El reciente acuerdo dirigido por los EE.UU entre Irán y seis naciones occidentales sobre el tema de las armas nucleares, no disminuirá la tensión y los conflictos en el Medio Oriente sino más bien la aumentará. Y Turquía puede levantarse para obtener el mayor beneficio.
Turquía es la economía más grande del Medio Oriente y está situada estratégicamente en la confluencia del Mar Negro y el Mediterráneo. Desde el año 330 DC, por más de 1.500 años, Turquía ha sido el centro de poderosos imperios.
Aunque Turquía tiene algunos intereses convergentes con Irán, incluyendo su dependencia del petróleo iraní y el control y/o la manipulación de los kurdos, son rivales en lucha por el poder. Ambos utilizan a los kurdos para socavar al otro. Tanto Turquía como Irán desean dominar la región árabe. Sin embargo, la mayoría de los árabes no desean ser gobernados por ninguno de los dos.
El Estado Islámico le causa a Turquía un número de problemas. Aunque, los kurdos parecen ser la fuerza más eficaz en la lucha contra el EI, éste ha surgido dentro de la propia Turquía, incluyendo células operativas y otras actividades.
Asimismo, Turquía no ve con buenos ojos la expansión iraní en el Levante, zona que considera parte de su propia esfera de influencia.
Siria es otro desafío. Turquía quiere deshacerse del gobierno de Assad y ha suministrado y entrenado militantes para luchar contra Damasco.
Mientras tanto, Arabia Saudita está alarmada por la potencial expansión de la influencia iraní en la región. Irán es predominantemente chiita y debido a que Irak ya no es un baluarte contra las ambiciones de Irán, la Casa Saudita está preocupada que los chiitas iraníes despierten a la gran población chiita que vive cerca de sus propios y enormes campos petroleros.
Si Assad cae, sería un golpe demoledor para la influencia iraní en la región. Por lo tanto, Turquía considera importante contar con Arabia Saudita para apoyar a los militantes suníes en Siria y proveerles armas para luchar contra Assad.
El intento de Estados Unidos, junto con otras cinco potencias, para rehabilitar la imagen internacional de Irán, junto con los deseos de Teherán para ampliar su dominio, dará lugar a más conflictos.
El acuerdo de Irán con las potencias occidentales significa más guerras debido a las circunstancias y los complejos y contradictorios intereses de la región. Turquía, por su posición geográfica, su fortaleza económica, y sus intereses militares, hace que sea el punto de apoyo de las luchas de poder de Oriente Medio, ya que se ocupa de sus intereses competitivos con Irán, Arabia Saudita e incluso Egipto.
Turquía también ha jugado una parte importante del cumplimiento de la profecía. En 1838, el millerita Josías Litch calculó a partir de Apocalipsis 9, que el 11 de agosto de 1840, el Imperio otomano llegaría a su fin. El exacto cumplimiento de esta profecía, dio una influencia importante a William Miller y al Movimiento Adventista. Ahora Turquía está creciendo nuevamente y convirtiéndose en una potencia regional. Siga atento el desarrollo con una precisión asombrosa de esta profecía.
«Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará”. Génesis 16:12.
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