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La Embajada de los Estados Unidos se Trasladará a Jerusalén

El mundo está en pie de guerra por el reconocimiento formal que ha hecho el Presidente de los Estados Unidos al nombrar a Jerusalén como capital de Israel. La Casa Blanca ha roto la continuidad de los años precedentes y ahora las personas se preparan para la violencia. El Departamento de Estado ha ordenado a las embajadas de los Estados Unidos en todo el mundo que refuercen su seguridad. A los empleados del gobierno de Estados Unidos se les ha dicho que eviten la zona antigua de la ciudad de Jerusalén y Cisjordania hasta nuevo aviso.

La planificación y construcción de una nueva embajada no es una tarea pequeña, especialmente en esa ciudad en particular. En 1995, el Congreso de los Estados Unidos promulgó una ley para trasladar su embajada a Jerusalén. Sin embargo, todos los presidentes de los Estados Unidos desde entonces han firmado exenciones de seis meses a la legislación para evitar malograr cualquier avance que pudiera existir hacia un acuerdo palestino-israelí.

«Durante mucho tiempo, los Estados Unidos han sostenido una posición ambigua pensando que la falta de reconocimiento, de alguna manera, haría avanzar las perspectivas de paz», dijo un alto funcionario de la administración. «Parece claro ahora que la ubicación física de la embajada no es material para un acuerdo de paz… Así que tras haberlo intentado durante 22 años, el reconocimiento de la realidad parece ser un cambio importante».

La decisión del señor Trump es otra ruptura con respecto a sus predecesores, luego de su retiro del acuerdo climático de París, el abandono de las negociaciones comerciales multilaterales con Europa y Asia, y su amenaza de cancelar el acuerdo nuclear entre los Estados Unidos e Irán.

Jerusalén es el lugar donde se encuentran las tres religiones relacionadas con Abraham. De hecho, ninguna ciudad despierta pasiones como Jerusalén. Pero, ¿cuál es su significado para la profecía bíblica?

Los evangélicos le asignan un papel profético al Israel literal y son ellos quienes asesoran al señor Trump con sus aspiraciones e ideales. De hecho, nunca antes, un presidente de los Estados Unidos había trabajado tan estrechamente con los líderes evangélicos. Entonces, a fin de cumplir con las predicciones proféticas de ellos, Jerusalén tendría que ser restaurada al dominio indiscutible de Israel. Al involucrar a los Estados Unidos, el reclamo de la ciudad alcanza un nuevo nivel y podría ayudar en la realización de esos sueños proféticos. Mientras se mantenga la incertidumbre y el constante conflicto entre Israel, los palestinos y los árabes, no se podría cumplir la falsa profecía evangélica.

Otro factor que también ha tenido interés en controlar Jerusalén es el Papado. No obstante, el Papa Francisco dijo estar «profundamente preocupado» por los acontecimientos recientes y pidió que se respetara el status quo de Jerusalén. Eso era de esperarse. Sin embargo, el Papa muy bien podría encontrar una manera de extender su influencia sobre la ciudad y su destino gracias al conflicto que pueda surgir por esta decisión. Recuerde, los obispos católicos influyen en los evangélicos en gran medida.

La Casa Blanca insistió en que el anuncio de Trump no desbarataría los esfuerzos en pro de la paz, encabezado actualmente por el yerno del señor Trump, Jared Kushner. «Nada en esta decisión habla de una resolución final sobre el estado, límites o asuntos de soberanía», dijo un alto funcionario de la administración. «No cambia el status quo con respecto a los sitios sagrados y otros temas muy sensibles. Estamos dejando espacio para los palestinos de modo que este proceso de paz avance».

Lo menos que podría esperarse es que ocurran actos violentos contra blancos fáciles de los Estados Unidos en todo el mundo. Lo más peligroso es que conduzca a otra guerra en el Medio Oriente.

Los evangélicos interpretan mal las profecías al aplicarlas a un Israel literal cuando realmente hacen referencia del Israel espiritual. En consecuencia, sus interpretaciones de la profecía bíblica están sesgadas para apoyar este error subyacente. Sin embargo, el enemigo puede usarlos a ellos y a los Estados Unidos para cumplir interpretaciones proféticas erróneas y preparar el escenario para que Satanás aparezca como Cristo en su engaño final, y quizás incluya a Jerusalén en su gira mundial.

Pablo niega enérgicamente que Jerusalén e Israel tengan un papel que desempeñar en la profecía. Hebreos 13:12-14 dice: “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio; porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir”.

Una correcta comprensión de la Biblia deja en claro que Israel no va a tener un rol salvador. Tampoco debemos pensar que Jerusalén es parte del cumplimiento de la profecía bíblica para el tiempo del fin.

“El acto capital que coronará el gran drama del engaño será que el mismo Satanás se dará por el Cristo. Hace mucho que la iglesia profesa esperar el advenimiento del Salvador como consumación de sus esperanzas. Pues bien, el gran engañador simulará que Cristo habrá venido. En varias partes de la tierra, Satanás se manifestará a los hombres como ser majestuoso, de un brillo deslumbrador, parecido a la descripción que del Hijo de Dios da San Juan en el Apocalipsis. Apocalipsis 1:13-15. La gloria que le rodee superará cuanto hayan visto los ojos de los mortales. El grito de triunfo repercutirá por los aires: “¡Cristo ha venido! ¡Cristo ha venido!” El pueblo se postrará en adoración ante él, mientras levanta sus manos y pronuncia una bendición sobre ellos así como Cristo bendecía a sus discípulos cuando estaba en la tierra. Su voz es suave y acompasada aunque llena de melodía. En tono amable y compasivo, enuncia algunas de las verdades celestiales y llenas de gracia que pronunciaba el Salvador; cura las dolencias del pueblo, y luego, en su fementido carácter de Cristo, asegura haber mudado el día de reposo del sábado al domingo y manda a todos que santifiquen el día bendecido por él. Declara que aquellos que persisten en santificar el séptimo día blasfeman su nombre porque se niegan a oír a sus ángeles, que les fueron enviados con la luz de la verdad. Es el engaño más poderoso y resulta casi irresistible”. El Conflicto de los Siglos, pág. 682.


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