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¿Podrían los Movimientos Derechistas en América y Europa Conducir a una Ley Dominical?

País tras país en el mundo desarrollado occidental, está teniendo un cambio. Los Estados Unidos no son el único país donde la política tradicional «izquierda» y «derecha» se están desintegrando. El impresionante ascenso de Donald Trump no es el único caso. (Véase también el informe profético titulado “El Fenómeno Trump no Ocurre Sólo en los Estados Unidos” disponible en http://ktfnews.com/es/trumpism-not-just-american-phenomenon/)

Los partidos tradicionales de izquierda de Europa están colapsando. Han tocado fondo porque «la deprimente situación económica, el desafío del terrorismo, la crisis de refugiados, plantean problemas para las cuales los líderes tradicionales de Europa, y sobre todo los de izquierda, no tienen respuestas coherentes».

Long goodbye of the European Left [1]

Parece que la «izquierda» liberal está tomando un giro hacia la derecha para volverse más conservadora. Por su parte, el centro conservador de la derecha ya no coincide con los puntos de vista que fundamenta su partido. Mientras tanto, la derecha europea formada por los conservadores tradicionales también está en caos. «Dondequiera que usted mire, país tras país, los locos y nacionalistas están ganando mientras los pragmáticos conservadores están corriendo asustados.»

It’s not just Donald Trump, the right is tearing itself apart everywhere [2]

Hay un nuevo aumento del «populismo de la derecha» que confunde y derriba las divisiones tradicionales que incluye a políticos como Marine Le Pen del Frente Nacional de Francia; el primer ministro húngaro, Viktor Orban; el primer ministro de Polonia, Jaroslaw Kaczynsnki; el líder del Partido Independencia del Reino Unido, Nigel Farage, e incluso el alcalde de Londres, Boris Johnson (quien desea que Gran Bretaña salga de la Unión Europea). También hay partidos de extrema derecha que han estado haciendo incursiones en Suecia, Finlandia, Dinamarca, los Países Bajos, Grecia, Italia y otros lugares. Todos estos han eliminado la clase dirigente conservadora gracias a su círculo cerrado.

Por parte de los EE.UU., hay un Donald Trump, quien es más bien un insurgente agresivo que libra una guerra en torno a su propio partido y un Bernie Sanders cuyas ingeniosas provocaciones logran recaudar votos a favor pero ninguno mantendría el status quo de cualquiera de sus respectivos partidos. Trump habla con admiración de Vladimir Putin, un atributo que comparte con Le Pen, Orban y Farage.

La defensa de la libertad ya no es necesaria. Es un accesorio. A muchos, tanto en Estados Unidos como en Europa les gusta un poco de autoritarismo, e incluso un poco de racismo. Y la nueva generación de políticos parece complacerse en ello. Para Europa, son los musulmanes. Para Estados Unidos, son en especial los hispanos pero también se incluye a los musulmanes y otros. En Europa, Orban afirma que va a hacer retroceder las instituciones democráticas de Hungría, y se proclama defensor de los «valores cristianos” de Europa. Trump, por otra parte, planea dar más poder a las iglesias si es elegido a la alta oficina del POTUS (Sigla en inglés correspondiente a Presidente de los Estados Unidos).

Europa está abandonando su manto socialista para adquirir el de ultraderecha. Al mismo tiempo, la nueva generación de activistas políticos apenas puede ocultar su desprecio por el sistema de partidos burocráticos. Algunos de los funcionarios del partido laborista británico se han visto envueltos en una controversia por sus declaraciones con connotaciones claramente antisemitas y mostrando lo alejados que están de su internacionalismo tradicional (globalización) permitiendo que haya suposiciones de que el partido soporta la intolerancia.

What You Need To Know About Britain’s Raging Anti-Semitism Scandal [3]

Corbyn, Cameron and Livingstone face questioning by MPs on antisemitism [4]

Hoy en día, las democracias occidentales se encuentran en una confusión general y ya no se ve ningún tipo de orden. La «izquierda» y la «derecha» ya no son realmente la izquierda y la derecha. Y los sistemas políticos occidentales se están quedando dramáticamente cortos para atender estas complicadas realidades sociales. Las democracias liberales son testigos de nada menos que el fin de la política, tal como la conocemos.

¿A dónde lleva esto? Ya hay una reacción contra los izquierdistas y los líderes políticos inclinados a la izquierda. Pero también hay una reacción contra el centro-derecha y los conservadores de derecha quienes no han cumplido sus promesas de campaña y han colaborado con la izquierda, socavando su credibilidad por años.

Junto a esto, se encuentra un trasfondo religioso (testigos Trump y Orban). Con la unión a través del abismo del Vaticano del viejo mundo y el protestantismo evangélico del nuevo mundo que se dan la mano, ¿cuánto tiempo tardará antes de que la nueva realidad haga que los líderes populares sugieran que las leyes de adoración religiosa podrían beneficiar a sus países? No lo sabemos pero quizás llegue antes de lo pensado.

«El romanismo en el Viejo Mundo y el protestantismo apóstata en el Nuevo seguirán una conducta similar hacia los que honran los preceptos divinos». Maranatha: el Señor Viene, pág. 193.


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