Cientos de jóvenes aprovecharon la fiesta pública con motivo de la celebración del Año Nuevo en las calles de Colonia y Hamburgo, en Alemania, para asaltar a mujeres jóvenes. Pandillas de hombres, descritos por las autoridades como con una apariencia «del norte de África o árabe», manosearon y robaron a decenas de mujeres jóvenes en Colonia. Divididos en grupos, rodearon a las mujeres negándose a dejarlas escapar.
El ambiente era agresivo y amenazante. Las bandas lanzaron petardos contra la multitud. Las mujeres gritaban y trataban de huir.
En Hamburgo, se vivió un ambiente similar. Diez mujeres denunciaron que fueron asaltadas sexualmente y robadas esa misma noche.
A pesar de que no está claro si los hombres involucrados son algunos de los refugiados que recientemente han llegado a Alemania procedentes del Medio Oriente, el evento ha avivado las tensiones y preocupaciones de que este es uno de los efectos secundarios de traer tantos refugiados a Alemania.
Los medios de comunicación y noticieros en Alemania, ignoraron los ataques hasta varios días después, alimentando las acusaciones de que las autoridades y los medios de comunicación han tratado de encubrir los ataques para evitar una reacción en contra de los refugiados.
Por su parte, la canciller Angela Merkel, calificó los ataques como repugnantes. «Debe hacerse todo lo que sea necesario a fin de investigar lo más completa y rápidamente posible a los culpables y castigarlos independientemente de su apariencia, procedencia o trasfondo” dijo Merkel. La reacción del público enojado, incluso enardecido, presenta nuevas dificultades para la Canciller. Las protestas fueron organizadas frente a la catedral de Colonia para reprochar la violencia contra las mujeres. Algunos dijeron que las autoridades no han tomado en serio las acusaciones de abuso sexual de las mujeres.
Alexander Marguier, sub-editor en jefe de la revista política mensual Cicero, escribió en línea: «La pérdida del control por parte del gobierno no sólo está ocurriendo en las fronteras sino que se ha perdido el control de todo aquel que entra al país y sus acciones”.
Los crímenes violentos cometidos por las pandillas fueron tantos y tan abrumadores que la policía no tenía suficiente personal disponible para poder atender todo. La Policía despejó la plaza alrededor de la estación después de que los asaltantes borrachos arrojaran petardos contra la multitud, pero las pandillas se mezclaron entre la muchedumbre. Fue entonces cuando comenzaron las agresiones sexuales.
«Nadie sabía a dónde ir», expresa Sascha Frohn, quien estaba en la estación el jueves. «Nos paramos de espaldas hacia la pared y podíamos ver cómo robaban a las personas y las niñas alemanas eran manoseadas. Estábamos rodeadas por un grupo de unos 50 a 60 personas de los países árabes. Venían a nosotros, nos daban la mano y luego trataban de agarrar nuestros bolsos».
Al parecer, los funcionarios alemanes están corriendo asustados, tratando de restar importancia a las conexiones con la nueva población inmigrante. Se debe recordar que Colonia tomó más de 10.000 refugiados en el 2015.
«Me fue mostrada la condición del mundo, que está colmando rápidamente su copa de iniquidad. Violencias y toda clase de crímenes llenan nuestro mundo, y Satanás emplea todos los medios para popularizar delitos y vicios degradantes”. Testimonios para la Iglesia, Vol. 3, página 518.
Source Reference