La conferencia sobre cambio climático en París tiene lugar luego de una serie de cumbres similares que han fracasado, tratando de crear un acuerdo internacional para combatir el cambio climático. Sin embargo, la revista Time deja en claro que «este año, hay un nuevo participante que podría cambiarlo todo: el Papa Francisco».
El primer día de la conferencia, Francisco dijo: «No estoy seguro pero puedo decirles que es ‘ahora o nunca’. Cada año empeoran los problemas. Estamos al límite. Si se me permite utilizar una palabra fuerte, yo diría que estamos en los límites del suicidio».
Aunque París prohibió las manifestaciones y marchas a raíz de los ataques terroristas, los activistas pusieron 20.000 pares de zapatos en la Plaza de la República como símbolo de los manifestantes ausentes en la víspera de la cumbre. También el Papa Francisco envió su par de zapatos para solidarizarse con los manifestantes contra el cambio climático. Casualmente, Ban Ki Moon, Secretario General de las Naciones Unidas, también hizo lo mismo y envió un par de zapatillas deportivas.
El Papa Francisco haciendo uso de su autoridad moral y a través de su encíclica sobre el clima, publicada en junio, ha logrado generar una amplia respuesta política por parte de líderes mundiales como el presidente Obama quien tuiteó expresando su apoyo a la misma; y Joe Biden, quien manifestó haberla leído “en su totalidad».
«De hecho, lo que puede resultar más eficaz en las negociaciones en París es el marco populista que emplea el Papa Francisco al enfatizar sobre el cuidado hacia la creación de Dios”, escribió la revista Time. «Cuando Francisco se preocupa por las víctimas del cambio climático, él lo hace más por las personas pobres y excluidas que por las ballenas».
En su encíclica, Francisco sostuvo que existe una «relación íntima entre los pobres y la fragilidad del planeta». Expresó que el ecologista de hoy «debe escuchar tanto el grito de la tierra como el grito de los pobres».
Ese lenguaje es una fórmula ganadora para los políticos reunidos en París. El presidente Obama, en su discurso ante las Naciones Unidas en septiembre, dijo: «Este es un llamado moral, tal como Su Santidad, el Papa Francisco, lo ha implorado correctamente al mundo».
Gina McCarthy, católica romana y Administradora de la Agencia para la Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés), ha adoptado el mensaje del Papa. Ella ha hablado en dos emblemáticas Universidades Católicas: la Universidad de Georgetown, dirigida por jesuitas, y la Universidad de Notre Dame. También es co-autora de un artículo de opinión con Blase Cupich, elegido personalmente por el Papa Francisco como arzobispo de Chicago. En el artículo expresan que los estadounidenses tienen una «obligación moral de hacer algo por el clima».
El gobierno de Obama ha colaborado con el Papa Francisco haciendo del tema sobre el cambio climático, un tema importante del día a día.
Debido a la popularidad del Papa, su mensaje sobre el cambio climático ha otorgado a líderes nacionales y mundiales, la cobertura política para que tomen nuevas medidas en favor del ambiente. En septiembre, diez Representantes republicanos hicieron exactamente eso. Ellos escribieron una resolución citando al Papa haciendo un llamado al Partido Republicano para que tome acciones serias sobre el cambio climático.
El Papa Francisco ha puesto el fundamento para las acciones en París y ha señalado el camino que se debe seguir. Él ha logrado que el debate cambie. En lugar de que suceda desde arriba ahora está ocurriendo desde abajo a través de la demanda popular como respuesta al llamado del Papa. «Francisco le ha dado a los líderes reunidos en París, la visión y el espacio para hacer el cambio». Y ellos no podrán resistirse a su poderosa voz moral.
Esto es parte de la profecía bíblica. Sin la globalización y la «solidaridad» universal, Roma nunca lograría involucrarse en los asuntos mundiales o ejercer presión para leyes dominicales globales. Pero ahora, en nombre del cambio climático, el Papa Francisco ha fusionado a los pobres vulnerables con el medio ambiente para lograr un argumento potente y así ponerle el peso político y moral del Vaticano a los decisores mundiales insistiendo en una dimensión moral que les proporcione la instrucción política que necesitaban, y los lleve a lograr el acuerdo. ¡Qué logro!
«Y todo el mundo se maravilló en pos de…» Apocalipsis 13: 3.
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