Ha muerto el teólogo estadounidense de origen suizo y defensor de la libertad religiosa Bert Beverly Beach. Falleció a la edad de 94 años el 14 de diciembre en Silver Spring (Maryland/EE.UU.). El pastor adventista es considerado un importante teólogo de los adventistas del siglo XX.
Beach fue Secretario General de la Asociación Internacional para la Libertad Religiosa (IRLA) hasta 1995. Ocupó numerosos cargos en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Fue muy respetado en los círculos ecuménicos internacionales como Director de Asuntos Públicos de la Conferencia General Adventista del Séptimo Día de 1980 a 1995 y como Secretario General del Consejo Adventista del Séptimo Día para las Relaciones Intereclesiásticas de 1980 a 2005. De 1965 a la década de 1990 fue enlace y asesor adventista en el Consejo Mundial de Iglesias de Ginebra. De 1970 a 2003 fue secretario de la Conferencia de Secretarios de las Comuniones Cristianas Mundiales (CS/CWC).
Beach ha publicado numerosos libros y artículos en varios idiomas, entre ellos Vatican II-Bridging the Abyss (1968), Ecumenism-Boon or Bane? (1974), Bright Candle of Courage (1989), Rotating the World with Rotary (1991), Ambassador for Liberty (2015). El Dr. Beach ha recibido varias distinciones honoríficas, entre ellas una resolución especial del Senado del Estado de Maryland (1984) por su contribución a la libertad religiosa, un Paul Harris Fellow de Rotary International (1984) y un doctorado honoris causa de la Academia Teológica Cristiana de Varsovia (Polonia).
Nuestro comentario:
Bert Beach hizo más por el ecumenismo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de lo que la mayoría de la gente cree. Su legado es uno de los peores por confraternizar con Roma como líder eclesiástico. Al darle la Medalla de la Libertad al Papa, galvanizó su legado de llevar a la Iglesia Adventista del Séptimo Día a transigir con Roma. El obituario de Roma es un testimonio de su aprecio por su actividad.
Conexión Profética:
“El Señor ha pronunciado una maldición sobre aquellos que toman de las Escrituras o les añaden algo. El gran YO SOY ha decidido lo que ha de constituir la regla de fe y doctrina, y ha designado que la Biblia sea un libro doméstico. La iglesia que se atiene a la palabra de Dios está irreconciliablemente separada de Roma. Los protestantes estuvieron una vez separados de esta gran iglesia de la apostasía, pero se han acercado más a ella, y todavía están en el camino de la reconciliación con la Iglesia de Roma. Roma nunca cambia. Sus principios no se han alterado en lo más mínimo. Ella no ha disminuido la brecha entre ella y los protestantes; ellos han hecho todo el avance. ¿Pero qué argumenta esto a favor del Protestantismo de este día? Es el rechazo de la verdad bíblica lo que hace que los hombres se acerquen a la infidelidad. Es una iglesia que retrocede la que disminuye la distancia entre ella y el Papado». The Signs of the Times, 19 de febrero de 1894.