El Papa Francisco sabe que está incitando y alentando a la desobediencia civil y la rebelión de las masas contra los capitalistas súper-ricos del mundo. Los políticos pueden ser lo que quieran pero es Francisco, el único líder político que realmente importa este año. Él está alentando a la gente a lo largo de la tierra, tanto en la clase media como en los pobres, a levantarse en una revolución económica que arrase el planeta como lo hizo en su tiempo la Revolución Francesa de 1789.
La ideología capitalista está del «lado equivocado de la historia» y está luchando una batalla sin posibilidades de ganar. El capitalismo está muriendo rápidamente ya que ha sido saboteado por la codicia y la pérdida de un código moral.
Desde la «Revolución Reagan», el capitalismo norteamericano perdió su brújula moral y cambió al egocentrismo, impulsado por el consumidor. En consecuencia la desigualdad explotó, el crecimiento del ingreso se estancó y los pobres se hacen más pobres. Sin embargo, los multimillonarios de todo el mundo han pasado de 322 en el año 2000 a 1826 en el año 2015, y 11 familias trillonarias quienes predicen controlar el planeta para el año 2100.
A medida que acelera la incesante revolución socialista de Francisco, su mensaje sobre los sagrados derechos de todas las personas intenta cambiar estructuralmente la economía global, tal como lo reveló en su reciente viaje a América del Sur.
«El futuro de la humanidad no reside exclusivamente en manos de los grandes líderes, las grandes potencias y las élites», dijo. El futuro «está fundamentalmente en manos de los pueblos y en su capacidad para organizarse. Está en sus manos, que pueden guiar con humildad y convicción este proceso de cambio. Estoy con ustedes».
De hecho, el Papa Francisco es uno de los más grandes líderes revolucionarios del mundo y va a terminar en los libros de historia junto con Lenin, Marx, Mao y Castro. Obviamente está incitando a la revolución, quiere que haya una desobediencia civil e insurrección política e invita a los pobres a rebelarse contra los que tienen una desmesurada riqueza. Está al frente de la emergente revolución mundial, alentando a las masas, dando voces de batalla. Él llama a reemplazar al capitalismo con un nuevo socialismo económico que brinde a los pobres los mismos «derechos sagrados» de los súper ricos.
Así, los medios deben dejar de confundir la naturaleza simpática de Francisco y su sonrisa perpetua rechazando sus verdaderas intenciones. Sus cinco puntos claves son todos socialistas; todo el mundo tiene el derecho sagrado a la tierra, al alojamiento y la mano de obra; los seres humanos, y no las ganancias capitalistas, deben estar en el centro de la economía mundial; miles de millones en todo el mundo no pueden esperar mucho más tiempo para actuar; las revoluciones comienzan con los ciudadanos enojados, no con políticos y filántropos; y el socialismo es una obligación moral.
Si el Papa Francisco tiene éxito en la reestructuración de la economía mundial, habrá logrado una importante hazaña de liderazgo mundial y se elevará para ser la «reina» de la tierra, así como la Biblia predijo.
«Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto». Apocalipsis 18: 7.
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