En una reciente misa en el Vaticano, el Papa Francisco dijo que aquellas personas que cierran su corazón a las sorpresas del Espíritu Santo son idólatras, obstinadas, rebeldes y nunca llegarán a la plenitud de la verdad. La plenitud de la verdad, se supone, es la idólatra misa católica. Sin duda alguna, los que se nieguen a participar en las formas ecuménicas propuestas por Roma serán considerados por ella como obstinados, rebeldes e idólatras.
Citando el libro de Samuel, el Papa dijo que Saúl había sido rechazado por Dios como rey de Israel porque desobedeció, y agregó: «Siempre ha sido así». Al parecer, el Papa hace ver que los que rechazan el sistema de adoración papal son como Saúl.
También citó a Cristo al decir: «Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente”.
Una vez más, si un cristiano no abre su corazón a las propuestas de Roma, entonces está vertiendo vino nuevo en odres viejos y por lo tanto es un obstinado. «Si usted cierra su corazón a la novedad del Espíritu (presumiblemente, el espíritu ecuménico), nunca llegará a la verdad completa», dijo. Un corazón cerrado, significa que usted no es capaz de cambiar los odres.
«El Espíritu Santo es quien nos guía a toda verdad», agregó el Papa. «Y es por esta razón que se necesita un corazón abierto, un corazón que no sea obstinado en permanecer en el pecado de la idolatría de sí mismo, imaginando que su propia opinión es más importante que la sorpresa del Espíritu Santo».
Roma está elaborando sus argumentos en contra de aquellos que se nieguen a unirse a sus proyectos ecuménicos y entrar en consonancia con los propósitos de ella. Aquellos que ponen la verdad bíblica por encima de las enseñanzas de los hombres, serán acusados de ser obstinados y rebeldes.
«Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.” Apocalipsis 13:7.
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