DailyMail, por Chris Melore: Se han avistado ciervos en todo EE. UU. con crecimientos similares a tumores colgando de sus cuerpos, sumándose a los conejos y las ardillas como animales que muestran signos de una enfermedad generalizada.
Desde el noreste hasta el noroeste del Pacífico, las imágenes en las redes sociales siguen documentando casos de extrañas burbujas que crecen por todo el cuerpo de los ciervos locales, desde la cara hasta las patas.
En los últimos dos meses, se han fotografiado ciervos deformados en Nueva York, Pensilvania y Wisconsin.
Las autoridades responsables de la fauna silvestre ya han identificado la afección como fibroma cutáneo del ciervo, más conocido como verrugas del ciervo.
La afección se debe a un virus que se transmite entre los ciervos en todas las partes de los Estados Unidos, y los expertos han advertido que se está propagando este verano.
El virus se transmite principalmente a través de insectos portadores de enfermedades, como mosquitos y garrapatas, que transmiten la sangre de los ciervos infectados a los animales sanos que se encuentran cerca.
Dado que estas plagas potencialmente mortales se reproducen y multiplican en climas más cálidos, los estadounidenses deben esperar ver más casos de esta afección en cualquier lugar donde vivan ciervos.
El Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Washington ha declarado: «Los papilomas se observan con mayor frecuencia a finales del verano y durante el otoño, probablemente debido al aumento de la actividad de los insectos que pican durante esta época del año».
Este año, los estadounidenses también se han encontrado con conejos y ardillas mutados que han estado propagando sus propios virus específicos de cada especie por todo el país. Estos animales también han sufrido llagas y crecimientos similares en sus cuerpos.
La enfermedad que se ha propagado entre los ciervos este verano forma parte de la misma familia de virus que puede afectar a los seres humanos, conocidos como papilomavirus, que atacan la piel y las membranas mucosas.
En los seres humanos, los papilomavirus causan afecciones como verrugas comunes, verrugas plantares y verrugas genitales, y algunas cepas están relacionadas con cánceres como el de cuello uterino o de garganta.
Aunque tanto los papilomavirus de los ciervos como los de los humanos provocan crecimientos al infectar las células de la piel, la versión de los ciervos es específica de la especie, lo que significa que solo se adapta para infectar a los ciervos y no puede saltar a los humanos u otros animales debido a las diferencias en la forma en que el virus se adhiere y entra en las células de las diferentes especies.
Las verrugas de los ciervos pueden ser pequeñas, como un guisante, o crecer hasta alcanzar el tamaño de un balón de fútbol, y son de color gris, negro o carnosas y, a menudo, sin pelo.
Aunque se cree que los insectos transmisores de enfermedades son los principales responsables de la propagación del virus, el contacto directo con las verrugas también puede infectar a los ciervos.
La Dra. Kristin Mansfield, veterinaria especializada en fauna silvestre del estado de Washington, declaró a FOX13 que los ciervos pueden propagar el virus si comparten las mismas zonas de alimentación, lugares para dormir o postes para rascarse, que suelen ser árboles que los machos utilizan para marcar su territorio durante la época de celo.
Las verrugas de los ciervos se encuentran en toda la zona de distribución del ciervo de cola blanca en América del Norte, por lo que son comunes en todo Estados Unidos, sin que ningún estado concreto se vea más afectado que otros.
Sin embargo, la enfermedad rara vez es mortal. El sistema inmunológico del ciervo combate el virus y las verrugas se reducen y desaparecen por sí solas al cabo de unos meses.
En casos excepcionales, si las verrugas crecen demasiado o se infectan con bacterias, pueden causar problemas como bloquear la visión del ciervo o su capacidad para comer.
Un experto médico declaró al Daily Mail que los estadounidenses deben esperar que enfermedades como esta sigan propagándose a medida que las temperaturas se vuelven más cálidas durante más meses al año.
El Dr. Omer Awan, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland, explicó que el cambio climático ha permitido que los mosquitos y las garrapatas vivan más tiempo y se propaguen a zonas en las que normalmente no habitan.
Aunque los ciervos no pueden transmitir las verrugas a las personas, pueden llevar enfermedades como la de Lyme a zonas pobladas, que se transmite a los humanos a través de las garrapatas que transportan.
«Estos cambios de temperatura están provocando que enfermedades que nunca fueron endémicas en determinadas zonas se conviertan en endémicas», afirmó el Dr. Awan.
«Si nos fijamos en la enfermedad de Lyme, por ejemplo, estamos empezando a verla en zonas en las que nunca antes se había visto, como el sur de Canadá o los estados del norte de la costa este, como Maine», añadió.
Las verrugas de los ciervos no son una enfermedad nueva que afecte a la fauna silvestre. Los científicos creen que existe desde hace siglos, y los estudios sobre los papilomavirus que afectan a la fauna silvestre en Estados Unidos se remontan a la década de 1950.
Si bien los cambios climáticos de los últimos años están contribuyendo a la propagación del virus, el Dr. Awan señaló que hay otro factor que contribuye al aumento de los avistamientos de verrugas en ciervos: las redes sociales.
«La gente está empezando a hablar más sobre ello, está empezando a documentarlo más en las redes sociales y, por lo tanto, se ha producido un aumento considerable de los debates al respecto», explicó el médico.
Conexión Profética:
“Vi que ahora se están conmoviendo las potestades de la tierra, y que los acontecimientos ocurren en orden. Guerras, rumores de guerra, espada, hambre y pestilencia conmueven primero las potestades de la tierra, y después la voz de Dios sacudirá el sol, la luna, las estrellas y también la tierra. Vi que la conmoción de las potencias europeas no es, como enseñan algunos, la conmoción de las potestades del cielo, sino la de las airadas naciones.” Primeros Escritos, pág. 41.