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Los «Cristianos» Occidentales Están Abandonando la Biblia

Trágicamente, muchos de los cristianos que viven en países desarrollados, o al menos aquellos que se identifican como cristianos, están abandonando la lectura de la Biblia. La Biblia es la piedra angular de la fe cristiana. Sin ella, los cristianos no tienen defensa alguna contra el secularismo. Sin embargo, han ido abandonando la Biblia sin la más mínima protesta.

Una encuesta reciente de la Iglesia de Inglaterra dice que el 60% de los miembros de su iglesia «nunca» leen la Biblia. Otra encuesta realizada entre los británicos en general revela que el 77% nunca ha leído la Biblia. Solo el 9% de los británicos leen la Biblia semanalmente, y un tercio de ellos nunca oran. Entonces no es de extrañar ver como tantas iglesias están muriendo. Solo la Biblia puede desafiar los reclamos del secularismo.

Otra encuesta de opinión revela que el cristiano se ha ido desvinculando cotidianamente del libro sagrado, el cual es el fundamento del cristianismo. Este proceso refleja el declive en otros indicadores religiosos y se atribuye a la decreciente influencia de los tres agentes principales de socialización religiosa (iglesia/escuela dominical, escuela estatal, padres), quienes anteriormente respaldaban el papel de la Biblia en la religión y la sociedad. Aunque hay un gran escrutinio académico de la Biblia, sus principios y orientación para la vida no parecen ejercer influencia en las creencias, prácticas y actitudes religiosas de la sociedad en la Gran Bretaña moderna. La gran mayoría de británicos no saben lo que dice la Biblia.

Según los investigadores George Gallup y Jim Castelli, el analfabetismo bíblico también se ha extendido ampliamente en los Estados Unidos. Menos de uno de cada dos adultos puede nombrar los cuatro Evangelios. Muchos cristianos no pueden nombrar a más de dos o tres discípulos de Jesús. Ellos afirman que los Estados Unidos es «una nación de analfabetos bíblicos».

Actualmente, menos de uno de cada cuatro estadounidenses (24%) cree que la Biblia es «la palabra real de Dios, y debe tomarse literalmente, palabra por palabra». De manera similar, el 26% ve la Biblia como «un libro de fábulas, leyendas», historias y preceptos morales registrados por el hombre». Esta es la primera vez en cuatro décadas de la medición de la tendencia por Gallup que el literalismo bíblico no logra superar el escepticismo bíblico. Mientras tanto, cerca de la mitad de los estadounidenses (una proporción prácticamente invariable a lo largo de los años) cae en el promedio diciendo que la Biblia es la palabra inspirada de Dios pero que no se debe tomar todo literalmente. Aunque el literalismo bíblico parece ir de la mano con el escepticismo bíblico a nivel nacional, estos puntos de vista varían un poco entre los diferentes segmentos de la población de los EUA.

Sin embargo, aunque el amplio grupo de cristianos y protestantes (incluidos los que genéricamente se refieren a sí mismos como «cristianos») se inclinan hacia la visión literalista, los católicos se dividen equitativamente entre la consideración de la Biblia como la palabra literal de Dios y decir que es un libro de cuentos. No es una sorpresa que la gran mayoría de los que no tienen ninguna afiliación religiosa caiga en el campo de los escépticos.

Con razón nuestra cultura está inundada de confusión. Lo que Amós escribió (8:11) hace siglos es igual de cierto en nuestros días: «He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová».

Perdemos mucho cuando no aprovechamos el poder de la Biblia. Charles Spurgeon dijo una vez: «Si deseas conocer a Dios, debes conocer su palabra; si deseas percibir su poder, debes ver cómo actúa a través de su palabra; si deseas conocer su propósito antes de que realmente se lleve a cabo, solo puedes descubrirlo en su palabra».

Al cumplirse el aniversario 500 de la Reforma Protestante (que devolvió la Palabra de Dios al pueblo, la proclamó como la autoridad final en la vida cristiana y desató su poder liberador en la sociedad), es un escándalo que tan pocos cristianos lean la Biblia.


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