Existen muchas dietas que promueven un consumo bajo de carbohidratos. Algunas de ellas han sido muy famosas y han generado una gran venta de libros y suplementos, enriqueciendo a sus promotores. Sin embargo, estas dietas han existido desde al menos 1864, y han resucitado una y otra vez para imponerse entre un público crédulo. Atkins, South Beach, La Zona y otras dietas similares afirman que el mundo científico está engañado y sugieren que se ignoren estudios bien controlados.
¿Hay que evitar los carbohidratos para reducir el peso? Repetidamente, estudios científicos bien fundamentados han encontrado que aunque hay una cierta pérdida de peso al inicio de las dietas con alto consumo de grasas animales, ese peso perdido es sólo agua. También encontraron que las dietas bajas en carbohidratos y altas en grasas cárnicas, queso y mantequilla, a menudo son asociadas con otras consecuencias que dañan la salud de manera significativa.
A pesar de las afirmaciones de que una dieta baja en carbohidratos podría disminuir la insulina, los niveles de insulina aumentaron tanto o más en una dieta baja en carbohidratos. Una dieta alta en carbohidratos, combinada con caminatas de un promedio de 15-30 minutos al día, dio lugar a reducciones significativas en el peso corporal, la presión arterial, el colesterol y los triglicéridos, junto con descensos en los niveles de insulina basales. Entonces ocurre exactamente lo contrario a lo que predicen los promotores de las dietas bajas en carbohidratos. En tan sólo tres semanas, en una dieta vegetariana basada en carbohidratos no refinados y unos pocos minutos de caminata diaria, los diabéticos redujeron la cantidad de insulina necesaria. En general, los vegetarianos pueden tener la mitad de los niveles de insulina de los no vegetarianos, incluso aun cuando tengan el mismo peso.
Las dietas bajas en carbohidratos y altas en grasas inducen un estado de cetosis, generando muchas condiciones perjudiciales para la salud en general. Los síntomas de la cetosis incluyen cansancio general, debilidad súbita o gradual, mareos, dolores de cabeza, confusión, dolor abdominal, irritabilidad, náuseas, vómito, problemas de sueño y mal aliento. Los que se encuentran en un estado de cetosis también sufren a menudo de dolores de cabeza, calambres musculares y diarrea, lo cual es consistente con una deficiencia de carbohidratos. Simplemente ellos no obtienen suficientes carbohidratos para suministrar glucosa a los tejidos y entonces los órganos comienzan a funcionar mal.
Algunas dietas bajas en carbohidratos causan la pérdida de cabello. A menudo no tienen energía suficiente para continuar con su actividad normal después del tercer día de la dieta. La fatiga y otros síntomas desaparecen rápidamente con la adición de carbohidratos a la dieta.
Los niveles de ácido úrico es otra de las preocupaciones por las dietas bajas en carbohidratos y con alto consumo de carne. Las personas con una dieta centrada en la carne pueden llegar a niveles de ácido úrico tan altos que éste podría llegar a cristalizarse en las articulaciones, provocando gota, una condición artrítica dolorosa y debilitante. Esto ha sido documentado en algunos casos. De hecho, cada porción adicional de carne ha sido asociada a un aumento del 21 por ciento en el riesgo de sufrir gota.
La mejor dieta para proporcionar la energía suficiente, y prevenir otros síntomas de mala salud es una dieta basada en plantas, carbohidratos integrales (sin refinar), baja en grasa, combinada con una dosis diaria de ejercicio.
«Los cereales, las frutas carnosas, los frutos oleaginosos, las legumbres y las hortalizas constituyen el alimento escogido para nosotros por el Creador. Preparados del modo más sencillo y natural posible, son los comestibles más sanos y nutritivos. Comunican una fuerza, una resistencia y un vigor intelectual que no pueden obtenerse de un régimen alimenticio más complejo y estimulante”. Consejos sobre el Régimen Alimenticio, pág. 95.
¡La naturaleza sabe mejor!