ex alcalde de la ciudad de Davao, es el nuevo y flamante presidente de Filipinas.

Apodado como «el castigador», el «verdugo», e incluso «el triunfo del oriente», Duterte se ha hecho cargo de la nación de 100 millones de personas como una tempestad. Él se presenta como un extraño popular y un ejecutivo de mano dura contra el crimen que va a solucionar todos los males de la nación. «Su meteórico ascenso, junto con su atractivo fascista y en contra del sistema, hace eco de las campañas «extrañas» de otros lugares. Los filipinos están ansiosos de cambiar la élite política corrupta y muy adinerada que ha tenido el poder por muchos, muchos años.

Desde que los filipinos expulsaron a Ferdinand Marcos de su cargo en 1986, han sido testigos del fracaso de las reformas agrarias, escándalos de corrupción, deterioro de la infraestructura y las respuestas deficientes ante los desastres naturales. Los periodistas han sido asesinados; los tratados de paz han sido puestos patas arriba, a los agricultores se les ha acosado o asesinado por parte del estado, así como a los activistas estudiantiles y líderes laborales. Dicen algunos que es como si nunca hubiera salido Marcos.

La desigualdad de la riqueza en las Filipinas sigue creciendo gracias a que las 40 familias más ricas han aumentado su riqueza en $ 13 mil millones durante 2010-2011, (equivalente al 76,5% del aumento del PIB del país durante ese período), mientras que el 25% de la población vive en la pobreza.

Como alcalde de la ciudad de Davao desde 1988, se hizo conocido por sus políticas contra el crimen. Afirma que él convirtió a una ciudad sumida en el crimen en la ciudad que ocupa el noveno lugar de la ciudad más segura del mundo. ¿Cómo luchar contra el crimen? Explicó que las mejores prácticas en la ciudad «son las ejecuciones [de los criminales]», un tema que se ha repetido a lo largo de su campaña: para reducir el crimen, mate a los criminales.

Y nadie duda de que va a continuar con sus amenazas. La organización Human Rights Watch escribió sobre el crecimiento de los «escuadrones de la muerte» en la ciudad de Davao: grupos de hombres contratados por el gobierno para matar a los pequeños delincuentes, niños de la calle y traficantes de drogas. Para Duterte, esto no ha sido un problema sino una plataforma. La bravuconería parece haber sido suficiente para convencer a los electores filipinos, especialmente a los de la clase media quienes están frustrados con la incurable corrupción. Para ellos, él no es un problema sino un «portavoz de la verdad.»

Llamó al Papá «hijo de prostituta», aparentemente por el empeoramiento del tráfico de Manila durante su visita oficial. Y le dijo a los delincuentes: «Presten atención»: Si llego a ser presidente, ¡»los peces en la bahía de Manila van a engordar porque ahí es donde los voy a tirar»!

En pocas palabras, su ascenso es la venganza de un pueblo. Su boca que maldice es la portavoz que representa las maldiciones del pueblo. Él establecerá la ley y el orden. Destruirá la élite. Acabará con los malos. Rodrigo Duterte es la reacción frente a la corrupción y el mal uso del poder.

Al igual que muchos otros lugares, Filipinas ha dejado de apoyar al elitismo para hacerlo con el populismo. Nadie sabe cuándo va a terminar esto. Pero está claro que Duterte es la consecuencia de la corrupción de los líderes anteriores.

La corrupción masiva y la violencia conducen a una revolución política que instala un hombre fuerte, un «dictador» exigido por el pueblo, y dispuesto a hacer lo que demanda la población. La regla de la mafia simplemente dio otro gran paso hacia adelante, sentando las bases para más problemas a medida que nos acercamos al fin del tiempo de gracia.


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